1958
100 años de una pasión
Tomás Barris, un pionero Hoy en día nos parece normal ver a los grandes atletas españoles en las mejores reuniones atléticas del calendario internacional. Sin embargo, el hecho de que en los años cincuenta un atleta español saliera a competir por Europa era poco menos que impensable. Sin duda, el hombre que rompió esa barrera fue Tomás Barris Ballestín. Nacido en Barcelona el 1 de febrero de 1930, Barris se inició en el atletismo en la Jean Bouin de 1947, cuando con apenas 16 años se clasificó en segunda posición en la carrera escolar de la prestigiosa e histórica prueba barcelonesa que lleva el nombre del mítico corredor francés subcampeón olímpico en Estocolmo 1912 y que murió en el frente en la Primera Guerra Mundial. En los años sucesivos, Tomás fue mejorando sus prestaciones y en su progresión resultó decisivo el entrenador finlandés Olli Virho, que fue contratado para ponerse al frente de la preparación de los atletas de la federación catalana de cara a los Juegos del Mediterráneo de Barcelona 1955. Año en el que precisamente Barris batió sus primeros récords de España individuales. A partir de aquí su progresión fue imparable, gracias en gran medida al mecenazgo de Juan Antonio Samaranch, futuro presidente del Comité Olímpico Internacional y en aquel entonces delegado de deportes del Ayuntamiento de Barcelona, que permitió que Tomás Barris viajara a Friburgo para entrenarse con uno de los más reputados técnicos de la época, Woldemar Gerschler. De su mano llegaron sus famosas giras europeas, destacando su actuación en la localidad finlandesa de Turku el 29 de agosto de 1958 donde dejó un récord de España de 1.500 metros para la historia con un registro de 3:41.7 que en aquel momento fue la decimonovena mejor marca mundial de todos los tiempos y que tuvo que esperar diez años para que otro corredor español la mejorara. Los desplazamientos para competir entre las grandes ciudades europeas no eran fáciles en aquellos tiempos y en muchas ocasiones había que recurrir a la picaresca como el propio Barris explicaba: “De las muchas invitaciones que recibía, exigía la mitad del importe del vuelo desde Barcelona a la localidad en cuestión, pero en vez de dinero me lo abonaban en billetes de avión abiertos. Fui acumulando tantos vuelos pendientes que, al tener la duración de un año, me permitían luego viajar a otros sitios”. Hay que recordar que en aquellos años las normas de la IAAF eran muy estrictas con el profesionalismo e impedían a los atletas cobrar dinero en metálico por sus actuaciones.
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Tomás Barris siguió compitiendo hasta el año 1965, despidiéndose con dos mejores marcas nacionales M35 en 800 (1:53.9) y 1.500 metros (3:51.8), que permanecieron en vigor hasta 1988. A lo largo de su trayectoria estableció 34 récords de España y consiguió 16 títulos nacionales (7 en 800 metros y 9 en 1.500 metros). Tras su retirada, Barris siguió siendo un colaborador muy activo con el atletismo español, y aun hoy cumplidos los 90 años sigue aportando su experiencia en nuestro deporte.