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Aplicaciones medicinales
by CENTRO LEÓN
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Aplicaciones medicinales
El amacey (ant) produce una resina del mismo nombre a la que la tradición popular atribuye el valor de curar la diarrea. La semilla del guatapaná (ant) se emplea para aliviar males de garganta. Al guayacán (t), aprovechado por la dureza y belleza de su madera, se le atribuyen propiedades medicinales, por lo que se ha ganado el nombre de palo santo; en época colonial fue muy valorado medicinalmente para combatir la sífilis, como pondera Bartolomé de las Casas:
Tiene aquesta isla Española cuarenta o cincuento ingenios de azúcar y dispusición para hacer docientos, que valen más y son más provechosos al linaje humano que cuanta plata y oro y perlas en Inglaterra hay. Item, los árboles y yerbas medicinales, señaladamente el palo de guayacán, que no solo para el mal francés o de las bubas, pero para toda enfermedad que proceda de frío y humidad.123
Algunas especies más humildes, como el quibey (ca), planta herbácea venenosa que llama la atención por sus flores blancas; el curamagüey (ant), enredadera venenosa para el ganado; o el jaquimey (ant), un bejuco estupefaciente, no tienen aprovechamiento comercial. Otras como el anamú (ant) son usadas en medicina tradicional para dar friegas. El intenso olor a ajo de sus flores y hojas impregna la carne y la leche de las reses que con ella se alimentan.124
El guao (ant), que Bartolomé de las Casas sitúa en la costa de Higüey y en la isla Saona, tiene una savia cáustica y tóxica, cuyos efectos están descritos detalladamente por Gonzalo Fernández de Oviedo:
Guao es un árbol que es más que planta […]. Es un fuego e potentísimo cáustico, en tanta manera, que cierta leche blanquísima que sale cortando o despezonando las hojas, o cortando sus cogollos, o el zumo de las ramas o hojas, e aun el rocío que sobre tal árbol está, caído en la cara o en cualquier parte de la persona, lo abrasa, cualquiera cosa destas, e lo quema e alza ampollas e lo hincha, que es cosa para admirar.125
A modo de ejemplo el cronista relata una anécdota protagonizada por un recién llegado a Indias que, poco avezado en el conocimiento de la naturaleza antillana, sufrió dolorosas consecuencias:
Y diré lo que vi a un compañero, destos chapetones o nuevamente venidos, que no conosciendo este árbol, estando que estábamos en el campo, él se apartó a hacer lo que no pudo excusar para hacer cámara, e como se quiso limpiar, deparóle su suerte ciertas ramas, allí a par deste guao, e tomó algunas hojas e con ellas limpióse, de tal manera, y quedó tal, que en toda esa noche no pudo dormir ni aun a otros dejó reposar, ni en el día siguiente dejó de padescer tanto ardor en aquella parte, que no se podía valer.126
También nos habla de las aplicaciones medicinales de la leche cáustica del guao, que, utilizada como sublimado corrosivo, servía para limpiar llagas: «es tal, que en lugar de solimán, sirve para comer la carne podrida de las llagas». 127 Por la descripción de Gonzalo Fernández de Oviedo sabemos que las indias utilizaban también la raíz para blanquear la piel; aprovecha además el cronista para arremeter contra la costumbre de usar afeites, tanto en indias como en cristianas:
Y es que las indias desta isla, nuestra Española, algunas dellas que se atreven a padescer por parescer mejor, como han envidia de ver a las mujeres de España blancas, toman las raíces del guao e ásanlas muy bien; e después que están muy asadas e blandas, tráenlas entre las palmas buen rato, frotándolas, e en medio la raíz
e hácenla tornar como pasta de enguente; e con aquello úntanse la cara e pescuezo, e todo lo que quieren que les quede blanco, e sobre aquello ponen otras unciones de hierbas e zumos confortativos para que el guao no las ase vivas o lo puedan comportar; e a cabo de nueve días, quítanse aquello todo e lávanse, e quedan tan blancas que no las conoscerán, segund están mudadas e blancas, como si nascieran en Castilla. Pero ni de las indias que esto hacen, ni de las cristianas españolas que gastan solimán e albayalde en en afeitarse, pocas aciertan a ser monjas ni aun a hacer cosa que honesta sea; y esto baste cuanto al guao. 128
Del ocuje (ant) se valora la resistencia de su madera y las propiedades medicinales de su resina.
En otros casos existen varias hipótesis que explican el origen de una palabra por lo que es necesario seguir investigando para concluir si estamos ante un término prehispánico o no; tal sucede con la voz guanibrey, que en español dominicano designa un bejuco tóxico que se utiliza para pescar echando en el agua sus hojas machacadas para atontar a los peces. Rafael Moscoso apunta en Indigenismos a un origen haitiano del término: «Es corrupción de bois enivré (palo embriagador o emborrachador) con que se conoce en Haití a varias especies […]».129 La historia del léxico dominicano está pendiente de estudio y documentación; bien los merece la variedad de la lengua española que primero se habló en América.