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Palmas

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Palmas

La abundancia y la variedad de palmas propia de la naturaleza antillana es la responsable de la adopción de numerosos indigenismos que perviven localmente para designar las especies autóctonas. El aprovechamiento ancestral de sus hojas y fibras para la fabricación de enseres domésticos o como cubiertas de techumbres ha favorecido la conservación y la vigencia de las palabras que las nombran.

El indigenismo yagua (ca) se refiere a cierto tipo de palma, pero también al tejido fibroso que rodea la parte superior del tronco de la palma real. Su aprovechamiento es antiguo. Bartolomé de las Casas, que las llama «camisas de palma», nos da una idea de su valor: «En ella le tenían aparejado un estrado de camisas de palma: […] son mui limpias y frescas, i que con una se cubre un hombre i defiende del agua como si se cubrieses con un gran cuero becerro o de vaca; son para muchas cosas provechosas […] i llámanlas yaguas».130 La voz ha desarrollado los derivados yaguazo, para referirse a un golpe duro, y yaguacil, que denomina a la cubierta del racimo de la palma real, que puede usarse como recipiente. Además forma parte de numerosas locuciones en el español dominicano; cargar con yagua donde hay palmar es una locución verbal para expresar que se lleva algo a un sitio donde abunda; si dos personas se parecen en su aspecto o en su comportamiento son yaguas del mismo paquete.

Guano (t) y miraguano (t) son los nombres de ciertas palmas y de sus hojas; entre sus utilidades está la cubierta de techos o la fabricación de escobas, sombreros o árganas, la denominación dominicana de las alforjas. Las voces jaba (ca) y macuto (ant) designan en el español dominicano una especie de cesta tejida con las hojas del guano o de la cana. Bartolomé de las Casas menciona la jaba, con la variante gráfica haba, en su Historia de las Indias: «Tenía luego allí encubierta una cestilla hecha de palma que en su lengua llamaban haba llena –o parte della— con oro».131

Atribuyen origen indígena antillano al nombre cacheo (ant), denominación de una palma de palmito muy valorado por su dulzor y con cuyo jugo fermentado se elabora una bebida conocida como cacheo o guarapo de cacheo. En el español dominicano se usa la expresión coloquial tener de cacheo a alguien para indicar que se le causan frecuentes molestias y perjuicios.

Para la descripción del fruto de las manaclas (ant), variedad de palma antillana, Gonzalo Fernández de Oviedo acude a la comparación con el tamaño del jobo; por si sus lectores desconocían esta fruta americana, echa mano además de la referencia española:

Entre las otras palmas, hay un género dellas que los indios llaman manaca, la cual palma es tan gorda como una pipa, e más e menos; su hoja es como la palma de los dátiles, e en altura es mucha. Echa un racimo de fructa, tan grande como un muchacho de tres o cuatro años, e los granos deste racimo, es cada uno como un hobo pequeño; y porque me entiendan mejor (donde no hay hobos), digo que es tamaño como una aceituna de las gordas de Sevilla, o más.132

El indigenismo yarey (ant) designa tanto a la palma como a la fibra que de ella se aprovecha para la fabricación de sombreros. En el español dominicano se le llama figuradamente yarey al cabello ensortijado.

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