经济
E C O N O M Í A
Los OMG en debate Expertos analizan los cambios en transgénicos en China y los efectos para Argentina.
E
n un trabajo reciente (El comercio de semillas y la biotecnología vegetal en la RPCh), Miguel Rapela, director de la Asociación Semilleros Argentinos, cuenta los profundos cambios que vive la industria semillera china por la irrupción de la biotecnología, que en términos comerciales sólo tuvo un desarrollo importante en el algodón. Hasta hoy China apenas autorizó la siembra de 13 eventos biotecnológicos, ninguno de firmas multinacionales sino de institutos públicos de investigación propios. Pero según Rapela se abre una oportunidad. Una de las cunas de la agricultura universal, China es el 6º país productor de Organismos Modificados Genéticamente (OMG) y el 2º mercado de semillas luego de EE.UU. El rendimiento de sus cosechas se triplicó entre 1960 y 1990 y luego se estancó, con límites duros a la frontera agrícola y escasez de aguas útiles para el riego. Pero como debe abastecer a casi 1.400 millones de personas, enfrenta un gran desafío. Por otro lado, desde que en 2008 debió aceptar importaciones, por ejemplo en el caso de la soja, todo es transgénico, sea de Argentina, Brasil o EE.UU. Y enfrenta cuestionamientos de la población, que ya vivió dos crisis con un caso de leche con melanina y otra con el llamado “arroz dorado ”. Ahora rige su plan nacional para el desarrollo de la industria de semillas (2012-2020) y se busca un nuevo marco regulatorio. "La tecnología está lista, pero políticamente es un tema sensible", ha dicho el director del Centro de Política Agrícola, Ji-kun Huang. Aquí damos la opinión de la especialista en Derecho chino Francesca Staiano y de Fernando Vilella, de la UBA.
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De acá a la China. Por AM 750
Estrategia dual OPINIÓN M. Francesca Staiano, IRI UNLP La prohibición de importar OMG en China es muy importante para Argentina y todo el Cono Sur. Varias fuentes jurídicas disciplinan esta materia y se asocian a una estrategia más amplia que China basa en el principio "dos mercados, dos recursos". Es decir, como China carece de recursos naturales para ser autosuficiente en alimentar a su creciente población, va implementando por un lado producción interna y por otro, importación. Muchos países exportadores de soja, maíz o trigo a China usan técnicas de modificación genética hace tiempo. China misma las desarrolla, pues quiere convertirse en un país líder en ese campo, también considerando la escasez de tierras cultivables y el constante proceso urbanizador que atenta contra su producción rural. El problema es que la gran mayoría de sus ciudadanos rechaza los OMG y está muy atenta a la seguridad alimentaria, sobre todo por la polución y el alza de mortalidad por cáncer. Ello se evidencia en la nueva ley que prohíbe el humo en todos lugares públicos. Tan fuerte es la crítica social a lo transgénico que en febrero el Consejo de Estado presentó su documento anual e incluyó al menos dos acciones sobre OMG. 1) La necesidad de implementar investigación científica no sólo por ser tema de importancia nacional, sino de política internacional, para que al mercado chino no lo dominen los productos extranjeros. El Foreign Investment Industrial Guidance Catalogue expresamente prohíbe la inversión extranjera en “la producción y el desarrollo de
semillas modificadas genéticamente”. O sea, la ejecución de estas prácticas e investigaciones es exclusiva competencia de la RPCh, uno de los primeros países donde se descubrió, en 2002, el genoma del arroz, desarrollando el green super rice con resultados excepcionales, y donde también se creó una harina resistente a infecciones muy comunes y un tipo de soja que produce más aceite. 2) La necesidad de educar a la población en el uso de OMG, para que puedan comercializarse. Hoy en China los únicos OMG que pueden comercializarse son el algodón y la papaya. Ahora bien, China importa muchos productos transgénicos, sobre todo soja, pero no para alimentación humana sino para convertirla en aceite o comida de animales. En 2014 esas importaciones pasaron los 70 millones de toneladas, casi toda transgénica. Paralelamente, cuando China habla de inversiones extranjeras en su país alienta en gran medida las tecnologías que promueven la agricultura y son vistas como necesarias para su desarrollo económico. En su Libro Blanco sobre relaciones con Latinoamérica prevé en el punto sobre cooperación agrícola: intercambio y cooperación, envío de misiones técnicas, más comercio de productos agrícolas y fomentar juntos la seguridad alimentaria. Y en su gira por el Cono Sur en 2013, el entonces premier Wen Jiabao inició un foro de encuentro con los ministros de Agricultura. En síntesis, sobre OMG China encara una acción dual: por un lado, desarrolla una fuerte investigación científica hacia la comercialización interna de sus productos, previendo educar a su gente; por otro, de momento no puede dejar de importar ciertos productos aunque no sean para alimento humano. Seguirá así al menos hasta que la sociedad civil acepte el cambio y de comienzo una comercialización interna de transgénicos.