64 / GACHANTIVÁ: HISTORIA, MEMORIA Y PATRIMONIO CULTURAL
Traslado y nuevo pueblo en Quebradas Quizás el hecho más significativo en la historia de Gachantivá fue el traslado de la sede de su casco urbano, desde la orilla del río Cane hasta el sitio denominado Quebradas, 8 km más al norte; lo cual no se dió en un solo evento, sino que se trató de un paulatino proceso migratorio, quizás desde finales del siglo XVIII y que se concretó hacia 1872.
Detalle del Mapa corográfico de la provincia de Tunja. “Perspectiva ideal para comparar las alturas de los principales cerros de la provincia con las de los pueblos que comprende...” En el recuadro se resalta al pueblo de Quebradas. Agustín Codazzi. Archivo General de la Nación. Mapoteca: SMP.6 CO.AGN.SMP.6,REF.20. Bogotá, 1850.
Ruinas de Gachantivá Viejo sobre la margen derecha del río Cane y con el transfondo del imponente Macizo de Iguaque. Diego Martínez Celis, 2016.
Peregrino Sanz de San Pelayo (1925) afirma que en el año de 1844 tuvo lugar la fundación de esta parroquia, “merced a la iniciativa del presbítero doctor Anselmo Borrás, quien cedió patrióticamente el área de la población” y, aunque no lo aclara ni cita la fuente, es de suponer que se refiere al nuevo asentamiento de Quebradas, cuyos vecinos para 1849 solicitaron al vicario de Villa de Leyva la edificación de su iglesia (de no menos de 35 varas por 9) y su correspondiente casa cural (AGN). En la visita que hace Manuel Ancízar (1853) a la región, interesado especialmente en conocer las minas de cobre, registra su paso por Quebradas y hace unos interesantes apuntes sobre las razones del traslado: “Poco antes de llegar a la cuesta se halla el naciente pueblo Las-Quebradas, que es una fracción del antiguo Gachantivá, cuyos restos, con pocos vecinos i un Cura testarudo, permanecen a orillas del rio Cane, sobre los bancos de arcilla improductiva. Los disidentes de Las-Quebradas han comenzado a edificar sus casas de palma en las faldas de la fértil serranía, dejándose al párroco en sus peladeros, de donde lo sacará pronto el irresistible reclamo de los derechos de estola. A juzgar por lo que vimos en una espaciosa tienda, la emigración de Gachantivá comenzó del modo mas premioso para los ciudadanos del lugar, es decir, emigrando las mujeres jóvenes, que, según se manifestaba en las siete gallardas moradoras de la tienda, son a propósito para no dejar en torno del Cura sino los viejos ya sin pretensiones i los desventurados a quienes aprisione allá algún cargo parroquial; por manera que la desaparición de Gachantivá puede considerarse irrevocable, como decretada por jueces bien obedecidos, i sin apelación”.