GACHANTIVÁ. Historia, Memoria y Patrimonio Cultural

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PERIODO PREHISPÁNICO / 27

Los tejidos de Gachantivá Una de las principales motivaciones que tuvieron los primeros invasores europeos en el siglo XVI para adentrarse desde la Costa Caribe al difícil territorio de lo que hoy es el interior de Colombia fue, además del oro, la advertencia en su recorrido de mantas y textiles de buena calidad. Estos provenían de las tierras altas del altiplano cundiboyacense y eran motivo de trueque entre los diversos pueblos que habitaban las estribaciones de los andes nororientales. De esta manera llegaron al territorio habitado por los muiscas quienes, junto con los guanes, desarrollaron una rica industria y una compleja cultura en torno a la elaboración e intercambio de tejidos. La fabricación, uso y comercio de mantas era para los muiscas eje fundamental de su cultura. Los textiles eran elaborados en algodón, que se traía en bruto, principamente, de la región de Santander (zona Guane), y se teñían o pintaban con diversos pigmentos de origen animal (p. ej. cochinilla), vegetal (p. ej. moral, chilco, achiote, líquenes) y mineral (oxidos de hierro, manganeso). Sus diseños se destacaban por la vistosidad, delicadeza y precisión en los trazos, y este no sólo cumplía una función ornamental pues, según los cronistas, sólo los caciques, altos señores y sacerdotes podían llevarlos, ya que ostentarlos otorgaba valor jerárquico, simbólico o religioso.

Fragmento de tejido procedente de Gachantivá, con registro No. Am1842,1112.4 del Museo Británico de Londres. Su diseño (cabezas de aves) está realizado a partir de hilos de dos colores. British Museum, Londres, 2020.

Las mantas pintadas y de mayor calidad eran llamadas durante la Colonia “de la marca”, y las de menor calidad “chingas” o “chingamanales”, también se les conocía como “pachacates” a las blancas y coloradas, que eran usadas como tributos o unidades de intercambio en el trueque con otros productos o para el pago de servicios. Debido a sus materiales orgánicos, son muy pocas y fragmentarias las muestras arqueológicas de tejidos que se han conservado hasta el presente. Las mejor preservadas pertenecen a la región guane en el departamento de Santander, pero también existen algunos ejemplos de Cundinamarca y Boyacá, y de este último quizás los más sobresalientes sean los que provienen de Gachantivá y que se encuentan en el Museo Británico de Londres. Se trata de tres piezas que acompañaban a las momias procedentes de cuevas del sector de Minas, y que fueron halladas a mediados del siglo XIX. Aunque fragmentarias, se puede advertir la complejidad de su manufactura, ya que sus diseños fueron elaborados a partir del tejido de hilos de diferentes colores o mediante pintura aplicada con la ayuda de instrumentos de dibujo de cierta precisión como una especie de lápiz, pinceles de diferentes calibres, reglas y compases. En el más completo de ellos, resulta excepcional la utilización del color azul, pues no es común en las muestras de la región, y aunque podría ser de origen vegetal (p. ej. añil), debido a su cercanía con las minas de cobre también pudo ser extraído de dicho mineral, que en su forma de óxido o acetato constituye un pigmento de un color muy similar al que presenta este tejido.

Recreación de indígena muisca hilando algodón y portando mantas pintadas y teñidas. Ilustración de Carlos Rojas, 2021.


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