5 minute read
Sara Topelson
Para mantener una distancia física adecuada es necesario más espacio, en los lugares de mayor tráfico peatonal, en algunos barrios se han adecuado carriles vehiculares para que la gente pueda caminar y frecuentemente, los restaurantes ofrecen el servicio al aire libre, sobre banquetas y zonas de estacionamiento vehicular. Estas adecuaciones son posibles especialmente en espacios consolidados, de densidad media
De igual manera y tras doce meses de adaptación a la llamada “nueva normalidad” la creatividad de las familias ha motivado acciones para flexibilizar, adecuar y obtener el máximo provecho de su vivienda para trabajar en casa, convertirla en escuela, guardería y centro recreativo; la nueva tendencia deberá tener como premisa la buena iluminación natural, ventilación y la integración de algún balcón o terraza para estar al aire libre.
Advertisement
La proximidad, adaptabilidad y la flexibilidad son puntos clave del futuro de las ciudades donde la población y su salud estén en el centro de su diseño.
En México, la planeación urbana post pandemia puede y debe basarse en nuestra cultura y tradiciones, debemos mirar hacia adentro, hacia nuestro pasado reciente en el que construimos barrios que hoy pueden considerarse la “ciudad de los 15 minutos”; nuestros barrios tradicionales como Coyoacán, Tlalpan, Santa María la Ribera, Mixcoac, Roma y la Hipódromo Condesa, entre otros; son entornos integrados de usos mixtos, diversos, con una buena dotación de espacios públicos, parques, plazas, jardines, camellones y amplias banquetas para caminar y disfrutar el espacio abierto.
En el barrio se concentran todos los satisfactores cotidianos y una diversidad de viviendas unifamiliares y plurifamiliares en pisos con buena iluminación y ventilación natural. Entornos que responden en su gran mayoría a los requisitos de espacios saludables que tienen en el centro del diseño y concepto al ciudadano.
Ciudades más compactas, densas, sustentables, entornos de usos mixtos, todos los satisfactores a distancias caminables.
ARQ. SARA TOPELSON
n Presidenta de la Fundación Centro de Investigación y Documentación de la Casa, AC.
Entendiendo las Finanzas Verdes
Los desarrolladores deberán estar preparados y migrar hacia una visión verde-sustentable, en aras de no quedar excluidos del acceso a financiamiento
POR GABRIEL ESPAÑA
¿Sustentabilidad ambiental o rentabilidad financiera? ¿Se pueden ambas? Si algo nos debe dejar claro esta pandemia, es la vulnerabilidad humana, de nuestro entorno, de nuestros medios para generar riqueza, y sobre todo del medio ambiente. Quizá esa es la razón por la que las finanzas verdes y las inversiones sustentables se han convertido en centro de atención recientemente.
Cada vez más, los inversionistas ponen mayor atención a los resultados financieros y sociales de sus inversiones, y es quizá este factor el que está ayudando al rápido crecimiento de las Finanzas Verdes, las cuales están ligadas a la obtención de fondos para el desarrollo de proyectos que generarán un impacto positivo para el medio ambiente, el cual debe ser cuantificable y fácilmente medible.
Durante esta pandemia, a pesar de la volatilidad financiera, los inversionistas acudieron en masa a los fondos y bonos enfocados en la sostenibilidad. De hecho, los flujos de fondos globales hacia este tipo de instrumentos alcanzaron niveles récord para el segundo trimestre de 2020, superando 71,000 millones de dólares, y para fines de 2020, 45,000 millones de dólares en activos financieros se agregaron, totalizando 116,000 millones, incluidos los instrumentos clasificados en línea con las prácticas de sustentabilidad ESG.
La creciente demanda de inversiones sostenibles puede parecer una vieja noticia, y los bonos verdes ofrecen una nueva vía.
¿QUÉ SON LOS BONOS VERDES?
Los bonos verdes recaudan dinero de los mercados financieros para proyectos climáticos y ambientales y son emitidos por gobiernos, corporaciones e instituciones financieras.
A medida que la inversión sostenible se convierte en el centro de la agenda global, han surgido preguntas sobre su impacto en los rendimientos.
En tiempos de alta volatilidad y crisis del mercado, las empresas con las calificaciones de sustentabilidad más altas han superado a sus respectivos índices de referencia. Sin embargo, aún queda un largo camino por recorrer. Incluso con la emisión récord de bonos verdes en 2019, estos representan solo 3% de todos los bonos globales emitidos.
En el mercado mexicano han emitido bonos verdes por parte del sector privado, Banco BBVA, Banorte, Rotoplas, Inmobiliaria Vinte, y estamos seguros de que la lista de emisiones verdes en el mercado se agrandará en el corto plazo.
IMPACTO DE LAS FINANZAS VERDES EN EL DESARROLLO INMOBILIARIO
El sector de la construcción por sí solo contribuye a 40% de las emisiones globales de carbono, incluidas la construcción y la operación de inmuebles. La descarbonización del sector es fundamental para lograr los compromisos asumidos en el marco del Acuerdo de París y los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas (ODS). Cuando se hace correctamente, la descarbonización no solo aborda los desafíos ambientales globales, sino que también puede contribuir al ahorro de costos de operación inmobiliaria, la equidad social, la salud y el bienestar de los inquilinos y empleados.
Siendo el desarrollo inmobiliario una industria intensiva en inversión, tanto en la parte de deuda como en el capital, ante la selectividad en las inversiones que realizan intermediarios financieros, así como las exigencias regulatorias que se están aplicando en el mundo, la demanda de un mercado consumidor más exigente en productos inmobiliarios sustentables, así como el cumplimiento de altos estándares de diseño y construcción en la industria, están sin duda construyendo barreras de entrada que empezarán a limitar a desarrolladores y constructores inmobiliarios que no se encuentren alineados a las mejores prácticas ambientales globales, lo que repercutirá en el corto plazo en la escasez de recursos financieros para el desarrollo de proyectos fuera de estándares verdes.
Estas mega-tendencias hacen replantear estrategias inmobiliarias, tanto por parte de los desarrolladores, como por parte de los inversionistas, pues los efectos en el cambio climático están impactando los valores de recuperación de los activos inmobiliarios, lo cual tiene una injerencia directa en la percepción de riesgo en el desarrollo de dichos proyectos, impactando el costo del capital de los mismos, lo cual afecta la tasa de interés de créditos para la construcción, así como en la expectativa de retorno financiero a inversionistas inmobiliarios.