1999
100 años de una pasión
Abel Antón, doblete mundial Abel Antón entró en el Estadio de la Cartuja exhibiendo una bella zancada, como si sus piernas no acabasen de recorrer 42 kilómetros por las calles sevillanas bajo un calor abrasador. Oro indiscutible, con 27 segundos de ventaja sobre el policía italiano Vincenzo Modica. Fue recibido como un héroe. No era para menos: acababa de vencer en casa y se había convertido en el primer maratoniano capaz de ganar dos títulos mundiales, haciéndolo además de forma consecutiva después de su triunfo en Atenas 1997 y colocándose en la estela del etíope Abebe Bikila (Juegos de Roma 1960 y de Tokio 1964) y del alemán oriental Waldemar Cierpinski (Montreal 1976 y Moscú 1980). Más aún: con 36 años y 308 días se acababa de convertir en el corredor más veterano en coronarse como campeón. Lo sigue siendo. El desarrollo de la prueba ofreció una escapada de casi 30 kilómetros a cargo del marroquí El Mostafa Damaoui, hombre optimista que llegó a tener una ventaja de un minuto sobre el siguiente en el kilómetro 20 y que pasó la mitad de carrera en 1h07:24, apuntando a su marca del año (2h15:20). No tuvo en cuenta que el calor tórrido no es buen aliado para estas cosas y acabó decimocuarto. Por su parte, Abel no cayó en la tentación de perseguirle y, haciendo gala de su inteligencia táctica, corrió de atrás adelante. Esta secuencia de datos es significativa: 34º en el kilómetro 5 (a más de 12 segundos del líder), 18º en el 10 (+43), décimo en el 15 (+41), 23º en el 20 (+57), vigésimo en el ecuador de la prueba (+62), pero ya noveno en el kilómetro 25 (+28), siempre tras Damaoui, que poco después cedió la cabeza al japonés Nobuyuki Sato, líder en el kilómetro 30, con Antón séptimo (+19). Y luego, imparable, tercero en el 35 (+24), líder en el 40 (catorce segundos por delante de Sato) y vencedor apoteósico en la línea de meta. Los otros maratonianos españoles cedieron casi desde el principio el protagonismo al que claramente llegaba más en forma. Fabián Roncero perdió muy pronto contacto con el grupo de cabeza y algo más tarde lo hicieron Alejandro Gómez y Martín Fiz, que no pudo repetir el histórico mano a mano de Atenas con Antón. Aun así, Martín terminó muy fuerte y en el último tercio de la carrera ganó posiciones hasta llegar al Estadio de la Cartuja en el octavo lugar
194
El triunfo de Antón fue acompañado por el incansable público sevillano que, pese al calor agobiante, se apiñaba en las aceras del circuito de doce kilómetros de la capital andaluza y que se volvió loco al comprobar cómo Antón aceleraba su marcha dejando atrás a sus más directos rivales. Carrera de atrás adelante, con la cabeza dominando al corazón: primera mitad en 1h08:26 y segunda en 1h05:10. Maestría total. Y España como abrumador líder histórico en ese momento de la prueba atlética de mayor distancia, con tres oros y una plata.