1996
100 años de una pasión
El otro gran triplete español El Campeonato de Europa bajo techo ha deparado grandes momentos para la historia del atletismo español y uno de ellos llegaría el 10 de marzo de 1996 en el inmenso Globe Arena de Estocolmo, cuando en el espacio de poco más de una hora los mediofondistas españoles lograban un hecho insólito en esta competición: dominar las tres pruebas de medio fondo y fondo (en realidad serían cuatro medallas de oro en ese periodo de tiempo si añadimos la victoria de Sandra Myers en los 200 metros). El primero en abrir este camino triunfal sería el riojano Anacleto Jiménez (Logroño, 24 de febrero de 1967). El discípulo de Julio Bravo venía de colgarse la plata en el Mundial bajo techo disputado en Barcelona el año anterior tras una apasionante llegada con el italiano Gennaro Di Napoli, a quién casi le arrebata la victoria en los cuadros. Pero en esta ocasión salió decidido a colgarse el oro. La prueba fue lanzada por el griego Panayiotis Papulias, al que le dio el relevo el rumano Ovidiu Olteanu, con Anacleto gastando las fuerzas justas a cola de grupo. En la última vuelta desencadenó su ataque final, con un brusco cambio de ritmo que le dio el triunfo en un registro de 7:50.06, por delante del belga Christoph Impens y del citado griego Papulias. Éste fue el momento culminante de la carrera deportiva de un atleta que también lograría ese mismo año ser olímpico en Atlanta en los 5.000 metros, distancia en la que tuvo en su poder durante un mes el récord de España con 13:08.30. Ese mismo año lograría un gran triunfo ante Fermín Cacho en los 1.500 metros del Meeting de Madrid, con una mejor marca personal de 3:34.47. En la actualidad sigue vinculado al atletismo como director de competición de la RFEA. Al oro de Anacleto se sumó unos minutos más tarde un jovencísimo atleta que iba a asombrar al mundo. Se trata de Roberto Parra, nacido en Socuéllamos (Ciudad Real) el 6 de abril de 1976 y que con apenas 19 años demostró una capacidad competitiva asombrosa desde las mismas eliminatorias. Ya en la final fue el otro español Andrés Díaz el encargado de lanzar la carrera, con Parra corriendo atrás y escalando posiciones según iban pasando las vueltas. Al
170
toque de campana el joven mediofondista español marchaba en tercera posición y en contrameta se situó a la altura del italiano Giuseppe D’Urso, al que rebasó como una exhalación en los metros finales para hacerse con la victoria con 1:47.74. Fue el inicio de un año mágico, pero también con sabor agridulce, para Roberto en el que lograría en verano la victoria en la Superliga europea disputada en el Estadio de la Comunidad de Madrid ante los mejores especialistas europeos y que le clasificaría para los Juegos de Atlanta. Sin embargo, todo se vino abajo cuando al bajar de una furgoneta en Málaga se golpeó la rodilla con la puerta y quedó lesionado. Aunque viajó a Atlanta finalmente no pudo competir. Afortunadamente, tras pasar un año en blanco en 1997, Parra volvió en 1998 al panorama internacional y tras permanecer unos años en los 800 dio el salto a los 1.500 metros, prueba en la que pudo acceder a las finales de los Campeonatos Mundiales de pista cubierta y al aire libre celebrados en el año 2003 en Birmingham y París, respectivamente. Hoy en día sigue enseñando su experiencia a los más jóvenes como colaborador del Comité Técnico de la RFEA. La tercera de las medallas de oro de nuestros mediofondistas en Estocolmo en aquella mágica tarde la protagonizaría otro joven corredor mallorquín. Se trata de Mateo Cañellas (nacido en Inca el 27 de abril de 1972), un atleta que ya había destacado de júnior proclamándose campeón de Europa en Tesalónica en 1991 y que el año anterior se había colgado la plata en el Mundial en pista cubierta de Barcelona por detrás del marroquí Hicham El Guerrouj. En Estocolmo Cañellas se mostró muy superior a sus rivales, corriendo en la parte trasera del grupo en los primeros compases y progresando al final para hacerse con la victoria con 3:44.50 por delante del británico Whiteman y del francés Chékhémani. Fue el último gran éxito internacional de Cañellas, que se retiraría del atletismo muy joven con apenas 26 para dedicarse a los estudios y a la política en Baleares. En la actualidad también está vinculado a la RFEA a como responsable de Desarrollo y Tecnificación del Comité Técnico.