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C. Fútbol profesional para multitudes
su amigo alcalde “codo a codo” pudo conocer el trabajo municipal por dentro y simultáneamente, acompañarlo en forma permanente en los análisis y soluciones de los problemas que presentaba la ciudad. Fue tal su grado de a nidad con Gajardo, que incluso llegó a colaborarle con ideas para los discursos requeridos en su mandato.
En el período 1963-1967, Floreal es nuevamente elegido Regidor con una buena votación. Por su parte a Santiago Gajardo, los electores lo premiaron con una altísima adhesión, la que contribuyó —por el sistema de la cifra repartidora—, a “arrastrar” a dos candidatos DC más como regidores. Gajardo continúa en la Alcaldía hasta 1964, año en que renuncia para postularse como diputado en las elecciones parlamentarias de 1965. Ante esta vacancia municipal, la mayoría de los regidores opta por Floreal para que asuma el cargo, ya que se le reconoce la labor en terreno que venía cumpliendo, aspecto que incrementa en su cargo de alcalde y como se verá más adelante, le sirve para preparar su posterior llegada al Congreso.
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C. Fútbol profesional para multitudes.
Uno de los desafíos iniciales que tuvo que enfrentar Floreal, en el cargo de alcalde, fue la aspiración que tenía Antofagasta, tal como otras ciudades, de contar con un equipo de fútbol, que la representara en la competencia profesional. En la década del sesenta había gran efervescencia por el fútbol en el país, derivada de la buena actuación que había tenido la selección nacional en el mundial de 1962. Floreal recuerda un lejano intento para que el club Green Cross se trasladara a la ciudad, iniciativa que
no prosperó y, en de nitiva, dicha institución se radicó en el sur del país, dando origen al Green Cross Temuco.
Entre los años 1965 y 1966, casi en forma paralela, los dos clubes más populares de la ciudad y tradicionales adversarios deportivos en la Asociación de Fútbol Amateur, AFA, el Unión Bellavista y el Portuario Atacama, habían postulado, ante la Asociación Central de Fútbol, ACF, su incorporación a la segunda división, aspiraciones que por diversas disposiciones estatutarias, les fueron denegadas.
No obstante, el Club Portuario Atacama persistió en su postulación con una interesante oferta, nacida de la iniciativa de Gustavo Chellew, recién llegado a la ciudad como administrador de la Empresa Portuaria de Chile, Emporchi, que era imposible de rechazar para un club de fútbol profesional: contratar con cargo a la empresa a 15 jugadores del plantel y, además, acondicionar una sede social para el club. Este ofrecimiento creó un ambiente de optimismo generalizado en la comunidad. Se daba por hecho que Antofagasta, con la disponibilidad de un moderno y amplio recinto deportivo y la garantía de poder contar con una planilla de jugadores prácticamente nanciada, tendría la aprobación del ente rector del fútbol profesional.
Sin duda que esta nueva postulación fue bien recibida por la ACF, organismo que sólo puso una condición: los dos clubes que habían postulado debían fusionarse bajo un mismo nombre. Aquí se inició un tira y a oja en el que ninguno de los dos quería desprenderse de su nombre. El Unión Bellavista esgrimía tener más mérito por ser uno de los clubes más antiguos de Chile y haber sido la primera institución en postular ante la ACF. Por su lado
el Portuario Atacama destacaba poseer una mayor cantidad de socios y, además, gozar de solvencia económica, aspecto nada de despreciable en el ambiente futbolero.
Ante esta situación, de intereses contrapuestos, los clubes en disputa recurrieron a Floreal, para que, en su investidura de alcalde de la ciudad, fuera el mediador del con icto, quien asumió el desafío, porque, aun cuando el fútbol para él no representaba un tema vital, era evidente que una gran mayoría ciudadana clamaba por tener la posibilidad de apreciar a un equipo de la ciudad en la liga profesional. Reconociendo su ignorancia en el deporte del balompié, buscó apoyo en dos directivos de cada club. Juan López y Jorge Lara en representación del Portuario Atacama y Eugenio Veloso y Luis Lira, por Unión Bellavista. Luis Lira era pro DC y ex jugador de la Universidad Católica, mientras que Eugenio Veloso era abogado. Estos dirigentes fueron los que más cerca estuvieron y quienes lo orientaron e introdujeron en el especial mundo del fútbol profesional: de la forma cómo se manejaban los contratos de jugadores, de los criterios de reparto de recaudaciones, de los estatutos, del tipo de campeonato, etc. Floreal reconoce que gran parte del éxito nal, se lo debe a los acertados consejos y valiosa información que recibió de ambos personeros.
Con el propósito de tomar conocimiento de cómo se administraban, tanto la AFA como la ACF y lograr claridad respecto de la postulación antofagastina, asistió a varias reuniones en Santiago. Curiosamente se le llegó a acusar de abandono de sus labores municipales. La causa: los viajes que realizó a la capital, intentando allanar el camino, para que Antofagasta pudiera participar en el fútbol rentado. Obviamente que dicha acusación
no prosperó. Una gran mayoría ciudadana, apreciaba en Floreal a un alcalde jugado por una causa del todo popular.
A pesar de sus esfuerzos, Floreal no logró el anhelado acercamiento de las posiciones entre los dos clubes en disputa y el plazo que había dado la ACF, se agotaba. Ante esta coyuntura, tomó el toro por las astas y golpeando la mesa les planteó a los presidentes de ambas instituciones lo siguiente: que tenían plazo hasta las 8:00 hrs., del siguiente día, para comunicarle la determinación, ya que él viajaría a Santiago a informar la decisión nal de Antofagasta y, que de no llegar al acuerdo de una postulación unitaria, informaría que la ciudad renunciaba a su postulación y que él hacía lo mismo con su intervención.
Esta presión dio resultado. Los dirigentes locales le comunicaron que habían llegado al acuerdo de postular, bajo en nombre de Club de Deportes Antofagasta Portuario, actual Club de Deportes Antofagasta, siendo Floreal su primer presidente. Por una de esas ironías de la vida, Floreal a quien poco le llamaba la atención el fútbol, la única vez que lo practicó en un partido de baby, entre apoderados y profesores, convirtió el único gol de su vida, aunque éste fue de chiripa, porque en un entrevero en el área rival, la pelota rebotó en una de sus piernas y se alojó... en el desprotegido arco rival. Para el anecdotario: de esa gestión y ese golpe en la mesa de Floreal, nació el primer club de fútbol profesional de la región.
El balonpié mueve tantas multitudes como recuerdos y, con ese carácter existe un episodio poco conocido. Hasta la alcaldía de Floreal se presentaban variadas iniciativas sociales. Una de ellas totalmente inesperada,