Detenerse María Antonia González Valerio
L
a pandemia actual parece habernos puesto
Pero las acciones que pueblan nuestra vida cotidia-
enfrente la posibilidad extraña, siniestra y
na y que nos hacen vivirla en movimiento constante
quizá incluso única en nuestras existencias
persiguiendo esto y aquello, y luego esto y aquello
de podernos detener. Pensarlo causa ansie-
y todavía aquello más, son acciones volcadas hacia
dad. Vivimos de modo tal que detenerse es algo incon-
fuera, numerables y que generan productos también
cebible. Siempre hay demasiado qué hacer. Nunca hay
numerables.
tiempo. El ajetreo intenso parece imparable. Es frenético. Todo va rapidísimo. En la vida cotidiana, nunca tengo tiempo de nada. Eso es un tema constante. El mayor impedimento casi
Pensar, simplemente pensar. O bien mirar por la ventana, simplemente mirar. No pensar para algo o en algo. No mirar para contemplar el paisaje y obtener regocijo.
a lo que sea. El tiempo termina siendo el orden supre-
Pensar sin más, mirar sin más.
mo según el cual dirigimos nuestras vidas urbanas.
Eso sería detenerse.
Cualquier cosa que queramos hacer toma tiempo, se
Estar, simplemente estar.
da en el tiempo, consume tiempo. Y tiempo es de lo que
Eso sería detenerse.
carecemos. No tengo tiempo de nada. Y eso que me
Pero no es posible. No hallo la forma de detenerme.
apuro mucho y hago mucho. Al final (del día, de la jorna-
Aun cuando con la pandemia parecería que estaba allí
da, de la década) me doy cuenta de que no he parado de
la oportunidad única de parar.
moverme. Pero tampoco estoy segura de haber hecho
La academia ha sido implacable y acrítica. En
algo. Todo se diluye en acciones, movimientos, activi-
ningún momento se ha tratado de que nos detenga-
dades, logros, metas, trabajos… Hay una falta de coin-
mos. No. Se ha buscado, por el contrario, la produc-
cidencia entre tanta acción (¡siento que jamás me he
ción ingente aunque ahora en formato digital. Textos
detenido más que a tomar aire por unos instantes!) y
de difusión, reflexiones de ocasión, entrevistas, artí-
su resultado (y eso que hago de todo un poco).
culos, programas de radio, proyectos de investiga-
De alguna manera me he acomodado a pensar la
ción, conversatorios, seminarios, jornadas, coloquios,
acción como aquello que produce algo (una poiésis
congresos… Y todavía más cosas de extraños nombres
diríamos con la filosofía griega clásica). No como acción
y aun de peor traducción (webinars ja, ja). Horas y
sin más. Si la acción produce algo y tiene un fin determi-
horas de contenidos teóricos en línea producidos en
nado está siempre fuera de sí. Esa acción que está liga-
los últimos meses: podcasts, canales de Youtube, IGTV,
da al movimiento no es la única que hay, está también la
grabaciones de Zoom. Muchos formatos multiplica-
“praxis perfecta” (Aristóteles, Metafísica, libro IX), que
dos. No, nunca se ha tratado de parar. Un giro indicado,
es aquella que no concluye, porque no se puede decir
forzado: ahora hay que hacerlo por Zoom. ¿Hacer qué?
que solamente sucede cuando ha concluido: “uno ve y
Grabar los contenidos de las clases. Dicen. Hacer
al mismo tiempo ha visto, piensa y ha pensado, entien-
contenidos digitales. Dicen. Con esquemas, dibujos,
de y ha entendido”. A diferencia de construir una casa,
viñetas, imágenes en movimiento. Dicen.
pues esa acción solamente concluye cuando la casa
Me siento abrumada.
está hecha, el pensar o el amar no finalizan pues se ha
¿Cuántas más horas enfrente de la computadora,
pensado cuando se está pensando y se ha amado cuando se está amando.
en línea, puede una estar? No puedo parar. Nadie puede detenerse.