10 minute read

Emprendimiento e Innovación en Tiempos Adversos por José Fabio Ureña Vásquez, MBA

Emprendimiento e Innovación en Tiempos Adversos

Por José Fabio Ureña Vásquez, MBA Cursando maestría en Babson College (Estados Unidos)

Advertisement

Definir qué significa ser emprendedor es diferente para cada uno de nosotros y existen varias definiciones sobre el particular.

En este artículo, haré énfasis en dos definiciones: Joseph Schumpeter define a una persona emprendedora como aquella que “destruye el orden económico existente ya sea a través de: la introducción de nuevos productos o servicios; la introducción de nuevos métodos de producción; la creación de nuevas formas de organizaciones; o la explotación de nuevas materias primas.” (Corbett, Andrew, et al., 2020, p. 2).

Esta destrucción creativa a la que se refiere Shumpeter, es más común que sea a través de nuevas empresas, pero también se puede realizar dentro de una empresa ya existente. Sin embargo, muy pocos negocios cumplen con el potencial de generar esta “destrucción creativa” a la que se refiere Joseph (por ejemplo: Uber, AirBnB, etc.), debido a que necesariamente tienen que ser emprendimientos que sean disruptivos en el mercado, es decir, que cambien las reglas y el cómo se hacen las cosas; así que deja por fuera la mayoría de casos de emprendimiento.

Es a partir de la anterior definición como llego a la segunda, por considerarla más atinada en cuanto a que la definición de ser emprendedor planteada por los autores Andrew Zacharakis, Andrew Corbett y William Bygrave en su libro “Entrepreneurship (2020)”, estos autores definen una persona emprendedora como toda aquella que percibe una oportunidad y crea una organización para provecharla o perseguirla. Yo cambiaría la palabra “oportunidad” por “necesidad no cubierta”, dado que generalmente los emprendimientos surgen como respuesta a necesidades no cubiertas en la sociedad. Además, existen también los emprendimientos sociales, que de igual manera buscan generar dinero, pero con la finalidad de invertirlo en la continuidad operativa del mismo e invertir en busca de soluciones a problemas actuales de la comunidad.

Para analizar el tema del emprendimiento en tiempos de crisis, haré un abordaje acerca de los principales mitos sobre emprender y luego facilitaré una guía para diferenciar una idea de un potencial emprendimiento. Adicionalmente profundizaré en la importancia de tener una ventaja competitiva, el papel de la innovación en los negocios, y en los tres horizontes del pensamiento estratégico.

Mitos Sobre Emprender

Todas las personas emprendedoras se enfrentan a varios mitos que muchas veces constituyen el obstáculo que los aleja de un potencial negocio. Uno de los mitos más comunes es que la idea de negocio tiene que ser única para que tenga éxito. Esto es incorrecto, pues en muchas ocasiones, la idea de negocio ya existe en otra región o país, pero no significa que sea un obstáculo para que pueda iniciarse y llegue a ser exitosa en una nueva región.

Otro mito común es que comentar la idea de negocio con terceras personas incrementa la posibilidad de que alguien más la desarrolle primero. En el mundo hay alrededor de 7,000 millones de personas (incluso en Costa Rica con 5 millones de habitantes). Es muy probable que alguien más haya tenido la misma idea. Por esto, la idea de comentar mi idea de negocio con las demás personas juega un papel fundamental, ya

que abre la posibilidad de obtener más opiniones externas que aporten nuevas perspectivas sobre dicha idea, e incluso la posibilidad de replantear completamente el plan original o si es necesario hacer ajustes a éste.

Lo anterior no quiere decir que hay que dar la totalidad de los detalles de la idea de negocio, pero en ocasiones, es necesario escuchar perspectivas externas, ya que con ellas, hasta podríamos conseguir a un socio-fundador que complemente las habilidades requeridas para desarrollarlo. De ahí se deriva otro de los mitos: hay que emprender por cuenta propia y sin ayuda de terceros. Asociarse con alguien para desarrollar el potencial emprendimiento es favorable dado que, como mencioné anteriormente, se cuenta con un equipo más diverso y completo, que además aporta una perspectiva distinta del negocio. Además, ante inversionistas profesionales, un buen socio le da más credibilidad a la empresa, por lo que resulta favorable en caso de buscar este tipo de inversión.

Posiblemente, el mito más común es que, al no contar con los recursos económicos suficientes para iniciar un emprendimiento, es mejor no pensar en ello. No obstante, para iniciar un proyecto, resulta de gran valor, echar mano de los recursos que se tengan disponibles y poner en práctica el conocimiento, la experiencia, habilidades y destrezas que se tiene acerca de la idea. Luego, construir una red de contactos, amigos, familiares, lo que a su vez, realizarán un efecto multiplicador. Conforme el negocio vaya creciendo y se generen más ingresos, se puede valorar la posibilidad de inversiones para mejorarlo, o incluso hasta diversificarlo.

Pensar que tener una idea de negocio es equivalente a ser emprendedor es otro de los mitos. Todo emprendimiento surge de una idea, sin embargo, no todas las ideas se convierten en emprendimientos. Lo importante no es la idea como tal, sino la posibilidad que tenga de desarrollarla y construir un negocio exitoso. Además, en el ámbito emprendedor es más relevante tener un equipo con cualidades y desempeño sobresalientes (aunque la idea no sea tan buena), que tener una idea sobresaliente con un equipo no tan capaz.

Lo ideal para formar un equipo estelar es asociarse como máximo con otras 2 personas que complementen los requerimientos básicos para sacar el emprendimiento adelante, sin la necesidad de recurrir inicialmente a contrataciones de personal y operando con los recursos que se tengan a la mano. Por ejemplo, si mi emprendimiento es un producto financiero, pero involucra una aplicación para teléfonos inteligentes o una plataforma en línea y mi fuerte son las finanzas, pero no conozco sobre desarrollo de software y aplicaciones, lo ideal es asociarme con alguien que sí posee ese conocimiento. Personalmente, recomiendo que sean como máximo tres socios fundadores, para evitar dilución de poder en la empresa y agilizar la toma de decisiones.

Idea Versus Potencial Emprendimiento

Primero, para que nuestra idea sea un potencial emprendimiento hay que enunciar fácilmente el prospecto de cliente, el cual tiene que estar claramente definido. Para esto, se puede hacer uso de “personas” que son personajes ficticios con los rasgos y características del potencial cliente (por ejemplo: edad, lugar de residencia, lugar de trabajo, estado civil), hay que ser lo más específico y detallado posible. Entonces, si mi idea de negocio es un servicio de preparación y envío de comida, puedo definir a mis “personas” como una pareja de 38 años de edad, profesionales, con trabajo estable, que viven en el sector cerca de dónde va a estar ubicado mi local, y que les guste comer saludable pero que no les guste cocinar (o no tengan tiempo para hacerlo).

Además, se debe siempre considerar si el ambiente actual es el adecuado para desarrollar el potencial emprendimiento. Por ejemplo, abrir un salón de fiestas en un contexto de pandemia probablemente no sea la mejor idea, aunque bajo las circunstancias pre-COVID19 fuera una excelente idea de negocio. También es importante tener presente qué recursos se tienen a mano y si son suficientes. No me refiero únicamente al acceso a recursos económicos, sino también a las habilidades, los conocimientos, y la experiencia del equipo de trabajo.

Para determinar el potencial de una necesidad no cubierta es necesario tener claro qué voy a ofrecer a mis clientes que los haga decidirse por mis productos o servicios respecto a otros negocios que realizan una actividad similar (competidores). Esta será mi ventaja competitiva. Esto no sólo ayudará a atraer clientes, sino también a que el emprendimiento sea financieramente viable, ya que es lo que garantiza que mis clientes me sigan comprando a futuro (recompra).

La Innovación en los Negocios

Otro aspecto fundamental para salvaguardar el éxito tanto de un emprendimiento como de una empresa en marcha es la innovación. A este respecto, Schumpeter definió la innovación como “el proceso de mutación industrial, que incesantemente revoluciona las bases de la estructura económica, destruyendo incesantemente la vieja estructura y constantemente creando una nueva” (Śledzik, K., 2013, p.90). Ahora bien, pensar que la ventaja competitiva con la que se inició se mantendrá para siempre no sólo es una equivocación, sino que es irreal. Es por esto que la innovación es clave para cualquier empresa, sin importar su tamaño o antigüedad, ya que asegura que siempre se estará un paso adelante en un ambiente de negocios tan dinámico como en el que vivimos. ¿Cómo puedo fomentar la innovación tanto a nivel personal como a nivel de la empresa? No hay una respuesta única o una solución generalizada que aplique a todos y todas. No obstante, mantener un diario de reflexiones es una excelente idea. Consiste en anotar todas aquellas ideas que surgen y luego, revisarlas y analizarlas con más detalle.

Otra forma es leer libros sobre emprendimiento o sobre temas relacionados con nuestros gustos o intereses, así como también asistir a reuniones o actividades de emprendedores de la localidad (por ejemplo: Primer Martes Costa Rica12), de manera que estemos actualizados sobre las tendencias de nuestra industria de interés.

Los 3 Horizontes del Pensamiento Estratégico

El pensamiento estratégico es la habilidad que tenemos las personas de afrontar retos de una manera creativa y atípica (lo que podríamos llamar pensar fuera de la caja). Como emprendedores podemos aplicar el esquema de los tres horizontes del pensamiento estratégico para valorar las necesidades no cubiertas y su continuidad en el tiempo.

Primero, se tienen las necesidades que surgen en respuesta inmediata a una situación adversa. Son las necesidades no cubiertas que existen o se potencian hoy y que probablemente no vayan a existir, o cuya demanda disminuya considerablemente luego de que la situación se “normalice”. Por ejemplo, el incremento en los servicios de reparto de comida, o el incremento de las compras en tiendas virtuales, el surgimiento de negocios que producen o importan mascarillas y caretas, en momentos del COVID-19.

Un segundo horizonte lo constituyen todas aquellas necesidades no cubiertas que surgirán inmediatamente después de que pase la situación adversa, es decir, durante el periodo de recuperación de la crisis. Por ejemplo, en el contexto de la pandemia actual, es probable que empresas vayan a requerir de servicios de limpieza en sus instalaciones antes de que todos sus colaboradores regresen a sus oficinas, o incluso en el sector manufacturero vayan a contratar temporalmente a más trabajadores para hacerle frente a la demanda inicial, que eventualmente se estabilizará. Esta situación por lo general también es temporal o coyuntural.

Un tercero y último horizonte, nos lleva a pensar que hay necesidades que surgen como consecuencia del cambio en la economía por la situación adversa. Aquí se podrían incluir todas aquellas necesidades no cubiertas, cuyos efectos serán de largo plazo. Por ejemplo, en el contexto del COVID-19, cambios que se den en la legislación que promueva producción local de bienes que anteriormente se importaban, o herramientas que faciliten el teletrabajo, o incluso el uso de nuevas plataformas sociales.

En general, este enfoque basado en los tres horizontes mencionados anteriormente, se aplica al pensamiento estratégico, tanto de las empresas ya existentes como en emprendimientos que se enfrentan a situaciones adversas. Este enfoque hace particular énfasis a ir siempre un paso adelante e implica tener una ventaja competitiva dinámica. Es decir, una ventaja competitiva que se va adaptando conforme la empresa se desarrolla y responde a su entorno oportunamente para reinventarse cuando así se requiera.

Los emprendedores jugamos un rol clave para el desarrollo económico de nuestro país, en especial en momentos de crisis para sacar la economía adelante. Es por esto que resulta de vital importancia saber identificar qué ideas realmente tienen potencial de convertirse en emprendimientos y qué debemos hacer para que nuestro emprendimiento crezca y se mantenga funcionando.

Como emprendedores responsables tenemos que saber aprovechar los recursos que tenemos al alcance para construir nuestro negocio inicialmente, tanto conocimientos y contactos, como equipo y capital, esto es fundamental para iniciar una empresa con un nivel de endeudamiento mínimo. Además, debemos tener claro que no hay una receta para alcanzar el éxito, más que saber que siempre lo podemos hacer mejor.

Bibliografía

Śledzik, K. (2013). Schumpeter’s View on Innovation and Entrepreneurship. SSRN Electronic Journal, 90-90. doi:10.2139/ssrn.2257783

Zacharakis, A., Corbett, A. C., & Bygrave, W. D. (2020). Entrepreneurship (5th ed.). Hoboken, New Jersey: Wiley.

This article is from: