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Palabras de siempre, nuevos significados

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Pie de página

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Palabras de siempre, nuevos significados

Las palabras de siempre se utilizan para dar nombre a los nuevos referentes americanos, desconocidos y diferentes de las realidades que habían nombrado hasta entonces. El cambio de referencia, basado en algún parecido entre la realidad nueva y la conocida, o entre sus propiedades y aplicaciones, genera cambios semánticos; el sentido con el que se había venido usando la palabra en el español peninsular se transforma; surgen nuevas acepciones; como afirma Juan Antonio Frago, se produce una suerte de «acomodación semántica de muchos vocablos españoles a distintos aspectos propios del mundo americano», y esta adaptación se convierte en un «factor muy activo en la creación de americanismos léxicos […]».17

Gonzalo Fernández Oviedo en su Historia General de las Indias explica con detalle el proceso por el que una palabra patrimonial se aplica a una nueva realidad, por cierta semejanza entre esta y la realidad conocida en España; lo refiere acerca del surgimiento de una nueva acepción para la palabra piña, que hasta el momento había servido para designar el fruto del pino:

El cual nombre de piñas le pusieron los cristianos, porque lo parescen en alguna manera, puesto que estas son más hermosas e no tienen aquella robusticidad de las piñas de piñones de Castilla; porque aquéllas son madera, o cuasi, y estas otras se cortan con un cuchillo, como un melón, o a tajadas redondas mejor, quitándoles primero aquella cáscara, que está a manera de unas escamas relevadas que las hacen parescer piñas. Pero no se abren ni dividen por aquellas junturas de las escamas, como las de los piñones. Por cierto, así como entre las aves se esmeró Natura en las plumas con que viste a los pavos de nuestra Europa, así tuvo el mesmo cuidado, en la compusición y hermosura desta fructa, más que en todas las que yo he visto, sin comparación, e no sospecho que en el mundo hay otra de tan graciosa o linda vista. Tienen una carnosidad buena, apetitosa e muy satisfactoria al gusto, e son tamañas como melones medianos […]. 18

También fray Pedro Simón en sus Noticias historiales de la conquista de Tierra Firme en las Indias Occidentales da testimonio de este procedimiento de creación léxica refiriéndose a la piña: «Es una fruta que dan unos cardos tan grandes como melones medianos. Son olorosíssimas y suavíssimas de comer. Llamáronles los españoles piñas, por lo mucho que por defuera se parecen a las piñas de los piñones, aunque en todo lo demás no se parecen en nada. Téngola por la mejor fruta de las Indias, y ay abundancia dellas en tierras calientes».

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A veces se recurre a un derivado de la palabra, que se especializa en nombrar una nueva realidad; así sucede con la palabra uvero, derivado de uva, que designa el árbol antillano que Gonzalo Fernández de Oviedo describe así: «Uvero llaman los cristianos al árbol que los indios llaman guiabara. Este es buen árbol e de gentil madera, en especial para hacer carbón […]. La fructa son unos racimos de unas uvas ralas, desviadas unas de otras, e de color como rosado o moradas, e buenas de comer […]».20

Otras veces se construyen locuciones en las que el núcleo es un sustantivo patrimonial y el complemento señala a la realidad americana. Así sucede con la denominación del guayacán, para el que se alterna el propio indigenismo con la locución palo santo: «Assí en las Indias como en estos reynos de España e fuera

d’ellos es muy notorio el palo sancto que, los indios llaman guayacan […]. Ay muchos d’estos árboles e muchos bosques llenos d’ellos, assí en la ysla Española como en otras yslas de aquellas mares».21

Las nuevas acepciones, los nuevos derivados y las nuevas locuciones empiezan a difundirse y a tener arraigo entre los hablantes; la mayoría de ellos en la orilla americana, algunos en la orilla española. Los americanismos léxicos y semánticos habían llegado al español para quedarse.

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