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LUCHO MACHADO – LO BÁSICO – ‘ESCOGE BIEN TU COMPAÑERO’
LUCHO MACHADO
LO BÁSICO
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‘ESCOGE BIEN TU COMPAÑERO’
En aviación militar, existe un término que debería tratarse con mayor reverencia en nuestra comunidad: el piloto de flanco.
Tradicionalmente, la cultura del vuelo libre ha sido individualista. Nuestro deporte es de hecho individual, pero adquiere nuevas dimensiones cuando se comparte. Entre los ejemplos están los vuelos biplaza; volar juntos en competencia; el vuelo de distancia en grupo o un vuelo sin pretensiones con un amigo.
Cuando le decimos a un amigo para ir a volar, la responsabilidad se duplica. Ya no volamos solos, ni tomamos decisiones según nuestras habilidades o experiencia. Debemos tomar en cuenta las habilidades y experiencia de los que invitamos a volar con nosotros. Eso se llama compañerismo.
Volar debería ser divertido y agradable, nunca un juego. No jugamos con nuestra vida. ¿Y con la de otra persona? Nunca.
He notado que esta tradición está cambiando en el vuelo libre. ¿Será una señal de los tiempos que cambian? ¿De la nueva normalidad? En los inicios del deporte, me parece que había más respeto y cuidado por la seguridad individual y la del grupo. Nos animábamos a tener límites y a cuidarnos. Las cosas eran los suficientemente peligrosas como para añadir más riesgo.
Los riesgos no han cambiado desde entonces. Siguen siendo los mismos.
Nos cuidábamos unos a los otros. Éramos pocos y cualquier pérdida era importante. Por ejemplo, apenas aterrizábamos teníamos cuidado y despejábamos el aterrizaje para el amigo o piloto que aproximaba. Más que eso, íbamos más allá y le decíamos la velocidad y dirección del viento en el aterrizaje. No solo por radio, sino con algo que sirviera de manga de viento. Hay señales para ello, que probablemente los pilotos actuales desconozcan. Advertíamos de la presencia de cables, cercas o cualquier otro obstáculo, turbulencia o térmicas que se desprendían del aterrizaje.
Ya no veo eso. Lo que veo son teléfonos apuntándole a los que aproximan al aterrizaje. Lo peor, y muy grave, pilotos que alientan a sus amigos a hacer algo arriesgado, como si aterrizar una aeronave sin motor no fuera ya un procedimiento arriesgado. Trivializamos los riesgos del vuelo, tal y como trivializamos las muertes producto del mismo.
Cuando vamos a buscar a un amigo a su casa y lo llevamos a volar, tenemos la obligación de regresarlo sano, feliz y con más experiencia de la que tenía cuando lo vimos. O expiaremos de por vida si el resultado es grave debido a nuestra propia irresponsabilidad, negligencia o imprudencia.
Recién había aterrizado cuando sucedió un accidente cerca que, como siempre, fue error del piloto. La novedad de esta tragedia era el hecho de que, esta vez, no era error de un solo piloto sino de dos, ya que la participación del piloto en tierra contribuyó enormemente al desenlace del evento.
Por definición, “piloto de flanco” significa, “Piloto que apoya a otro en un ambiente de vuelo peligroso”. Para mí, pareciera que los pilotos de flanco o compañeros ya no son como antes. O será que ya no sé si existen compañeros de vuelo de verdad, que ayudan a sus amigos y uno al otro a minimalizar los riesgos.
Provocar, instigar, retar, incitar, alimentar, desatender no eran aceptable en el pasado reciente, ni remotamente. Hoy en día parecieran ser lemas.
Escoge bien tu compañero. Escoge uno al que le importe tu vida igual o más de lo que te importa a ti. Puede que tu vida dependa de ello. O no confíes en nadie cuando se trate de tu seguridad. ¡En nadie!
Dejo aquí mi pena y homenaje al piloto que ya no está. Su personalidad me marcó enormemente. Feliz, vivo, amigable, gentil, humilde, entusiasta, dedicado, lleno de luz, su vida se interrumpió cuando estaba en su esplendor.