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Primeros antillanismos en la literatura

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Pie de página

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Primeros antillanismos en la literatura

En 1589 Juan de Castellanos escribe sus Elegías de varones ilustres de Indias, una obra en verso que narra la colonización del Caribe antillano y continental. En sus estrofas, como la que nos sirve de ejemplo, podemos leer innumerables términos prehispánicos antillanos, que hemos destacado en cursiva:35

Si vienen fatigados de hambrientos, darémosles comidas bien baratas; darémosles de nuestros alimentos guamas, auyamas, yucas y batatas, darémosles cazabis y maices, con otros panes hechos de raíces.

Darémosles huitias con agíes, darémosles pescados de los ríos, darémosles de gruesos manatíes las ollas y los platos no vacíos; también guaraquinajes y coríes de que tenemos llenos los buhíos, y curaremos bien á los que enferman, colgándoles hamacas en que duerman.36

Estas estrofas nos dan una idea de cómo los indigenismos antillanos van imbricándose con las voces patrimoniales. Juan de Castellanos utiliza en su obra poética palabras taínas (guama, yuca, maíz, hamaca, bohío, mamey), caribes (auyama, corí, anón, macana), arahuacas (batata, cazabe, manatí, guayaba) y algunas de origen antillano, pero cuya lengua madre no se ha podido determinar (guaraquinaje, pitahaya, guanábana, guare).

Así lo hicieron también algunos de nuestros clásicos del Siglo de Oro, que utilizaron voces taínas y caribes en sus obras, aunque no trataran temas americanos o no estuvieran ambientadas en América. Miguel de Cervantes salpicó en sus obras las voces taínas caimán y huracán, y las caribes bejuco, cacique y su variante femenina cacica, loro o caribe:

Fuera yo un Polifemo, un antropófago, un troglodita, un bárbaro Zoílo, un caimán, un caribe, un comevivos, si de otra suerte me adornara, en tiempo de tamaña desgracia.37

No fue huracán el que pudo desbaratar nuestra flota, ni torció nuestra derrota el mar insolente y crudo.38

Lope de Vega, hamaca (t), caoba (c) o bejuco (c):

Que el oro y dones que ofreces será para que le bordes ricas mantas en que duerma, rica hamaca en que repose.39

Góngora utiliza la voz enaguas (t) en este romance jocoso y de picante doble sentido:

Aprieta el jubón al pecho: o, suerte mal empleada, que solo apretarte a pechos puede tomar quien te ama. Al guardainfante perdono y me meto en las enaguas, por açercarme a la fuente que al mediodía se halla; y aunque dicen que el estrecho con peligro le amenaça, la aguja de marear pienso que bien me sacara.40

Francisco de Quevedo recurre al término taíno caimán (t) en este soneto a la mujer despreciada:

Disparado esmeril, toro herido; fuego que libremente se ha soltado, osa que los hijuelos le han robado, rayo de pardas nubes escupido;

serpiente o áspid con el pie oprimido, león que las prisiones ha quebrado, caballo volador desenfrenado, águila que le tocan a su nido;

espada que la rige loca mano, pedernal sacudido del acero, pólvora a quien llegó encendida mecha;

villano rico con poder tirano, víbora, cocodrilo, caimán fiero es la mujer si el hombre la desecha..41

Tirso de Molina, quien, además, tuvo contacto con los indigenismos en América pues vivió dos años en Santo Domingo, incluye cacica (t), iguana (a) y bejuco (ca):

Cuando al querer dar la vuelta nos asaltan infinitas legiones de hembras armadas, en los rostros serafinas pero en las obras demonios, pues tanta piedra lloviznan, tantos dardos nos arrojan, tantos flechazos nos tiran que si no se enamorara de la airosa bizarría de don Gonzalo Pizarro su hermosa reina o cacica, y de mí su bruja hermana, por Dios que nos desvalijan de las almas y que hambrientas o nos asan o nos guisan, porque comen carne humana mejor que nosotros guindas.42

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