1993
100 años de una pasión
Valentí Massana, primer oro mundial Cuando llegó al Gottlieb-Daimler Stadium de Stuttgart tras marchar durante 20 kilómetros, Valentí Massana pensó en lo que había sucedido un año antes en los Juegos Olímpicos de Barcelona. Recordó la amargura de tener la plata al alcance de la mano y de ser descalificado cuando se veía en el segundo escalón del podio, a la derecha de Dani Plaza. Pero ahora, a orillas del río Neckar, Massana se proclamaba campeón del mundo. El primer campeón mundial del atletismo español. Un año y quince días más tarde de Barcelona. En la misma prueba. Y con parecidos rivales. En la primera mitad de la prueba los marchadores fueron prudentes y un grupo de 24 atletas pasó los 10 kilómetros iniciales entre 42:26 y 42:35, con Valentí en 42:30, situado en el centro del grupo. No hubo novedades hasta el kilómetro 17, cuando Massana se colocó en cabeza y comenzó a tirar, estirando la fila de rivales. Hasta que se despegó de todos y se fue directo al estadio. Hizo 40:01 en la segunda mitad, mucho más rápido que en la primera. Entró victorioso y tras él se desató el caos. El ruso Mikhail Shchennikov y el mexicano Daniel García marchaban segundo y tercero cuando recibieron su aviso definitivo antes de entrar al estadio, pero la comunicación se retrasó y ambos atletas fueron apartados sobre la pista, con el estupor y el escándalo consecuente. Los dos se resarcieron cuatro años después: García fue campeón en Atenas 1997 y Shchennikov se llevó la plata. De los siete atletas descalificados, seis lo fueron en el último kilómetro, en el que se hizo una auténtica escabechina que revolucionó la clasificación. Los españoles salieron bien parados de aquel festival sancionador: Dani Plaza añadió al oro de Barcelona una medalla de bronce mundialista y otro barcelonés más, Jaime Barroso, se clasificó en la cuarta posición. “Esta medalla es la que más recuerdo - ha dicho varias veces Valentí, hoy doctor en Física que trabaja en medidas magnéticas -, porque es la que tiene más valor deportivo, incluso mayor que el bronce en los 50 kilómetros de Atlanta en 1996, aunque todo lo que se refiere a los Juegos Olímpicos tiene una mayor repercusión mediática”.
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Sin embargo, el marchador que surgió en las mismas calles de Viladecans de donde han salido atletas como María Vasco, Reyes Sobrino, Mari Cruz Díaz o Beatriz Pascual, asegura que la gente le recuerda sobre todo por la descalificación en Barcelona 1992, “a pesar de todo lo que he hecho posteriormente”. Como ese bronce olímpico de Atlanta 1996, y antes el mismo metal en los Europeos de Helsinki 1994 y la plata mundialista de Gotemburgo 1995, por citar sólo medallas. Cuatro años seguidos sin bajarse del podio. Los Mundiales de Stuttgart fueron memorables para la marcha española. Además del gran éxito en los 20 kilómetros, Jesús Ángel García Bragado siguió la estela áurea de Valentí y alcanzó el título en la prueba de 50 kilómetros, sólo seis días después, con Basilio Labrador quinto. Y entre las mujeres, que entonces competían en 10 km, Encarna Granados ganó una gran medalla de bronce. Nunca en la historia de esta competición un mismo país había ganado en las dos distancias de la marcha masculina, y hubo que esperar 26 años para que Japón hiciera lo mismo en Doha 2019. En la actualidad, y además de su trabajo como físico, Massana ejerce como entrenador y, en ese Mundial qatarí de 2019, Mar Juárez, su discípula aventajada, fue décima en los 50 kilómetros. Valentí aprendió de un maestro como José Marín, primer medallista español en un Mundial y enseña ahora a las nuevas generaciones. La marcha no para.