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D. Avatares del día a día
ternal, transversal y entretenido punto de encuentro que posibilita compartir opiniones, inquietudes y re exiones de los más diversos tópicos, en una atmósfera de placentera camaradería y tolerancia. Sin ninguna duda que el cordial entorno característico de esta “convivencia cafetera”, se debe al respeto que suscita la presencia de Floreal.
D. Avatares del día a día.
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Hace unos 15 años, recuerdo haber tenido una conversación con Erika, en la que nos preguntamos ¿qué sería de Floreal si no tuviera a Magaly a su lado? La inquietud se basaba en la dependencia apreciada de él en ella. Nos preocupaba, cómo la ausencia de Magaly podría mermar el entusiasmo y el placer de vivir que Floreal demostraba en su permanente actuar.
Lamentablemente, no todo en la vida transcurre por un camino ajustado, a lo que nosotros los mortales, consideramos “normal” y fue ella la que partió primero. Floreal quedó sumido en un estado de indefensión y apatía. Sólo él sabe a ciencia cierta cuán pesada fue la carga que se le vino encima y lo di cultoso de enfrentar el día a día, sin la presencia de la compañera de su vida.
Quienes estábamos cerca suyo, fuimos testigo de la sensación de desafecto que transmitía. La situación no podía dejar de preocuparnos por su avanzada edad y daba pie a todo tipo de especulaciones.
No obstante, para sorpresa nuestra, según iba pasando el tiempo fuimos apreciando en él, una notable facultad de potenciar emociones positivas, atenuando las negativas, o sea demostrando una extraordinaria capacidad de
resiliencia. Tenía ya a su haber variadas muestras de esta característica. Al respecto señalamos el fracaso de su primer romance, que aspiraba a convertirlo en matrimonio y no prosperó. La pérdida de su cargo de diputado, por su excesiva con anza y sentido de compañerismo. La fallida postulación por un sillón senatorial por la región, dado que la directiva nacional de su partido, no lo blindó. Ahora lo que enfrentaba era el caso más dramático de todos, el deceso de su amada esposa, sin duda alguna, el golpe más fuerte e imprevisto recibido en su vida.
En el momento en que hizo uso de la palabra en la iglesia, durante el responso de despedida de su cónyuge, confesó que tuvo un primer impulso de rebeldía, de revelarse ante la divinidad cristiana, pero luego (re exionando con humildad y voz quebrada), dijo simplemente “¡¡Acepto Señor... Hágase tu voluntad!! ¡¡Consiento que te hayas llevado a Magaly y te pido que la acojas en su vida eterna, como una buena hija tuya!!”. Al respecto, no ha dejado de asistir a la misa de los sábados a las 20:00 horas, en la Iglesia Madre de Dios, tal como lo hacía con ella.
Con motivo de su deceso y la subsiguiente oscuridad y desamparo que nadie podía cambiar, tuvo innumerables momentos para los recuerdos y la amargura. Estas son pruebas de la entereza espiritual que ha tenido Floreal. De levantarse con la frente en alto, cada vez que las contingencias han golpeado su puerta. Algunos de nosotros, hemos apreciado, que su fe fue el soporte que lo sacó del pozo emocional en que se encontraba, y cómo, poco a poco, tornaba a ser el de antes, asumiendo sus circunstancias, reiniciando actividades que lo caracterizaban, pero sin olvidar, obviamente, a la mujer de su vida. Hoy, religiosamente, la visita todos los domingos en el Cementerio
Parque y Crematorio San Cristóbal, con un ramo de rosas rojas bajo el brazo, acompañado normalmente por su apreciado amigo Hiber.
Floreal, ha sido un ejemplo de vida disfrutada en plenitud. Siempre ha tenido una actitud positiva ante la vida, enfrentándola con optimismo y serenidad a la par que ha sabido deleitarse con lo que ha estado a su alcance, sin ambiciones extremas, ni auto reprensiones estériles.
En el otoño de su vida, Floreal ve pasar sus días con la tranquilidad y paz interior, propia de aquellos que han transitado por caminos rectos. Comparte, a diario, con placidez y optimismo con su familia y cercanos. Su mirada continúa serena y límpida, re ejando y manifestando gratitud por lo vivido, sin apreciarse en él, ni una sombra de frustración que llegue a opacar su bonhomía. Esta actitud de Floreal, retrae un pensamiento del lósofo y teólogo danés Kierkegaard, quien sostenía que “La vida debe ser comprendida hacia atrás, pero vivida hacia adelante”.