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Buenas prácticas empresariales

De las normas del Convenio 190 devienen algunas prácticas que pueden ejecutarse en toda empresa:

I. Declaración de compromiso y principios

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La alta dirección de la empresa es la que señala el rumbo y las prioridades de la empresa, por tanto, un compromiso de la alta dirección en la prevención y combate a la violencia y el acoso en el trabajo es un punto de partida fundamental para crear una cultura y entorno de trabajo saludable.

II. Establecimiento de una Política sobre violencia y acoso.

Una política es la forma de proceder de una empresa en un ámbito determinado y, por ende, la política contra la violencia y acoso en el trabajo debe establecer la manera en que la empresa prevendrá y responderá ante la violencia y acoso, así como fijar las expectativas sobre la conducta y comportamiento de las personas en el lugar de trabajo.

Pero, no hay que creer que con adoptar una política es suficiente. Más allá de lo escrito en la política, lo más importante es cómo los trabajadores experimentan la política en su día a día, es la cultura, la comunicación y capacitación que se crea en torno a la política lo que verdaderamente importa. Una política que no se pone en práctica es inexistente.

III. Procedimientos de queja y denuncia, así como un sistema de solución de conflictos.

Es ideal que para solucionar, en la medida de lo posible, situaciones que se den como producto de violencia o acoso en el entorno laboral, existen procedimientos claramente definidos y de conocimiento de los trabajadores, los cuales deberían tener al menos los siguientes elementos: accesibilidad del mecanismo de queja, prontitud de actuación, trato serio de los asuntos, confidencialidad, equidad, profesionalismo, neutralidad, tener en cuenta las cuestiones de género, apoyo a todas las partes, no victimización, proporcionar apoyo a las víctimas y protegerlas contra posibles represalias, toma ágil y oportuna de medidas adecuadas, comunicar los resultados y llevar registro de las gestiones.

Efectos

Las empresas con entornos laborales sanos y seguros pueden tener una mejor reputación y mayor confianza del mercado. Empleados seguros y respetados se desempeñan mejor, lo que deviene en mayor satisfacción de clientes y consumidores. Como contraparte, el ser negligente con la prevención de la violencia y acoso laboral puede generar baja moral del personal, malas relaciones entre empleados, bajo nivel de respeto hacia los gerentes y supervisores, bajo desempeño, pérdida de productividad, ausentismo, renuncias, costo de tiempo invertido en responder a reclamaciones recurrentes, costo de litigio e indemnizaciones. No debe pasar desapercibido que con la revolución tecnológica y de los medios de comunicación (incluidas las redes sociales), se ha facilitado para el público en general el acceso y revelación de las condiciones laborales y entorno de trabajo de las empresas.

La adecuada gestión del ambiente laboral debería ser una prioridad de la alta dirección de las empresas debido a sus beneficios claros y sostenibles en el corto y largo plazo.

Referencias

[1] NTS 13.00.91.21 sobre “Gestión de la seguridad y salud en el trabajo. Seguridad y salud psicológica en el trabajo. Directrices para la gestión de los riesgos psicosociales”

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