1995
100 años de una pasión
Martín Fiz, campeón del mundo En el kilómetro 38 del maratón mundialista de Gotemburgo iban en cabeza el mexicano Dionisio Cerón y el español Martín Fiz. Y justo ahí el centroamericano lanzó un feroz ataque. Martín miró su reloj y no respondió. Alarde de sangre fría, porque el hombre que se iba en solitario camino de la meta no era un cualquiera: tenía mejor marca que él ese año (2h08:30 por 2h08:57), había ganado en la primavera por segunda vez consecutiva en Londres y enlazaba cuatro años corriendo en menos de 2h09. En ambos casos, algo inédito hasta esos momentos. “Habíamos hecho tres kilómetros en 8:45 y faltaban cuatro para la meta; supe que él no podría aguantar ese ritmo, y esperé mi momento”, explicó Martín al terminar la prueba. Y acertó: no mucho después pasaría a su único oponente como un tren de alta velocidad adelanta a un tren de mercancías, y llegaría al Ullevi Stadium con una ventaja de 33 segundos. El vitoriano hizo 14:48 entre los kilómetros 35 y 40, y una carrera de menos a más: 1h06:54 en la primera mitad y 1h04:47 en la segunda. Antes de ese tirón del mexicano, antes de la respuesta del español (pasiva primero, y muy activa después), antes de esos instantes críticos, la carrera la había roto el brasileño Luiz dos Santos en el kilómetro 27. Sólo aguantaron su ritmo los españoles Alberto Juzdado y Martín Fiz, Dionisio Cerón y los británicos Peter Whitehead y Richard Nerurkar. Todos fueron cediendo, Juzdado con flato, hasta que se quedaron en solitario el mexicano y el alavés. En la línea de meta un periodista extranjero preguntó al campeón si el calor reinante en la carrera le había beneficiado, al ser español. Y Martín contestó: “Soy español, pero del Norte, y en Vitoria los inviernos son muy duros, con temperaturas muy bajas”. La victoria de Fiz se produjo un año después de aquel triplete inolvidable en el Europeo de Helsinki 1994 en el que se llevó el oro por delante de Diego García y Alberto Juzdado. Un año antes de que acariciase la medalla en los Juegos Olímpicos de Atlanta 1996 y dos antes de que protagonizase con Abel Antón el no menos inolvidable doblete en los Mundiales de Atenas 1997. Los tres españoles en competición se clasificaron entre los seis primeros: Alberto Juzdado, quinto, y Diego García, sexto. Era la primera vez en la historia de los Mundiales
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que eso sucedía. Si en aquellos momentos hubiera existido la Copa del Mundo por países la victoria española habría sido abrumadora. Y así sucedería en la edición siguiente, dos años después.