2002
100 años de una pasión
Glory Alozie, campeona de Europa La representante Julia García siempre recordará el día que descubrió a Glory Alozie (Amator, Nigeria, 30 de diciembre de 1977). Fue durante las semifinales del Campeonato del Mundo juvenil de Sídney 1996, antes de que se proclamara subcampeona del mundo de 100 metros vallas en aquella categoría. Y al ver a aquella pequeña atleta de 1,56 metros de estatura y 52 kilos de puro músculo sobre las vallas pensó que era una auténtica bomba.
2009 (seis de 100 metros vallas, siete en 60 metros vallas y uno en 60 metros bajo techo). En el Campeonato de Europa de pista cubierta en Viena 2002 fue desposeída de su título conseguido en la pista por problemas con la licencia de la federación nigeriana. En Múnich 2002 ya sí se proclamó campeona de Europa bajo bandera española. Y en 2003 fue plata en el Campeonato del Mundo de pista cubierta de Birmingham y cuarta al aire libre en París.
Aquellos días, Alozie le contó a García que en Nigeria apenas podía entrenar, que su entrenador cubano pronto volvería a casa y que a ella no le importaría embarcarse en una aventura europea. Durante la primavera de 1997 la vallista nigeriana ya estaba en Madrid y García llamó a Rafael Blanquer, quien inmediatamente adoptó en su grupo a aquella prometedora atleta que se trasladó a vivir y a entrenar a Valencia.
Ya en el verano de 2004, con la cita olímpica de Atenas siempre en mente, Alozie viajó a finales de junio a Reino Unido para competir con su sempiterna camiseta del Valencia Terra i Mar en el Super Grand Prix de Gateshead. Tras haber recuperado la fuerza y la velocidad después de medio año lesionada, la atleta hispano-nigeriana abrió gas desde los tacos de salida, como hacía siempre que estaba al tope de sus facultades físicas, y su carrera pasando cada valla como una explosión de fuerza quedará para siempre como una de las imágenes del atletismo español: 12.57, nuevo récord nacional y todo un manual de elasticidad y potencia para la posterioridad. Era la undécima vez que Alozie bajaba de 12.60 y la primera y la última vez que lo hacía como española.
Compitiendo bajo la bandera nigeriana, pronto llegaron en 1999 los subcampeonatos mundiales de pista cubierta en Maebashi y al aire libre en Sevilla. Pero unos días antes de Sídney 2000, todo cambió para siempre: mientras Alozie competía en Japón en un meeting preolímpico, recibió la terrible noticia de que su novio, compañero de entrenamientos y amigo de la infancia Hyginus Anugo acababa de fallecer atropellado en los alrededores de la villa olímpica australiana. La atleta nigeriana viajó rápidamente a Australia. Con el único apoyo de Blanquer y García tuvo que resolver la repatriación del cadáver, mientras que su país natal se desentendía de todo. Víctima de la rabia compitió en un estado de intensidad tremendo hasta logar la plata olímpica y allí tomó la decisión de romper su relación oficial con Nigeria, solicitar la nacionalidad española y comenzar a competir con España. Como un rayo, Alozie siempre será recordada por su fuerza y su talento descomunal en el paso de las vallas, pura explosividad y coordinación encerrado en un envase muy pequeño. Desde 2001 comenzó a acumular récords de España (cinco en 100 metros vallas) y títulos nacionales hasta
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Entre todos los fantasmas del pasado más inmediato, finalmente los Juegos Olímpicos de Atenas no terminaron siendo la fiesta que Alozie y el atletismo español habían soñado, a sólo cinco centésimas de aquel récord de Gateshead, pero fuera de la final. Y siempre dentro de una trayectoria de primera línea mundial, la vallista continuó luchando contra las lesiones y la dureza de una prueba tan compleja como las vallas hasta conseguir ganar el oro en los Juegos Mediterráneos de Almería 2005 y volver a ser subcampeona del mundo en pista cubierta en Moscú 2006. Tras toda una vida dedicada al atletismo de alta competición que supo encontrar en Valencia y en España el mejor escenario posible para explotar sus cualidades, el verdadero sueño olímpico que hoy en día sigue motivando cada mañana a Alozie ha quedado como el mejor de todos los triunfos posibles: seguir soñando para que otros niños y niñas como ella puedan seguir creciendo en el atletismo y llegando a lo más alto desde el mismo corazón de África.