Revista Porro y Folclor No. 26

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Rescatando la Cultura y el Folclor de Colombia

Alejan o Duran

Edición 26. enerojunio de 2019
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Porro y Folclor es una publicación de la Corporación Artística y Cultural Recreando Año 17 / No. 26 / enero - junio 2019

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Porro y Folclor no se hace responsable de las opiniones y conceptos emitido por los autores. No compromete los criterios de los editores Todos sus artículos pueden ser reproducido por otros medios impreso, siempre y cuando se cite su precedencia. Medellín, Colombia

1 Contenido Editorial 2 Canciones colombianas en italiano 3 Vallenatos en guitarra: Ciénaga y Codazzi, dos referentes magistrales 6 Alejo y Alicia adorada 10 Personajes de la 13 Ara… Poniendo alas a La Gabriela 14 Ramón Paniagua: una dinastía musical de Medellín 16 Enriqueta Valdés canta el bullerengue de Chucunate 20 Guillermo González: grande entre los grandes músicos de Colombia 24 García Márquez: un ciudadano del universo 27
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Editorial

La juglaría como aporte a la memoria cultural

En una reciente entrevista, que circuló en las redes sociales, el autor y cantante de música vallenata, Rosendo Romero, hermano de Israel, el acordeonero del famoso Binomio de Oro, pronunció una de las frases que marca el rumbo de la música en la actualidad: “el país necesita más música porque está emocionalmente enfermo”.

Lo que Romero revive en pleno siglo XXI es la discusión que dio la Escuela de Frankfurt, en el pasado siglo sobre la utilización ideológica del arte, que ahora llaman “entretenimiento”, y especialmente de la música y sobre el papel que juegan los medios de divulgación en moldear la voluntad de los individuos hacia un consumo sin criterio ni ley que impone las dinámicas del mercado.

De acuerdo con el filósofo de la Universidad de Antioquia, Mauricio García Echeverri, para Theodor Adorno, uno de los máximos representantes de esta Escuela, la función ideológica del arte está relacionada con la diversión. “Para entender la forma en la cual Adorno caracteriza la pérdida de experiencia individual en cuanto a la música, se mostrará el modo en que se desarrolla la experiencia musical en un mundo administrado en el que la música es ya ideología. Como falsa conciencia, se crea una historia del espíritu cuyo fenómeno muestra cómo el entorno cultural es puesto bajo un determinado pensamiento histórico, que tiende a ignorar las contradicciones y conflictos existentes en una sociedad” (Revista Ciencias y Humanidades, 2015, págs. 51-92).

Luego, García Echeverri se refiere al término de “música ligera”, que Adorno atribuye a la producción musical con fines solo de mantener estatus quo de la sociedad. “Es caracterizada como ideología, pues es la que está supeditada a las leyes del mercado, a una racionalización económica que de antemano determina cómo debe ser su producción y reproducción. En términos generales, tal tipo de música es la que está de moda”, sentencia García Echeverri.

Pues bien, este número de la revista Porro y Folclor abre una reflexión sobre cómo vamos perdiendo nuestra individualidad y con ella nuestra identidad en lo referente a los “gustos” musicales y la historia de sus protagonistas. Así lo manifiesta abiertamente el maestro Ramón Paniagua, como también el artículo sobre la cantadora de bullerengue, Enriqueta Valdés Robledo, que buscan visibilizar el aporte de nuestros ancestros a la vida musical de Colombia.

En esa misma línea se rescatan las obras musicales del compositor vallenato Fernando Meneses; la historia de una de las canciones más emblemática de este género, como lo es Alicia adorada; la reivindicación de nuestras canciones andinas, pasillos, bambucos que son más apreciadas en Europa, que en nuestro propio territorio, con la interpretación en italiano.

Por eso es importante mantener esta tribuna, que en cada número nos lleva a los territorios desconocidos de la música y del arte colombiano. Honor a nuestros artistas y honor a quienes nos han brindado alegría por tantos años: los músicos.

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Canciones colombianas en italiano

Existe un trabajo musical titulado Smeraldi musicali di Colombia que por la belleza de su contenido vale la pena contar cómo se logró esta producción.

En 1952 llegó a vivir en Colombia el italiano Vittorio Mastromatteo Pastoreli, nacido en Turín en 1919, que participó en la Segunda Guerra Mundial y fue hecho prisionero en Alemania. Al

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regreso a su país se doctoró en Derecho. Cuando era Cónsul de Colombia en Génova, Jaime Sanín Echeverri entusiasmó a Pastoreli a venir a este país; llegó a Medellín a dictar clases de italiano y en 1953 se trasladó a Bogotá.

Se sorprendió y se enamoró de la belleza de nuestra música y alrededor de 1966 tuvo la idea de grabar algunas canciones colombianas

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Banda Nacional Foto.

en italiano; tocó muchas puertas y no obtuvo respuesta. Entonces con algunos amigos creó una empresa cultural llamada Kosmos y produjo un álbum con 10 temas interpretados por artistas de renombre como Alba del Castillo, Julio César Alzate, Henry Castro, René Gamboa y el italiano Salvatore Castagna; con maestros que hacían parte de la Orquesta Sinfónica, de la Banda Nacional y de la orquesta de Lucho Bermúdez.

junto a la versión en japonés hecha unos días antes en Bogotá por el cantante Yoshiro Hiroishi, nos animó para empezar la realización de nuestra inquietud sentimental y musical”.

Tomado de las notas del álbum “Cómo nació este álbum: aquí decimos solamente que unos de estos mensajes sonoros nos han parecido verdaderamente bellos y dignos de ser conocidos en Italia, como lo han sido en otros países: mas hemos pensado que para poder ser apreciados debidamente también en su letra emotiva o típica y penetrar en el corazón de los italianos, tenían que escucharse en el idioma del bel canto; así habría sido removido el obstáculo de la barrera idiomática. Espumas gana la Palma de Oro en Hollywood en 1966, versión italiana con fines culturales, que se impuso sobre composiciones de ocho países participantes; y este alto reconocimiento obtenido en el exterior,

El álbum trae un folleto grande en español e italiano, con la biografía de todos los cantantes y compositores; explicaciones sobre la geografía de Colombia; descripción de cada uno de los ritmos e instrumentos y hermosas fotografías de los protagonistas y de paisajes como la Catedral de Sal de Zipaquirá, las Piedras de Facatativá y Cartagena. Lo diez temas son:

1. Plegaria al sol. Carlos Vieco - Germán Isaza. Alba del Castillo

2. Cartagena. Adolfo Mejía – Leonidas Otálora. Julio César Alzate

3. Serenata de amor. Jaime R. Echavarría. Salvatore Castagna

4. Noches de Cartagena. Jaime R. Echavarría. Alba del Castillo

5. Danza negra. Lucho Bermúdez. Henry Castro

6. Playa. Rafael Campo Miranda. Henry Castro

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Folclor
Rafael Campo Miranda Foto. https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/5/51/ Rafael_Campo_Miranda.jpg Dr. Vittorio M. Pastorelli. Foto. Smeraldi musicali di Colombia, discos Kosmos, Bogotá

7. Fantasía tropical. Lucho Bermúdez. Alba del Castillo

8. Bésame morenita. Álvaro Dalmar. René Gamboa

9. Espumas. JorgeVillamil. Salvatore Castagna

10. El llanero. Jorge Camargo Spolidore. Julio César Alzate

Es extraordinario escuchar, en un idioma tan bello como el italiano, canciones llaneras, porros estupendos y las obras de Jaime R. Echavarría; y sobre todo, en las voces más importantes que había en el país cuando se hizo esta producción.

Este es un trabajo extraordinario, un esfuerzo enorme que hizo un grupo de personas liderado por Vittorio Pastorelli, un homenaje a la canción colombiana y un reconocimiento a sus compositores e intérpretes.

Ofelia Peláez. Conferencista sobre bolero y música popular, jurado en varios festivales nacionales, escritora de varios libros entre los que se destaca: Alfredo Sadel, cuenta mi alma. Su historia, sus anécdotas, su discografía y fotografías inéditas, Invitada al programa El rinconcito de los recuerdos, de Radio Reloj – Q’hubo Radio, Caracol Medellín

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LP de Espumas de Jorge Villamil Foto. Archivo revista Porro y Folclor Jaime E. Echavarria. Foto. https://http2.mlstatic.com/lp-vinilo-jaime-e-echavarria-serenata-1993-D_NQ_NP_856259-MCO25727003330_072017-F.jpg

Vallenatos en guitarra: Ciénaga y Codazzi, dos referentes magistrales

La música vallenata ejecutada con guitarra ha tenido un proceso evolutivo grande y de gran calado en el ámbito musical colombiano y ha trascendido más de lo imaginado. Prueba de ello lo podemos observar en esa incontenible ola de nuevos compositores, que han hallado en sus guitarras, el instrumento apropiado para darle el toque suave, alegre, romántico o parrandero a sus respectivas creaciones.

Si nos remontamos varias décadas atrás y hacemos un recorrido por todo el territorio, donde este instrumento de cuerdas se asentó y tuvo gran acogida, para la ejecución de los aires populares, que ya cobraban fuerza, podemos afirmar que paralelo con el uso del acordeón, la guitarra fue apetecida en muchos círculos sociales y el formato que se impuso inicialmente fue el de tríos, en los cuales, por lo general el guacharaquero hacía las veces de cantante y dos guitarristas o, en ocasiones, se utilizaba guitarra y requinto.

Este formato se fortaleció a mediados del siglo XX y fue usual que en fiestas o parrandas familiares se escucharan paseos, merengues o sones, pero de igual modo, ritmos del interior como bambucos, pasillos o los de extranjero como boleros y rancheras.

Mención especial, entre los músicos más destacados de ese entonces, es la del cienaguero Guillermo Buitrago, quien se tornó en un referente de expresión muy popular, pues con su picante y originalidad, amén de sus propias composiciones, hizo famosas también las de destacados compositores como Emiliano Zuleta Baquero, Tobías Enrique Pumarejo, Rafael Escalona y muchos más.

Con la muerte prematura de este destacado intérprete, entró en escena otra notable agrupación, como fue la del cienaguero Julio Bovea, que al lado del atanquero Alberto Fernández y de Ángel Fontanilla, cruzaron

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Por Alejandro Gutiérrez de Piñeres y Grimaldi Monumento a las guitarras, Codazzi, Cesar Foto. https://i.ytimg.com/vi/qrfErHALxB0/maxresdefault.jpg

fronteras para que la música vallenata, en especial las obras de Rafael Escalona, fuesen conocidas en países como México, Cuba, Argentina y en Latinoamérica en general.

En la Región Caribe se multiplicó el número de autores y de cantantes de música vallenata, dando origen a estilos bien variados, como Julio Erazo de Guamal (Magdalena), Carlos Huertas en Distracción (Guajira), los tres famosos amigos de Leandro Díaz en San Diego (Cesar), de donde surgió el tema “Tres Guitarras Sandieganas” (Hugo Araújo, Juan Calderón y Antonio Brahim).

No obstante, habiéndose el acordeón posicionado como eje central de la música vallenata, negar el sabor que le da una guitarra a una fiesta, concierto o parranda resulta inconcebible. Es en ella donde hoy se apoyan los grandes compositores, para construir hermosas melodías que posteriormente son plasmadas en múltiples obras.

Puede afirmarse que un acordeón al lado de su amante compañera, la guitarra, adquiere un mayor valor. Por ello en cada festival que esté establecido, se está tratando de incorporar el uso del instrumento de cuerda, al cual me refiero, por ser amigos inseparables.

Dos fortines para la guitarra

Un aplauso grande para quienes tuvieron la feliz idea de darle vida a la guitarra, como elemento indispensable en la construcción de una música cada vez más fuerte y de larga vida, como se viene desarrollando en poblaciones intermedias como Ciénaga (Magdalena) y Codazzi (Cesar).

Ciénaga ha sido y continúa siendo un fortín de la música vallenata con guitarra y motivo de orgullo es que allí haya nacido Guillermo Buitrago, el rey de las festividades en el mes de diciembre.

A pesar de los embates de los emporios comerciales, a quienes solo les interesa cómo llenar sus bolsillos y para ello promueven figuras de corto vuelo, que les garanticen sus propósitos mezquinos, por encima de esos valores que nos tratan de imponer, hay vallenato para lejos.

Un auténtico renacer se ha venido presentando con la música vallenata en guitarra, originando agrupaciones de gran calidad, tales como los Hermanos Carrascal en la ciudad de Valledupar, al igual que el Trío de Oro, o sea los Hijos de Sergio Moya Molina. Sin embargo, es preciso anotar cómo este género tomó fuerza en el interior de todo el país, por ser ritmos alegres y

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Ciénaga Magdalena Foto. https://agenciadenoticias.unal.edu.co/uploads/pics/AgenciaUN_0129_15.jpg

contagiosos y en lugares como los Santanderes, Boyacá, Cundinamarca, Tolima, Huila, Antioquia y el Eje Cafetero es común encontrar a muy buenos intérpretes de estos aires tropicales.

Paralelo al festival de Ciénaga, cada año Codazzi se ha convertido en otro epicentro del vallenato en guitarra, no menos importante, con lo cual se está estimulando a las nuevas generaciones, para que se conviertan en los continuadores de una tradición, es decir, defensores de la identidad cultural e inmaterial de la Región Caribe.

Los momentos de Meneses

Pasemos a Codazzi, donde el amor que allí se profesa a la música vallenata con guitarra ha adquirido niveles muy altos, tal como se desprende de la continuidad de dicho evento, verdadero semillero de artistas de calidad.

Si hacemos una revisión de los grandes compositores de hoy en día, observamos cómo muchos de ellos se han convertido en las fuentes que proveen de temas a los conjuntos o agrupaciones más notables, y no son avezados acordeonistas pero si ejecutan con propiedad la guitarra.

Casos podríamos citar en cantidad, pero voy a referirme por hoy, al médico Fernando Meneses, un exitoso galeno, pero igualmente un gran compositor, que ha sabido unir su inspiración con su talento para ejecutar la guitarra.

El médico ginecólogo, Fernando Meneses, desde muy joven, no desperdiciaba instantes para cantar canciones de su padrino Julio Erazo, que fue su guía para iniciarlo en el campo de las composiciones, pero en cuanto a sus contenidos siempre estuvo presente el poeta chileno Pablo Neruda, a quien le profesaba admiración, y desde ese entonces, ya se intuía en él, un futuro compositor, dada su pasión por la lectura, ante todo por los poemas del amor.

Sus composiciones iniciales las hizo por mediación de Lisandro Meza, a través de un grupo llamado “Los Primos de la Hoz” y continuó posteriormente con Nelson Henríquez. No obstante, fue más adelante cuando su musa inspiradora salió a la luz en toda su plenitud. Su primera canción,

grabada por el Binomio de Oro y cantada por Rafael Orozco en el año 1976, se constituyó en su auténtica plataforma de lanzamiento: Momentos de amor

Fue tal el impacto que tuvo esta canción, que se constituyó en un hito de renovación, por esa estructura melódica donde la lírica entra a jugar un papel clave y se reafirma una “nueva era” que ya había iniciado Gustavo Gutiérrez y que tiene su prolongación en Fernando Meneses, Rosendo Romero y otros más, abriendo paso a un estilo que se ha consolidado con el transcurso del tiempo, y al que se le denomina hoy como “Romanza”, que procura ser reconocido como un quinto aire dentro de la música vallenata.

Las canciones que ha compuesto Fernando Meneses pasan de 350, de las cuales no han sido grabadas sino la mitad de ellas, que constituyen un tesoro para su autor. Muchas agrupaciones se han nutrido con éxito de sus composiciones, como Diomedes Díaz, Carlos Vives, Silvio Brito, Jorge Oñate, Alfredo Gutiérrez, los Hermanos Zuleta, Los Diablitos, Yolandita…

Simultáneamente con el ejercicio de su profesión, aún transita por ese sendero que el mismo inauguró, con la lírica que brota de su inspiración, en la cual se describen sus vivencias con tal naturalidad, que todo el que lo oye, se transporta a esa realidad. Esas son las canciones que perduran, que el público acoge y las guarda en su corazón resistiendo el paso de los años, y no como algo desechable.

Como varón que vive y siente lo que plasma en notas musicales, suele con frecuencia departir con sus amistades, ejecutando su guitarra y entonando sus canciones o simplemente acompañado de un buen conjunto de acordeón, de este eminente cantautor, orgullo de nuestra tierra Caribe y sus músicas.

Su nombre lleva a letras que a lo largo de tres décadas han puesto a soñar, a llorar y a cantar a más de un enamorado. Temas como "Momentos de amor, Relicario de besos y Muere una flor" hacen parte de la lista de 350 temas vallenatos compuestos por él, de los cuales más de 100 han sido grabados en voces como la de Carlos Vives, Jorge Oñate, Los Betos, Diomedes Díaz, Jorge Celedón, Otto Serge, Los Diablitos y Nelson Enríquez, entre otros.

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Aunque en la actualidad su guitarra sigue siendo la amiga que le ayuda a componer canciones, está siempre a su mano y de este modo poder disfrutar con sus amigos en reuniones familiares. A sus allegados les comenta, como todos los temas que compone, tienen como temática el amor y el romance. Sin embargo, es de anotar que en sus inicios, no compuso temas vallenatos. Primero hizo poemas (cerca de sesenta sonetos), se inclinó posteriormente por el bolero y terminó finalmente dedicado al vallenato.

Fue uno de los cofundadores del Binomio de Oro, con Rafael Orozco e Israel Romero, quienes le interpretaban sus canciones, tal como él las deseaba. La inmortal voz de Rafael Orozco, hizo eco en el mundo entero con sus letras. Según su propio decir, “la música que él hace, lo estabiliza y le alegra la vida”. Por eso saca sus ratos para tocar la guitarra y aprovechar lo que compone, con ese estilo innato.

Entre sus composiciones más reconocidas, tenemos:

Momentos de amor Canasta de ensueños

Reconozco que te amo Relicario de besos

Mi mejor canción Después del amor

Cómo nace una ilusión

Muere una flor

Arrepentimiento

Se está muriendo un amor

Mi pedazo de cielo Si se mueren mis canciones

Quise manchar tu alma

Me gustas porque sí

y escritor de temas sobre folclor de todas las regiones de Colombia, pero con énfasis en la región Caribe. Comentarista en varios programas de radio en Cali y director del programa Colombia esta es tu música en Sabrosa Stéreo de Ocaña

Gutierrez.

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Leandro Díaz, músico y compositor Foto. https://www.elheraldo.co/el-dominical/leandro-diaz-un-hombre-que-es-poesia-y-acordeon-631709 Alejandro Expositor, conferencista

Alejo y Alicia adorada

Después de cien años de su natalicio y 30 años de su ausencia, la figura de Gilberto Alejandro Durán Díaz se erige como una de las más representativas de la música vallenata, música que los mercaderes han decidido revolver con cuanto género se les ocurre en aprovechamiento más de un consumo que de una construcción evolutiva y melódica.

La música le venía a Alejo de sus ancestros. Según lo escribí en un artículo que se publicó en el periódico El Colombiano, el 30 de noviembre de 1997, en las páginas 6 y 7 E y luego en el libro Vallenato, cultura y sentimiento, editado por la Universidad Cooperativa de Colombia, en 2005, del cual se retomarán apartes para este texto, el abuelo del artista, Juan Bautista Durán fue un gran acordeonista, tradición que siguió Alejo y su otro nieto, Náfer Durán. Esta vez me centraré en aspectos puntuales sobre una de las canciones inmortales en la música de Francisco El Hombre: Alicia adorada.

Preludio

El Negro Grande de Colombia, el negro Alejo, como él mismo se hacía llamar, fue un artista sencillo, sin los artificios ni la parafernalia que arrastran los seudointérpretes de hoy. Fue el ganador del primer festival vallenato que se realizó en Valledupar en 1968, es decir, hace 51 años venció a los más notables acordeoneros de la época. El tema que se llevó los aplausos en esa edición del festival fue la puya Mi pedazo de acordeón. Ese sería el escenario donde Alejo, por primera vez, interpretara la mejor canción de música vallenata: el son Alicia adorada.

Cuenta Emiliano Zuleta Baquero, padre de la dinastía vallenata de los Hermanos Zuleta, que en 1968 se presentó a competir en el primer festival vallenato al lado de Alejandro Durán, Ovidio Granados y Luis Enrique Martínez, entre otros juglares. Ese día se dedicó a lo mejor que hacen los vallenatos: amenizar una parranda. En

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Alejo Durán Foto.

el fragor de los tragos se le olvidó la competencia, y en la plaza Alfonso López, lo llamaron en tres ocasiones a la tarima Francisco El Hombre, llamados que hacen parte de la reglamentación del concurso. Si al tercer llamado no se presenta, el concursante es descalificado. Así le sucedió al Viejo Emiliano, el legendario juglar, autor de La gota fría

En cierta ocasión que tuve la oportunidad de entrevistar a esa leyenda llamada Alejo, le pregunté: Maestro, usted fue el primer rey vallenato. En una oportunidad dijo que en el Festival lo humillaban cuando afirmaban que usted y el vallenato eran la miasma entidad. ¿Por qué dice que lo humillan?

Con su amplia y sincera sonrisa, contestó: “no lo digo porque el Festival me haya humillado. Al contrario, el Festival me ha dado realce. Lo que me humilla es el público. Con decir que yo soy lo último en vallenato, para mí eso es una humillación, porque no lo soy, ¿oyó? Yo soy un acordeonista que lo hago regular, hasta ahí, ¿oyó? Pero lo último no ha salido todavía. Entonces yo no soy lo último. La palabra “lo último” tiene muchos sentidos, y eso ya no es culpa de nosotros; eso es culpa del castellano, ¿oyó? El castellano nuestro tiene unas palabras... tiene tantos significados, y eso es problema de él”

Fuga

En 1987 la Fundación Festival Vallenato realizó el concurso Rey de Reyes. Se armó la gorda el día de la final porque el veredicto dio como ganador a Nicolás "Colacho" Mendoza y no a Alejandro Durán, como pretendía el público. El mismo Negro Grande de Colombia dijo que se había descalificado con una nota salida de tono, lo que fue tomado al pie de la letra por el jurado. Quedó la sensación de que la nobleza y grandeza de Alejo eran insuperables. Pero como lo dijeron expertos en su momento, entre ellos el periodista Ernesto McCausland, Alejandro debió ser el rey de reyes por todo lo que hizo por el vallenato; por respeto a su figura; por deferencia a su trayectoria y por sus años consagrados al folclor. En resumen, el festival selló el destino de Alejandro Durán y la canción Alicia adorada, compuesta por el también juglar, Juancho Polo Valencia.

El dolor por Alicia

Juan Manuel Polo Cervantes, más conocido en el mundo musical como Juancho Polo, nació el 18 de septiembre de 1918, un año antes que Alejo, en el corregimiento de Candelaria, municipio de Cerro de San Antonio, en el departamento del Magdalena. Cuando tenía seis meses de nacido fue llevado a Flores de María, escenario de la tragedia lírica que dio origen a su célebre composición. Leía poesía, especialmente a Guillermo León Valencia, considerado por los críticos como un poeta menor. El apellido de este autor lo tomó para su nombre musical: Juancho Polo Valencia.

Alicia Cantillo fue la mujer que inspiró a Juan Manuel Polo Cervantes para componer unas de las canciones más bellas y exitosas que ha tenido el vallenato. Alicia murió solita, en estado de embarazo, mientras el compositor e intérprete cantaba en una provincia distinta. Cuando regresó a su hogar, la encontró muerta a causa de un ataque de epilepsia. En el cementerio de Flores de María, pueblo donde vivían, se escuchó por primera vez el famoso lamento Alicia adorada, compuesta por Polo Cervantes.

Allá en Flores de María donde to´el mundo me quiere

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Yo reparo a las mujeres, ay ombe, y no veo a Alicia la mía
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Album: Mi negra no me quiere -Alejo DuránFoto. http://3.bp.blogspot.com/-76vma8qH1hg/VZzEEplTLEI/

Tanto le pido y le pido…

Las dos primeras estrofas de la canción demuestran la desesperación y la angustia por la pérdida de su compañera. Siempre la recordó en todas sus parrandas, porque se volvió bohemio y falleció con su canto parrandero y lleno de dolor. Además, la métrica utilizada por Juancho Polo era la perfecta para Alejandro Durán, que gustaba de los versos cortos, la rima de primera con la tercera y la segunda con la cuarta. Con estas medidas no solo versificaba cómodamente, sino que tenía el espacio requerido para las transiciones entre los acordes altos y bajos de su acordeón.

Como Dios en la tierra no tiene amigos, como Él no tiene amigo quien lo quiera tanto le pido y le pido, ay ombe, y se llevó a mi compañera…

Pobre mi Alicia, Alicia adorada yo te recuerdo en todas mis parrandas…

Como Dios en la tierra no tiene amigos, como uno no tiene amigos anda en el aire, tanto le pido y le pido ay ombe y siempre me manda mis males.

Pobre mi Alicia, Alicia adorada Yo te recuerdo en todas mis parrandas…

Alicia en los fuelles de Alejo

"Yo conocí a Alicia en el año 42. Y me gustaba porque era un lamento. Yo me hallaba con Juancho Polo y le decía, ‘Juancho, tócame a “Alicia”; me la tocaba, y a él se le aguaban los ojos cuando lo hacía; se veía que sentía aquello”. Las palabras son del maestro Alejo Durán, en una entrevista concedida a Marina Quintero Quintero, catedrática de la Universidad de Antioquia, amante del vallenato y directora del programa Una voz y un acordeón de la Emisora Cultural, entrevista que fue publicada en la revista Educación y Pedagogía, del alma máter, con el título Un encuentro con Alejo en la Universidad

Por su parte, Armiño Mestra Osorio, en la sección de Juglares, del portal La Vallenata, escribió que después de que Durán ganara el festival vallenato se interesó más por esta obra musical. Polo Cervantes nunca se imaginó que Alicia sería un éxito cuando se la interpretó en Barranquilla a Jaime Cabrera y mucho menos que Alejo arreglara

el lamento más exitoso y grandioso de la música de acordeón, por esa nota clara y por la expresión lingüística: “Ay ombe”.

El dato que cuenta Mestra Osorio sobre Cabrera fue una de las preguntas que le formulé al maestro Alejandro Durán en la entrevista referenciada:

En la selección para grabar la famosa canción Alicia Adorada, hubo problemas con Jaime Cabrera, el de la casa disquera. ¿Cómo pueden interferir los productores para que un disco que puede ser éxito corra el riesgo de no grabarse?

“A veces por los intérpretes que no le dan el sentimiento a la pieza que deben darle. Y el problema que dicen que hubo, no existió. El problema lo quiso formar un abogado sin tener motivos, sin tener bases. Jaime Cabrera, siendo gerente de la fábrica Tropical, le compró once piezas a Juancho Polo para que las grabara quien fuera, ¿oyó? A mí me gustó Alicia, la cogí y la grabé. Después de que salió Alicia, que pegó

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Alejo Durán Foto. https://chicanoticias.com/wp-content/uploads/2018/11/GH.jpg

tanto, entonces un abogado quiso sacarle plata a la casa. Jaime Cabrera llamó al tipo, al abogado y le preguntó ¿de quién es la pieza?; dice, de Juancho Polo Valencia. ¿Es mayor de edad?; dice, sí, es mayor de edad. Fue y trajo los documentos, donde constaba que él, Jaime Cabrera, le había comprado los derechos de explotación, porque no son los derechos de pieza, sino de explotación. Y se los mostró. El abogado se convenció de que eso lo había vendido Juancho Polo. Estaba registrado en la Notaría Tercera de Barranquilla”.

El juglar de siempre

Alejo Durán partió de este mundo el 15 de noviembre de 1989. Dejó a su paso una estela de música que aún no conocemos en su totalidad. El escritor José Manuel Vergara escribió el libro Alejo Durán. Es un aporte a la memoria del juglar de siempre. Y existe un buen número de artículos publicados en revistas, periódicos y portales, pero falta conocer más a uno de los artistas que marcó el rumbo de un vallenato original, exquisito, romántico y poético. Eso demuestra, afortunadamente, que no se cumplió lo que él mismo predijo en el paseo Los primeros días:

El día que, el día que yo me muriere algún resentimiento llevaré a mi lado… En este mundo voy sintiendo a las mujeres, por su servicio que me tienen dominado…

Y los lamentos del público, escucharán y los lamentos del público escucharán de sentimiento, todos se llenarán…

El día que, y el que yo me muriere algún resentimiento quizá pueda haber Este mundo voy sintiendo a las mujeres, ese es un caso que no puede suceder Y los lamentos en público escucharán de sentimiento, todos se llenarán…

Serán, serán los primeros días el día que yo muera se cierran de luto… Que yo de plazo yo le pongo 15 días en adelante no se acuerdan del difunto Y los lamentos del público se escucharán y los lamentos del público se escucharán…

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Alejo Durán -Foto PortadaFoto. https://www.eltiempo.com/files/multi_especiales_modulares/uploads/2018/04/27/5ae3a6715db80.jpeg Marcos Fidel Vega Seña. Comunicador social, periodista y magister en educación de la Universidad de Antioquia

Personajes de la13 H

ace 29 años llegué a vivir a La Gabriela, manifiesta Aracelly Gómez, mujer que ha ejercido su liderazgo en varios frentes que se juegan el desarrollo de la Comuna 13, San Javier de Medellín. “Mi hija apenas tenía un año”, nos dice, para expresar seguidamente que se encontró a los niños de dicho sector deambulando de casa en casa, pues en el barrio-vereda no había ni siquiera parque –“todavía no lo hay” nos dice con la voz trunca del líder que siente impotencia ante ausencias dentro de su comunidad-.

Tal vez pensando en el entorno en que crecería su hija, vio la necesidad de trabajar con esos niños que sentía desamparados –algunos de ellos, hijos de madres alcohólicas y drogadictas y, por lo general, con ausencia de la figura paterna dentro de sus hogares-. Aracelly habilitó en principio su casa para desarrollar actividades lúdicas con esos niños que, nos dice, eran felices jugando en la piscina de su hija.

El asunto es que se fue creciendo el grupo de niños y con ellos se adelantaba en principio un trabajo muy empírico, el cual se fue organizando mejor una vez se había ganado cierto reconocimiento dentro de la comunidad y que desde la Asamblea Departamental de Antioquia empezaron a llegar recursos: “yo no sé ellos como se dieron cuenta que yo trabajaba con un grupo de niños y fue apareciendo una muchacha con crayolas, colores, plastilina, resmas… material para trabajar… y cada 8 días apoyaban y cada 8 días llegaban más niños de La Gabriela”

Ara… Poniendo alas a La Gabriela

Detrás de los niños empezaron a llegar los jóvenes del sector que, al igual que los niños, merodeaban por los senderos de La Gabriela en lógica de NiNi –ni trabajando ni estudiando-. “Me dispuse a escucharlos –expresa-

y percibí en ellos mucha soledad: no había quien les ayudara en las tareas, quien se pusiera a hablar con ellos…” Gestionó cupos en el SENA para 8 jóvenes y hoy algunos tienen su propio negocio y dan empleo a sus sobrinos y tienen su casa… “Estudiaron ebanistería y yo iba a las reuniones del SENA de Caldas porque las mamás no podían, entonces me delegaban a mi…”

Llegan las ayudas

Ya hacía principios del siglo XXI se dio la posibilidad, con el auspicio del Centro de Investigaciones del Desarrollo Humano (CINDE) de fundar el Centro Familiar y Comunitario (CFC)1, organización que se disponía a trabajar con niños, jóvenes y familias asuntos relacionados con el liderazgo y con el cambio de hábitos de crianza dentro de las familias. Este proceso promovido por el CINDE –uno de los tantos que se llevaron a cabo por parte del Estado luego de la Operación Orión (16 de octubre de 2002)- se puso en marcha, antes de llegar a La Gabriela, en los barrios 20 de Julio y El Corazón. Ya para entonces Aracelly llevaba más de una década en su iniciativa de acompañamiento a niños, jóvenes y familias de ese sector rural ubicado entre la Comuna 13, San Javier y el Corregimiento de San Cristóbal.

El caso es que el CINDE adelanta el proceso de formación en liderazgo y en su pretensión de dejar institucionalidad instalada se dispone a elegir una persona que coordinara el Centro Familiar y Comunitario. El que la comunidad al unísono expresará que Aracelly debía de ser la persona que coordinara dicho Centro se puede considerar un reconocimiento de los pobladores a la labor altruista que esta mujer venía ejerciendo hacía más de diez años, labor que combinaba tanto con los estudios que

1 Que el 17 de julio de 2019 cumple 17 años de fundado.

sobre primeros auxilios adelantaba en el SENA como con las dinámicas de movilización organizacional que se adelantaban en la Comuna 13, San Javier.

Para las familias

Una y otra temáticas promovidas por el CINDE las pone en marcha el equipo de trabajo que ahora Aracelly lidera desde el Centro Familiar y Comunitario. En el caso de los hábitos de crianza, expresa, la primera tarea fue convencer a los padres que no era absolutamente indispensable tener dinero en el bolsillo para compartir con sus hijos. “Entonces empezamos a decirles: no, siéntense con ellos, jueguen con ellos, salgan a caminar por estos senderos ecológicos de La Gabriela…” El asunto, expresa Aracelly, era propender por un cambio de mentalidad entre los pobladores e insistir en la necesidad de dar continuidad al proceso de formación de los hijos: “…vengan papás…, cambien sus hábitos de crianza: “no gritos, más tiempo para sus niños… si uno quiere algo tiene que tener disciplina, ser puntual, ser una persona con compromiso y ser continuo, ser un referente…” y los padres respondieron porque teníamos reunión con ellos semanalmente, con los niños dos veces a la semana y con los jóvenes una vez…

De otro lado se tornaba necesario trabajar el tema del conflicto intrafamiliar, pues era común dentro de las familias el caso de agresión violenta contra las madres. Le llegaron a tratar como “rompe familias” pues muchas mujeres le buscaban para manifestar el maltrato que sufrían a manos de sus esposos o compañeros permanentes entonces Aracelly les hablaba y les daba a conocer la ruta para que pusieran el caso ante las autoridades competentes: “Las mamás ya no se dejaban pegar de sus maridos ni de sus novios…

denunciaban y muchas mandaron el marido a la cárcel… Me consultaban y yo les enseñaba las rutas y les decía que ellas tenían que tomar la decisión”.

El relevo en los liderazgos

Otro de los peldaños propios de nuestras comunidades es la Junta de Acción Comunal, en la cual Aracelly ocupo cargos de secretaria, tesorera, vocal y presidente. En este último cargo por el periodo de cuatro estipulado en la ley y se negó a ser reelecta pues, según nos manifestó, era necesario dar oportunidad a otras personas pues no es amiga de eternizarse en un cargo, asunto común entre muchos líderes que aprovechan esas oportunidades para hacer del trabajo de proyección comunitaria un modus vivendi. Cumplido su periodo de Presidente de la Junta de Acción Comunal, la comunidad invirtió los recursos financieros que ella dejó disponibles en una jornada de esparcimiento en Los Tamarindos (Municipio de San Jerónimo) en reconocimiento a la labor desempeñada por esta líder tanto dentro de la Junta como dentro de la comunidad.

Las huertas de la comunidad

Para retomar las labores del Centro Familiar Comunitario, nos dice Aracelly que dentro de los componentes previstos dentro de los estatutos estaba el ambiental, lo cual le dio a pensar que no se podía reducir su labor a estar dictando talleres de liderazgo y de cambio de hábitos de crianza. Es así que hacia 2011 “…salió esa idea de la huerta… unas señoras que tienen terrenos aquí en La Gabriela nos facilitaros terreno, vía comodato, para emprender el trabajo de huertas que lleva 8 años…” Producto de ello es que inicialmente 15 mujeres de La Gabriela montaron sus huertas

caseras y poco a poco se fueron sumando mujeres de los barrios 20 de Julio y El Corazón, razón por la cual el proceso cuenta hoy con 25 huertas caseras, incluidas la de una mujer que tienen su apartamento en el centro de la ciudad y logro adecuar en su balcón una huerta casera en la que cultiva plantas aromáticas. También está la de la Institución Educativa los Fundadores que montaron en alianza con la Asociación Cristiana de Jóvenes que tiene su sede en San Javier.

Cuando abordamos el tema de dificultades, Aracelly manifiesta que “… lo administrativo y en lo económico, nos duele a todos… uno pasa proyectos a todas partes para conseguir recursos, bien sea como operador o como líder, porque la comunidad requiere de inversión para mejorar sus condiciones de vida…” y termina diciendo Aracelly que “…cuando hay proyectos con buen recurso toca apretarnos para que en las épocas de ‘vacas flacas’ los procesos no se paren pues, al fin y al cabo, lo motiva a uno la sonrisa de los niños, el abrazo de las mamás, la búsqueda de los jóvenes…”

“Ciudadanos como vos” son los que han sacado adelante este sector de la ciudad. Y como "Ara" hay muchos en la Comuna 13, mujeres y hombres que han entregado gran parte de su ser y hacer en pro del poblamiento y desarrollo de la Comuna 13, San Javier, extremos centro occidental de Medellín.

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Ramón Paniagua: una dinastía musical de Medellín

“La música colombiana es la energía, la luz, el motor que me mueve no sólo a mí sino a muchos músicos”

Ramón Paniagua pertenece a una de esas dinastías de compositores, músicos e intérpretes de la música tradicional de Colombia que vive en el corregimiento de La Loma y que por años ha mantenido viva la tradición de artistas colombianos que le han dado gloria al folclor del país y que hoy hacen parte de su cultura

Los Paniagua, una familia que por más de 200 años, luego de su asentamiento ancestral en las laderas del corregimiento La Loma al occidente de Medellín, crearon La banda Paniagua, una de las más antiguas de la ciudad. Ellos han difundido la música tradicional de Colombia como porros, cumbias, gaitas, merecuumbé, pasando por polcas, pasillos, pasodobles, sones, merengues y otros tantos, merengues y otros tantos ritmos de la riqueza musical de las regiones de Colombia1.

familia Paniagua – Álvarez, que viven en el Corregimiento La Loma, ubicado en el Centro Occidente de Medellín. Esta banda aún sobrevive.

Una tradición y riqueza familiar que por años han cultivado arte, pasando por generaciones para llevar por todos los rincones de la ciudad y el departamento sus interpretaciones y creaciones y que han puesto a bailar, gozar y a divertir a habitantes de los barrios y pueblos de Antioquia.

Los ancestros musicales

En un ambiente musical nació en el año 1957 Ramón Darío Paniagua Álvarez. No solo con su padre Ramón Paniagua se vivía y sonaban, por las mañanas hasta las noches, sonidos de trompetas, bombardinos, redoblantes, trombones y bombos, sino que de parte de su progenitora Maira Batistana Álvarez los ritmos colombianos hacían parte de cotidianidad la familia.

Siguió los pasos de su padre, que fundó la banda Colón América2 e integrante de la banda

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La Banda Paniagua se funda en el año 1826 en las entrañas de la 2 La banda Colón América actualmente es dirigida por el maestro Ignacio Paniagua y está ubicada en el Corregimiento La Loma. Ramón Paniagua Foto. Archivo revista Porro y Folclor

Sinfónica de la Universidad de Antioquia, Ramón a los 8 años comenzó a interpretar la trompeta, instrumento del cual se enamora al escucharlo por las mañanas en las retretas que realizaban en el Parque de Bolívar, donde cada ocho día su padre lo llevaba a presenciar los sones de la música clásica y uno que otro ritmo colombiano.

De su padre no solo aprendió los ritmos colombianos, sino la disciplina para entender, leer e interpretar las notas a través del pentagrama, pues sus estudios de primaria y bachillerato los intercambiaba con la enseñanza en solfeo, lectura de pentagrama y conocimiento rítmico de la trompeta, que su tío Ignacio Paniagua le mostraba y lo pulía en el camino de convertirse en uno de los mejores trompetistas de la ciudad.

Su rapidez en el manejo e interpretación de la trompeta lo llevó a la banda Sinfónica de la Universidad de Antioquia. En relación con la importancia que tuvo la música en su vida musical, Ramón Paniagua manifiesta: “… mí tío por parte de mi padre, Luis Ángel Álvarez Paniagua, me invitaba a tocar con la Banda Paniagua, pero no tocaba sino dos piezas: la Feria de Manizales y el porro San Carlos, y no tocaba más… Ellos me daban la oportunidad y viajaba algunos municipios a las fiestas patronales; a los 15 años, cuando terminé en el Liceo Antioqueño, me dediqué a la música…”3

La vertiginosa vida musical

Con los pasos dados en la banda Paniagua, sus toques en la banda Colón América, los estudios de música en la Universidad Antioquia; las enseñanzas de su tío Ignacio Paniagua y el ingreso a la banda Sinfónica de la Universidad de Antioquia, el panorama musical y creativo de Ramón se abre.

A partir de allí comenzó su vida en la música: “… hacía un trabajo alterno con la antigua Orquesta Sinfónica de la Universidad de Antioquia a la cual pertenecí 20 años y durante 14 años fui la primera trompeta. En el año 1983 alguien me regaló un casete de grabadora, que tenía música de un quinteto muy famoso: Canadian Brass; yo nunca había escuchado un grupo de esos… A los dos meses, yo tenía el Quinteto de Bronces en Medellín, realizaba los arreglos… En

el 1984 empezamos a salir, a trabajar, fuimos un quinteto muy reconocido a nivel nacional y del cual quedaron dos producciones. Tocábamos todas las músicas: la clásica, porros, pasillos y música colombiana”.

Con la experiencia y el bagaje de su trabajo musical en la Sinfónica de Antioquia y del Quinteto de Bronces de Medellín, Ramón es contratado por el maestro Julio Estrada -Fruko- para integrar la Sonora Dinamita y Fruko y Sus Tesos, con quienes grabó varias producciones artísticas y realizó giras nacionales e internacionales. Posteriormente fue contratado por el Tropicombo, durante ocho años para ser parte de la planta de músicos e hizo con ellos varias presentaciones.

Ramón Paniagua, un maestro en el manejo de este instrumento, se abrió muchas puertas en el mundo artístico de Medellín, dado que integró las orquestas Combo Qué Nota, dirigido por Fernando González, y Frenesí.

Su formación musical y la experiencia le sirvieron para comprender que la ciudad estaba careciendo de grupos que interpretaran los ritmos legados por los grandes maestros del porro, la cumbia, la gaita, el merengue, el merecumbé y los sones. Y lo peor era que ese

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3 Ramón Paniagua, entrevista realizada por Alonso Franco L. El 5 de junio de 2019. Ramón Darío Paniagua, padre Foto. Ignacio Paniagua

vacío no era cubierto por estas orquestas, y los espacios en las emisoras fueron ocupados por el reggaetón y el vallenato romántico; pero lo más grave era ver que en los tablados artísticos de Medellín las interpretaciones y creaciones de Lucho Bermúdez, Pacho Galán, Edmundo Arias, Los Corraleros de Majagual y otros tantos eran reemplazados por el reggaetón.

“… Veo que la música de Lucho Bermúdez, los grandes maestros empezaron a desaparecer y no se grababan; a partir de allí, en 2012, decido a formar un grupo de música y porque tengo un legado con la música tropical, porque está bien que la juventud tenga la salsa y el reggaetón, pero el folclor nuestro no se puede dejar; formo un grupo de seis músicos en vivo y unos computadores para darle vida al grupo el Combo Azul; hoy somos diez músicos y tocamos con esa secuencia”

Con la experiencia suficiente y la capacidad artística y musical que adquirió por años en las orquestas, la Sinfónica y bandas de la ciudad, Ramón traza su propio camino. Con la orquesta El Combo Azul, hace un homenaje a los ritmos

tradicionales interpretados por las grandes orquestas de Colombia y le da un toque propio a cada composición. Así mismo reivindica ritmos como el porro, las cumbias, sones, merecumbe y gaitas, que por años perviven en la cultura de las familias de los barrios de Medellín.

El futuro de la música colombiana

Al preguntarle sobre el futuro de la música colombiana, el maestro Ramón Paniagua hace una pausa. Expresa que es necesario que las orquestas de la ciudad y del país sigan creando nuevas composiciones y también interpretando aquellas que hacen parte de la memoria musical de Colombia. Para él, las emisoras y los medios de comunicación son parte clave para mantener vivos los ritmos que por años hicieron bailar, gozar y divertir a miles de colombianos en fiestas, parrandas, tablados, encuentros y festivales.

Para Paniagua el principal obstáculo que se le presenta a la música colombiana es la juventud. Hoy poco valora, aprecia y disfruta de las composiciones interpretadas por las orquestas,

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Ramón Paniagua Trompeta Foto. Ramón Paniagua

pues no se puede comparar una creación del maestro Lucho Bermúdez con un reggaetón. Allí hay grandes diferencias, no solo rítmica sino armónicamente.

Al respecto, Ramón sostiene: “… una composición del maestro Lucho Bermúdez no se puede comparar con una composición de un reggaetón; la lógica lo dice. Es muy respetable la juventud tiene sus modas y sus momentos… porque lo que hizo el maestro Lucho fue música desde la composición, la armonización y la letra es poesía, cosa muy diferente del reggaetón que no es poesía. Uno respeta eso y los medios son los encargados de difundir esa música… Por eso todos los grupos tuvieron que hacer música crossover4, porque mezclan desde reggaetón hasta un porro, una cumbia, un bolero de la Sonora (Matancera), luego un despecho y eso es lo que está mandando la parada en las rumbas… El reggaetón en sus inicios, no lo hicieron músicos sino muchachos que estaban en estudios que manejaban organetas y comenzaron a pegar pedazos de un ritmo porque lo permitía la tecnología. El reggaetón no tiene armonía, porque usted puede armar un edifico de 15 pisos o una choza, esa es

4 Música crossover, se define como aquella que realiza o vinculan elementos de dos estilos de origen diferente o en combinar elementos de rítmicas y expresiones que por costumbre no suelen ir juntas en una misma composición

la proporción; para usted armar un edificio tiene unas bases mientras que una choza no necesita esas bases tan profundas, por eso unos viven en un edificio y otros en chozas”.

Ante el panorama poco halagador que presenta la música colombiana en los jóvenes, Ramón Paniagua ve necesario la formación de nuevos músicos en interpretar las creaciones dejadas por los maestros y orquestas de Colombia, combinada con nuevas composiciones que le den un aire renovador. Para él todos los colombianos llevamos en el cuerpo, en el alma y en el corazón la música folclórica de las diferentes regiones del país, que por años estuvieron presentes en las fiestas familiares y sociales.

El maestro Ramón Paniagua termina manifestando que “… la música colombiana es lo primero, no hay otra música por encima de mi folclor, aunque la música es única… porque esa es la música de mis ancestros, la llevo en mi interior, en mi ADN…”

Referencia Bibliográficas

• Ramón Paniagua Álvarez, entrevista realizada por Alonso Franco Londoño el 5 de junio de 2019

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• Revista Porro y Folclor. Edición No. 3. Julio de 2006 Ramón Paniagua. El Combo Azul Foto. Archivo revista Porro y Folclor José Alonso Franco Londoño. Docente, investigador y director de la revista Porro y Folclor

Enriqueta Valdés canta el bullerengue de Chucunate

Del patio de la casa de Enriqueta Valdés Robledo, en el barrio San Martín de Porres, salen los efluvios de su voz. Esos arpegios, con la magia del bullerengue de sus ancestros africanos, se escuchan más allá de las olas de Turbo. La armonía de su canto se esparce con la brisa de ese mar del puerto, cuyo nombre contiene la turbulencia de una raza; tierra de bananos y cangrejos, emporio de la fiesta y la alegría.

Turbo no es solo mar; es canto; es cuna de gente honesta, amable y acogedora. La calidez de sus miradas y la cadencia de sus cuerpos se cimbran al compás de los tambores que prenden el carnaval de la vida. Turbo es Enriqueta y es el territorio de la estirpe cantadora de Pabut, grupo que se traduce como Patrimonio Afrocultural Bananeras de Urabá, donde Enriqueta canta hace más de once años.

Al ingresar al patio, el grupo Pabut se encuentra reunido, escuchando las orientaciones de su Director, Ameth Enrique Valdés, hijo de Enriqueta. Un gran árbol de mango es cobijo de

las cantadoras; el prodigio de esta fruta tropical es ofrecido a quienes visitan este patio. Había llegado a la casa de la cantadora por invitación de Liseth Andrea Zúñiga Batista, quien en ese momento realizaba la investigación Alabaos, bullerengues y sextetos: tradición oral afrocolombiana en Turbo. Aportes de las manifestaciones musicales a la conservación de la tradición oral afrocolombiana, para optar el título Comunicadora Social –Periodista de la Universidad de Antioquia, sede Urabá, trabajo que orgullosamente asesoré en su etapa investigativa.

Al conjuro de la música, Enriqueta inicia su canto con voz de nostalgia; con esa tristeza eximia, propia de las melodías que atravesaron los mares para llegar a América, procedente de un continente lejano, ignorado y estigmatizado. Ese canto ancestral levanta los poros de la piel por la emoción y la fragancia límpida de una melodía que pareciera provenir del olimpo de la música. El bullerengue sale de la garganta de Enriqueta de manera natural y sin esfuerzos. Está en su naturaleza, lo lleva en su sangre y lo canta como diosa.

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Por Marcos Fidel Vega Seña Enriqueta Valdés y su grupo de Bullerengue. Foto. Enriqueta Valdés.

Empieza el desbarajuste

Ameth Enrique ya tiene el tambor hembra entre sus piernas y lo acaricia con los golpes suaves del frenesí propio del bullerengue.

Doña Teresa Calderín, de mágico nombre, está en un extremo con la totuma sonora en sus manos. Con movimientos rítmicos menea hacia arriba, hacia abajo, hacia los lados la totuma, que contiene monedas y pedazos de losas coralinas. De esa totuma empiezan a salir sonidos semejantes a la suave lluvia, al frufrú de la brisa en la copa de los árboles; a la suavidad en el venteo del arroz…

La voz de Enriqueta se alza imponente sobre el tambor hembra y la acompasa con las palmas de sus compañeras…

Se van las cruces…

Las cruces de las carreteras

Se van las cruces…

Me dan ganas de llorar

Se van las cruces…

Las cruces del mes de mayo

Se van las cruces…

Cuando me recuerdo de mi madre se van las cruces…

El ímpetu africano se apodera de los cuerpos, como en una posesión divina y el contoneo se exacerba. Ya la piel es fiesta, es anarquía musical y es comparsa colectiva. Una bailadora improvisada aparece en el patio y castiga la tierra apisonada por el uso.

El grupo de mujeres está de pie para acompañar el rito del canto. Dispuestas las palmas de Juana

Asprilla, Teodora Vásquez, Rafaela Mesa, Vita

Benítez, Trinidad Vásquez, Graciela Quejada, Petrona Ballesteros, Fidencia Simanca, Raquel Mirenda, Mauricia Bello, Modesta Fuente, Guillermina de Hoyos, Teodora Ruiz, Hortensia

Vásquez, Candelaria Vásquez, María Jesús Guerrero, Victoria de las Rosas y Lucía Córdoba, reviven la herencia que les dejara María La Luz Asprilla, fundadora del grupo.

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Doña Teresa Calderon. Integrante del grupo Pabut. Foto. Marcos Vega Seña Enriqueta Valdés Foto. Marcos Vega Seña

El llamado del bullerengue

Enriqueta ha vivido en medio del canto. De acuerdo con la página de Facebook, de la Alcaldía de Turbo, nació el 15 de julio del año 1949 en este municipio del Urabá antioqueño. “Es hija de Ana Valdés y Mariano Robledo; nieta de la matrona del bullerengue Martina Balceiro Blanco, hija mayor y madre de seis hijos; cinco hombres y una mujer, doce nietos y tres bisnietos. Es decir, madre incansable y cabeza de hogar, siendo la voz líder del grupo Patrimonio Afrocultural Bananeras de Urabá, Pabut; ha recorrido el territorio colombiano como embajadora del bullerengue tradicional de Turbo”.

Por su parte, en el Facebook de la revista digital Visaje negro aparecen unas cortas líneas sobre el padre de Enriqueta: “Miguel Mariano Robledo fue integrante del sexteto Brisas y Aventureros del Mar de Turbo, Antioquia, y hoy rememora a través de la música esa historia de la guerra bipartidista en Urabá. A sus 80 años interpreta todos los instrumentos del sexteto: marímbula, bongoes, maracas, claves, la conga, la guacharaca y además canta y compone. Hace

siete años no está de lleno en la música debido a la pérdida de la visión. El señor Miguel es padre de Enriqueta Valdés, cantadora de bullerengue del grupo Bananeras de Urabá de Turbo. ¡Una familia musical!”

Historia de tradición y sensualidad en Chucunate

Ameth Enrique Valdés escribe en un documento, propiedad de Pabut, que “el bullerengue se baila y se canta a través (sic) de la sensualidad de la mujer y el repique del tambor se convierte en cómplice propicio para que la cantadora que lleva la voz líder inicie una voz suave pero delirante. Todos los cantos son inspirados en los quehaceres diarios de estas matronas, que por décadas se han resistido a no dejar desfallecer el bullerengue”.

Ese mismo documento contiene la reseña histórica de Pabut. Dice que para hablar del bullerengue Patrimonio Cultural Bananeras de Urabá, en Turbo, hay que remontarse a la historia del primer caserío o barrio de Turbo de nombre Chucunate.

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Luz Marina Lloreda. Integrante del grupo Pabut. Foto. Marcos Vega Seña Enriqueta Valdés. Foto. Marcos Vega Seña

Explica que después de culminar sus labores de pesca, los hombres “cogían los tamburrios de gasolina” y los utilizaban como tambor. Luego “se formaba el bullerengue acompañado por sus mujeres y demás miembros de la familia, donde las mujeres acompasaban con las palmas de las manos”. Los coros acompañaban la voz de la mujer líder.

a hacer sus oficios y ella cantaba y allí fui aprendiendo yo el bullerengue”. Rememora “cuando estaba pequeña que vivíamos en la finca, vivíamos con la abuela quien fue quien nos crió y el padrastro de nosotras; vivíamos muy sabrosas en la finca. Éramos tres hermanas”

Enriqueta dice que se pone muy contenta cuando va a los festivales. El bullerengue que más le gusta es Ataole y el canto es su felicidad

Ataole

Ataole, se va mi negra

Ataole, pa´onde de va´

Ataole, pa´calle rial

Ataole, pa´calle rial

Ataole, pa´onde de va´

Ataole, pa´onde me lleva

Ataole, pa´ la calle nueva

Ataole, pa´ la calle nueva

Atahole, voy borrachito

Ataole, voy borrachito

Ataole, con mis amigas

Ataole, con mis amigas

Ataole, negro maluco

Ataole, negro maluco

Ataole, con el bejuco

Ataole, con el bejuco

Ataole, pa´onde me lleva

Ataole, pa´onde te va´

Ataole, pa´la calle rial

Según ese documento, esta práctica se inició desde 1800 y desde esa época existe Pabut. El grupo ha pasado por muchas dinastías bullerengueras, entre ellas la de los Escudero, oriundos de Chucunate. Esta historia, escrita por Ameth Enrique, recuerda a la mujer ícono del bullerengue en Turbo, Martina Balceiro Blanco, quien falleció a los 97 años, luego de haber sido “la cantadora más antigua de todos los tiempos en Colombia”

Ataole, se va mi negra…

Sobre su historia en el bullerengue, Enriqueta contó que ella decidió cantar luego de que falleciera su mamá, Ana Valdés. Con el bullerengue “me acuerdo de mi madre cuando ella se ponía

Ataole, pa´la calle rial

Hace falta el homenaje a Enriqueta

Los festivales del bullerengue de Puerto Escondido, en Córdoba; María La Baja, en Bolívar y, especialmente, el de Necoclí, en Urabá, están en deuda con Enriqueta Valdés Robledo. Una mujer sencilla, amable y grande en su aporte al patrimonio musical del país. También hace falta un homenaje a doña Teresa Calderín, esa matrona de la totuma, que mientras suena su instrumento, mira con alegría la obra que produce la música en los seres humanos. Ellas y el resto de mujeres que acompañan al grupo merecen que Colombia las aplauda de pie y con emoción, para que el bullerengue siga viviendo en la voz estremecedora de Enriqueta Valdés Robledo.

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Nely Ester Rodríguez. Integrante del grupo Pabut. Foto. Marcos Vega Seña Marcos Fidel Vega Seña. Comunicador social, periodista y magister en educación de la Universidad de Antioquia

Guillermo González: grande entre los grandes músicos de Colombia

Todos hablan de este músico como el trompetista y director de orquesta nacido en Manizales. Pero él fue, muy lejos, más que eso. En las cuerdas descifró, con bellos compases, los secretos de la guitarra, el tiple y la bandola, además de erigirse en un buen ejecutante del piano. Si bien es cierto que su disponibilidad para la música le brotó de manera natural, al lado de su padre, Francisco González, que fue su primer instructor, inició la profundización de sus conocimientos académicos fundamentales para ser alguien en lo artístico, los que fueron complementados institucionalmente en el Conservatorio de Manizales. Ello le permitió convertirse en el aventajado arreglista y en el compositor de muchas piezas que trascendieron nuestros linderos nacionales.

Tan sólida fue su formación musical que a los 17 años dirigió la Banda Municipal de Filadelfia (Caldas). Luego de ese primer liderazgo en su profesión, ha sido notable, por su juventud disciplinada, ser unos años después director de la Orquesta Sinfónica y de la Banda del Conservatorio de Manizales. Y en cuanto a la música puramente bailable, siguiendo a los grandes maestros del Caribe, fundó y dirigió las orquestas Ritmo y Juventud, Italian Jazz, Superstars y la que llevó su propio nombre

Por su probada capacidad para crear música u orquestarlas con el más bonito ropaje en el pentagrama, la empresa de discos Sonomúsica, de Medellín, lo llevó a esa importante ciudad colombiana para que se convirtiera en su

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Guillermos Gónzales, Alberto Burgos y William Parra Foto. Arnold Tejeda Valencia

arreglista exclusivo por el dominio bastante amplio que tenía en todo tipo de aires nacionales y extranjeros. Eso sucedió en 1957, sin contar que el sello Sonolux, por su diestra pluma, lo tenía en sus planes de producción, lo que efectivizó dos años después de su llegada a la urbe del emporio discográfico del país.

González y Pirela

Debido a ese vasto conocimiento en estas lides del arte que amó, Guillermo González dirigió la Orquesta Gigante de la Voz de Antioquia, lo mismo que a la Gran Orquesta de la Televisión Nacional en el programa Noche de gala, amén de la Orquesta del Hotel Nutibara por quince años. Por su genial batuta pasaron las consagradas voces de Felipe Pirela, Leo Marini, Daniel Santos, Juan Legido, Helenita Vargas y Alba del Castillo, entre los muchos que pasaron por Medellín en sus periplos artísticos en esos dorados años que nos deparó la historia con notoria espiritualidad.

De los mencionados cantantes merece especial atención Felipe Pirela, pues cuando salió de la famosa Billo’s Caracas Boys, se encontró con Guillermo González en la ciudad fronteriza de Cúcuta, que se hallaba allí con su orquesta cumpliendo un contrato. Al necesitar urgentemente "El Bolerista de América" un arreglista a la altura de Billo Frómeta para que lo sacara de los apuros que padecía para continuar

con su brillante carrera, nuestro compatriota le llenó ese vacío por su indudable capacidad para orquestar. Así nació entre ellos no solo una amistosa relación, sino el abrumante respeto de Pirela por el músico colombiano.

Felipe Pirela, con esos arreglos de Guillermo González, pudo pasearse por todo el continente. Siempre elogió en sus presentaciones el fino trabajo del trompetista caldense en su resurgir artístico. Uno de esos arreglos fue el bolero Amor se escribe con llanto, originalmente un bambuco de Álvaro Dalmar, que Porfi Jiménez grabó con su Orquesta, muchos años después en Venezuela, por pedido del idolatrado señor del bolero. Pero hay otro dato poco conocido entre los difusores de la música romántica del ayer: en el larga duración (LD). “Un poco de mí. "El bolerista de América" (Velvet: LPVS-1412), la orquesta que secundó a Felipe Pirela en sus 12 boleros estuvo a cargo de Porfi Jiménez y de Guillermo González.

Al maestro manizaleño lo conocí en Medellín en un homenaje que le hizo el Club de la Sonora Matancera de Antioquia hace cuatro años, cuando contaba 88 años de edad y enfrentaba el cáncer de próstata que lo llevó a la tumba. Se mostró lúcido. Esa noche me comentó que, por una deferencia de Felipe Pirela, dirigió a los músicos de la Sonora Cordobesa en el Carnaval de Barranquilla de 1964 en el reconocido sitio del Chop Suey, de propiedad de unos chinos que

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Lucho Bermúdez y Guillermo González - Década del 50 Foto. https://wetafipudo.jimdo.com/pildoritas-musicales/pildoras-41-60/

mucho impulsaron el movimiento artístico de esos tiempos floridos.

Respecto a sus composiciones, la que tuvo mayor despliegue y que se bailó en todo el Caribe fue la guaracha El muerto vivo, que a mediados del decenio de los 60 grabó el Trío Venezuela en el vecino país. Un año después, Rolando Laserie, sonero cubano, la inmortalizó mundialmente con el acompañamiento y orquestación de Porfi Jiménez. Otras versiones de esta pegajosa guaracha fueron las realizadas por Joan Manuel Serrat, Joaquín Sabina y Peret (Pedro Pubill Calaf), quienes le dieron el tumbao característico de los españoles.

Juan Onofre prende la fiesta

Otros temas que también han sido muy bailados en Colombia, sobre todo en el ámbito andino, son: Juan Onofre, vocalizado por Noel Petro, y “Cumbia y ron”, que Frank Cortés le hizo una estupenda interpretación con sus tonos de tenor. Para mí, una de las mejores cumbias de nuestras orquestas. En este caso la Italian Jazz, pieza en la que el maestro González hace un melódico solo trompetil, secundado por el sutil clarinete de otro gran maestro: Álvaro Rojas. Esta es la misma orquesta que acompañó a la soprano Alba del

Castillo, que en su versión de Siboney (Ernesto Lecuona), nada tiene que envidiarle a las grandes producciones sonoras que tenores, barítonos y sopranos siempre persiguieron.

También merece un sitio de honor la fusión rítmica que hizo el maestro de maestros Guillermo González entre el mambo de Pérez Prado y la gaita colombiana en la pieza titulada Lupita. Me imagino que su título no es más que una manera de reconocer lo hecho por el pianista cubano con su magnífica creación bailable. Por lo señalado en esta nueva “Pildorita”, el honroso hijo de Manizales fue grande entre los grandes músicos de Colombia.

Por su loable vida artística, me permito, amigos y amigas, recordarlo con dos de sus grandes partos artísticos: primero, en Cumbia y ron por lo ya explicado. Y segundo, con la gaita Lupita por el juego armónico de los saxofones para entretejer lo melódico del mambo, mientras los clarinetes exponen lo sustancial de la gaita colombiana.

¡Hasta pronto! Otro buen trompetista de Colombia nos concitará a beber con nuestra historia sonora.

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Arnold Tejeda Valencia. Investigador, integrante de la Asociación de Melómanos y coleccionista de la Sonora Matancera Guillermo González Arenas y Felipe Pirela - 1966 Foto. https://static.iris.net.co/arcadia/upload/images/2016/5/23/48926_1.jpg

García Márquez, un ciudadano del universo

La muerte de Gabriel García Márquez, nuestro Nobel de literatura, cumplió en el mes de abril (1927-2017) su quinto aniversario. Merece un análisis a su vida y obra literaria.

La partida de García Márquez, consternó el primer orden a sus familiares, amigos, admiradores y lectores. Encontramos en este personaje un mundo de ilusiones que ha deslumbrado al universo por su rica narrativa, justamente ese mundo mágico y oral que contribuyó a alentar aquellos viejos juglares de la leyenda de música de acordeón, precisamente fueron los que el Gabo logró transformar en literatura, hoy conocemos más de cerca de su majestuosa obra literaria.

Su partida nos deja como legado las enseñanzas periodísticas, cuentísticas, narrativas y cineastas, pero eso sí, desde la tónica de haber sido expresadas y transcritas con ese don y sentido del humor que lo caracterizó; su equilibrio sólido para narrar y que pocos escritores poseen, y que él fluyó desde muy joven, afrontando situaciones ante un mundo lleno de indiferencias, sus glorias y vicisitudes, sin ser llevado e influido por algún interés en el mundo político u otras, a pesar de que se lo insinuaron.

Fue un personaje dotado de muchos privilegios en cuanto a ser creativo, decisivo y perseverante en sus proyectos de vida, su humildad y nobleza, la invasión de la fama ante el premio nobel, no lo inmutó. Por eso la Aracataca de su niñez se

convirtió en la esencia para moldear su narrativa, podíamos decir, empieza a revelarse el gran escritor orgullo del Caribe costero y de América.

Nos llama la atención cuando transcurría el año 1982, pendientes del premio Nobel adquirido, en el que diserta en aquel entonces, que los escritores de esta parte del mundo han tenido que pedirle muy poco a la imaginación, y culmina expresando al mundo sobre el tamaño de la soledad de América Latina, condenada por los grandes dueños del poder, a la opresión, el saqueo y el abandono.

Sus obras perduraran en las sucesivas e infinitas generaciones de lectores. Además de escritor y periodista, fue un ser humano muy querido, respetado y excepcional, por su posición como escritor, no solo comprometido con las letras y el arte; fue una figura que en el campo político y social; levantó su voz; fue un acérrimo defensor de la parte social, frente a los desventajosos, como también en los diálogos de paz.

Defendió nuestra identidad nacional, como podemos observar, en el caso del Río Grande de la Magdalena, un río sin orillas, que hizo parte de su narrativa que inspiraron El amor en tiempos del cólera y el General en su laberinto. Poco antes de recibir el premio, Gabo fue quien volvió a llamar la atención sobre la importancia del río Magdalena en la vida nacional al tiempo que advertía su avanzado suicidio colectivo.

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Gabriel García Márquez Foto. https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/1/1b/ Gabriel_Garc%C3%ADa_M%C3%A1rquez_Gillo_Pontecorvo.jpg

Su primera novela La Hojarasca (en 1955 escribió diez más), novela corta que sirvió a García Márquez de impulso y calentamiento para crear un nuevo mundo complejo doce años después de su obra cumbre: Cien años de soledad.

Haber escrito en el exterior (Reino Unido), La mala hora y El coronel no tiene quien le escriba, le costó criticas como la de ser antipatriota, cuando todo lo que escribía era referente a Colombia y América. Leer a un personaje de estas dimensiones en más de cincuenta millones de lectores en cuarenta idiomas, no es cosa fácil que haya logrado un escritor en el mundo durante los tiempos contemporáneos, y como prueba Cien años de soledad, considerada una obra maestra de la literatura hispánica, fuese incluida en los cien mejores libros del siglo XX, dos años después la Real Academia Española que le concede el premio, lo compara con Faulkner y Honorato de Balzac. Con razón Carlos Fuentes al leerlo decía que estábamos frente a un nuevo Cervantes.

Cien años de soledad relata la historia de siete generaciones de la familia Buendía en Macondo, de ese árbol genealógico que suele incluirse en todas sus ediciones: las mariposas amarrillas, la muerte de José Arcadio, las lluvias incesantes de cuatro años, la soledad, la peste, el insomnio y la amnesia, son los conceptos que abanderaron este realismo mágico de Gabo.

Qué lastima que haya generaciones que desconozcan la vida y obra literaria de García Márquez. Será que existe poco hábito por la lectura, la desidia o la flojera, nos lleve a ser pobres en conocimientos literarios, convirtiéndonos en un pantano de ignorancia, paradójico a un océano de conocimiento, o si quiera que se hayan leído un texto, ahora, después de su muerte, se dispara una vertiginosa venta de sus textos en las librerías. ¿Ahora es cuando vamos a conocerlo y leerlo?, ¡qué pena! La literatura no es solo asunto de profesores de literatura o español, es de lectores, con hábitos de lectura, pasión por la literatura, dones que puede poseer cualquier ciudadano dentro de la cultura de elite, aquellos que la encumbran desde los niveles primarios, secundarios y universitarios, además, los autodidactas, carentes de aquellas facetas.

Obra musical garciamarquiana

Me ha llamado mucho la atención la parte musical de este personaje, que combina su faceta narrativa con la música. De su vida personal se conoció que tuvo una excelente voz para cantar vallenatos y tocar caja. Cuando recibe el premio nobel en Estocolmo, quienes lo acompañan fueron los hermanos Zuleta Díaz representantes del verso sentimental y parrandero, que graban en ese mismo año el vallenato nobel, y Totó la Momposina, que interpreta nuestra memorables cumbias.

Encontramos también que entre sus cuentos Ojos de perro azul, es tomado por el abogado de la salsa Rubén Blades, un fragmento de dicho cuento, que lo interpreta en una salsa. Shakira tampoco escapa cuando le brinda la banda sonora de su orquesta, como fondo musical en una de sus obras llevadas al cine. En la década de los 80, la orquesta Los Graduados interpreta la popular canción Úrsula cien años, cantando Gustavo Quintero. Nuestro crédito del folclor, el finado Pablito Flórez, en uno de sus últimos cumpleaños, amenizó con muchos porros sinuanos, su onomástico, bajo los acordes de la cuerda pulsada, (guitarra).

Culminando este recorrido meritorio de infinita admiración y respeto, donde los medios de comunicación social, hablados y escritos del mundo, hayan resaltado su insigne y laureada obra. San Pelayo no escapa cuando hace presencia con la banda sinfónica del folclor pelayero, dirigida por el extinto doctor Edgardo Hernández Galván, conmemorándose los cincuenta años del Festival Internacional de Cine de Cartagena de Indias, en honor a Víctor Nieto. Lo tuvimos muy de cerca, le interpretamos y regalamos muchos porros tradicionales, llevando consigo nuestra música vernácula. Hecho ocurrido el 26 de febrero en la Plaza de la Aduana Cartagena de Indias, en el año 2010

Este servidor, habiendo conocido la vida y obra literaria, de García Márquez, se inspiró en una creación musical denominada El escritor, (cuatro estrofas y un coro), en ritmo paseo, y que circula en youtube, desde el 26 de abril de 2014, cantando las excorista de las Diosas del Vallenato, la pelayera, Guillani Hernández, es una muestra más que la creatividad pelayera, se sigue conectando con el mundo para el caso que nos ocupa, con el Nobel de la literatura.

Rescatando la Cultura y el
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Folclor
Luis Alberto Pertuz Cavadía. Docente, investigador, abogado y compositor

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