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Los indigenismos llegan al diccionario
by CENTRO LEÓN
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Los indigenismos llegan al diccionario
Elio Antonio de Nebrija, autor de la primera Gramática de la lengua española, publicada en 1492, fue también el responsable de que por primera vez un indigenismo americano apareciera registrado en un diccionario de la lengua española. En 1495 encontramos entre las entradas de su Vocabulario español latino la palabra canoa. Sin duda el humanista lebrijano la recogió de los escritos de Cristóbal Colón, que tuvieron una gran difusión en España y Europa. Nebrija estaba al tanto de la existencia de estas nuevas palabras en el español y el hecho de que registre una de ellas en su diccionario nos prueba el grado de implantación que este vocabulario prehispánico iba a ir adquiriendo en el uso en nuestra lengua. Como apunta Manuel Ariza «las fuentes lexicográficas sirven, junto con las citas de obras literarias, como índices de acceso y difusión de estas voces».33
Casi un siglo después, en 1591, el gramático y lexicógrafo Richard Percival publica Bibliothecae hispanicae pars altera. Containing a Dictionarie in Spanish, English and Latine, un diccionario trilingüe (español, inglés, latín) que considera muy útil para el aprendizaje de la lengua española. En él se registran como plenamente incorporadas a la lengua española las palabras antillanas ají (t), bejuco (ca), cacique (ca) y hamaca (t). En 1611 Sebastián de Covarrubias incluye entre las entradas del primer diccionario monolingüe del español, el Tesoro de la lengua castellana o española, trece indigenismos americanos, entre los que se encuentran los antillanismos prehispánicos cacique (c), caimán (t), canoa (t), hamaca (t), huracán (t), maíz (t), tiburón y tuna (t).
Fray Pedro Simón publicó en 1627 las Noticias historiales de la conquista de Tierra Firme en las Indias Occidentales, a las que, como les sucedió a otros viajeros y misioneros, se vio en la necesidad de añadir una «Tabla para la inteligencia de algunos vocablos desta Historia». Se trata de un glosario de voces y acepciones americanas, desconocidas en el español peninsular, que ayuda a los lectores de sus obras a interpretarlas adecuadamente. El paso de Simón por Santo Domingo en 1607 hace que su recopilación, cargada de voces indígenas con amplias descripciones, sea muy valiosa para la historia del español dominicano. Como afirma Juan Antonio Frago, está pendiente el estudio del papel de los religiosos en la difusión de los indigenismos antillanos prehispánicos puesto que ellos «fueron quienes más estrecho contacto mantuvieron con los pueblos indígenas y los que mejor conocieron la geografía indiana por los frecuentes cambios en sus destinos misioneros».34
El siglo XIX impulsó la valoración de las distintas variedades de la lengua española, entre ellas las americanas. La creación de las academias americanas de la lengua española contribuyó al conocimiento de este léxico y a que fuera registrado correctamente. Desde esa primera canoa puesta a navegar por Nebrija en su diccionario en 1495 los indigenismos se han ido incorporando paulatinamente, con distinto impulso según las épocas, no solo a los diccionarios diferenciales americanos, sino a los diccionarios generales de la lengua española.
Como muestra su edición en línea, el Diccionario de la lengua española de la Real Academia Española incluye 124 voces de origen indígena antillano; entre ellas hay 55 de origen caribe, 43 de origen taíno, 18 de origen arahuaco y 8 de las que se sabe que son antillanas, pero cuya lengua de origen no ha podido ser determinada con certeza.