El Atlas de la revolución de las mujeres

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El Atlas

de la revolución de las mujeres Las luchas históricas y los desafíos actuales del feminismo



El Atlas de la revolución de las mujeres Las luchas históricas y los desafíos actuales del feminismo


Staff Coordinación Creusa Muñoz Edición e investigación estadística Luciana Garbarino Creusa Muñoz Laura Oszust Ana Useros Diseño original y diagramación Ariana Jenik

El Atlas de la revolución de las mujeres Las luchas históricas y los desafíos actuales del feminismo

Infografías, mapas y gráficos www.trineo.com.ar Corrección Alfredo Cortés Publicidad Maia Sona msona@capin.com.ar

Por decisión editorial, hemos respetado el len-

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sus versiones originales. Algunas de ellas han de-

© 2018, Capital Intelectual S.A. Capital Intelectual edita el periódico mensual Le Monde diplomatique, edición Cono Sur

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La imagen de tapa pertenece a la manifestación del 8M, Madrid, 8-8-18 (Reuters / Susana Vera).

guaje empleado por cada una de las autoras en cidido emplear el lenguaje inclusivo.


Sumario

Presentación 6 Creusa Muñoz

1.

ENTRE PATRIARCADO Y MODERNIDAD

Las tres olas del feminismo. La histórica lucha por la igualdad 10 Dora Barrancos Sororidad. Un pacto entre mujeres 14 María Luisa Femenías Cartografía. La unión de las mujeres 16 Feminismo argentino. La gesta nacional 18 Susana Beatriz Gamba y Aida Maldonado Zapletal Peronismo. Matrimonios y algo más 22 Carolina Barry Guerrilla. Una revolución incompleta 26 Miriam Lewin Madres y Abuelas de Plaza de Mayo. Un grito eterno 28 María Seoane La cuarta ola argentina. La generación “Ni una menos” 30 María Florencia Alcaraz y Agustina Paz Frontera

2.

PRESAS EN SUS PROPIOS CUERPOS

Brujas. La persecución de las mujeres 36 Fernanda Gil Lozano Violencia de género. Cicatrices de la desigualdad 40 Mabel Bianco Territorios feminicidas. México, el país más peligroso para ser mujer 44 Ivonne Ramírez Ramírez Pueblos originarios. La resignificación de la lucha indígena 46 Karina Bidaseca Aborto. El derecho a tener derechos 48 Mabel Bellucci y Viviana Norman Trata de personas. Un delito oculto a la vista de todos 54 Susana Chiarotti Trabajo sexual, el debate. ¿Esclavas del siglo XXI? 58 Nora Pulido Trabajo sexual, el debate. Descriminalizar, un modelo distinto 60 Georgina Orellano Narcotráfico. Marche presa 62 Ileana Arduino

3.

una INCLUSIÓN EXCLUYENTE

Acceso a puestos de poder. Carreras de obstáculos y laberintos de cristal 66 Virginia García Beaudoux Estados Unidos. La misoginia de Donald Trump 70 Soledad Vallejos Kurdistán. Una revolución en todos los frentes 72 Roma Vaquero Díaz Economía. A mayor trabajo, más pobreza 74 Violeta Carolina Guitart Migraciones. Un lugar en el mundo 78 Paloma Moré Corral Gestión menstrual. ¿Un asunto sólo de mujeres? 80 Eugenia Tarzibachi Maternidad. El sentido de dar vida 84 Carolina del Olmo Monoparentalidad. La decadencia de la “familia tipo” 86 Patricia Merino LGTBQIA+.Vulnerables, disidentes, resistentes 88 Fefa Vila Núñez Iglesia Católica. En nombre del patriarcado 92 Sol Prieto Educación. Una paridad dispar 94 María del Carmen Feijoó Investigación científica. Ciencia para pocas 96 Agostina Mileo

4.

El arte de la Rebelión

Literatura. Mujeres invisibles 100 Anna Caballé Militancia escrita. Imaginarios feministas 102 Gabriela Borrelli Azara y Florencia E. González Lenguaje. Hablar sin sexismos 104 Mercedes Bengoechea Medios de comunicación. Un espejo del machismo 106 Luciana Peker Deporte. Juego limpio 110 Sonia Santoro Infancia. Muñecas y autitos 112 Carolina Duek Música. Canción con todas 114 Mercedes Liska, Malvina Silba y Carolina Spataro Humor feminista. Resistir desde la risa 116 Tamara Tenenbaum Las autoras 118


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el Atlas de la revolución de las mujeres

Presentación Creusa Muñoz

C

olonizadores e indígenas, blancos y neg ros, burgueses y proletarios… La historia de la dominación es inagotable. Pero de todas las innumerables relaciones que involucraron a un opresor y a un oprimido, la del yugo patriarcal sobre las mujeres, constituye la más extensa, y aún hoy se perpetúa. Es cierto que estamos lejos de la sociedad anterior a la Revolución Industrial donde las mujeres estaban recluidas prácticamente al ámbito privado e incluso allí, encorsetadas en ese mínimo espacio, era el hombre el que ejercía el dominio exclusivo del hogar, el que tenía la patria potestad sobre los hijos, la última palabra en la administración de las cuentas y el que incluso tenía el derecho, si lo consideraba oportuno, de recluir a su mujer en un psiquiátrico sin las garantías del debido proceso. Pero esa opresión doméstica a la que estaban confinadas las mujeres no concluía ni se restringía al ámbito privado. Se extendía, reproducía e incluso recrudecía en el espacio público. Las mujeres no tenían cabida en el mundo educativo, económico y profesional, y mucho menos en el ámbito del poder político.

Una apertura desigual

El advenimiento del capitalismo y del liberalismo político a fines del siglo XVIII despertó esa fuerza emancipadora que había permanecido muchas veces adormecida y otras tantas acallada en las mujeres. La industrialización que se irradiaba de Gran Bretaña al resto del planeta, produjo el cambio de un régimen político y económico feudal, basado en la explotación de la tierra, a otro con eje en la industria, en el que el propio interés de lucro del capital impulsó el ingreso de las mujeres al ámbito laboral. Era, ciertamente, una conquista de las mujeres pero también representaba una incipiente libertad económica que era utilitaria a los intereses capitalistas, y en cuya matriz la desigualdad de género seguía estando presente. Los salarios de las trabajadoras eran sustancialmente inferiores al

de los hombres, trabajaban en condiciones deplorables, y los puestos decisorios seguían estando reservados exclusivamente para los hombres. El sufragio universal establecido posteriormente no fue en su origen precisamente fiel a su calificativo. Seguía siendo exclusivo para los hombres. Y aunque desde hacía muchos años se escuchaban voces femeninas que clamaban por el establecimiento del derecho a votar, como la de Olympe de Gouges en Francia (1791) o las que se alzaron en la Convención de Seneca Falls en Nueva York (1848), recién se reconocería un siglo después en la mayoría de los países del mundo. A partir de entonces se asistiría a una intensificación y empinamiento de los feminismos (1).

Deconstruir para construir

Estos derechos que fueron conquistando las mujeres tras cientos de años de luchas, siguen estando erigidos sobre cimientos endebles, en los que la desigualdad de género continúa delineando y condicionando su inserción en la sociedad. La puja de intereses no se ha desvanecido en absoluto, sigue latente, impregnando todas las áreas de la vida social, mermando las libertades que han sido reconocidas a las mujeres. Representa claramente una apertura del espacio público al género femenino pero coexiste con desigualdades sociales concretas más imperceptibles, que permanecen subyacentes. Una violencia simbólica en donde la soberanía masculina se establece y perpetúa a través de la naturalización social de las desigualdades de género reproducidas y legitimadas por las propias instituciones. Porque, como afirma Ana María Fernández, “un grupo dominador no puede imponerse en el plano económico y político si al mismo tiempo no logra una hegemonía en el plano cultural y simbólico” (2). Esta naturalización social es la que ha permitido y permite hoy la invisibilización de la violencia no sólo simbólica, que se reproduce de forma vertical (a través de los techos de cristal impuestos a las mujeres para los


altos cargos) y horizontal (transversal a todos los ámbitos), sino también de aquella más ostensible y explícita, la violencia física. Según Naciones Unidas, 64.000 femicidios se producen al año en el mundo. La muerte, los golpes, el usufructo del cuerpo a través de la trata y el tráfico, despojan a las mujeres de toda libertad, esclavizándolas y vaciando de sentido su existencia. Esta opresión no es exclusiva de las democracias occidentales; se extiende y exacerba en el mundo musulmán y oriental. Pero en nuestras sociedades es donde se cuestiona con más vigor la legitimidad de esta dominación de género. Como diría Simone de Beauvoir: “Toda opresión crea un estado de guerra. Y este caso no es una excepción. […] Ya no se trata de una guerra entre individuos encerrados cada cual en su esfera: una casta reivindicadora se lanza al asalto y es tenida en jaque por la casta privilegiada. Son dos trascendencias que se afrontan; en vez de reconocerse mutuamente” (3). Es esta tensión, este cuestionamiento de la legitimidad de la dominación patriarcal, lo que se aborda en este Atlas de la mano de las mejores especialistas, acompañando cada una de las páginas con infografías, gráficos y cartografías. Una obra indispensable, elaborada por el equipo femenino de Le Monde diplomatique, edición Cono Sur, para deconstruir las arraigadas construcciones sociales de género. 1. Dora Barrancos señala que entre los movimientos precursores se encuentran los vinculados con la extinción de la esclavitud de población negra (véase página 10 de este Atlas). 2. Ana María Fernández, Las lógicas sexuales: amor, política y violencias, Ediciones Nueva Visión, Buenos Aires, 2009. 3. Simone de Beauvoir, El segundo sexo, Debolsillo, Buenos Aires, 2017.

© Le Monde diplomatique, edición Cono Sur


© M.A.f.I.A.


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1. Entre patriarcado y modernidad

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Entre patriarcado y modernidad DespuĂŠs de siglos de lucha, las mujeres siguen intentando quebrar los arraigados patrones de la dominaciĂłn patriarcal que, con diferentes intensidades, aĂşn siguen vigentes en todas las sociedades del mundo. Una guerra perpetua por alcanzar la igualdad de gĂŠnero y por romper de una vez por todas los intolerables lastres de una cultura conservadora.


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el Atlas de la revolución de las mujeres

Las tres olas del feminismo

Dora Barrancos

Si bien hubo experiencias anteriores, se considera que la primera ola del feminismo comenzó en el siglo XIX. Desde entonces tres ciclos de intensas luchas por alcanzar la igualdad de derechos entre hombres y mujeres vienen cambiando una sociedad donde la dominación patriarcal sigue muy arraigada.

Hacia la emancipación

1ª Ola (1840- 1960) 1791 Olympe de Gouges realiza una adaptación de la “Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano” a la que denominó “Declaración de los Derechos de la Mujer y la Ciudadana”. El texto propone la emancipación femenina y la equiparación jurídica de la mujer, la igualdad de derechos y el sufragio femenino. 1789 Revolución Francesa. Se proclama la “Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano”.

1848 La Asamblea de Seneca Falls en Nueva York elabora una proclama de derechos a la que denominó “Declaración de sensibilidad”, documento que denunciaba las restricciones, sobre todo políticas, a las que estaban sometidas las mujeres en Estados Unidos. 1836 Francia establece el derecho de las mujeres a la enseñanza primaria.

1792 Mary Wollstonecraft publica el ensayo Vindicación de los derechos de la mujer en el que denuncia que la posición deficitaria de las mujeres se debe a una distribución inequitativa de las oportunidades educativas.

1857 El 8 de marzo, obreras de la industria textil de Estados Unidos organizan una protesta en busca de mayores salarios y mejores condiciones laborales.

1882 Hubertine Auclert, destacada militante francesa, empleó el término “feminismo”, en su periódico La Cittoyenne. 1893 Nueva Zelanda se convierte en el primer país donde se establece el derecho al voto femenino.

1873 En la ciudad de Boston, en Estados Unidos, se inaugura la primera universidad totalmente accesible a las mujeres.

1903 Marie Curie obtiene el Premio Nobel. Es la primera mujer en ser reconocida con este galardón en la disciplina Física.

1ª 1789

1800

Fuente: Elaboración propia.

1850

1908 Cerca de quince mil mujeres, bajo el eslogan “Pan y Rosas”, se manifiestan en las calles de Nueva York, para exigir la reducción de horas de trabajo, mejores salarios, el derecho al voto y el fin del trabajo infantil.

1900

1909 Se celebra por primera vez el Día Internacional de la Mujer.


1. Entre patriarcado y modernidad

E

l feminismo es una corriente de acción política cuyo propósito central es obtener derechos para las mujeres en igualdad con los varones. En rigor se impone el plural “feminismos” debido a las enormes variaciones alcanzadas por las experiencias de los colectivos reivindicativos, a la diversidad de sus programas y a las formulaciones locales de su desarrollo más allá de que se identifiquen por sostener la inexorable equidad entre los sexos. Las agitaciones que condujeron a sostener programas feministas surgieron, como mucho, a fines del siglo XVIII, pero conviene reservar el concepto para las acciones decididamente orientadas a la conquista de prerrogativas ocurridas durante el siglo XIX. La historiografía ha subrayado el decisivo empinamiento de los feminismos a partir de 1840, apuntando a las características de sus primeras adherentes, por lo general mujeres que habían tenido mejores oportunidades educativas. Entre los fenómenos precursores que culminaron con la creación de la agencia feminista se encuentran los vinculados con la extinción de la esclavitud de la población negra. Es bien conocida la actitud de muchas mujeres que pasaron a identificar su situación de modo especular con la de la población esclava, y que el movimiento abolicionista enraizó con el reclamo por la liberación de las mujeres sometidas a padres, hermanos o maridos.

2ª Ola (1960-1980)

No pueden eludirse las referencias a dos figuras conspicuas de fines del siglo XVIII que contribuyeron a moldear las expectativas que fluyeron medio siglo más tarde: la francesa Olympe de Gouges y la inglesa Mary Wollstonecraft. Entre sus múltiples aportes, el legado más importante de Olympe fue la adaptación que realizó en 1791 de la “Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano” aprobada dos años antes y que denominó “Declaración de los Derechos de la Mujer y la Ciudadana”. Mary Wollstonecraft, por su parte, en 1792 publicó su ensayo más notable: Vindicación de los derechos de la mujer, ganándose un lugar entre las precursoras del feminismo. Si bien Mary estuvo lejos de elaborar un programa reivindicativo para las mujeres, su ensayo mostró las primeras trazas del fondo de la cuestión: la posición deficitaria de las mujeres no se debía a una circunstancia inherente al sexo, sino a una distribución inequitativa de las oportunidades educativas.

La gesta

Las feministas de la llamada “primera ola”, es decir del primer ciclo que examinó las causas del sometimiento de las mujeres y actuó de diversas maneras para revertirlo, tejieron redes colectivas desde 1840. La asamblea de Seneca Falls (Nueva York) en 1848 se constituyó en un hito debido a la proclama de derechos que planteó la “Declaración de sensibilidad” elaborada en la reunión gracias d

3ª Ola (1980 a la actualidad)

1949 Simone de Beauvoir publica El Segundo Sexo. 1910 Conferencia Internacional de mujeres socialistas en Copenhague. Deciden organizar anualmente una jornada de la mujer para reforzar su lucha por el sufragio femenino universal.

1920 Rusia se convierte en el primer país que legaliza el aborto.

1911 El 25 de marzo en una fábrica textil de Nueva York, Triangle Shirtwaist Company, mueren más de 140 obreras en un trágico incendio. 1915 Se organiza en La Haya una reunión convocando a los diferentes movimientos de mujeres.

1955 Detención de Rosa Parks por negarse a ceder su asiento a un hombre blanco en un autobús en Montgomery, Alabama. Un gesto de dignidad que la convirtió en un símbolo de 1948 lucha por los derechos civiSe aprueba la Declaración Uni- les de las personas de color. versal de los Derechos Humanos 1960 en donde se reSirimavo Bandaraconoce el sufranaike se convierte gio femenino. en Primera Ministra en Sri Lanka, la primera mujer en ocupar un cargo de esta envergadura en un Estado.

2ª 1910

1950

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1989 Teresa de Lauretis escribe Tecnología del género. Un año después publica su workshop en la Universidad de California “Teoría queer”. Caída del Muro de Berlín. 1963 Betty Friedan escribe La mística de la feminidad.

1999 Judith Butler escribe El género en disputa. La ONU establece el 25 de noviembre como el Día Internacional de la Eliminación de Violencia contra la Mujer. 2004 Marcela Lagarde, académica feminista mexicana, difunde la traducción del concepto “feminicidio” realizado por ella a raíz del texto de Diana Russell y Jill Radford, Femicide: The Politics of Woman Killing. 2014 Malala Yousafzai obtiene el Premio Nobel de la Paz convirtiéndose en la persona más joven en conseguir este galardón.

1974 Isabel Perón se convierte en la primera mujer del mundo en alcanzar el cargo de Presidenta.

#

2017 Surge el grupo #MeeToo que denuncia la agresión y el acoso sexual.

1975 El 8 de marzo Naciones Unidas conmemora por primera vez el Día Internacional de la Mujer.

2018 Primera huelga mundial de las mujeres. Gran adhesión en todo el planeta.

2000

2018


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el Atlas de la revolución de las mujeres

Olympe de Gouges

“La mujer nace libre y debe permanecer igual al hombre en derechos [...]. La ley debe ser la expresión de la voluntad general; todas las ciudadanas y ciudadanos deben contribuir, personalmente o por medio de sus representantes, a su formación ”. Declaración de los Derechos de la Mujer y la Ciudadana, 1791. d a la labor de Lucrecia Mott, Elizabeth Cady Stanton y

Jane Hunt, entre otras. La Declaración sostenía como “verdad evidente: que todos los hombres y mujeres son creados iguales; que están dotados por el Creador de ciertos derechos inalienables, entre los que figuran la vida, la libertad y el empeño de la felicidad; que para asegurar estos derechos son establecidos los gobiernos, cuyos justos poderes derivan del consentimiento de los gobernados”. Fue firmada por un centenar de participantes, entre los cuales un 30% eran varones. La forja de una identidad feminista resultó siempre difícil, aunque no era ese el nombre con el que se identificaban las militantes. Las adversidades desde luego tuvieron que ver con los ambientes de inserción. En Estados Unidos, por ejemplo, las mujeres habían tenido más grados de libertad que en Europa, lo que no significaba que estuvieran exentas de las severas reglas de “ser mujer”. Las inglesas estaban singularmente sometidas al mandato patriarcal, a las fórmulas sojuzgadas de padres y maridos, al acatamiento de las funciones “propias del sexo”. Las francesas, aunque igualmente sometidas a las normas patriarcales, parecían mostrar líneas de fuga en términos de moral sexual. Las alemanas, especialmente de las clases trabajadoras, tampoco se libraban de los presupuestos patriarcales, y como las austríacas socialdemócratas sufrieron enconados ataques debido a las posiciones pacifistas con el estallido de la Gran Guerra en 1914. Sin embargo, con el correr de las décadas, las defensoras de los derechos de las mujeres consiguieron aumentar el número de simpatizantes y emergieron en la mayoría de los países, al menos occidentales. El concepto de “feminismo” se atribuye a Hubertine Auclert, destacada militante francesa que lo empleó en su periódico La Cittoyenne en 1882. A fines del siglo XIX se realizaron numerosos congresos feministas, y al iniciarse el XX, la corriente se ensanchó con la participación de mujeres que reclamaban contra el sojuzgamiento y reivindicaban los derechos civiles y cívicos de los que gozaban los varones. Para sintetizar, la agenda de los feminismos de la “primera ola” podría sistematizarse en los siguientes cuatro aspectos: 1) igualdad jurídica toda vez que las normas inferiorizaban a las mujeres; 2) conquista del

derecho a votar y a ser votada, tal como habían logrado los varones en la mayoría de los países; 3) garantía del derecho a la educación bajo cualquier circunstancia, y 4) reconocimiento de la maternidad, aspecto acentuado en las primeras décadas del XX cuando las diversas manifestaciones feministas reclamaron asignaciones estatales según el número de hijos.

Un feminismo renacido

El feminismo vivió un relativo estancamiento durante los años de la Segunda Guerra Mundial y los posteriores. El retorno a las antiguas urgencias vindicativas tal vez se explique por el hecho de que en la mayoría de los países occidentales se habían ganado reformas sociales y jurídicas que habían permitido una cierta mejora del estatus de las mujeres. Pero esa adaptación era una renuncia a la completa emancipación. En este contexto, la aparición del libro La mística de la feminidad de Betty Friedan en 1963 sirvió como un sacudón a la adormecida conciencia feminista, aunque no puede descartarse la influencia de El segundo sexo de Simone de Beauvoir, cuya traducción al inglés ocurrió en 1953. Sin embargo, como manifestó la propia autora en una entrevista en 1976: “La mayor parte de las mujeres que se volvieron activas en el movimiento eran muy jóvenes cuando el libro fue lanzado, en 1949-50, para ser influenciadas por él. Lo que me halaga, claro, fue que ellas lo hayan descubierto más tarde”. Más allá del número de lecturas a Friedan o a Beauvoir, sus contribuciones fueron fundamentales para la aparición de un fenómeno completamente novedoso: el surgimiento de la teoría feminista. La segunda ola modificó por completo la agenda y tornó irreprimible el advenimiento de una epistemología que se irradió más allá de la cantera de las ciencias sociales y las humanidades. El feminismo renacido a mediados de los 60 tenía un doble lazo: una nueva inscripción en materia de derechos y un esfuerzo vigoroso para la densidad teorética. La segunda ola fue impetuosa, no faltaron las confrontaciones estridentes y tuvo mucho que ver con el contexto internacional: la Guerra Fría, la guerra de Vietnam, los procesos de descolonización y las insur-

Mary Wollstonecraft

“Las desigualdades entre los hombres y las mujeres son tan arbitrarias como las referidas al rango, la clase o los privilegios; todas aquellas que el racionalismo ilustrado había criticado e identificado”. Vindicación de los derechos de la mujer, 1792.


1. Entre patriarcado y modernidad

Simone de Beauvoir

“Mientras no se haga realidad una perfecta igualdad económica en la sociedad, y mientras las costumbres permitan a la mujer disfrutar como esposa y amante de los privilegios que corresponden a algunos hombres, el sueño de un éxito pasivo se mantendrá, frenando su propia realización”.

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Betty Friedan

“Una mujer está en desventaja por su sexo, y los obstáculos de la sociedad, tanto si cumple servilmente el patrón masculino en el ámbito profesional, como si se niega a competir con el hombre”. La mística de la feminidad, 1963.

El Segundo Sexo, 1949.

gencias generacionales a las que obligaban las rancias formulaciones del sistema universitario. Entre las grandes modificaciones experimentadas por la agenda que había regido durante un siglo, es necesario subrayar ciertos ejes: 1) el abandono de la clave maternalista y la consagración del reconocimiento del cuerpo sexuado femenino con independencia del propósito reproductivo; 2) el reconocimiento y la celebración del deseo sexual, la elucidación teórica en torno de la cuestión y el franqueamiento a las experiencias homoeróticas; 3) la descripción del sistema patriarcal como violento y responsable de diversas manifestaciones de agresión, desde las formas simbólicas, hasta los modos fácticos de acoso y los ataques a la integridad sexual y física. La lucha contra la violencia se situó en la cima de los programas enunciados por diversos feminismos, una alteración completa del orden de las reivindicaciones del pasado. Pero no pueden dejar de mencionarse dos cuestiones fundamentales que instaló la segunda ola: la “desbiologización” de la diferencia sexual y la politización de la identificación sexo-genérica. Otro legado fundamental de la notable agenda feminista que ocupó las décadas 1960-1980 es la aseverativa “lo personal es político”.

Controversias y escisiones

Aunque los núcleos feministas tendieron a formar composiciones heterogéneas, hubo controversias y escisiones. Uno de los primeros quiebres surgió ante el diagnóstico de una perspectiva dominada sobre todo por mujeres “blancas, protestantes y de clase media” como ocurrió en Estados Unidos. Fuera de ese país también se registraron malestares. Tal es el caso de América Latina, donde si bien la recepción de la segunda ola había significado un notable estremecimiento –desplazado temporalmente debido a las dictaduras de la región–, no pudieron evitarse los coletazos frente a la centralidad europeo-estadounidense atribuida a la teoría feminista. La idea de exhibir otras manifestaciones acordes con las diferencias étnicas y

de clase fue incorporándose como una contestación a lo que parecía un régimen decididamente no inclusivo del movimiento de mujeres. Pero si estos disensos fortalecieron los “feminismos de diáspora”, un punto fundamental de la diatriba se estableció en torno de la convencional aceptación heterosexista, marca registrada de la clásica “teoría feminista”. Es muy difícil precisar el momento de producción de lo que fue encrespándose como “tercera ola” y la discusión permanece abierta. A mi juicio, el cauce fue iniciado por quienes retaron la perspectiva, ínsitamente patriarcal, de la conformación de géneros anclada en valoraciones excluyentes de la sexualidad. A mero título conjetural, creo que fue a fines de los años 70 e inicios de los 80 cuando se irradiaron los discursos dirigidos a retar al propio feminismo por sus convenciones generizadas heterosexistas. Es necesario mencionar los aportes de Teresa de Lauretis, su “tecnología del género” (1989) y sobre todo su workshop sobre “teoría queer” en la Universidad de California en Santa Cruz en 1990. Y no se puede dejar de citar el pionerismo de Monica Wittig y la obra fundamental de Judith Butler, especialmente El género en disputa (1999) que levantó un reguero de discusiones y se constituyó como referencia para desestabilizar el concepto de género. Desde luego, forman parte de esta tercera ola también las discursividades pos-coloniales con sus denuncias a la hegemonía del feminismo euroamericano, a sus asociaciones con propósitos imperialistas y a las capitulaciones de los feminismos periféricos identificados con aquellas teorías que preservan ciertos universales esencialistas. Estas posiciones guardan aspectos que seguramente pueden compartirse, pero hay que estar advertidas sobre las nuevas formas de “pureza” y de normatividad feminista excluyente, que no dejan de ser esencialistas. Si hay una promesa en esta tercera ola, es la del inmenso arco de registros teóricos y de acción política para clausurar la dominación patriarcal.


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el Atlas de la revolución de las mujeres

Sororidad

María Luisa Femenías

Mientras que la amistad entre hombres se presenta como natural, la relación entre mujeres habitualmente se muestra como un vínculo plagado de conflictos. Pero la sororidad, presente desde hace siglos, derrumba ese mito, y hoy adquiere más fuerza en el espacio público y político mundial.

A

partir de la Revolución Francesa y la “Declaración de los Derechos del Hombre y el Ciudadano” en 1789, parecía vislumbrarse el camino hacia la igualdad. Una igualdad entre los hombres, pero no entre seres humanos. El lema de la Revolución –Libertad, Igualdad, Fraternidad– no se extendió a las mujeres, como sostiene la filósofa María Xosé Agra en el libro Fraternidad: un concepto político a debate. Su análisis muestra también cómo los conceptos de libertad e igualdad son universales (o al menos universalizables en su sentido formal), mientras que el de fraternidad incluye sólo, y en el mejor de los casos, a la mitad de la especie humana. Los conceptos de fray-frater comenzaron a usarse a mediados del siglo XII en Francia, y unos doscientos años después su derivado, fraternidad, llegó a adquirir un claro sentido sociopolítico. Pero el término se refería sólo a los varones, es decir, a los hermanos varones (hermanos carnales o como hijos de Dios), mientras que sor aludía a las hermanas mujeres. Luego de la Revolución, la utilización del universal Hombre en el conjunto de reivindicaciones libertarias se fue reduciendo a los varones a partir del cierre de los Clubes de Mujeres, en 1793 y 1794, la expulsión de las mujeres de la Asamblea Nacional y el asesinato en la guillotina de la mayoría de las lideresas del movimiento que reclamaba derechos de ciudadanía. De este modo, el término universal Hombre se solapó con hombre, como mitad de la especie, dando lugar a la falacia según la cual la parte se superpone con el todo. Como consecuencia, se invisibilizó a “la otra mitad”, es decir, a las mujeres y, por extensión, a todas las sexualidades disidentes.

Un concepto en la sombra

La idea de sororidad comenzó a adquirir fuerza hacia fines del siglo XVIII y principios del XIX en los discursos políticos que exigían derechos, consolidando su sentido de “hermandad femenina” o de mujeres seguidoras de una causa justa.

Es necesario resaltar que, si bien los términos sororidad y fraternidad tienen un origen religioso o conventualmonacal, fraternidad superó rápidamente los límites que le impuso la religión para convertirse en un concepto laico, político y hasta revolucionario. La sororidad, en cambio, no siguió el mismo camino. Desde un punto de vista fáctico, incluso las más altas jerarquías femeninas del convento se vieron siempre subordinadas al mando de un varón, obispo o papa. Es decir, el paralelo fray/sor; fraternidad/sororidad, se trunca una vez superados los escalones jerárquicos medios. Si bien para escapar de la

Todavía hoy los diccionarios desconocen el concepto de sororidad, aunque sí incluyen el concepto de fraternidad. tutela eclesiástica muchas agrupaciones de mujeres, como las beguinas (asociación de mujeres cristianas del siglo XII que dedicaban su vida a la ayuda a los desamparados, enfermos, mujeres, niños y ancianos), solicitaron y obtuvieron la protección de príncipes o señores, nunca pudieron legitimarse plenamente a sí mismas aunque constituyeran el fenómeno más interesante de laicización de la vida femenina. A pesar de haber perdurado hasta el siglo XX, estas comunidades autogestivas, en convivencia libre, son tan interesantes como poco conocidas. Independientemente de las reivindicaciones y argumentos teológicos a los que han apelado abadesas y teólogas hasta la actualidad, salvo el incidente –rápidamente reparado, desmentido y ocultado– de la coronación como Papa de Juan VIII, que resultó luego ser Juana, el trono del Vaticano y los sillones cardenalicios siempre han sido ocupados por varones. Es decir, aunque los términos fraternidad y sororidad son lógica y lingüísticamente


1. Entre patriarcado y modernidad

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Siglos XII y XIII. Laicas.

Comenzaron en Flandes, norte de Francia y en Alemania, y luego se expandieron por Europa.

Solidarias: atendían enfermos.

Aducían una relación directa con Dios (sin ser monjas, ni relacionarse con las estructuras eclesiásticas). Viudas, solteras.

La beguina Marguerite Porrette, autora del tratado místico El espejo de las almas simples, fue perseguida por la Inquisición y quemada en París en 1310.

Fuente: Elaboración propia.

Predicaban la libertad del alma. El Concilio de Viena (1311, Francia) las declaró herejes por practicar una vida espiritual fuera de la Iglesia. Vivían con independencia del control de los varones.

Beguinas, un ejemplo de sororidad

equivalentes, no lo son en su uso político, público, social y jerárquico. Todavía hoy los diccionarios desconocen el concepto de sororidad, aunque sí incluyen el de fraternidad.

La unión que transforma

Alfabetizaban mujeres pobres y enseñaban oficios para inculcar la autonomía.

A pesar de esta marginación, durante el siglo XIX la idea de sororidad tuvo una amplia circulación, pero no en el espacio público-político, de donde fue desplazada, sino en el privado e íntimo. Como lo expone la autora canadiense Carol Lesser en ‘Let Us Be Sisters Forever’: The Sororal Model of Nineteenth-Century Female Friendship, la sororidad rige fuertemente la escritura epistolar femenina y la excede formando redes de contención, de educación y de apoyo. Gracias a la redefinición de la noción de política, en términos de “lo personal es político”, como sostiene la activista y escritora Carol Hanisch en el texto publicado en 1969 y que lleva como título aquel lema, se puede desplegar la dimensión ética, solidaria, política y práctica de la sororidad. En los análisis sobre el concepto, la sororidad suele estar vinculada a la noción de “pactos entre mujeres” que la filósofa española Posada Kubissa describe en su libro Pactos entre mujeres. Estos pactos no son necesariamente explícitos, pero sí se basan en la confianza recíproca, el respeto mutuo, la valoración positiva de la otra-mujer y la voluntad de superar la escisión que socioculturalmente se promueve entre las mujeres. La sororidad favorece la construcción de vínculos solidarios entre mujeres, rechazando la dependencia emocional, económica, de clase o identitaria de una figura masculina de la que obtener reconocimiento.

El último refugio beguino fue cerrado a comienzos del siglo XX.

En este sentido, la antropóloga mexicana Marcela Lagarde vincula –en su trabajo Los cautiverios de las mujeres: madresposas, monjas, putas, presas y locas– la sororidad al affidamento, término acuñado por la filósofa italiana Luisa Muraro –en El orden simbólico de la madre– para referirse a las “hijas simbólicas”, relación constituida por lazos de afecto basados en creencias y principios en común. La sororidad refuerza la posibilidad de obtener reconocimiento de otra u otras mujeres, cuyos criterios se valoran hasta constituir relaciones positivas, solidarias, de cuidados, basadas en relaciones paritarias y alianzas existenciales. En general, la sororidad apunta a una dimensión utópica, en términos de contribuir, a la manera de un horizonte de sentido, con acciones específicas que tiendan a eliminar de la sociedad todas las formas de opresión, desmontando la construcción jerárquica de los sexos, tanto como la de las etnias y las clases. La puesta en práctica de la solidaridad, el cuidado mutuo, la cooperación, la autogestión, el apoyo y la contención son algunos de los valores implicados en el concepto de sororidad. Tales valores promueven lo que Lagarde, en su trabajo mencionado anteriormente, denomina “el poderío genérico de todas y el empoderamiento vital de cada mujer”. Esto genera que tanto el concepto como las acciones adquieran una dinámica y una potencialidad cuyos impactos legales, sociales y políticos aún no son observados en todas sus dimensiones. Como horizonte de sentido, la sororidad habilita una sociedad desjerarquizada que, al mismo tiempo, posibilita un cambio fundamental en el modo de entablar las relaciones de género, tendiente a la transformación social.


el Atlas de la revolución de las mujeres

La unión de las mujeres

EE.UU. Nueva York 8 de marzo de 1857. Trabajadoras de la fábrica textil Triangle Shirwaist se manifiestan pidiendo mejores condiciones laborales. El 25 de marzo de 1911, 146 trabajadoras mueren en un incendio en la fábrica. 26 de agosto de 1970. Se desarrolla la protesta "Women’s Strike for Equality", encabezada por Betty Friedan, exigiendo: guarderías gratuitas abiertas durante las 24 horas bajo control comunitario; aborto libre “gratis e inmediato” e iguales oportunidades de trabajo y de educación.

República Dominicana. 1992. Primer Encuentro de Mujeres Afrodescendientes.

Brasil. 1988. Primer Encuentro Nacional de Mujeres Negras.

Bolivia. 10 de enero de 1980. Nace la Confederación Nacional de Mujeres Campesinas Indígenas Originarias de Bolivia “Bartolina Sisa". Participan en acciones colectivas de los campesinos en el proceso de recuperación democrática y denuncian la doble discriminación por ser mujeres y por ser campesinas e indígenas.

50º 60º

70º

30º

20º

º 80

Islas Malvinas (Arg.).

40º

1 0º

º 70

º 90

Argentina. Junio de 1992. Primera marcha del Orgullo LBGTIQ, conmemorando la resistencia del colectivo al ser detenidos en una razzia en el bar "Stonewall" (Nueva York).

1 00º

1 0º 1 1 0º

20º

1 20º

80º

16

Fuente: Elaboración propia.

30º

1 30º 0

250

500 km


1. Entre patriarcado y modernidad

Islandia. 24 de octubre de 1975. Paro nacional de mujeres. El 90% de las mujeres hacen huelga no sólo en sus lugares de trabajo sino también en sus hogares. Se propuso la unidad de las mujeres de todos los estratos sociales y políticos.

Rusia. 8 de marzo de 1917. Mujeres socialistas se organizan ante la falta de alimentos con la consigna de "Pan, paz y libertad".

Francia. 1789. Se crean Clubes de Mujeres, donde se juntan a debatir, informarse y organizar acciones en el proceso de la Revolución Francesa. Desde su inicio hasta 1793 (año en que fueron prohibidos) se censaron 56 clubes femeninos.

España. Barcelona. 1896. La obrera textil Teresa Claramunt funda la Sociedad Autónoma de Mujeres para luchar contra la posición superior que poseen los hombres en la sociedad.

Arabia Saudita. 8 de marzo de 2018. Las mujeres conmemoran el Día Internacional de la Mujer ejerciendo uno de sus derechos recientemente adquiridos: salir a correr por el distrito histórico de Jeddah.

Irán. 8 de marzo de 2018. Tres mujeres se quitan el velo y cantan una canción en el subte de Teherán. Un día antes una mujer había sido sentenciada a dos años de prisión por sacarse el velo en público.

Turquía. Estambul. 27 de marzo de 1995. Nace el movimiento Madres de los sábados, que reclaman por las desapariciones de sus hijos perpetradas por el terrorismo de Estado en la década del 90.

17


18

el Atlas de la revolución de las mujeres

Los orígenes del feminismo argentino

Susana Beatriz Gamba y Aida Maldonado Zapletal

La rebelión de las mujeres es identificable en todo tiempo y lugar. En Argentina, la llegada masiva de inmigrantes al país a fines del siglo XIX terminó de dar forma a los primeros feminismos nacionales y constituyó la antesala de interminables luchas libradas por la igualdad de género.

S

i entendemos el feminismo como un movimiento que promueve la liberación de la mujer y la igualdad de derechos sociales, políticos y económicos entre géneros, su historia se relata a través de hechos que dan cuenta de la desigualdad y de su opresión. Tras una larga cultura de dominación, las mujeres tardaron en nombrarse y mucho más en trascender y perpetuarse. ¿Cuántas mujeres nos llegan de las culturas originarias, de los tiempos de la Revolución de Mayo o de la Independencia? Aún con pocos nombres propios que acuñar, la rebelión de las mujeres es identificable en todo tiempo y geografía. Manuela Pedraza, “la Tucumanesa”, y Martina Céspedes –entre muchas– lucharon con valentía durante las Invasiones Inglesas; patriotas como Juana Moro y María Loreto Sánchez organizaron a las salteñas en una red de espionaje apoyando al Ejército de Manuel Belgrano en el

Norte; trabajadoras domésticas, costureras, fosforeras protagonizaron grandes huelgas en los comienzos del siglo XX; otras exigieron votar y estudiar; las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo… Son muchas las mujeres que sin llamarse feministas se sublevaron ante las injusticias y resistieron los embates autoritarios del Estado y la cultura patriarcales.

Primeras expresiones

Las primeras expresiones llamadas feministas en Argentina surgieron a fines del siglo XIX, con el ingreso de las grandes corrientes migratorias europeas que trajeron las ideas del anarquismo, el socialismo y, más tarde, del comunismo. “Porción hermosa de la sociedad” llamaba Petrona Ignacia Rosende a las lectoras de La Aljaba, periódico que fundó en Buenos Aires en 1830. Sin ser feminista,

1906 Huelga de las fosforeras: lucha protagonizada por las obreras de la Compañía General de Fósforos que comenzó en Barracas, Avellaneda y Paraná.

Hitos del feminismo autóctono 1900 Cecilia Grierson funda el Consejo Nacional de Mujeres.

1885 Primera egresada universitaria (Élida Paso). 1896 Periódico La Voz de la Mujer (comunista anárquico).

1830 Periódico La Aljaba, dedicado al bello sexo argentino. Primera publicación dirigida a mujeres.

1830

1885

1891 Primera huelga de trabajadoras del servicio doméstico.

1890

Fuente: Susana Beatriz Gamba y Aída Maldonado Zapletal.

1904 Fundación de la Asociación de Universitarias Argentinas. 1905 Creación del Centro Feminista, la Liga Feminista Nacional y el Centro Feminista de Libre Pensamiento.

1902 Constitución del Centro Socialista Femenino por iniciativa de las hermanas Chertkoff.

1895

1900

1905

1910 Entre el 18 y el 23 de mayo se desarrolló el Primer Congreso Internacional Femenino en Buenos Aires.

1916 Fundación del periódico Tribuna Feminista por parte de Carolina Muzzilli, quien también fue su directora (socialista).

1911 Julieta Lanteri logra votar en las elecciones de concejales en Buenos Aires.

1910

1915


1. Entre patriarcado y modernidad

se dirigía a las mujeres y abordaba asuntos públicos. Siguieron su derrotero publicaciones que también promovieron los derechos de las mujeres y cuestionaron los privilegios de los hombres, como La Camelia, a cargo de Rosa Guerra (1852), Álbum de señoritas, de Juana Manso (1854) y La Alborada del Plata, editada por Juana Manuela Gorriti (1877). La Voz de la Mujer, pionera en América Latina, fue la primera publicación feminista que convocaba a movilizarse contra la subordinación de las mujeres y trabajadoras. Vocera del comunismo anárquico, entre 1896 y 1897, luchó contra la religión y todas las instituciones opresivas y promovió la educación, la anticoncepción y el amor libre.

Del anarquismo al radicalismo

El anarquismo tuvo gran relevancia en los orígenes del feminismo argentino. Las prácticas revolucionarias y la composición obrera y popular de la gran mayoría de sus integrantes cuestionan la tesis generalizada de un primer feminismo elitista y burgués. Entre sus referentes trascendieron Virginia Bolten y Juana Rouco Buela. Este movimiento centraba la mirada en el poder ejercido sobre las mujeres dentro del matrimonio y de la familia.

Son muchas las mujeres que sin llamarse feministas se sublevaron ante las injusticias. En consecuencia, promovía las relaciones libres, ya que consideraba que el casamiento restringía la libertad y sexualidad de las mujeres, y que su finalidad era asegurar la transmisión capitalista de la propiedad. Las trabajadoras, llamadas “las proletarias del proletariado”, fueron tejiendo una resistencia frente a las

1919 Fundación del Partido Nacional Feminista. Alicia Moreau, entre otras, participa de la creación del Comité Pro Derecho del Sufragio Femenino.

1932 La Cámara de Diputados aprueba el voto femenino, pero no se trata en el Senado. Se crea la Agrupación de Mujeres de Letras y Artes, en cuya primera comisión participaron, entre otras, Salvadora Medina Onrubia y Alfonsina Storni.

1947 Se sanciona la Ley del Sufragio Femenino.

1920 Aparición de la revista Nuestra Causa (socialista).

1920

1925

1930

1935

1940

1945

inclemencias de un sistema de dominación y explotación. Dentro de las muchas acciones que organizaron, se destacan algunas medidas de fuerza tales como: las huelgas de las trabajadoras de servicio doméstico en 1891, 1901 y 1904; la lucha obrera de las fosforeras de Barracas, Avellaneda y Paraná en 1906, que logró en 1909 una asociación que las aglutine; la organización que forjaron las obreras telefónicas para pedir mejoras salariales en 1907; la creación de la Sociedad de Obreras Costureras de Confección en General en 1936 o la sanción de la Ley de Trabajo a Domicilio en 1941. El Partido Socialista, fundado en 1894, asumió un compromiso fuerte con la participación electoral y la reforma laboral, por lo que en la segunda década del siglo XX sobrepasó al anarquismo en cuanto a su inserción y propagación del feminismo. La creciente influencia del radicalismo, por su parte, también hizo lo suyo para eclipsar la influencia anarquista.

Universidad, letras y artes

Entre 1885 y 1900 egresaron las primeras universitarias, en su mayoría médicas. Fueron también las primeras feministas “ilustradas” que promovieron derechos civiles y políticos. Algunas eran partidarias del socialismo, sufragistas y organizadoras de varios centros de convergencia, así como del Primer Congreso Internacional de Mujeres de 1910, donde se destacaron las voces de Cecilia Grierson, Elvira Rawson, Julieta Lanteri, María Abella Ramírez, Alicia Moreau y Carolina Muzzilli, entre otras. Sus participantes militaban mayoritariamente en el Centro de Universitarias Argentinas, el Centro Socialista Femenino, el Centro Feminista y la Liga de Mujeres Librepensadoras. En 1932 se constituyó en Buenos Aires la Agrupación de Mujeres de Letras y Artes. En su primera comisión se destacaron Salvadora Medina Onrubia y Alfonsina Storni. Medina Onrubia merece un justo reconocimiento por su literatura y su militancia política anarquista. Aunque cuestionada por su modo de vida burgués y d

1970 Surge la Unión Feminista Argentina (UFA), primera agrupación feminista de la Segunda Ola.

1951 Las mujeres votan por primera vez en elecciones nacionales.

1950

19

1977 Primera Ronda a la Plaza de las Madres de Plaza de Mayo.

1983 Creación del colectivo Lugar de Mujer que acompaña las primeras 1979 leyes a favor de Unión de Mujeres Socialas mujeres. listas. Aparece el CEM (Centro de Estudios de la Mujer). 1978 Constitución de la Asociación Juana Manso en Córdoba.

1972 Fundación del Movimiento de Liberación Feminista (MLF).

1970

1982 Surgimiento de ATEM (Asociación de Trabajo y Estudio de la Mujer) 25 de Noviembre, Amas de Casa del País, Asociación Argentina de Mujeres de Carreras Jurídicas.

1975

1980

1985


20

el Atlas de la revolución de las mujeres

Cecilia Grierson (1859-1934) Primera médica argentina Obstetra y kinesióloga, no pudo trabajar como cirujana a pesar de ser la primera mujer que obtuvo el título habilitante. Luchó denodadamente por el reconocimiento de los derechos de la mujer. Participó en congresos internacionales y elaboró un estudio sobre el Código Civil que permitió un importante cambio en la legislación en beneficio de la mujer casada. En 1910 presidió el Primer Congreso Feminista Internacional de la República Argentina, convocado por la Asociación de Mujeres Universitarias. Creó escuelas y otros establecimientos educativos con actividades distintas a la medicina y fue pionera en el tratamiento de niños con capacidades especiales. Fundó la Escuela de Enfermeras del Círculo Médico del país. Trabajóen el Hospital San Roque (hoy Hospital Ramos Mejía). Colaboró en el primer nacimiento por cesárea hecho en Argentina (1892).

Alicia Moreau (1885-1986) Líder política socialista En 1902 fundó el Centro Socialista Feminista y la Unión Gremial Femenina, y en 1906 el Movimiento Feminista. Durante el Congreso Internacional de Libre Pensamiento, realizado en Buenos Aires, fundó el Centro Feminista y el Comité Pro-Sufragio Femenino junto a mujeres como Sara Justo. En 1910 fue una de las principales organizadoras del Primer Congreso Femenino Internacional. En 1914 se recibió como médica con la tesis “La función endócrina del ovario”, siendo una de las primeras especialistas latinoamericanas en enfermedades femeninas. En 1918 fundó la Unión Feminista Nacional. Fue directora de la revista Nuestra causa creada en 1919. En 1932 elaboró un proyecto de ley que establecía el sufragio femenino. En 1958 participó de la división del Partido Socialista y la fundación del Partido Socialista Argentino, ocupando la dirección del periódico La Vanguardia hasta 1960. Permaneció ligada a la vida política hasta su muerte en 1986, a la edad de 100 años.

Fuente: Elaboración propia.

d su marido, el fundador del periódico Crítica, fue la primera mujer que dirigió un diario en Argentina. Su obra de teatro “Las descentradas” (1928) es una pieza clave del anarco-feminismo, en tanto que unos años antes, entre 1924 y 1925 se habían publicado “De Francesca a Beatrice”, de Victoria Ocampo; “Akasha”, también de Medina Onrubia y “Ocre”, de Alfonsina Storni.

lo social y político. Pese al fuerte cuestionamiento de las alas feministas, materializó derechos que venían reclamándose, y en 1949 fundó el Partido Peronista Femenino. La primera experiencia de voto femenino se realizó en 1951 y permitió el ingreso de gran cantidad de mujeres al Congreso Nacional.

Sufragismo y peronismo

Los años 60 y comienzos de los 70 llegaron con los ecos de la Revolución Cubana, el Mayo Francés, la guerra de Vietnam, el asesinato del Che, el movimiento hippie y el descubrimiento de la píldora anticonceptiva por un lado, y con la proscripción del peronismo y los gobiernos dictatoriales en Argentina por el otro. En este contexto surgieron varios grupos guerrilleros a los que se sumaron las mujeres, apostando por ese “hombre nuevo” que tomaría las armas para derrocar al capitalismo, confiando que con su triunfo se produciría también su liberación. No fueron feministas, aunque, de hecho, cuestionaron el patriarcado. A fines de los 60, María Elena Oddone creó el Movimiento de Liberación de Mujeres (MLM). Disuelto en los 70, apareció la Unión Feminista Argentina (UFA), precursora del nuevo feminismo, impulsada por mujeres como Leonor Calvera, Gabrielle Christeller, María Luisa Bemberg, Hilda Rais y Sara Torres, entre otras. Funcionaba a través de grupos en los que se discutía sobre sexualidad, aborto, menstruación y se cuestiona-

La aparición en escena de Eva Perón y la promulgación en 1947 de la Ley 13.010, que universalizó el derecho al sufragio incorporando a las mujeres, produjeron un cimbronazo en el país. La mayoría de las sufragistas históricas, tanto las socialistas como las radicales, que en 1946 se habían negado a que Perón les otorgara el voto por decreto, apoyaron la medida al tratarse en el Congreso. Pese a esto, las feministas de los distintos partidos se aliaron en la Unión Democrática, oponiéndose férreamente al peronismo, al que acusaban de populista, autoritario y muchas veces nazi fascista. El creciente liderazgo de Evita, que no se decía ni era feminista, transformó la vida de las mujeres, especialmente de las trabajadoras. Sus posturas resultaban polémicas y contradictorias, ya que por un lado ensalzaba al extremo la figura de Juan D. Perón como líder y conductor, y desplegaba una retórica conservadora sobre el rol de la mujer y su “sagrada” función maternal y, por otro lado, promovía la participación femenina en

El nuevo feminismo


1. Entre patriarcado y modernidad

ban los roles y mandatos impuestos. Conformada en su mayoría por sectores medios, intelectuales y militantes de izquierda, su diversidad fue enriquecedora, aunque sus distintos intereses determinaron luego su escisión. El clima político imperante provocó tensiones entre quienes plantearon combatir al capitalismo y al patriarcado –que se fueron de la Unión–, y quienes sostenían que la lucha de clases era de segundo orden. Tiempo después, en 1974, se formó la coordinadora por el Año Internacional de la Mujer, integrada por funcionarios del gobierno de Isabel Perón, miembros de la UCR y el PC. Los movimientos feministas, las agrupaciones por los derechos de las minorías sexuales y los partidos de izquierda se opusieron porque el encuentro no preveía ninguna demanda del movimiento de mujeres. Estas organizaciones opositoras conformaron el Frente de Lucha para la Mujer, que reivindicó un salario para el trabajo doméstico, iguales oportunidades de acceso a la educación, la anulación de la legislación que prohibía la difusión y el uso de anticonceptivos, el aborto legal y gratuito, entre otros derechos.

Dictadura y primavera democrática

Durante los años de la feroz dictadura cívico-militar un grupo de mujeres se animó a enfrentarla reclamando por sus hijos e hijas, convirtiéndose en un ícono mundial en la defensa de los derechos humanos. Las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo sin saber de feminismo, transgredieron su rol tradicional de madres tomando el espacio público y encarnaron más que nunca la consigna

Julieta Lanteri (1873-1932) La primera sufragista En 1907 se diplomó: fue la sexta doctora en Medicina. El 26 de noviembre de 1911 se convirtió en la primera mujer en votar en Argentina y en Sudamérica al hacerlo cuarenta años antes que las demás mujeres. En 1919 se postuló como diputada nacional (porque, aunque no votaran, nada impedía a las mujeres ser candidatas) por el Partido Feminista Nacional, el cual fundó antes de que las mujeres pudieran sufragar. Organizó congresos, apoyó huelgas y construyó sindicatos. Denunciaba las condiciones inhumanas de las obreras, luchaba contra proxenetas y funcionarios que se enriquecían con la explotación sexual, exigió el derecho al divorcio y terminar con el poder de la Iglesia sobre la vida de las personas. En 1924, se presentó por el Partido Feminista Nacional y solo fue superada por Alfredo Palacios del Partido Socialista.

21

del nuevo feminismo: “lo personal es político”. A partir de ese proceso, años más tarde, algunas de ellas se asumieron como feministas. Así, durante esos años sombríos, la insurgencia femenina no se detuvo. En 1978, se constituyó en Córdoba la Asociación Juana Manso; en 1979, nació la Unión de Mujeres Socialistas, presidida por Alicia Moreau. Entre los grupos más importantes de comienzos de los 80 se puede mencionar al Centro de Estu-

Las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo sin saber de feminismo, transgredieron su rol tradicional tomando el espacio público. dios de la Mujer (CEM, 1979), Amas de Casa del País (1982), Conciencia (1982), y Asociación Argentina de Mujeres de Carreras Jurídicas (1982), Asociación de Trabajo y Estudio sobre la Mujer 25 de Noviembre (ATEM) (1982), Lugar de Mujer (agosto de 1983), e Indeso - Mujer de Rosario (1984). La recuperación democrática, con su apertura, el retorno de las exiliadas y la fortaleza de las supervivientes internas, alentó un renacer y un crecimiento significativo del movimiento feminista, actualizando las demandas y los debates de las luchas por venir.

Alfonsina Storni (1892-1938) Poetisa y escritora Nació en Suiza pero su familia regresaría años después a Argentina. En San Juan y en Rosario (Santa Fe) vivió gran parte de su infancia. Se graduó como maestra y comenzó a publicar poemas en diversas publicaciones rosarinas. En 1911, se trasladó a Buenos Aires. Un año más tarde se convertiría en madre soltera, con el nacimiento de su hijo Alejandro. Se desempeñó como docente en el Teatro Infantil Lavardén y en la Escuela Normal de Lenguas Vivas, frecuentó círculos literarios y colaboró, entre otras publicaciones, con Caras y Caretas, Nosotros, Atlántida, La Nota y con el diario La Nación. Entre sus obras destacadas se pueden mencionar: La inquietud del rosal (1916), El dulce daño (1918), Irremediablemente (1919), Languidez (1920), Ocre (1920), Mundo de siete pozos (1934) y Mascarilla y trébol (1938). Obtuvo varios premios literarios. Se suicidó en Mar del Plata el 25 de octubre de 1938.


el Atlas de la revolución de las mujeres

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Peronismo

Carolina Barry

El peronismo es la fuerza política argentina que propició la mayor inclusión de mujeres en sus filas, al tiempo que instauró en la cultura política nacional la figura del matrimonio gobernante. Con personalidades y proyectos muy distintos, Evita, Isabel y Cristina jugaron un rol central en la historia del país. De Evita a Cristina Presidencia

Casamiento

CARGOS PÚBLICOS OTROS CARGOS POLÍTICOS

1920

1919

MARÍA EVA DUAR TE ACTRIZ

1930

0

rón Pe an u J

1940

2

1945 con Juan D. Perón

1895 1931

María Estela Martínez (Isabelita)

ÍA BA E IL AR IN A

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1950

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1953

2

) BELITA (ISA

1950

1975 con Néstor Kirchner

María Eva Duarte • Presidenta de la Fundación Eva Perón (1948-1952) • Presidenta del Partido Peronista Femenino (1949-1952)

1952

4

1960

1961 con Juan D. Perón

• Vicepresidenta de la Nación desde el 12/10/1973 al 1/07/1974 • Presidenta de la Nación 1/07/1974 al 24/03/1976 • Representante de Perón (1965 hasta su regreso a Argentina) • Presidenta de la Rama Femenina del Partido Justicialista (1973) • Presidenta de la Cruzada Justicialista de Solidaridad • Presidenta del Movimiento Nacional Justicialista (1974-1985)

15 74

07

Cristina Fernández 1970

1974 2010

7

1980

1990

2010 2000

Fuente: Carolina Barry.

0

• Diputada provincial de Santa Cruz 1989-1995 • Diputada nacional por Santa Cruz 1997-2001 • Convencional Constituyente 1994-1999 • Senadora nacional por Santa Cruz 1995-1997 y 2001-2005 • Senadora nacional por Buenos Aires 2005-2007 • Presidenta de la Nación 2007-2011 y 2011-2015 • Senadora nacional por la provincia de Buenos Aires desde 2017


1. Entre patriarcado y modernidad

E

l peronismo ha sido la fuerza política más significativa de los últimos setenta años de historia argentina, ya sea como gobierno, oposición e incluso en la proscripción. También, ha sido la fuerza que posibilitó el mayor ingreso de mujeres en la política: el primer gobierno de Perón implementó una serie de instrumentos legales que cambiaron por completo las prácticas electorales. Uno de ellos fue la Ley de voto femenino (13.010) de la que derivaron una serie de leyes relacionadas con los derechos políticos de las mujeres. La decisión política de incorporar a las mujeres a través del Partido Peronista Femenino en las listas de candidatos posibilitó que en la primera elección en que votaron las mujeres, el 11 de noviembre de 1951, un número significativo ocupara bancas en las Cámaras tanto de la Nación como de las provincias. En las primeras elecciones tras el derrocamiento de Perón sólo un escaso número de mujeres ingresó al Congreso Nacional, aunque su número aumentó levemente durante los gobiernos peronistas de 1973 a 1976. Pero la cantidad de mujeres electas en las primeras elecciones posteriores a la Ley de voto femenino (1951 y 1954) no se volvería a alcanzar hasta la implementación de la Ley de cupos sancionada en 1991, bajo otro gobierno peronista. Las parlamentarias también ocuparon cargos en el Congreso; espacios excepcionales para una mujer a mediados del siglo XX. Entre 1953 y 1955, Delia Degliuomini de Parodi fue vicepresidenta primera de la Cámara Diputados, Ilda Pineda fue la vicepresidenta segunda de la Cámara de Senadores en 1954 y vicepresidenta primera en 1955. Y en 1974 la senadora por el Frente Justicialista de Liberación, Yamili Bárbora de Nasif, asumió como vicepresidenta primera del cuerpo.

Bienes gananciales

El peronismo instaló en la cultura política argentina una práctica sugestiva: el matrimonio gobernante y la politización de las primeras damas, devenidas en actores políticos centrales. El paradigma por excelencia corresponde a Juan D. Perón y Eva Perón, con la singularidad de un doble liderazgo carismático, compartido y simultáneo. Un líder y una líder complementarios uno del otro. Estas prácticas permanecieron como un sello propio del peronismo, y se han visto replicadas en distintos períodos y niveles de gobierno. En forma simultánea, durante la década del cuarenta, existieron otros casos de gobernadores, legisladores y funcionarios cuyas esposas cambiaron y redefinieron su papel de primeras damas al construir espacios de poder e influencia no habituales hasta ese momento.

El poder bifronte

A pesar del enorme peso de su figura, Eva Perón no ocupó ningún cargo en la estructura de gobierno, ni del Estado. Los títulos que ostentaba eran de fuerte contenido simbólico y político, algunos provenientes de la CGT, otros del aparato de propaganda del gobierno, que la llamaron desde “Puente de amor entre Perón y su pueblo” hasta “Hada buena de la Argentina”.

23

Con su poder e inf luencia, Eva ejerció un fuerte liderazgo carismático dentro del movimiento peronista a partir de roles no convencionales. Sin embargo, numerosas medidas del gobierno, leyes y decretos le otorgaron atributos propios de un presidente o un jefe de Estado. Su capital político lo construyó en un inicio como reemplazante de Perón en la Secretaría de Trabajo y Previsión, aunque sin ocupar la cartera de Trabajo, luego con su influencia para la sanción de la Ley de Voto Femenino, la representación del gobierno en la gira europea en 1947, la autoría de los Derechos de la Ancianidad incorporados en la Constitución de 1949, la presidencia de la Fundación Eva Perón, la presidencia del Partido Peronista Femenino y el apoyo político incondicional de la CGT, que sostuvo de manera férrea su candidatura a la vicepresidencia de la Nación en las elecciones de 1951. Desde su posición de primera dama tenía más poder que un ministro o un gobernador, e incluso compartía con el Presidente un poder bifronte. Además, contaba con un ascendiente político sin igual gracias a que su liderazgo había adquirido ribetes míticos y religiosos que iban desde Santa Evita, Jefa Espiritual de la Nación –título que le otorgó el Congreso de la Nación– hasta

Eva ejerció un fuerte liderazgo carismático pero a partir de roles no convencionales. Suprema Inspiradora de las Leyes, como la distinguió la Corte Suprema de Justicia. Al momento de su muerte, un sindicato envió al Vaticano un pedido para santificarla, numerosas instituciones llevaban su nombre o el de la fecha de su nacimiento, y la ciudad y el partido de La Plata comenzaron a llamarse Eva Perón. Desde hacía unos meses la provincia de La Pampa también se denominaba Provincia Eva Perón. d

Argentina, entre los primeros A comienzos de la década del 50, Argentina ocupaba el cuarto lugar en el mundo en cantidad de legisladoras

República Democrática Alemana

URSS

Mongolia

Argentina

Fuente: Carolina Barry.


Fuente: Carolina Barry.

el Atlas de la revolución de las mujeres

24

Elecciones a legisladores nacionales

El voto de la mujer en 1951

En porcentaje según género

Del total de mujeres en el padrón, votó el 90,32% y lo hicieron de la siguiente manera:

11 de noviembre de 1951

23

15,4%

6

20%

25 de abril de 1954

20

Diputados Nacionales

21,7%

Senadores Nacionales

22,2%

2

Diputados Nacionales

Senadores Nacionales

64%

Peronismo

3

27,3%

Delegados Territoriales Nacionales

4

27,3%

31% UCR

5%

Otras fuerzas

Delegados Territoriales Nacionales

Mujeres electas Fuente: Carolina Barry. Nota: Todas las candidatas electas pertenecían al Partido Peronista.

La primera Presidenta

El de Perón y María Estela Martínez Cartas (Isabel) fue el primer matrimonio que ocupó formalmente el gobierno de Argentina cuando asumieron como Presidente y Vicepresidenta de la Nación el 12 de octubre de 1973. Si bien la fórmula obtuvo el 62% de los votos, la candidatura de Isabel había provocado múltiples disensos internos, no abiertamente manifestados. Isabel formó su experiencia política durante los años del exilio de Perón en Puerta de Hierro, en especial a partir de 1965 cuando viajó a Argentina con el propósito de reorganizar el Partido Peronista y disolver todos los partidos neoperonistas, en particular los ligados a Augusto Timoteo Vandor. Isabel se transformó en sinónimo de verticalismo y de lealtad a Perón, y de esa manera la recibían los distintos sectores del movimiento. Nuevos viajes sirvieron para preparar el regreso de Perón al país, e incluso realizó importantes visitas al extranjero, como a China y Corea del Norte donde se entrevistó con Mao y Zhou en Lai. Durante los casi nueve meses que ocupó el cargo de vicepresidenta se limitó a acompañar a Perón, viajar al exterior y cumplir un papel institucional limitado a actos de protocolo y presidió una sola sesión en el Senado. A diferencia de Eva, Isabel se mantuvo en un se-

gundo plano. Ante la gravedad de la salud de Perón y de una fuerte presión de sectores tanto del peronismo como de la oposición que insistían en su ineptitud para asumir el cargo de Presidenta, se pensó en una reforma constitucional y en la modificación de la ley de acefalía para reemplazarla en el cargo a ella y al círculo que la rodeaba, en especial a José López Rega.

En 2007 fue la primera vez en la historia en que un varón, y un marido, le pasaba el mando a una mujer. Sin embargo, tras la muerte de Perón, el 1º de julio de 1974, Isabel asumió como la primera presidenta argentina y, como tal, Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas hasta su derrocamiento el 24 de marzo de 1976. No obstante, siguió presidiendo el Partido Justicialista hasta su renuncia en 1985.

La primera ciudadana

En 2003, Néstor Kirchner asumió la Presidencia de la Nación acompañado no por su esposa, sino por un


1. Entre patriarcado y modernidad

dirigente peronista, Daniel Scioli. Cristina Fernández, la primera dama –o primera ciudadana, como prefería ser denominada– contaba con una trayectoria política propia. El matrimonio operaba en conjunto: ella a partir de la ocupación de distintas instancias legislativas, mientras que él ejerció la intendencia de Río Gallegos y la gobernación de la provincia de Santa Cruz. De hecho, cuando Kirchner asumió la Presidencia, ella era senadora nacional por esa provincia. Durante el mandato de su marido cultivó un bajo perfil, aunque formaba parte de la mesa chica, e incluso contaba con un despacho propio en la Casa Rosada, siguiendo la lógica del peronismo inicial. El matrimonio planeaba la alternancia entre ambos en el poder, y así sucedió en la primera etapa en que Cristina Fernández fue electa Presidenta de la Nación a partir de una alianza con sectores del radicalismo y del socialismo que obtuvo el doble de votos que Kirchner en 2003. Ella se presentó como sucesora y sin elecciones internas dentro del peronismo. Se trató de la primera vez en la historia en que un varón, y un marido, le pasaba los atributos del mando a una mujer, su esposa, y también, del estreno del papel de “primer caballero” en Argentina. Durante este período, Kirchner fue diputado nacional, presidente de UNASUR y del Partido Justicialista. Sin embargo, nunca se apartó de la gestión, y le costó mucho asumir su nuevo rol. Su muerte en 2010 trastocó el proyecto de sucesión en el poder. Sin embargo, la viudez revirtió el humor social adverso y aumentó la imagen positiva de Cristina Fernández, quien se presentó para un nuevo período acompañada por un integrante de su propia fuerza, Amado Boudou, y sustentada por el peronismo,

El peronismo ha sido la fuerza política que propició la mayor inclusión de mujeres en sus filas.

25

Ley de voto femenino en América Según país y año de establecimiento

Ley de voto femenino en América 1918

Canadá*

1920 EE.UU. Mujeres negras en 1965

1929

Ecuador*

1931

Chile*

1932

Brasil

1934

Cuba

1938

Bolivia*

1939

El Salvador*

1941

Panamá*

1942

Rep. Dominicana

1944

Jamaica

1945

Guatemala*

1946

Trinidad y Tobago

Uruguay

1947

y en especial por la agrupación política La Cámpora. Triunfó en primera vuelta con el 54% de los votos. En su segundo gobierno, Cristina Fernández radicalizó las políticas iniciadas durante la gestión de su marido. Ejerció el poder de manera férrea, concentrada y personalizada.

Argentina

1948

Surinam

1949

Costa Rica

1950

Haití

1951

Antigua y Barbuda Dominica Granada Santa Lucía San Vicente y las Granadinas

1952

San Cristóbal y Nieves

Un partido de inclusión

1953

Guyana

1954

Colombia

Belice

1955

Honduras

Nicaragua

1961

Paraguay

Bahamas*

El peronismo ha sido la fuerza política que propició la mayor inclusión de mujeres en sus filas, sea como militantes, legisladoras, primeras damas poderosas e incluso como presidentas. A su vez instauró en la cultura política argentina la figura del matrimonio gobernante que se replicó no sólo en las más altas esferas del poder, sino en otros espacios como gobernaciones, intendencias, ministerios y sindicatos. Una práctica que se puede observar en distintos momentos de la historia mundial, pero que en Argentina vino de la mano del peronismo y probablemente para quedarse.

México*

Venezuela

Barbados

Perú

*Derecho sujeto a condiciones o restricciones de edad, color de piel, nivel de instrucción, para votar o ser elegidas.


26

el Atlas de la revolución de las mujeres

Guerrilla

Miriam Lewin

En Argentina, el machismo funcionó ajustadamente dentro de las organizaciones revolucionarias de los 70. Aunque las mujeres en las tareas militares estuvieron representadas incluso en un alto porcentaje, en la conducción, como en todas las áreas de la vida social, seguían siendo pocas.

D

urante demasiado tiempo las mujeres de izquierda estuvieron convencidas de que la Revolución –y ninguna lucha específica previa– conduciría a la emancipación femenina. De que primero había que pelear por la liberación de la sociedad como un todo, por la eliminación de las injusticias y la desigualdad de clases, y que la cuestión del patriarcado se vería resuelta en consecuencia. Era falso. Una visita a la Rusia después de setenta años de socialismo, así como a la Cuba de la misma década me convenció de que el machismo y el consecuente sojuzgamiento del género femenino no habían desaparecido. Que el rol de las mujeres en la casa y en la cama, y su participación en el gobierno no eran diferentes (y en ocasiones eran peores) que en el capitalismo más salvaje. Y que la valorización del papel heroico femenino en las gestas históricas transformadoras tenía el tinte de la excepcionalidad. Mientras duró la Segunda Guerra Mundial, las mujeres soviéticas hicieron funcionar las fábricas y salvaron la vida a los heridos. En el frente, lucharon, pilotearon aviones y fueron eficientes tiradoras. Miles fueron condecoradas y muchas recibieron el título de “Heroína de la Unión Soviética”. Sin embargo, en los años 90 en Rusia no se había logrado resolver todavía el problema de la brecha salarial, el predominio de mujeres en las profesiones tradicionalmente femeninas y la doble jornada (el trabajo remunerado y el doméstico, no remunerado).

Organizaciones revolucionarias

En la Cuba revolucionaria, a pesar del rol de las combatientes en la lucha que condujo a la toma del poder en 1959 y de su organización dentro de la Unión Femenina Revolucionaria –antecesora de la Federación de Mujeres Cubanas– eso no significó que las mujeres fueran tomadas

Víctimas del terrorismo de Estado En porcentaje, según condición y género

16,8%

Desaparecidos/as

46,4%

2,6%

Asesinados/as

9,7%

8%

Liberados/as

16,2%

Mujeres

Varones

Fuente: RUV, 8 de marzo de 2013. Nota: El total contempla víctimas de la violencia estatal desde agosto de 1962 a diciembre de 1983.

en cuenta para ocupar cargos ejecutivos en el gobierno, salvo en la cartera educativa. El feminismo fue considerado como una ideología propia de “burguesas ociosas”, y las reivindicaciones propias del género se diluyeron en la Revolución. En Argentina, el machismo funcionaba ajustadamente dentro de las organizaciones revolucionarias de los 70. Las mujeres en la conducción eran pocas, aunque en las tareas militares estuvieran representadas a veces incluso en un alto porcentaje. En las casas de las parejas militantes, a pesar de que se intentaba no reproducir los modelos patriarcales, era regla que las mujeres se ocuparan de las tareas domésticas. No existía casi ningún caso en que la mujer militara y su compañero no, pero sí a la inversa. Al mismo tiempo, el grado del varón de la pareja dentro de la organización o el partido siempre era superior al de la mujer. Por eso se daba prioridad a su interés y seguridad, y se obligaba a su compañera a trasladarse de frente si él era transferido, y a resignar su propio crecimiento para ser destinada a alguna tarea menor.


1. Entre patriarcado y modernidad

Los códigos de comportamiento eran puritanos. La infidelidad –aunque frecuente– era castigada por los manuales. En la idiosincrasia vigente prevalecía la idea de que era la mujer la que tenía que ser casta y tener sexo únicamente con su pareja. Pero si un varón que militaba estaba con una mujer que no lo hacía y mantenía una relación clandestina con una compañera, el desliz era justificado y su separación de la novia o cónyuge ajena a la organización era alentada. Cuando un activista era detenido ilegalmente, se lo extorsionaba para que proporcionara información a cambio de la libertad de su esposa, que era considerada por los represores como más inofensiva. A éstos les parecía fascinante la independencia y las características de las mujeres guerrilleras, pero por otro lado apuntaban a castigarlas hasta con la muerte por su rebeldía y su apartamiento del modelo tradicional de mujer, madre y esposa. Si una militante sobrevivía a la desaparición y al cautiverio se presumía que se había prostituido y había tenido sexo con los captores. Esa era considerada la peor deshonra, y no porque se concibiese como violación, salvo en el caso de que hubiera existido violencia física explícita. Incluso dentro de un campo de concentración –espacio en el que el fiscal Pablo Parenti, especializado en crímenes de lesa humanidad, establece que es imposible que exista el consentimiento pese a que lo alegue la propia víctima–, los compañeros de militancia concebían el abuso sexual como un acto al que las mujeres tenían que resistirse, aun cuando la consecuencia fuera la muerte.

Machismo de izquierda

¿Qué habría pasado si hubiera sido al revés? ¿Si los varones prisioneros, percibiendo que podían usarla para sobrevivir hubieran aprovechado la atracción sexual que podían

Imputados condenados por delitos sexuales cometidos durante la dictadura y casos sentenciados Según estado de confirmación de la condena Imputados condenados por delitos sexuales Víctimas 40

34

30

28 21

20

18 12

10

0

6

2

0 0

0 0

2010

2011

2012

1

2013

2014

2015

Nota: Antes de 2010 los delitos sexuales no eran tenidos en cuenta en las causas como crímenes de lesa humanidad. Hoy existen numerosas investigaciones en curso por crímenes perpetrados contra más de 500 víctimas, entre los que se incluyen abortos forzados, violaciones y abusos sexuales agravados. Fuente: Procuraduría de Crímenes contra la Humanidad.

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ejercer? La valoración habría sido diferente. Las mujeres que recibieron algún beneficio en cautiverio, un llamado telefónico a sus familias, información o contacto con sus hijos, abrigo, comida o una promesa de libertad y fueron abusadas sexualmente no pudieron en muchos casos denunciarlo por sentir culpa y vergüenza. Fueron calificadas de “putas” por sus camaradas y por el resto de la sociedad. Se las acusó de traidoras. El caso uruguayo es similar. Según experiencias recogidas en el libro Las Rehenas de Marisa Ruiz y Rafael Sanseviero, en la guerrilla tupamara también prevalecía el sexismo. Las pruebas de ingreso eran más duras para las mujeres. El machismo dominante se exacerbaba dentro de la cárcel y las mujeres tupamaras en ocasiones lo reproducían. El testimonio de la ex presa Stella Sánchez revela que entre rejas corrían chismes entre las prisioneras acerca de que “fulanita era traidora, que menganita se había acostado con un milico, que zultanita estaba rayada, que a aquella le habían robado el hijo, a otra le habían robado el compañero”. Al mismo tiempo, mientras los dirigentes varones dirigían operaciones desde la prisión, a las mujeres “ni siquiera se les consultaba sobre temas menores”. En el MIR chileno, Carmen Castillo, cineasta y compañera del líder asesinado Miguel Enríquez, señala que socialmente la militante era etiquetada como “enamorada seguidora”, irracional o mentalmente frágil. La revolucionaria debía enfrentarse al machismo de la izquierda y la condena de la sociedad. “Rebeldes, rompíamos moldes dentro de la maternidad y la pareja, pero, ¿dentro de las organizaciones, qué?”, se cuestiona. En Colombia ocurre algo interesante: si bien en el secretariado de las FARC nunca hubo una mujer, en el posconflicto el enfoque de género está presente. Las mujeres, que constituían el 40% de la organización, ven ahora que pueden discutir abiertamente su participación y desean que su voz sea oída, que el lenguaje sea incluyente y que se respeten sus derechos políticos. Estas reivindicaciones se expresan en un sitio web creado por una de las fracciones de las mujeres farianas (mujerfariana.org) donde ellas se declaran abiertamente feministas, comparten experiencias de otros países y abordan la problemática LGTBI como propia. También debaten la violencia sexual en sus propias filas, que en la letra está penada hasta con la muerte. Según datos de la Casa de la Mujer de Bogotá y Oxfam, tanto las fuerzas públicas, los paramilitares como la guerrilla son responsables de violaciones en las zonas de conflicto, pero un 82% de las víctimas no lo han denunciado. También discuten la cuestión del aborto, considerado en el pasado como salida necesaria ante el embarazo de una guerrillera porque “en esa situación no se podía criar hijos”. Lenin dijo en 1920: “Nosotros esperamos que la mujer obrera conquiste, no sólo la igualdad ante la ley, sino frente a la vida, frente al obrero. [...] El proletariado no podrá llegar a emanciparse completamente sin haber conquistado la libertad completa para las mujeres”. Lo real es que casi un siglo después, todavía es necesaria una profunda modificación de valores culturales. Una revolución completa, que incluya a todos los géneros.


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el Atlas de la revolución de las mujeres

Madres y Abuelas de Plaza de Mayo

María Seoane

Emparentadas con una larga tradición de lucha de mujeres contra el poder opresor, las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo se vieron obligadas a salir a luchar en 1977 en plena dictadura militar argentina dejando una huella indeleble en la historia universal de los derechos humanos.

D

ebió ocurrir una tragedia con características bíblicas por su crueldad, por su masividad, por sus consecuencias, para que un puñado de mujeres, en su mayoría amas de casa, provenientes de la clase media o de los sectores populares, resumieran las historias individuales de cientos de heroínas de la historia argentina y del mundo. Madres de Plaza de Mayo y Abuelas de Plaza de Mayo brillaron en la noche dictatorial de abril de 1977 cuando el poder desaparecía a sus hijos, se apropiaba de sus nietos y extendía el terror y el silencio sobre una sociedad transida por el miedo a la muerte. El heroísmo no premeditado pero rotundo de Azucena Villaflor, fundadora de Madres de Plaza de Mayo, y de todas las mujeres que entonces fueron obligadas a marchar con ella alrededor de la Pirámide de Mayo por la policía de la dictadura, se emparenta con el de Juana Azurduy, que soportó la muerte de su familia por el poder realista pero nunca abandonó las luchas por la Independencia, o con el de

Juana Rouco Buela que dirigió la Huelga de Inquilinos en 1907 en medio de la represión de las tropas policiales del coronel Ramón Falcón, entre otras valientes mujeres. El valor, la desesperación por saber la verdad, la necesidad de una ciudadanía negada por el poder opresor tiene raíces muy profundas en la historia nacional a través de la participación de mujeres que construyeron ciudadanía desde la Guerra Gaucha hasta hoy. Las Madres y las Abuelas de Plaza de Mayo son el eslabón que une la larga cadena civilizatoria y de lucha por los derechos humanos. Ellas escribieron la historia argentina, pero también se inscribieron en la historia universal: fueron la Antígona de Sófocles que exige al poder la entrega del cuerpo de su hermano Polinices y que constituye uno los ritos fundantes de la condición humana: el entierro de los muertos como uno de los pilares de nuestra civilización. Esas amas de casa lideradas inicialmente por Azucena Villaflor, esposa y madre de obreros, a las que

La incesante lucha por el respeto de los derechos humanos

22 de octubre de 1977 Comienzo de Abuelas. 30 de abril de 1977 Primera ronda de Madres.

1977 Fuente: Melisa Molina.

8 de diciembre de 1977 Secuestro de las madres Careaga y Ponce de Bianco. 10 de diciembre de 1977 Secuestro de Azucena Villaflor.

1979 Madres comienza a viajar al exterior. 1978 Restitución del 1º nieto Emiliano D. Ginés Scotto.

1978

1980

1984 Creación del Índice de Abuelidad 15 de diciembre de 1983 Se crea la CONADEP.

1982

1985 Juicio a las Juntas.

1984

1986


1. Entre patriarcado y modernidad

se sumarían Chicha Mariani, Hebe Pastor de Bonafini, Estela Barnes de Carlotto, Taty Almeida, Nora Cortiñas, para nombrar solo unas pocas, no lo sabían entonces pero condensaban esa historia universal de valor de una mujer frente al poder. En abril de 1977 estaban en Plaza de Mayo exigiendo respuestas por el destino de sus hijos, a quienes les fue negado no sólo el derecho a la vida y a la libertad, sino también a la justicia. En esa búsqueda promovida por el vínculo más profundo de la naturaleza –madre e hijo– Madres y Abuelas se constituyeron en heroínas de la lucha por la libertad y en militantes del derecho a la vida, a la justicia y a la identidad.

La madre en la esfera pública

Pero las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo hicieron otro aporte fundamental, que le dio a la ciencia la posibilidad de entrar por la puerta grande de los Derechos Humanos, al aplicar la genética para el establecimiento del índice de Abuelidad. Y al mismo tiempo hicieron algo más: parieron el movimiento feminista moderno de Argentina, continuador en la lucha de las heroínas de la Independencia, de las sufragistas, de las trabajadoras que exigían igualdad de derechos civiles y del derecho a elegir y ser elegidas en pleno siglo XX. Madres y Abuelas de Plaza de Mayo cuestionaron con su sola existencia el rol sumiso de las mujeres en la tradicional familia patriarcal. Así detonaron la paradoja del régimen militar que se proclamaba defensor de la familia, pero la violaba desde el Estado, y esa fue la mayor fortaleza política de su movimiento frente a la dictadura. Imposible no citar a Elizabeth Jelin en su libro La lucha por el pasado cuando se pregunta por qué las denuncias y demandas del movimiento de derechos humanos debieron formularse en términos de parentesco. Dado el contexto dictatorial, analiza Jelin, las organizaciones políticas y los sindicatos estaban prohibidos, por lo tanto la lucha surgió de la esfera privada: “La paradoja del régimen argentino de 1976-1983 era que el lenguaje y la imagen de la familia constituían la metáfora central del gobierno militar; también la imagen central del discurso

Agosto de 2003 Anulación de las leyes de Punto Final y Obediencia Debida.

1995 Creación de la agrupación H.I.J.O.S.

1994

1996

1998

2000

2002

y las prácticas del movimiento de Derechos Humanos. La imagen paradigmática es la Madre, simbolizada por las Madres de Plaza de Mayo con sus pañuelos-pañales en la cabeza; la madre que deja su esfera privada ‘natural’ de vida familiar para invadir la esfera pública en busca de su hijo secuestrado-desaparecido”. Pero como toda lucha entre el bien y el mal, entre la libertad y la esclavitud, la cultura humanitaria que Madres y Abuelas fundaron es una lucha incesante. Existen peligros de un retroceso en materia de derechos humanos en el gran monumento civilizatorio que se construyó de la Argentina para el mundo parido de manera cerval por ellas y quienes las acompañaron. Pero pasaron dos mil años y Antígona aún resuena en la conciencia universal. Y así se intente borrar sus más de dos mil rondas, sus emblemas, sus memorias, sus reconocimientos, la justicia de sus luchas, ese grito que lanzaron apenas catorce mujeres aquel abril de 1977 obligadas a marchar contra la impunidad y la ferocidad del poder nunca se detendrá: será tan eterno, al decir de Borges, como el agua y el aire .

Total de nietos apropiados y recuperados

Nietos recuperados

Nietos que faltan recuperar

128

202

Fuente: Melisa Molina.

2012 Fin de la causa “Plan sistemático de apropiación de menores”.

24 de marzo de 2004 La ESMA es transformada en Espacio para la Memoria.

2004

29

2006

2008

2010

2012

28 de diciembre de 2017 Restitución de el nieto 128

2014

2016

2018


el Atlas de la revolución de las mujeres

La cuarta ola argentina

María Florencia Alcaraz y Agustina Paz Frontera

Las luchas por la igualdad de género tienen una larga historia en el país. Sin embargo, en las últimas décadas el movimiento de mujeres pudo reforzar su protagonismo, instalar nuevas demandas en la agenda e impulsar a futuras generaciones feministas en defensa de sus derechos.

U

n grupo de quinto año de una escuela secundaria ubicada en la Ciudad de Buenos Aires decidió elegir como “disfraz” de su fiesta de fin de curso un traje verde abortero: corpiño con lentejuelas, bombacha con flecos y las bocas tapadas con el trozo de tela triangular de color verde que en Argentina simboliza desde hace más de una década a la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito. ¿Cómo se modificó la vida cotidiana después de Ni Una Menos? La foto de las egresadas que circuló en las redes sociales es apenas una estampa de esta nueva generación.

La marea feminista

La brújula para saber qué ocurre en el movimiento de mujeres, lesbianas, travestis y trans está en los Encuentros Nacionales de Mujeres (ENM) que se realizan desde hace 32 años de manera federal, itinerante, horizontal y autogestiva. Se trata de una de las más importantes demostraciones y experiencias del activismo feminista en Argentina. El primero fue en 1986 y se destacó la presencia, entre otras mujeres, de las Madres de Plaza de Mayo: el linaje de la “Generación Ni Una Menos”, o lo que podría llamarse “la cuarta ola del feminismo” (precedida por las luchas por la ciudadanía a finales del siglo XIX, el sufragio femenino a mitad del siglo XX y la violencia doméstica y el reconocimiento político en la segunda mitad del siglo XX), incluye, sin dudas, la tradición de la lucha por los derechos humanos, que en estas latitudes tienen a referentes mujeres como las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo. La generación “Ni Una Menos” no surge únicamente tras el acontecimiento callejero y multitudinario que tomó el espacio público y virtual el 3 de junio de 2015 en el

Unión y fuerza federal Ciudades donde se realizaron los Encuentros Nacionales de Mujeres. Argentina, parte continental americana S. S. de Jujuy Salta S. M. de Tucumán Termas de Río Hondo

Resistencia

Posadas

Corrientes

San Juan

Mendoza

Paraná Córdoba Rosario Ciudad de La Plata Buenos Aires

Mar del Plata

Neuquén

Bariloche Trelew (se realizará este año)

Islas Malvinas (Arg.).

Fuente: Elaboración propia.

30


1. Entre patriarcado y modernidad

31

Los encuentros del activismo feminista Cantidad de asistentes por año a los ENM Edición Año

Ciudad

Provincia

I II III IV V VI VII VIII IX X XI XII XIII XIV XV XVI XVII XVIII XIX XX XXI XXII XXIII XXIV XXV XXVI XXVII XXVIII XXIX XXX XXXI XXXII XXXIII

Buenos Aires Córdoba Mendoza Rosario T. de Río Hondo Mar del Plata Neuquén S. M. de Tucumán Corrientes S. S. de Jujuy Buenos Aires San Juan Resistencia S. C. de Bariloche Paraná La Plata Salta Rosario Mendoza Mar del Plata S. S. de Jujuy Córdoba Neuquén S. M. de Tucumán Paraná S. C. de Bariloche Posadas San Juan Salta Mar del Plata Rosario Resistencia Trelew

C.A.B.A 1.000 Córdoba 600 Mendoza 1.800 - 2.000 Santa Fe 3.000 Sgo. del Estero 4.000 7.000 - 8.000 Buenos Aires 4.000 - 5.000 Neuquén Tucumán 5.000 - 7.000 Corrientes No hay datos 7.000 Jujuy C.A.B.A 15.000 5.200 - 8.000 San Juan Chaco 10.000 Río Negro 5.000 - 13.000 Entre Ríos 13.000 Buenos Aires 15.000 Salta 17.000 Santa Fe 15.000 Mendoza 15.000 - 20.000 Buenos Aires 15.000 - 30.000 Jujuy 10.000 - 15.000 Córdoba 15.000 - 30.000 Neuquén 5.000 Tucumán 20.000 Entre Ríos 25.000 - 30.000 Río Negro 18.000 Misiones 25.000 - 30.000 San Juan 20.000 Salta 35.000 - 40.000 Buenos Aires Santa Fe Chaco Chubut (Todavía no se realizó)

1986 1987 1988 1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014 2015 2016 2017 2018

Asistentes

50.000 - 65.000 70.000 60.000

Fuente: Elaboración propia.

Congreso de la Nación y en más de 120 ciudades de todo el país, y que se replicó en Europa, América Latina y el Caribe. Tampoco surge de 140 caracteres compartidos en la red social Twitter. Es heredera de ese activismo tenaz y persistente que se consolidó, principalmente, en los ENM, y que a la vez potencia la transversalidad que caracteriza al movimiento. Es un componente clave para la producción del acontecimiento y la consolidación de un sujeto político subestimado y omitido durante mucho tiempo, que se coloca como la oposición al gobierno neoliberal actual. En 2002 ingresaron a los ENM las piqueteras, las asambleístas y sindicalistas permeando la composición. Post Ni Una Menos, el XXX Encuentro Nacional de Mujeres realizado en Mar del Plata en 2015 con la presencia de unas 65.000 participantes, el número más a lto en la historia de los ENM, unas 25.000

mujeres, lesbianas, travestis y trans más que el año anterior. Ese número aumentó en Rosario en 2016, con 70.000 participantes, y casi se sostuvo en Chaco en 2017. La mayoría de las nuevas participantes son jóvenes “sueltas” que no forman parte de un espacio militante pero se consideran feministas o están en el camino a serlo. Es ta mbién en el ma rco del ENM que nació la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito, específicamente en los encuentros realizados en Rosario en 2003 y en el XIX ENM desarrollado en Mendoza en 2004. Más de una docena de años de activismo dentro del movimiento de mujeres orga nizado son el suelo sólido que sostiene que, luego de la masificación del feminismo que produjo “Ni Una Menos”, un grupo de adolescentes vistiera de verde aborto para festejar su cambio de ciclo. d


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el Atlas de la revolución de las mujeres

Organizaciones feministas Movimientos que luchan por los derechos de las mujeres en Argentina

Campaña por el Aborto Legal Creación: 2005 Realizó el proyecto de ley para despenalizar y legalizar el aborto. Lema de la campaña: “Educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar, aborto legal para no morir”. Mumalá Organización que realiza acciones para visibilizar las violencias de género. En 2017 lanzaron el Observatorio de la Violencia contra las Mujeres.

Organizaciones

Red Par- Periodistas por una comunicación no sexista Creación: 2006 Red federal de periodistas y comunicadoras/es que hacen foco en la perspectiva de género. Desarrollo de decálogos y campañas. Socorristas Brindan acompañamiento y asistencia a mujeres que realizan abortos.

Fuente: Elaboración propia.

Cuando la tierra tembló

“Ni Una Menos” en tanto lema, colectivo feminista y movimiento social forma parte de un continuum de narrativas feministas que permiten a otras mujeres acceder a aquello que el relato oficial y patriarcal invisibiliza. El 26 de marzo de 2015 fue la primera acción pública del colectivo “Ni Una Menos”: una maratón de lecturas contra los femicidios convocada por un grupo diverso de escritoras, periodistas, investigadoras, académicas y artistas –en su mayoría mujeres y lesbianas, pero también con la presencia de varones–. La acción coincidía con dos hechos: por un lado, se cumplían diez años de la desaparición de Florencia Pennacchi (estudiante de Economía desaparecida en la Ciudad de Buenos Aires) y, por el otro, días antes había aparecido el cuerpo de Daiana García (una joven de 19 años que había ido a una entrevista laboral) en una bolsa de arpillera en Lavallol. La irrupción de “Ni Una Menos” respondió a un desconcierto generalizado: personas con tradición en el feminismo y los derechos humanos, pero especialmente personas que provenían de otros ámbitos de activismo o ajenas a cualquier militancia, entraron de lleno al conocimiento y la acción de los temas propios de la agenda de las violencias hacia las mujeres. Esta inyección de nuevas identidades políticas en el concierto de los discursos y manifestaciones del activismo feminista produjo un sismo, una renovación y una expansión del fenómeno. La maratón de lecturas buscaba llamar la atención sobre la crueldad con la que los cuerpos feminizados eran llevados hasta la muerte, así como también poner

Católicas por el derecho a decidir Creación: 1993 Propiciar la reflexión-acción sobre cuestiones tales como: derechos reproductivos, sexualidad, salud y ciudadanía de la mujer, y sus relaciones con elementos religiosos. En este sentido, trabaja con actores diversos, buscando incidir, capacitar y fortalecer, generando herramientas para hacer efectivo el acceso de las mujeres a sus derechos.

en evidencia la irresponsabilidad cómplice con la que los medios de comunicación tradicionales cubrían esos acontecimientos. Era necesario imaginar nuevas lenguas y nuevas narrativas para sacar la denuncia del ámbito sesgado de lxs ya comprometidxs, y en este sentido las redes sociales y los mass media fueron una llave que abrió un portal insospechado: para el 3 de junio de 2015 no había una escuela en el país que no tratara el tema, no había institución pública que no hubiera pegado un cartel casero con alguna ilustración alusiva –la nenita con el puño en alto, dibujada por el humorista Liniers, fue una de las piezas más divulgadas–, lxs famosxs pedían a sus agentes de prensa que les sacaran fotos con el cartel, y lxs políticxs se pronunciaban y prometían proyectos que paliaran la inclemencia de lo que para las mentes menos avispadas era una “pandemia” o un “flagelo”. Ni “pandemia”, ni “flagelo”: patriarcado. El acontecimiento callejero tuvo como mensaje más potente y transformador una idea: “no estamos solas”, una traducción de “lo personal es político” de la segunda ola. Desde entonces, se ha registrado una baja de la tolerancia a la violencia machista, que se observa en el aumento de las denuncias, tanto en las instituciones como en redes sociales, sintetizadas en la frase “Ya no nos callamos más”. Un ejemplo de este fenómeno fue lo que sucedió en la línea de teléfono 144, que recibe llamados de víctimas de todo el país: pasó de 1.000 consultas diarias a 13.700 aquel 2015 del estallido. Ese año, otro número de emergencia, el 0800 porteño, tuvo una demanda 300 por ciento mayor. El problema con que se encontraron


1. Entre patriarcado y modernidad

–y se encuentran– esas mujeres que intentaban romper el círculo de la violencia es que, en general, los mecanismos del Estado no se habían transformado como ellas ni habían dado respuesta a la demanda por Ni Una Menos. Además del aumento de las denuncias, se produjo un efecto derrame que amplió los históricos márgenes del activismo pero también trajo aparejado un saldo organizativo: un desborde en experiencias de cuidado feminista y solidaridad entre mujeres que se multiplican a lo largo y a lo ancho del país. “Estamos para nosotras”, sostienen. Sobre esta potencia amplificadora se tejió el primer paro de mujeres el 19 de octubre de 2016. Tras el femicidio de la joven marplatense Lucía Pérez y la represión del Encuentro Nacional de Mujeres en Rosario, una multitud se encontró convocada por el colectivo “Ni Una Menos” en el patio de la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP). En asamblea se decidió hacer una huelga durante dos horas. “Si mi vida no vale produzcan sin mí”, dijeron las mexicanas que se plegaron a acompañar la acción de Argentina, entre otros países de la región. Hablar de “paro” operaba como disputa de sentidos históricamente reservados a los sindicatos, donde la mayoría de los dirigentes son varones. Los grandes medios intentaron obturar esa palabra que ponía en evidencia el valor productivo y reproductivo invisibilizado hablando de “miércoles negro”. El 19 llovió y la imagen de los paraguas infinitos en la Plaza de Mayo recorrió el mundo. Esa foto fue la antesala para la construcción del Paro Internacional de Mujeres del 8 de marzo de 2017. Y otra vez la narrativa feminista: esta acción recuperó el sentido del Día de la Mujer Trabajadora. El 8M en más de 50 países las mujeres pararon.

Conquistar espacios y agendas

Los años posteriores al “Ni Una Menos” fueron arduos en estrategias para mantener dentro del movimiento tanto a quienes recién ingresaban al feminismo conmovidxs por “la ola de violencias”, por el duelo y el grito común como a las organizaciones y espacios de militancia que llevaban muchos años discutiendo y accionando sobre los derechos de las mujeres, diversidades y disidencias sexuales. Un lento proceso hasta comprender que los femicidios son el brote visible de una raíz subterránea (la metáfora del iceberg recorrió las redes), que hay violencias cotidianas que preceden a la violencia física y desconocen

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diferencias de clase, etnia, cultura, edad. “Ni Una Menos”, así, un movimiento que algunos advenedizxs tildaron de apolítico, comenzó a instalar en agenda el machismo generalizado que atraviesa a todas las sociedades. No es un varón suelto, es el patriarcado. Aborto, brecha salarial, lesboodio, violencia institucional, acoso laboral, xenofobia, racismo, amor romántico, noviazgos violentos, la trama económica de las violencias, el trabajo doméstico no remunerado, mujeres y sindicalismo... “Ni Una Menos” incluyó de a poco un abanico de temas que excede con creces aquel primitivo “No queremos que nos sigan matando. Ni una menos”, y desarrolló de forma colectiva una genealogía comprensible para todo público de las violencias que acaban en femicidios. En esta batalla colectiva, “Ni Una Menos” señala a los Estados cada una de las políticas que, por acción o por omisión, producen violencias o dan el marco de posibilidad para las violencias hacia mujeres y disidencias. Y así se hermanan luchas, porque desde el momento en que se hace visible que se trata de un sistema político, económico, cultural y social el que construye las identidades machistas, se identifican otrxs sujetxs políticxs que también padecen las consecuencias del mismo sistema excluyente, desigual y opresor. Indígenas, migrantes, negras, trabajadoras sexuales, obreras, estudiantes, discapacitadas, sindicalistas, trabajadorxs precarizadxs, trabajadoras domésticas, jubiladas y un largo etcétera que da cuenta de la fortaleza y el potencial crítico de un movimiento que es mucho más que denuncias a varones golpeadores. “El Estado es responsable”, decía la bandera que encabezó la marcha el 3 de junio de 2018. Es responsable de mantener el patriarcado, de no prevenir ni asistir, de bajar el presupuesto destinado a contener víctimas o posibles víctimas, de no poner en práctica la Ley de Educación Sexual Integral, de no informar acerca de la Interrupción Legal del Embarazo o garantizar los derechos de quienes quieren y pueden abortar, de bajar salarios, pensiones y jubilaciones favoreciendo así contextos de dependencia y violencia. El Estado es responsable y, en especial, el Gobierno que lo conduce. Puede llamarse cuarta ola o un “feminismo para el 99 por ciento”, como lo caracterizan las académicas estadounidenses. La certeza es que es un movimiento de sobrevivientes y como tal, un movimiento con futuro. Es en la foto de las adolescentes con sus pañuelos verdes donde se sintetiza esta generación “Ni Una Menos”.

Medios de comunicación con mirada de género . Medios Suplemento del diario Página/12 que difunde y analiza problemáticas pertenecientes al colectivo LGBTI.

Suplemento del diario Página/12 que difunde y analiza temas de género con perspectiva feminista.

Medio de comunicación digital feminista, brinda información sobre Latinoamérica y el Caribe.

Revista mensual de comunicación alternativa y feminista.


Š Manifestación del 8M, Madrid, 8-3-18 (Susana Vera / Reuters)


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Presas en sus propios cuerpos Durante siglos, las mujeres fueron despojadas de sus propios cuerpos, adueĂąados a la fuerza por hombres y redes nacionales y transnacionales que los usufructuaron, muchas veces con la complicidad de las instituciones y las fuerzas de seguridad. Un fenĂłmeno mundial que no deja de crecer, invisibilizado por la naturalizaciĂłn de ese crimen en la sociedad.


36

el Atlas de la revolución de las mujeres

Brujas

Fernanda Gil Lozano

La persecución y asesinato de mujeres estigmatizadas como “brujas” en Europa entre los siglos XVI y XVIII las confinó al ámbito privado, posibilitó su dominación física y gestó el Estado moderno capitalista. Una historia generalmente escrita por sus verdugos, y que no pierde actualidad.

D

esde las grandes diosas de la Antigüedad hasta el feminismo actual, hay un derrotero incierto pero sostenido para contar las experiencias de las mujeres en la historia. Transitar y pensar en esa dirección es una aventura difícil, llena de rutas falsas y caminos que llevan muchas veces al abismo. Las experiencias femeninas a lo largo de la historia tienen, mayoritariamente, una pluma masculina, sesgada por múltiples trampas, prejuicios y conclusiones apresuradas. Prueba de esto es cómo las historias de mujeres suelen esconderse describiéndolas como fenómenos aislados y, a veces, pintorescos. En esta línea de pensamiento, es importante destacar que uno de los primeros genocidios en la historia europea fue la matanza de mujeres en el marco de la quema de brujas. Este genocidio no se describe en los libros tradicionales como una persecución de mujeres sino como una persecución religiosa propiciada por un sistema de creencias intolerante, aunque el 80% de las víctimas fueron mujeres.

La construcción del Leviatán moderno

El fenómeno de la persecución de las brujas incluye tres aspectos centrales para su comprensión. En primer lugar, aunque los análisis históricos no diferenciaban el sexo de las víctimas, en su mayoría se trataba de mujeres. En segundo lugar, en casi todos los procesos inquisitoriales se utilizó un grado de violencia física notable. Y, finalmente, se destaca el carácter sexual de esa violencia. Sin considerar estos tres puntos, los estudios sobre la persecución de las brujas sobrevuelan como notas de color, como un resabio medieval en el camino hacia la construcción del Estado moderno entre los siglos XVI y

XVIII. Sin embargo, el disciplinamiento de las mujeres a partir de los encierros específicos y el genocidio no fue un accidente sino una de las claves para la construcción del Leviatán moderno que hoy llamamos Estado.

La voz del verdugo

De un juicio celebrado en el sur de Alemania podemos recoger el retrato de una mujer que tipifica la imagen de la bruja: Walpurga Hausmanin, de Dillingen. Se trataba de una vieja viuda –lo que en la época significaba tener entre 35 y 50 años– que vivía de sus servicios como partera. En un principio, fue acusada de haber asesinado a un recién nacido y de haber matado con ungüentos a otro. Walpurga finalmente fue llevada a juicio en 1587, acusada de la

La persecución, la tortura y la muerte de las brujas fueron actos de terrorismo sexual. muerte de más de cuarenta niños, dos parturientas, ocho vacas y numerosos gansos y cerdos. Sus vecinos también la acusaban de haber desencadenado una tormenta que llevó muchos males a la región. Reconocer en estas actas a la Walpurga real no es fácil, pues sus palabras son producto de una tortura que no cesaba hasta que los inquisidores escuchaban lo que querían que dijera. Las mujeres acusadas debían declarar su participación en reuniones (sabbat o aquelarres) d


2. Presas en sus propios cuerpos

$

La construcción de una muralla entre la clase alta (con poder, saber científico,dinero) y los pobres (saber empírico, indigencia).

37

El establecimiento de la inferioridad de las mujeres y, por ende, la propiedad de los hombres sobre ellas.

La racionalización de la ciencia. La destrucción de las creencias, prácticas y sujetos sociales que eran incompatibles con la disciplina del trabajo capitalista.

La expropiación a las mujeres de saberes empíricos (remedios caseros) opuesta a la medicina capitalista.

La reclusión de la mujer dentro del hogar.

¿Qué posibilitó la caza de brujas?

La imposición a las mujeres del trabajo no remunerado, sostén reproductivo del trabajo remunerado.

La división entre hombres y mujeres y entre las propias mujeres.

La erradicación del temor de los hombres al poder de las mujeres.

La subordinación de la población.

Fuente: Silvia Federici, “El Calibán y la Bruja. Mujeres, cuerpo y acumulación originaria”, Autonomedia, 2004.

La separación de los campesinos de la tierra.


el Atlas de la revolución de las mujeres

38

Características de las brujas

2 Viudas y solteras.

1 Viejas.

3 Conocían y utilizaban propiedades de hierbas para curar, prevenir enfermedades, anticoncepción e interrupción de embarazos.

4

5

Practicaban la magia (basada en la concepción del mundo como un organismo vivo y que hay una fuerza que anima todas las cosas).

Pertenecían a sectores pobres de la sociedad.

Fuente: "El Calibán y la Bruja. Mujeres, cuerpo y acumulación originaria", Silvia Federici, Autonomedia, 2004.

Persecución y muerte

Número estimado de ejecuciones de brujas en el Sacro Imperio Germánico, siglos XVI-XVIII.

REINO DE ESCOCIA te

REINO DE SUECIA

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REINO DE DINAMARCA Y NORUEGA

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REINO DE GRAN BRETAÑA

SAJONIA

Namur

LUXEMBURGO Bamberg Wüzburg BOHEMIA LORENA MORAVIA Eichstätt REINO Friburgo DE FRANCIA Ellwagen Salzburgo VAUD Ginebra REINO DE SABOYA Languedoc Ma

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DUCADO DE PRUSIA

HANNOVER

Essex

Lapurdi

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Concentración procesal Durante los primeros años, la mayor parte de los procesos tuvieron lugar en las zonas limítrofes de Francia con Suiza y Borgoña.

FRIULI República de Venecia

Toscana e rr á n e o

Mlotkowo REINO DE POLONIA

REINO DE HUNGRÍA Szeged

Estados IMPERIO OTOMANO Pontificios Reino de Nápoles

Hasta 2.000 De 2.000 a 10.000 Hasta 30.000 Límite del Sacro Imperio Germánico Focos de procesos contra brujas

Fuente: Museo de Historia de Cataluña, España.


2. Presas en sus propios cuerpos

d nocturnas en el bosque los días martes o viernes, a donde llegaban volando desnudas después de haberse untado su cuerpo con un ungüento facilitado por el Diablo y montadas en una horquilla. En estas reuniones se firmaba un pacto de fidelidad al demonio para acabar con el reino de Dios en la Tierra. En numerosas ocasiones, el inquisidor o el que escribía las declaraciones de la acusada no hablaba su idioma. En aquellas “confesiones” en las que se puede leer el dolor de las torturas se puede imaginar cómo cada renglón era completado por un individuo impertérrito, plasmando todo ese infierno de llanto, mentiras y lujurias que tenía más que ver con las mentes tortuosas de las élites sacerdotales que con las víctimas ejecutadas. Por eso se puede afirmar que las brujas son un enigma. Su identidad esconde una variedad antropológica acallada a través del tiempo por las culturas patriarcales. También este silencio convoca a una extraña relación con el origen conceptual de lo femenino como rebelión, poder y coraje. Su oscuridad original caracteriza a la historia de la sombra, la historia de entidades negativas. Lo segundo, el doble, la sombra, lo femenino comenzó a expresarse como parte oscura del alma, del cuerpo y de la vida.

Divide y ...

La persecución de las brujas debe leerse como parte de la historia de disciplinamiento del género femenino. En los inicios de la modernidad, las instituciones de encie-

La persecución de las brujas debe leerse como parte de la historia de disciplinamiento del género femenino. rro para las mujeres eran el prostíbulo, el convento y el matrimonio. Las que quedaban por fuera de esta institucionalidad eran torturadas y quemadas. Posteriormente, los manicomios fueron los lugares donde depositaban a las rebeldes: muchas mujeres inteligentes con un discurso propio terminaron o bien encerradas, como la abuela de Camila O’Gorman –quien luego de vivir una historia de amor con el Virrey Liniers fue obligada a irse del país y confinada por la familia de su hijo a vivir en el ático de la casa familiar–, o internadas. La Europa de la temprana Edad Moderna fue un ámbito intolerante y poco respetuoso de las diferencias: cerca del 85% del total de ejecutados durante el periodo de las grandes persecuciones de brujas (1560-1760) fueron mujeres. El efecto social de este castigo público, brutal e injusto fue que las mujeres comenzaran a separarse, a desconfiar de sí mismas, a evitar las salidas conjuntas y las reuniones. Los lugares de encuentro femenino post caza de brujas fueron las lavanderías o el río, para rezar un rosario, bordar o coser ropa: siempre espacios relacionados con el trabajo (en la actualidad todavía da culpa

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Juicios a brujas en Francia

Total de procesos judiciales en Lorraine y Namur entre los años 1505-1650. 120

Namur Lorraine

100

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1520

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1650

Fuente: Silvia Federici, “El Calibán y la Bruja. Mujeres, cuerpo y acumulación originaria", Autonomedia, 2004.

tomar un tiempo exclusivamente para las mujeres y estar con amigas en una actividad libre de tareas para otros).

Una imagen polisémica

La persecución, la tortura y la muerte de brujas fueron actos de terrorismo sexual que inculcaron la culpa y el miedo. En este sentido, a las brujas se las suele mostrar por lo menos de a tres o más, danzando y riendo. Todavía hoy muchas trabas dificultan el encuentro pleno y gozoso de las mujeres con sus propios cuerpos. El narcisismo de las mujeres es una lucha por la valoración y defensa de su propia existencia más allá de los estereotipos y, al mismo tiempo, el reclamo al otro que las excluye. Es en este desencuentro en que se ubica la tensión que posibilita la imaginación creativa y el orden científico de esta reflexión. Pensar a las brujas atendiendo a los mitos y los discursos escritos permite un relato integrador de las experiencias de las mujeres con sus representaciones, símbolos y cuerpos. Estos cuerpos femeninos, nunca dominados ni plenamente liberados, han danzado por el tiempo y el espacio, tejiendo una curiosa experiencia cósmica. El silencio de las palabras que nunca fueron comprendidas con la magia de milenarias artesanas de la historia se representó en una imagen polisémica que pudo reunir todo el universo de la pasión: brujas.

Epicentro de los juicios A finales del siglo XVI, los territorios germánicos, cuya autonomía judicial era casi total, se habían convertido en centro de los procesamientos.


40

el Atlas de la revolución de las mujeres

Violencia de género

Mabel Bianco

La violencia contra mujeres y niñas en el mundo ocurre desde siempre. A pesar de los progresos legales y sociales, aún es necesaria una mayor intervención de los Estados para desnaturalizar, prevenir y erradicar esta problemática con raíz en las desigualdades de género.

L

as mujeres, y por ende las niñas, han sido a lo largo de la historia consideradas personas de “segunda”: no se las tenía en cuenta como sujetos de derechos y menos aun se las consideraba iguales a los hombres en sus capacidades y en el ejercicio de su ciudadanía. Hasta no hace tanto tiempo, la desigualdad política y social de las mujeres era un hecho innegable y aceptado. En la actualidad, si bien las diferencias persisten, hay una mayor conciencia y un cuestionamiento creciente.

Apertura parcial

La mujer no era percibida como una ciudadana con derecho a votar ni ser elegida. Su función era permanecer en el hogar, asegurar la reproducción y ocuparse de los hijos, los enfermos, los ancianos y los discapacitados. Asimilada a los niños, era relegada a una condición de inferioridad que la hacía inimputable y la mantenía como un ser que reinaba en la casa pero que no podía decidir sobre cuestiones políticas. Las sufragistas, en el siglo XX, fueron pioneras en la lucha de las mujeres por la igualdad. Ellas pelearon por lograr ser consideradas ciudadanas con derecho a elegir y ser elegidas. El voto femenino fue una conquista de las mujeres que les permitió trascender los límites de lo familiar y ubicarse en la escena pública. También a comienzos del siglo XX, las mujeres empezaron a ser aceptadas en la universidad, aunque sólo en las carreras y temas propios de “mujeres”: la docencia, los servicios sociales, al cuidado de la salud y otro tipo de actividades que remitían a las tareas domésticas y de cuidado. Aunque fue un avance, las oportunidades seguían siendo limitadas. A pesar de esta apertura parcial, las mujeres seguían por lo general confinadas al ámbito privado, al hogar y la familia. La violencia contra ellas existía, pero estaba

oculta. Todo lo que correspondía al orden de lo privado debía mantenerse escondido, no debía ser exhibido ni hablado. Así, las mujeres resistían la violencia en silencio, confinadas en sus casas. Ni siquiera con los familiares −y, especialmente, con las propias mujeres− era posible hablar de la violencia. Y si se lo hacía no trascendía, ya que implicaba quebrar ese pacto de silencio que era la vida privada. De este modo, las mujeres aprendieron a disimular las marcas de la violencia física, que sólo en casos extremos salía a la luz. Y cuando esto sucedía era habitual que los allegados trataran de convencer a la mujer víctima de violencia de que continuara conviviendo con esa pareja en nombre de la familia.

Visibilizar

Al principio, las leyes se centraron en la violencia familiar. Sin embargo, como las mujeres y las niñas eran, y siguen siendo, las principales afectadas, las normativas se modificaron haciendo foco en la violencia contra ellas. Una muestra de ello es la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer −también conocida como Convención de Belém do Pará− aprobada en 1994 en la Asamblea General de la Organización de Estados Americanos. Ésta comprende todas las formas de violencia (psicológica, física y sexual) que ocurren en todos los ámbitos (hogar, instituciones educativas, trabajo) en los que las mujeres desarrollan su vida, ampliándose el espectro de las formas de violencia consideradas. La multiplicidad de tipos de violencia constituye en nuestros días el eje de la lucha contra la misma. Y aunque la Convención se limita al ámbito americano, sus principios se aplican en muchos otros países. En este sentido, el movimiento Ni Una Menos constituye el reconocimiento masivo de la violencia contra las


2. Presas en sus propios cuerpos

41

Femicidios en América Latina, el Caribe y España Total y tasa cada 100.000 mujeres de femicidios, por país Número absoluto 500

Tasa por cada 100.000 mujeres 12,5

466

400

10,0

371

300 211

188

200

7,5

254

5,0 122

104

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24

44

11

1

39

19

2

72

100 34

13

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0

35

Fuente: CEPAL, 2016.

Muertes familiares en América Latina, el Caribe y España Total y tasa de muertes de mujeres provocadas por su pareja o ex pareja, por país Número absoluto

Tasa por cada 100.000 mujeres

250

5

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4

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3

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24

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Fuente: CEPAL, 2016.

25 16

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50

61

mujeres y niñas. Iniciado en Argentina en junio de 2015, se extendió rápidamente por América Latina, el Caribe y Europa. Esto favoreció la masificación del reclamo y especialmente el rechazo al aumento de los femicidios, promoviendo la inclusión de este delito en la legislación, punto en el que se avanzó especialmente en países como Argentina, Colombia y Venezuela, donde el femicidio es agravante del homicidio simple. Junto al reconocimiento de la violencia psicológica, física y sexual hacia las mujeres y niñas, últimamente adquirieron mayor visibilidad otras formas de violencia, como la laboral. El movimiento Me Too, que explotó en octubre de 2017 con la denuncia de acoso sexual al productor de cine estadounidense Harvey Weinstein, fue la expresión más clara de esta violencia que también estaba naturalizada. Las actrices y trabajadoras de Hollywood que se animaron a hablar públicamente de los abusos d

Violentadas al menos una vez en la vida Porcentaje de mujeres que sufrieron violencia de género, por continente, 2017

Europa América Latina y el Caribe

13-46%

14-38% África

América del Norte

6-64%

7-32%

Asia

6-67% Oceanía

17-68% Fuente: Naciones Unidas.


el Atlas de la revolución de las mujeres

Leyes de protección contra la violencia de género Según grado normativo, por país

Sin legislación Nula o poca protección (con legislación) Con medidas de protección (sin legislación) Con legislación y medidas de protección

Islas Malvinas (Arg.).

50º 60º

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40º 30º

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1 0º

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1 00º

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250

500 km

Fuente: Banco Mundial, 2017.

d iniciaron una catarata de denuncias antes calladas. El hashtag #MeToo, según las tendencias relevadas por Twitter, fue utilizado más de 200.000 veces el 15 de octubre de 2017 (día en que se lanzó el movimiento) y tuiteado más de 500.000 veces el 16 de octubre de ese año. En Facebook, según la agencia de marketing y publicidad argentina IGNIS Media Agency, el hashtag #MeToo fue utilizado por más de 4,7 millones de personas en 12 millones de entradas durante las primeras 24 horas del 15 de octubre de 2017. Si bien existió una reacción de las actrices francesas contra el Me Too –entre ellas la actriz Catherine Deneuve– expresando su oposición mediante un manifiesto –donde señalaban que estas denuncias podrían conducir a la eliminación de una forma de seducción que, a su vez, era inspiradora de obras de arte–, la crítica fue rápidamente rechazada, ya que esta defensa de lo que ellas definieron como “coqueteo torpe” podía ser una forma de tolerar esta violencia y de mantenerla impune.

Medir la violencia

De acuerdo con la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), en 2016 un total de 1.831 mujeres de dieciséis países de la región (trece de América Latina y tres del Caribe) fueron víctimas de femicidio. Honduras sigue siendo, para todos los años de la serie histórica −desde 2008−, el país de la región con el mayor número de femicidios −466 en 2016−, alcanzando una preocupante tasa de 10,2 femicidios por cada 100.000 mujeres. El Salvador es el país que presenta la mayor tasa de femicidios: 11,2 por cada 100.000 mujeres (371 en 2016), según el mismo relevamiento de la CEPAL. El análisis de la CEPAL de las mujeres mayores de 15 años asesinadas por sus parejas o ex parejas es impactante. Este indicador se empezó a recopilar en el año

2010 e inicialmente aportaron datos siete países de América Latina, dos del Caribe y España. En la actualidad, informan trece países de América Latina, once del Caribe, España y Portugal. Considerando los números absolutos, los países que presentan la mayor cantidad

En 2016 un total de 1.831 mujeres de dieciséis países de la región fueron víctimas de femicidio. de mujeres asesinadas por sus parejas o ex parejas en 2016 son Argentina (164 casos), Colombia (122 casos) y República Dominicana (88 casos). Sin embargo, cuando se comparan según tasas por cada 100.000 mujeres, Surinam es el país que presenta la tasa más alta de la región con 4,3, seguido por Granada con 1,9, República Dominicana con 1,6, Jamaica con 1,5 y Barbados con 1,4. En Argentina, desde 2015 funciona el Observatorio en la Oficina de la Mujer de la Corte Suprema de Justicia de la Nación. En 2016 registró 254 femicidios, de los cuales 164 fueron cometidos por parejas o ex parejas y 23 fueron perpetrados por un desconocido. En 60 casos existió denuncia previa, en 130 no había denuncia y en 55 casos no se especificó esta información. Estos datos indican la escasa denuncia así como la falta de acompañamiento a las mujeres que sí denuncian. Con la sanción de la Ley Nacional 26.485 de Protección Integral para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra las Mujeres en marzo de 2009, se creó el Registro Único de Casos de Violencia contra las Mujeres en el Instituto Nacional


2. Presas en sus propios cuerpos

43

Violación y matrimonio Países donde la violación conyugal no es delito

No reconocen la violación si es cometida por el marido Los violadores se libran de la pena si se casan con sus víctimas Ambas Islas Malvinas (Arg.).

50º 60º

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1 0º 1 1 0º

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250

500 km

Fuente: Banco Mundial, 2017.

de Estadística y Censos (INDEC), a partir de los datos proporcionados por organismos públicos que se ocupan de la problemática. A fines de 2017, el INDEC presentó la información recogida desde 2013: 260.156 casos de violencia. De estos, el 71,3% eran mujeres mayores de 14 años que buscaban asesoramiento, orientación y/o asistencia, el 16,9% eran denuncias judiciales y el 5% eran presentaciones a la policía o pedidos de atención médica. Respecto al vínculo con el agresor, el 82,7% de los casos era la pareja o ex pareja. Estos datos no permiten comparación ya que son los primeros que se aportan por este registro único desarrollado por el INDEC.

realizando campañas para desnaturalizar la violencia contra mujeres y niñas, necesarias para la prevención. Además, resulta imprescindible que los gobiernos nacionales destinen recursos para desarrollar modelos y protocolos para mejorar la atención de las mujeres y niñas que experimentan violencia, lo que posibilitaría obtener resultados más efectivos. Por último, resta también capacitar a los funcionarios judiciales en la perspectiva de género para eliminar la impunidad.

¿Por qué cuesta salir de la violencia?

Compromiso y acción

Hay insultos, control y reproches.

E CIÓN ÓN SI

ACUM1ª FA S DE T ULA EN

La mujer busca mantener a su agresor tranquilo para evitar que explote.

E

E FAS 2ª LOSIÓN XP

Frente a la magnitud de la violencia contra mujeres y niñas en el mundo, es necesario plantear en forma urgente medidas no sólo para atender a aquellas que experimentan violencia sino fundamentalmente para prevenir esta problemática. Surge entonces la pregunta: ¿qué hacer? En América Latina es clave implementar la educación sexual integral en las escuelas para cambiar los patrones culturales del ser hombre o mujer y los roles estereotipados. En las instituciones se plantea la sexualidad en forma binaria (mujer/varón) y, en consecuencia, se mantienen los mandatos sociales que se oponen a la igualdad de derechos y posibilidades entre mujeres y hombres. Si bien en 2008 los ministros de Salud y Educación de 30 países de América Latina y el Caribe firmaron un compromiso en México para implementar la educación sexual en las escuelas −en el marco de la cumbre de la XVII Conferencia Internacional sobre el SIDA−, en la mayoría de ellos aún no se puso en práctica o se lo hizo muy parcialmente. A esto se suma que tampoco se están

L U 3 ª FAS E NA D E MIE L

El agresor se arrepiente y pide perdón con promesas de cambio y “tranquilidad”. Sin embargo, la violencia se repetirá una y otra vez, con mayor peligro para la víctima. Fuente: Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires.

El agresor explota ante cualquier pretexto, culpando a la mujer de su ataque. El agresor llega a provocar lesiones severas y hasta la muerte de la mujer (femicidio).


el Atlas de la revolución de las mujeres

Territorios feminicidas

Ivonne Ramírez R.

A pesar de algunos avances legales, México sigue siendo el país con mayor cantidad de femicidios en América Latina. Crímenes que persisten por las estructuras de poder permisivas y un Estado incapaz de prevenir e incluso cómplice indirecto de esta violencia. Femicidios en América Latina Cantidad de femicidios por país y grado normativo, 2014

México 2.289*

Países del Caribe: (2015) Jamaica 9 / T. y Tobago 5 / S. Lucía 1 / (2014) Barbados 2 / Surinam 7 / Dominica 1 / (2013) Granada 1.

Defunciones femeninas con presunción de homicidio

Honduras 531 Puerto Rico 44

Guatemala 217

R. Dominicana 188

El Salvador 183 Nicaragua 36

Venezuela 74

Costa Rica 14 Panamá

Colombia 145

Brasil (sin información

26

Ecuador 97 Perú 90

Uruguay 24

Chile 40 50º 60º

70º

País con ley de homicidio agravado por razones de género

Argentina 225 40º

30º

20º 80º

1 0º

º 70

º 90

Países con leyes de femicidio

Islas Malvinas (Arg.)

1 00º

1 0º 1 1 0º

1 20º

20º

30º

1 30º 0

250

F

amiliares y amistades llamaban cariñosamente “Pompis” o “Gordita” a Sandra Luz Loyos Violante, de 21 años, una entusiasta futbolista y una destacada arquera de varios equipos en Poza Rica, Veracruz. Sandra era abiertamente lesbiana y había estado muy enamorada de su ex pareja Ana, con la que vivió un par de años. Fue asesinada por un hombre. Ni las autoridades ni los medios de comunicación advirtieron que se trataba de un lesbicidio. La fiscalía detuvo horas más tarde al presunto responsable. Aunque diferentes grupos feministas han impulsado normas como la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia de 2007, de donde se derivan la Alerta de Género aplicada por primera vez en 2015 y vigente en doce estados, y la tipificación del feminicidio, descrito de diferentes formas en cada uno de los códigos penales estaduales, en México los hombres detenidos, procesados y sentenciados por este crimen de lesa humanidad son pocos.

Invisibilizar el problema

Paraguay 32

Bolivia 96

80º

44

500 km

*La cifra de México no es comparable con los otros países de la región. Fuente: CEPAL, 2016.

Guadalupe Campanur Tapia era una activista purépecha (etnia del estado de Michoacán) de 32 años que formó parte del gobierno autónomo comunitario de Cherán. Defensora de su comunidad y de los bosques, fue una de las fundadoras de las rondas de vigilancia, que se crearon para proteger la zona de los grupos criminales, los taladores y del gobierno federal. Fue asesinada en un país en el que se cometen siete feminicidios por día y, conforme a ONU Mujeres y a la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), es el país de América Latina en donde se registran más asesinatos de mujeres. Nadie fue detenido por el crimen. El responsable entendió muy bien el evidente mensaje de los gobiernos y las autoridades: secuestrar o asesinar a una mujer no tiene graves repercusiones en este entorno, en donde la impunidad es otra forma de violencia, que se viene practicando desde hace mucho tiempo. La niña Dulce Cecilia García León de 6 años está en


2. Presas en sus propios cuerpos

45

Evolución de la tasa de defunciones femeninas en México

4,4 2.746

2.500 2.095*

3,8

3,8

2.359

2.324

4,6

4,3 2.613

4,6

2.769

2.440

3,4 2,5

1.943

3.000

1.000 hasta mayo 2018 687*

0%

2.000 1.500

1.451

1.296

1 ,9

2,4

2,3

1.297

2,5

2,2 1.214

2,4

1.324

1.089

1%

1.275

2,5

2,5 1.307

1.296

3,1

2,8

2,7 1.533

1.338

3,2

3,1

3,0 1.470

1.504

1.468

3,0

2,9

2,9 1.354

1.378

1.285

1.254

1.385

1.244

1.257

1.460

2%

1.407

3%

2,9

3,4 3,0

3,6 3,2

4%

3,8

5%

4,2

Acumulado de defunciones femeninas con presunción de homicido en los períodos 1985-2016: 52.210 2011-2016: 15.535

Total de mujeres

1.406

Tasa nacional

2.724

Muertes cada 100.000 mujeres, 1985-2018

500

0

85 86 87 88 89 90 91 92 93 94 95 96 97 98 99 00 01 02 03 04 05 06 07 08 09 10 11 12 13 14 15 16 17 18 *Las cifras corresponden al monitoreo realizado por la activista María Salguero. Fuentes: INMUJERES, ONU Mujeres y SEGOB a partir de INEGI, “Estadísticas vitales de mortalidad”, CONAPO. “Proyecciones de la población de México 2005-2050 (1985-1989)”, “Estimaciones de Poblaciones 1990-2010 (1990-2009)” y “Proyecciones de la población de México 2010-2050 (2010-2016)”.

su escuela abrazada por una de sus amiguitas en la foto difundida en la pesquisa. Luce una sonrisa traviesa que deja entrever sus dientes de leche y su absoluta vulnerabilidad. Residía junto a su familia en una zona de Querétaro en la que el 55,6% de la población vive en la pobreza, según el Informe Anual de la Secretaría de Desarrollo Social (SEDESOL) y el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL). Fue abusada y asesinada por su primo adolescente. Como ella, ya suman más de 12 .000 víctimas de feminicidio en el país tan solo en los últimos cinco años, según el registro de varias activistas y de estadísticas compartidas por organizaciones civiles. No hay al respecto información concreta, datos confiables y detallados en ninguna dependencia estatal. Solamente alrededor del 20% de los homicidios de mujeres son considerados feminicidios por los jueces, que generalmente los cataratulan como crímenes pasionales, delitos de violencia doméstica y asesinatos de mujeres relacionados con el crimen organizado. Entonces, teniendo en mente lo anterior, ¿desde qué noción de ley deberían partir las mujeres para ver reflejadas en la justicia sus experiencias de vida? “Imposible desde las nociones fundadas en un sistema en el que las mujeres, afectadas o expuestas a otras opresiones, nunca fueron consideradas sujetas políticas, ciudadanas o humanas”, argumenta la escritora Francesca Gargallo en su blog (francescagargallo. wordpress.com). Las complejas circunstancias del país dificultan la configuración de estrategias de sanción distintas, sobre todo con crímenes que amenazan directamente la vida de las niñas y mujeres, cuando lo urgente e inmediato es que las mujeres permanezcan con vida. ¿Cómo sostener ante el dolor, frustración y cansancio que la exigencia de justicia no acaba con la cárcel pues ésta es, en palabras de Gargallo, un negocio y una forma de limpieza étnico-clasista? Resulta complicado, frente a este panorama, ser feminista y activista anti punitivista, explica en una entrevista

realizada por el diario Conclusión (de Rosario, Santa Fe) la antropóloga Rita Segato, quien propone efectuar análisis más profundos para llegar a soluciones alternativas desde las luchas anticarcelarias, agregando que, “aunque las detenciones y las sentencias se deben exigir y son imprescindibles, no resolverán de raíz el problema de los feminicidios si no se ataca la base generadora de esas pequeñas agresiones cotidianas que se normalizan”.

El Estado es responsable

Los crímenes contra las mujeres persisten por las hasta ahora existentes estructuras de poder permisivas, las desigualdades de género/raza/clase y por las condiciones sociales y económicas cada vez más adversas para las mujeres, en las que los conflictos armados –como el narcotráfico y la militarización, la trata y la migración– son un agravante considerable. No hay un trabajo continuo de prevención ni políticas públicas con resultados verdaderamente efectivos. Por el contrario, se opta por alertar a las mujeres con medidas que deben tomar para no ser víctimas de un crimen, emitiendo avisos constantes de culpabilización indirecta dirigidos hacia ellas, aconsejando por ejemplo no caminar solas, salir lo menos posible o vestir de determinada forma, mientras los programas de atención, terapias, advertencias y consecuencias penales para agresores y feminicidas son insuficientes o nulos. De unas pocas víctimas se conoce ahora algo de sus historias de vida, muchas otras permanecen sin identificar. No llegamos a saber qué pasa con sus hijas e hijos, tampoco sobre las familias que las sobreviven. Todavía se desconoce el alcance de las heridas profundas que causa esta violencia extrema, no sólo hacia el interior de sus familias sino también en el tejido social, reforzando el abismo en que se cimientan los sistemas heteropatriarcales y capitalistas en un país acechado por esta oleada feminicida que no cesa.


46

el Atlas de la revolución de las mujeres

Pueblos originarios

Karina Bidaseca

A lo largo del siglo XX las mujeres originarias han protagonizado sucesivas demandas en defensa de su territorio. Asimismo, guiadas por sus propias cosmovisiones, han resignificado las relaciones desiguales de género. Una historia de lucha pero también de sacrificio y muerte.

H

ablar de feminismos indígenas remite a un momento fundacional en la historia política del movimiento de mujeres en América Latina. En 1975, la dirigente indígena minera boliviana Domitila Barrios Cuenca Minera fue escuchada en la tribuna de la Asamblea del Año Internacional de la Mujer de Naciones Unidas celebrada en México. Su voz denunciando a los dueños de las minas y afirmando la necesaria participación de la mujer para la liberación de Bolivia resignificó la forma de hacer política. Pocos años después, Domitila junto a otras cuatro mujeres iniciaron una huelga de hambre en reclamo por la amnistía y la liberación de los trabajadores mineros presos. La acción se expandió por todo el país y logró derrocar la dictadura de Hugo Banzer en 1978. Pero al mismo tiempo fue una poderosa interpelación al feminismo conservador.

Violencia hacia las mujeres indígenas en América Latina Agresiones físicas o sexuales de parte de la pareja en mujeres de 15 a 49 años casadas o en unión, 2010 ECUADOR

38,7%

PARAGUAY

18,9% PERÚ

37,6%

Un rol protagónico

Durante mucho tiempo las mujeres indígenas del Sur fueron (re)escritas por otras mujeres, a menudo bajo “retóricas salvacionistas” y narrativas orientalizadas por Occidente que eliminaban todo rastro de contemporaneidad. Está claro, como dice el sociólogo Aníbal Quijano, que la colonialidad del poder y del género que estructuró nuestras sociedades a partir de la idea de la “raza” continúa operando. La racialización de los cuerpos, doblegados para la acumulación originaria del capital en las colonias, permanece. Capturadas por el ojo del colonizador, las imágenes del siglo XIX informaban casi obsesivamente las mismas escenas: mujeres indígenas exotizadas con sus senos desnudos, dispuestas en telones naturales de fondo, pobreza y VIH/ Sida. Nativismo salvaje y esencialismo se (con)fundían en una trama en la que las mujeres de África, América

GUATEMALA Fuente: OPS, 2013.

24,3%

Latina u Oriente eran representadas y atrapadas ante el ojo pornográfico occidental y rapiñador. Sin embargo, a lo largo de todo el siglo XX las mujeres originarias han protagonizado sucesivas demandas en defensa de sus territorios. Desde los años 80, en particular, con el fin de obtener el reconocimiento como pueblos y naciones, las mujeres han tenido un rol protagónico en la arena política y han impregnado las prácticas de otros movimientos de mujeres aportando su pensamiento y su praxis.


2. Presas en sus propios cuerpos

A partir de los años 2000, el cuestionamiento de la matriz fundante de las relaciones binarias y excluyentes masculino/femenino de la modernidad permite comprender las reivindicaciones actuales y el reconocimiento de identidades sexo-genéricas en las propias comunidades. El concepto de género como categoría analítica era parte de un proceso social y académico distante de los pueblos de América Latina. Las formas de la opresión de género entre mayas, quechuas, aymará, mapuches, kaiowá son específicas. Guiadas por sus propias cosmovisiones, las mujeres originarias resignificaron entonces las relaciones desiguales de género y concibieron conceptos como el de “dualidad” para diferenciar el binarismo de género de las sociedades occidentales modernas.

Las luchas de las indígenas hoy son

Demandas compartidas

transnacionales y “desde abajo”,

El reto de la diversidad fundó las reivindicaciones de un movimiento plural, anti-racista, anti-colonial y anti-capitalista que se expresa hoy a través de diversas vertientes que confluyeron: en los 80, en Perú, surgió el “feminismo paritario indígena” de la mano de Rosalía Paiva; en Bolivia, la Confederación Nacional de Mujeres Campesinas Indígenas Originarias de Bolivia “Bartolina Sisa”, en honor a quien participó en la rebelión anticolonial de Túpaj Katari en el Alto Perú; en Brasil, las mujeres comenzaron a organizarse en asociaciones exclusivas, con algunas organizaciones de mujeres amazónicas (AMARN y AMITRUT); posteriormente surgieron organizaciones de mujeres de pueblos indígenas del Noreste y estados de Minas Gerais y Espíritu Santo (APOINME), de la región Sur y Centro-Sur (ARPIN-SUL). El levantamiento zapatista, por su parte, fue un parteaguas en la historia de las luchas de la región. Si bien no se puede afirmar que la propuesta zapatista tenga un programa estrictamente feminista, la Ley Revolucionaria de Mujeres de 1993 y la conformación de los llamados “feminismos desde abajo y a la izquierda” se desarrollaron inmersos en el clima de época del lema zapatista “otro mundo en el que quepan muchos mundos”. Así, las demandas de las mujeres originarias son compartidas por los movimientos de mujeres tales como el movimiento #NiUnaMás nacido en Ciudad Juárez. Simbolizado por las cruces de color rosa y los zapatos rojos, ese movimiento legó el concepto de feminicidio –que Marcela Lagarde reelaboró a partir del concepto “femicide” de la escritora Diana Russell– como bandera de lucha. La relación directa que existe en México entre capital y muerte, proliferación de maquilas y precarización de las vidas, caracteriza un escenario de guerras difusas, en el cual la impunidad del poder se sostiene en la espectacularización de la muerte: es frecuente la aparición de cuerpos de mujeres pobres, mestizas, indígenas, torturados y con marcas extremas de violencia sexual. Otro proceso fundante para la política indigenista en Bolivia fue el surgimiento en esa misma época del “feminismo comunitario”, un pensamiento-acción que nació de la vertiente de la Comunidad Mujeres Creando Comunidad, comprometido con la despatriarcalización, la descolonización y la autonomía a partir de la concepción del Vivir

47

Bien. Otro hito importante en la región ocurrió en 2006, cuando en Brasil se ratificó la Ley María da Penha contra la Violencia Doméstica. La misma fue discutida en talleres con mujeres indígenas de distintos pueblos en Brasilia durante el Encuentro Nacional de Mujeres Indígenas de Brasil. Finalmente, en 2011 se fundó la “Marcha del Buen Vivir” liderada por las mujeres mapuches de Argentina y Chile en defensa de los territorios, contra los feminicidios y por la liberación de las lideresas espirituales –como el reconocido caso de la Machi Francisca, detenida al presentar una demanda contra un latifundista por tala ilegal del bosque nativo–.

concebidas y desarrolladas contra el capitalismo extractivista. En Chile, cabe destacar la labor de la Asociación Nacional de Mujeres Rurales e Indígenas ANAMURI, así como en Paraguay, CONAMURI.

Masacre y opresión

Las luchas de las mujeres indígenas hoy son transnacionales y “desde abajo”, concebidas y desarrolladas contra el capitalismo extractivista a partir de la analogía entre el cuerpo femenino y el territorio. Su emblema es la figura de la lideresa indígena y feminista lenca, víctima de feminicidio: Berta Cáceres, co-fundadora del COPINH –organización social y política de carácter indígena, sin fines de lucro, pluralista, solidaria de la zona sur-occidental de Honduras con incidencia nacional–. Los movimientos de mujeres indígenas son testigos de una época en que una verdadera masacre está ocurriendo en distintos puntos del planeta. En Mato Grosso do Sul, el pueblo Guarani Kaiowá padece un proceso de re-colonización territorial. En Brasil, la Cámara de Representantes aprobó en agosto de 2015 un proyecto de ley que establece medidas contra las prácticas tradicionales indígenas consideradas perjudiciales, incluyendo el infanticidio del que son acusadas las mujeres indígenas por influyentes campañas mediáticas. Cerca de cuatrocientas líderes indígenas kaiowá fueron asesinadas en los últimos trece años, número que podría ser más alto debido a las muertes no registradas que se suman a las estadísticas de asesinatos de líderes y lideresas ambientales en la región.Otros movimientos luchan en Perú contra las “esterilizaciones forzosas”, una práctica ya denunciada en Bolivia en los años 60. Las luchas contra las opresiones y violaciones a los derechos humanos de las mujeres indígenas se articulan a través de sororidades y confluyen en dos grandes expresiones del movimiento feminista contra los feminicidios, que abarcan geográficamente desde el Ni Una Más en México hasta el Ni Una Menos en Argentina, y se expresa en la consigna de lucha: NiUnaMujerIndígenaMenos.


48

el Atlas de la revolución de las mujeres

Aborto

Mabel Bellucci y Viviana Norman

Menos de la mitad de los países del mundo han tomado decisiones legales en torno al aborto. Un número insuficiente para un tema prioritario. En Argentina, luego de una discusión histórica en el Congreso, el Senado votó en contra. La prevalencia de un conservadurismo que no termina de morir.

L

as políticas públicas a nivel global, promovidas por los gobiernos, o bien surgidas de leyes que se debaten y aprueban en los Parlamentos, son producto de diversos actores, del Estado como de la sociedad civil. Tanto el caso del aborto voluntario como el de la mutilación genital femenina constituyen prácticas que se realizan en la clandestinidad o en condiciones inseguras, y comprenden daños evitables en la salud y la vida de las personas que se someten o son sometidas a ellas. El Estado debería subrogar su rol punitivo a la hora de abordar tales problemáticas sociales porque la restricción en torno a la decisión soberana sobre el propio cuerpo es una injerencia que entorpece el ejercicio pleno de los derechos humanos. La Educación Sexual Integral (ESI), por otra parte, representa un recurso, sobre el que no se ha tomado debida responsabilidad y urge hacerlo en la medida en que involucra los derechos sexuales y (no) reproductivos. Los organismos internacionales son asimismo actores fundamentales para promover legislaciones, tratados internacionales y acompañar con recursos técnicos y materiales su implementación.

Derechos sexuales y (no) reproductivos

Cerca del 38% de los países del mundo han tomado decisiones legales en torno al acceso al aborto. Un número aún insuficiente cuando se trata de un tema prioritario sobre la sexualidad de las mujeres heterosexuales, lesbianas, bisexuales y varones trans. En el resto de los países existen diferentes modos de tratamiento ante la práctica abortiva que va desde la prohibición según causales a penas extremas: entre 8 y 40 años de cárcel para toda persona que realice o facilite la concreción del mismo, como en el caso de El Salvador, Guatemala, Nicaragua, República Dominicana, Malta y Ciudad del Vaticano.

Otro caso emblemático es Polonia. A partir de 1939, el aborto estaba despenalizado y legalizado. Pero en 1993 la Iglesia logró imponer una ley que acababa con la plena libertad de abortar. En 2017, se llevaron a cabo marchas multitudinarias en el país que se considera regido por una de las legislaciones más restrictivas de Europa. En Argentina, desde hace más de una década se constituyó la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito, conformada por alrededor de 500 organizaciones de todo tipo y procedencias políticas. Sus consignas son: educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar, aborto legal para no morir. En marzo de 2018, luego de una sostenida lucha del feminismo en el país, comenzó el debate en el Congreso para lograr una Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE). El mismo involucró a diversxs referentes sociales, profesionales y expertxs con posiciones a favor y en contra. Finalmente, en agosto, el Senado de la Nación, después de una larga contienda, rechazó el proyecto de despenalización y legalización del aborto. En 2017 se presentaron avances en Chile y en Bolivia. En el primero, durante la presidencia de la socialista Michelle Bachelet, se despenalizó el aborto en tres causales: riesgo de vida de la madre, inviabilidad fetal y violación. En cuanto al segundo, el artículo 153 del nuevo Código Penal, elimina la pena en el caso de estudiantes, mujeres con hijos, discapacitados o mayores a su cargo, antes de la semana 8 de gestación. Igual, se considera la interrupción del embarazo como un delito con penas de hasta tres años de prisión. En Estados Unidos, tras el 45 aniversario de la legalización del aborto, dicha medida se ve amenazada por el presidente republicano Donald Trump. El mandatario


2. Presas en sus propios cuerpos

Anticoncepción a cargo de mujeres

Necesidades desatendidas en materia de planificación familiar

Total de mujeres casadas o en pareja que usan anticonceptivos, por región, 2015

2015

Total de mujeres con esta problemática, por región

Cambio (2015-2030)

2015

Cambio (2015-2030)

Este de África

Este de África

Centro de África

Centro de África

Norte de África

Norte de África

Sur de África

Sur de África

Oeste de África

Oeste de África

Centro de Asia

Centro de Asia

Este de Asia

Este de Asia

Sudeste de Asia

Sudeste de Asia

Sur de Asia

Sur de Asia

Oeste de Asia

Oeste de Asia

Este de Europa

Este de Europa

Norte de Europa

Norte de Europa

Sur de Europa

Sur de Europa

Oeste de Europa

Oeste de Europa

Caribe

Caribe

América Central

América Central

América del Sur

América del Sur

Norteamérica

Norteamérica

Australia y Nueva Zelanda

Australia y Nueva Zelanda

Melanesia, Micronesia y Polinesia

Melanesia, Micronesia y Polinesia

-100

-50

0

50

100

150

200

250

Número de mujeres casadas o en pareja que usan anticonceptivos (en millones) Fuente: Naciones Unidas, 2015.

declaró que las mujeres que abortan deberían “enfrentar algún tipo de castigo legal”. El activismo está alerta. La Organización Mundial de la Salud (OMS) incluyó el misoprostol entre sus medicamentos esenciales, ya que está comprobado que reduce riesgos de muerte en abortos auto-inducidos. Se aplica en África y América Latina (Argentina, Brasil, Bolivia, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, Guatemala, Perú y Venezuela). Existen feministas que notifican y contienen a las personas comprometidas en abortar hasta la semana 12 del embarazo y con acompañamiento médico. Así se generan espacios de consejerías y se otorgan las pastillas. Este servicio de aborto médico en línea telefónica (gratuita, confidencial y atendida por mujeres) o por página web ofrece información precisa y segura. En la actualidad, la conquista del aborto voluntario convoca a los feminismos, movimientos de derechos humanos y de la disidencia sexo-genérica que siguen reclamando en torno a la soberanía de sus cuerpos.

Mutilación genital femenina

49

A partir de 2007, el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) y el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) dirigen el Programa Conjunto sobre mutilación/ablación genital femenina (MGF), a nivel mundial, con “el objetivo de proteger a mujeres

-10

0

10

20

30

40

50

Número de mujeres casadas o en pareja con necesidades desatendidas en materia de planificación familiar (en millones)

y niñas de la mutilación genital femenina mediante un enfoque que tiene en cuenta las diferencias culturales y que está basado en los derechos humanos”. El Programa Conjunto también promueve servicios de protección, asistencia sanitaria y legislación. El mismo se basa en una declaración que acordaron diez organismos de

Cerca del 38% de los países del mundo han tomado decisiones en torno al acceso al aborto. Naciones Unidas que luchan a favor de la salud y los derechos de las mujeres, exigiendo eliminar la mutilación en una generación. La MGF se realiza en niñas desde la infancia a los 15 años con efectos perniciosos en la salud. Los motivos por los que se la practica difieren de una región a otra y también de una época a otra, aunque siempre revelan factores socioculturales vinculados a tradiciones familiares o comunitarias. A menudo responde a la concepción de lo que se considera una conducta sexual aceptable d


50

el Atlas de la revolución de las mujeres

Esterilización masculina y femenina

d y tiene por objetivo asegurar la virginidad antes del matrimonio y la fidelidad después de él. Según datos disponibles en 2016, a más de 200 millones de niñas y mujeres con vida se les practicaron mutilación genital en 30 países de África, Medio Oriente y Asia, donde se concentra la MGF. En 2013, el UNFPA publicó un documento que pronosticaba la tendencia futura. Desde 2005 hasta 2010, en África en general, la prevalencia de la MGF cayó un 5%. Si el descenso se mantiene constante, la práctica se reducirá a la mitad en 2074. En cambio, si la tasa sigue estable, debido al aumento de la población, las jóvenes de entre 15 y 19 años víctimas de la mutilación serán 20 millones en 2030 mientras que a finales de 2010 fueron 13,7 millones. Con todo, hay países que registraron avances considerables: en Benín, la tasa anual de reducción es del 23%; en Nigeria, del 7%; en Egipto, del 6%; en Níger, del 5%; en Kenia, del 4%; en Senegal, del 3%, y en Burkina Faso,

Personas casadas y en parejas en países y áreas con 10% o más de prevalencia de esterilización, en porcentaje, 2015 Esterilización femenina

Esterilización masculina

Puerto Rico República Dominicana India México Colombia El Salvador Brasil China Estados Unidos Canadá Costa Rica

Si la tasa sigue estable, las

Nicaragua Reino Unido

jóvenes de entre 15 y 19 años

Tailandia Ecuador

víctimas de la mutilación genital

Panamá Cuba

serán 20 millones en 2030.

Honduras República de Corea Guatemala Belice

del 1%. En el extremo opuesto encontramos países que han experimentado un aumento: Guinea Bissau (2,1%), Mali (0,9%) y Guinea (0,7%). En 1970, Edna Adan Ismail, la única ministra del Gobierno de Somalia hasta 2006 y activista de derechos humanos, fue la primera mujer del Cuerno de África que denunció los daños físicos y psicológicos que provoca la infibulación. Hasta entonces nunca una mujer había hablado en público de genitales y de sexualidad.

Sri Lanka Irán Bélgica Sudáfrica Australia España Surinam Alemania Irlanda Austria

Infecciones de transmisión sexual

Pakistán Malasia 0 Fuente: Naciones Unidas, 2015.

10%

20%

30%

40%

50%

Cada día, más de 1 millón de personas contraen una infección de transmisión sexual (ITS). La OMS identifica alrededor de 30 virus, bacterias y parásitos que se transmiten por contacto sexual; 8 de los cuales son reconocidos como de mayor incidencia en las infecciones de transmisión sexual; 4 de las cuales, son curables: la sífilis, la gonorrea, la clamidiasis y la tricomoniasis. Anualmente, se estima que unos 357 millones de personas las contraen. Las otras restantes son infecciones virales incurables aunque pueden ser tratadas para atenuar o modificar los síntomas o la enfermedad: hepatitis B, virus del herpes simple (HSV o herpes), HIV y virus del papiloma humano (VPH). Este último provoca 528.000 casos de cáncer cervicouterino y 266.000 defunciones y más de 290 millones de mujeres están infectadas. La transmisión es casi siempre por contacto sexual –vaginal, anal y oral– aunque puede darse por transfusiones de sangre o productos sanguíneos. También durante el embarazo o el parto. Estas afecciones tienen un impacto negativo en


2. Presas en sus propios cuerpos

Abortos inducidos

México

En porcentaje, según región y países centrales y periféricos

En porcentaje

78%

58% Asia

51

54%

de las mujeres que tienen embarazos no deseados deciden abortar

11% África

22%

9% América Latina

Países centrales

y el Caribe Países periféricos .

Fuente: Naciones Unidas, 2015

Fuente: CEPED, 2008.

la salud sexual y (no) reproductiva. De ahí, es imprescindible el uso de preservativos masculinos y femeninos. Por ello, la OMS propone un conjunto de estrategias: reforzar los servicios eficaces de lucha contra las ITS, promover prácticas orientadas a fortalecer su prevención, apoyar el desarrollo de nuevas tecnologías de precaución.

En cuanto a la Educación Sexual Integral (ESI) que se implementa en Argentina para ser cumplida en las escuelas a través de planes de estudio o legislaciones, incluye esta perspectiva como materias específicas, con actividades de formación o charlas abiertas, sin olvidar todas aquellas estrategias que fomenten y garanticen igualdad en el marco de los derechos humanos. Por ello, tanto acuerdos internacionales como el UNFPA han insistido a los gobiernos que faciliten su difusión, en especial, desde las instituciones educativas y a nivel comunitario, teniendo en cuenta las características de la población a la que está dirigida. En general, las propuestas de ESI explican aspectos dedicados a las estructuras del cuerpo humano, derechos sexuales y (no) reproductivos, materiales acerca de métodos anticonceptivos y prevención de infecciones de transmisión sexual y HIV. Asimismo, ofrecen actualización sobre legislación referida a la salud sexual y (no) reproductiva para empoderar a niños/as y jóvenes. A la vez, se incorporan perspectivas de condiciones de vida de la sociedad y su cultura. Otros aportes se vinculan con las relaciones de poder entre los géneros sostenidas por los mandatos heteropatriarcales al reproducir estereotipos que profundizan la discriminación y violación a los derechos humanos de las mujeres y la comunidad LGTTBI. Las enormes brechas que separa al Norte del Sur en relación a la obtención de derechos humanos y condiciones de vida dignas para sus poblaciones se expresan en números dramáticos. Resulta un imperativo para que comprendamos que no son tan sólo estadísticas, sino que involucra a personas. Algo de la frase de Jorge Luis Borges, “no nos une el amor sino el espanto”, se pone en juego a la hora de elaborar el mapa y las definiciones sobre el terreno de las sexualidades y los géneros al presentar pugnas de sentidos en relación a cómo llevarlas a cabo.

Educación sexual integral

La sexualidad encarna un aspecto fundamental de la vida humana, con dimensiones eróticas, físicas, psicológicas, sociales, económicas, políticas y culturales. Pese a ello, no siempre las personas jóvenes sexualmente activos/as reciben una preparación adecuada para llevar una vida personal, social y sexual satisfactoria que contribuya al desarrollo de su identidad. Esta situación las hace potencialmente vulnerables ante la coerción, el abuso, el incesto, la explotación sexual, el embarazo no planificado y las ITS. Por otra parte, llegan a la adultez con mensajes contradictorios y confusos sobre los géneros y las sexualidades de acuerdo a las normas que varían drásticamente entre y dentro de las culturas. De ahí que, casi diez años después de su primera edición, la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) actualizó íntegramente y reeditó el manual Orientaciones técnicas internacionales sobre educación en sexualidad. Este texto promueve la educación sexual integral para fomentar el respeto de los derechos humanos y la igualdad de géneros. Está orientado a docentes, educadores de la salud y a personas comprometidas con la toma de decisiones de dichos sectores, ofreciendo sólidas recomendaciones técnicas sobre las características que todo programa efectivo debe tener. Además, ayuda a los Poderes Legislativos de todos los países a diseñar planes de estudio precisos y adaptados a una población destinataria entre 5 a 18 años.


el Atlas de la revoluciรณn de las mujeres

Leyes de aborto en el mundo Segรบn grado de admisiรณn o prohibiciรณn legal

Admitido para salvar la vida de la mujer o prohibido por completo Prohibido pero se admite para preservar la salud Prohibido pero se admite ademรกs por cuestiones socioeconรณmicas Aborto legal

Islas Malvinas (Arg.).

50ยบ

40ยบ

60ยบ

70ยบ

30ยบ

20ยบ 80ยบ

0ยบ

Sin datos

1 0ยบ

70ยบ

90ยบ

1 00ยบ

1 0ยบ 1 1 0ยบ

20ยบ

80ยบ

1 20ยบ

30ยบ

1 30ยบ 500 km

250

0

Fuente: Centro de Derechos Reproductivos, 2018.

Anticoncepciรณn femenina en el mundo Mujeres casadas o en pareja que utilizan algรบn mรฉtodo de anticoncepciรณn entre 15 y 49 aรฑos, 2015

70% o mรกs 50% a menos de 70% 20% a menos de 50% Menos de 20% Sin datos Islas Malvinas (Arg.).

50ยบ 60ยบ

70ยบ

40ยบ 30ยบ

20ยบ 80ยบ

1 0ยบ

70ยบ

90ยบ

0ยบ

1 00ยบ

1 0ยบ 1 1 0ยบ

1 20ยบ

20ยบ

80ยบ

52

30ยบ

1 30ยบ 0

Fuente:Naciones Unidas, 2015.

250

500 km


2. Presas en sus propios cuerpos

Madres adolescentes Tasa de natalidad adolescente cada 1.000 mujeres entre 15 y 19 aรฑos, 2005-2015

โ ค 15 15,0 - 49,9 50 - 99,9 100 - 199,9 โ ฅ200 Sin datos

Islas Malvinas (Arg.).

50ยบ

40ยบ

60ยบ

70ยบ

30ยบ

20ยบ 80ยบ

1 0ยบ

70ยบ

90ยบ

0ยบ

1 00ยบ

1 0ยบ 1 1 0ยบ

20ยบ

80ยบ

1 20ยบ

30ยบ

1 30ยบ 500 km

250

0

Fuente: Organizaciรณn Mundial de la Salud (OMS).

Mortalidad infantil Tasa de mortalidad infantil cada 100.000 nacimientos vivos, 2015

1 - 19 20 - 99 100 - 299 300 -499 500 - 599 โ ฅ1000 Sin datos

Islas Malvinas (Arg.).

50ยบ 60ยบ

70ยบ

40ยบ 30ยบ

20ยบ 80ยบ

1 0ยบ

70ยบ

90ยบ

0ยบ

1 00ยบ

1 0ยบ 1 1 0ยบ

20ยบ

80ยบ

1 20ยบ

30ยบ

1 30ยบ 0

Fuente: Organizaciรณn Mundial de la Salud (OMS).

250

500 km

53


54

el Atlas de la revolución de las mujeres

Trata de personas

Susana Chiarotti

La trata de personas es una de las violaciones más graves de los derechos humanos. El abrumador crecimiento de este delito se retroalimenta con un alto índice de impunidad. Un panorama desolador propiciado por la complicidad de las fuerzas de seguridad y de los funcionarios del Estado.

L

a trata de mujeres, niñas y niños para someterlos a la explotación sexual, trabajos forzosos o extracción de órganos, es una de las violaciones más graves de los derechos humanos. Las víctimas se cuentan por millones, especialmente en los casos de explotación sexual. Es importante comenzar aclarando que los términos “trata” y “tráfico”, pese a que se usan frecuentemente como sinónimos, se refieren a conceptos diferentes. El objetivo del delito de trata es la explotación de la persona, mientras que el del delito de tráfico es la entrada ilegal de migrantes. Para que se configure el delito de trata no es indispensable que las víctimas crucen las fronteras (puede haber trata interna, de una zona a otra de un mismo país), mientras que para que se configure el delito de tráfico, el cruce de fronteras es un elemento necesario. La trata es, junto al narcotráfico, uno de los crímenes más redituables. La Organización Internacional del Trabajo (OIT) estimó en 2014 que las ganancias ilegales de la trata de personas habían alcanzado los 150.000 millones de dólares, de los cuales 90.000 millones corresponden a ganancias de la trata para la explotación sexual. Y estas estimaciones son modestas. El abrumador crecimiento de este delito, sostenido por redes nacionales y mundiales, motivó a los Estados a preparar un tratado internacional. En diciembre de 2000 se firmó en Palermo, Italia, una Convención de las Naciones Unidas contra la Delincuencia Organizada Transnacional, que incluye a la trata de personas, el tráfico de migrantes y el tráfico de armas, y tres Protocolos que abordan cada uno de estos delitos de manera específica. Así, en el caso de los migrantes se firmó el Protocolo contra el tráfico ilícito de migrantes por tierra, mar y aire, y en el caso de

las armas, se aprobó el Protocolo contra la fabricación y el tráfico ilícitos de armas de fuego. El tercero es el Protocolo para prevenir, reprimir y sancionar la trata de personas, especialmente mujeres y niños, llamado también Protocolo de Palermo, que entró en vigor en 2003. A la fecha [2018] fue ratificado por 173 países. Estos protocolos son monitoreados por UNODC (Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito). El Protocolo de Palermo define a la trata como: “La captación, el transporte, el traslado, la acogida o la recepción de personas, recurriendo a la amenaza o al uso de la fuerza u otras formas de coacción, al rapto, al fraude, al engaño, al abuso de poder o de una situación de vulnerabilidad o a la concesión o recepción de pagos o beneficios para obtener el consentimiento de una persona que tenga autoridad sobre otra, con fines de explotación”. Incluye la explotación de la prostitución ajena u otras formas de explotación sexual, los trabajos o servicios forzados, la esclavitud o las prácticas análogas a la esclavitud, la servidumbre o la extracción de órganos. El Protocolo prevé la atención a las víctimas, así como sanciones penales para las personas declaradas culpables de trata y agravantes para los casos de trata de niñas/os o delitos cometidos por, o que impliquen complicidad de funcionarios del Estado. Asimismo, plantea que se deben confiscar los bienes y ganancias producto de la trata y delitos relacionados y utilizar esos fondos en beneficio de las víctimas de trata.

Razones de la impunidad

El índice de impunidad del delito de trata es muy alto. A diferencia del tráfico de drogas, donde regularmente se


2. Presas en sus propios cuerpos

55

Tráfico mundial de personas Principales zonas de origen y de destino de las corrientes transregionales, 2012-2014

América del Norte

Oeste y Sur de Europa

Este de Asia y Pacífico

Víctimas repatriadas desde los países de destino.

América del Norte Este de Asia y Pacífico

Medio Oriente

América Central y el Caribe

Víctimas detectadas en los países de destino.

Este de Europa y Asia Central

Centro y Sudeste de Europa

Sur de Asia

América del Sur Islas Malvinas (Arg.).

50º 60º

70º

40º 30º

20º 80º

1 0º

70º

90º

1 00º

1 0º 1 1 0º

20º

80º

1 20º

30º

1 30º 0

250

500 km

Fuente: Informe global sobre tráfico de personas, Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), 2016.

captura a algunos de sus autores, incluyendo a los grandes “capos”, las personas detenidas por este delito son muy pocas, y el tiempo que permanecen en la cárcel es muy breve. ¿Cuáles son las causas de esa impunidad? En primer lugar, la complicidad de las fuerzas de seguridad y de los funcionarios del Estado. Este es un tipo de delito que requiere, para su realización, ese tipo de complicidad. Se trata entonces de un delito extraordinariamente lucrativo, perpetrado con muy poco riesgo de castigo. Otra causa es la naturalización de la explotación sexual de mujeres y niñas. La trata de personas es un delito omnipresente, que está “oculto a la vista”. En el caso de las

Formas de explotación entre las víctimas de tráfico femeninas detectadas Propósitos de este delito en el mundo, en %, 2014

Tráfico para explotación sexual 72%

Tráfico para trabajo forzado 20%

La trata es un tipo de delito que para su realización requiere de la complicidad de las fuerzas de seguridad y de los funcionarios. mujeres y niñas víctimas de trata para explotación sexual, es común que sean recluidas en burdeles conocidos por toda la población y donde los que demandan servicios sexuales son pobladores del lugar, incluyendo autoridades de todos los poderes del Estado. La naturalización del privilegio masculino es incluso legitimada por las fuerzas de seguridad. Tal como se

Tráfico para otros propósitos 8%

Tráfico de órganos 0,1%

Fuente: Informe global sobre tráfico de personas, Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), 2016.

afirma en el Informe global sobre tráfico de personas de UNODC de 2016: “Entre los combatientes, la práctica de usar mujeres como esclavas sexuales fue aceptada, abierta y endémica. Los comandantes superiores tenían prioridad sobre los subordinados de menor rango en la elección de las mujeres capturadas”. Actualmente, en todas las zonas en conflicto y post conflicto, las fuerzas combatientes demandan servicios laborales y sexuales. d


56

el Atlas de la revolución de las mujeres

Destinos de explotación entre las víctimas de tráfico detectadas en el mundo Por región, en porcentaje, 2012-2014 (a años más recientes)

Norte de África y Medio Oriente

explotación sexual

8 países

14%

África Subsahariana

forzado

5 países

órganos

Europa Central y del Sudeste

3%

18%

13 países

44%

propósitos

12%

53%

23% 39%

29%

65%

América del Norte

6%

Europa Occidental

39%

13 países

55%

3 países

30%

66% 57%

27%

20%

57%

América Central y el Caribe

64%

40%

5%

61%

7 países

29%

80% 100%

América del Sur

Europa Oriental y Asia Central 8 países

60%

14%

32% 7%

Asia Oriental y 9 países

7 países

Fuente:

31%

0%

16%

4%

, 2016.

d En general, en estos espacios concluyen otros factores para que esto suceda de manera impune: un Estado de Derecho degradado, debilidad institucional, corrupción de las autoridades y la situación de vulnerabilidad de amplios sectores de la población. Otro aspecto que incide en la impunidad es la precariedad y pobreza de la mayoría de las víctimas. En general, éstas son reclutadas en contextos de grandes carencias. En algunos casos, son personas que han sufrido abusos y violencia desde la infancia, por lo que la oferta de un trabajo lucrativo o un futuro de glamour y riqueza aparece como difícil de rechazar. Además, los tratantes se valen de jóvenes reclutadores que muchas veces enamoran a las niñas, o de mujeres de confianza en la comunidad que

las convencen de que tendrán un futuro mejor. En otros casos son secuestradas. Salvo contadas excepciones, esas víctimas tienen pocos recursos para denunciar a los tratantes. La trata de personas con fines de explotación sexual y para el trabajo forzoso son las dos formas más frecuentes del delito, pero las víctimas pueden ser explotadas de muchas otras formas, incluyendo la mendicidad, los matrimonios forzados o simulados, la producción de pornografía o el trasplante de órganos. También puede haber explotación mixta, como los casos de servidumbre doméstica combinados con esclavitud sexual. Por otro lado, si bien las personas migrantes y refugiadas presentan situaciones de vulnerabilidad que las hacen pasibles de ser víctimas de la trata, un gran porcentaje de


2. Presas en sus propios cuerpos

casos de trata no implican el cruce de fronteras internacionales: según el informe de UNODC, alrededor del 42% de las víctimas detectadas son objeto de trata en su propio país.

El marco jurídico

A pesar de las inmensas dificultades, algunas víctimas consiguen denunciar lo que sufrieron. En 2016, en Argentina, finalizó un juicio histórico contra los tratantes y la Municipalidad de Ushuaia, capital de Tierra del Fuego. Por primera vez una víctima de trata querelló a sus explotadores y a las autoridades por su complicidad y obtuvo una sentencia condenatoria. La Municipalidad hacía controles municipales periódicos y obligaba a las mujeres explotadas a que se hicieran exámenes médicos y contaran con libreta sanitaria para garantizar la salud de los prostituyentes. Los bienes de los proxenetas fueron decomisados, y tanto ellos como la Municipalidad indemnizaron a la víctima. En cuanto al marco jurídico para prevenir y sancionar la trata, como los espacios estatales destinados a proteger a las víctimas, tienen menos de una década. Son esfuerzos incipientes que deben ser reforzados. Desde que en Argentina se implementó la Ley 26.842 de Prevención y Sanción de la Trata de Personas y Asistencia a sus Víctimas (en diciembre de 2012), se recuperaron casi 11.000 mujeres. La línea telefónica gratuita Número 145, instalada para recibir denuncias de estos casos, recibe actualmente un promedio de 100 llamadas por día. Existen también una diversidad de mecanismos internacionales destinados a combatir este delito. El artículo 6 de la Convención para la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW) insta a los Estados miembros a prevenir y sancionar la trata de mujeres, incluida la explotación de la prostitución. El Convenio para la Represión de la Trata de Personas y de la Explotación de la Prostitución Ajena de 1949 ofrece a los gobiernos medios efectivos

57

para combatir la trata de personas y, al igual que el Protocolo de Palermo, estos documentos reconocen que entre los medios de la trata están el abuso de poder sobre personas con vulnerabilidades agudas.

Enfrentar un crimen tan complejo

Si bien muchos países han criminalizado la mayoría de las formas de tráfico según lo establecido en el Protocolo de Palermo, no todos trasladaron a su legislación nacional de manera integral las normas que plantea. El marco jurídico fue reforzado en el 2015 con la aprobación por parte de la Asamblea General de Naciones Unidas de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). El ODS 16 aboga por la promoción de sociedades pacíficas e inclusivas para el desarrollo sostenible, brindando acceso a la justicia para todos y construyendo instituciones efectivas, responsables e inclusivas a todos los niveles. En el contexto del ODS 16, la comunidad internacional pide “poner fin al maltrato, la explotación, la trata y todas las formas de violencia y tortura contra los niños”. Pero los ODS deben leerse de manera integrada, y dada la complejidad del crimen de trata de personas y a las múltiples formas que adopta, aparece como meta también en el ODS 5, sobre igualdad entre mujeres y varones. La Meta 5.2 sobre la eliminación de todas las formas de violencia contra todas las mujeres y niñas en los ámbitos público y privado, incluye la trata y la explotación sexual y de otro tipo. En el ODS 8, la Meta 8.7 exige la implementación de medidas inmediatas y efectivas para erradicar el trabajo forzoso, acabar con la esclavitud moderna y el tráfico humano

El índice de impunidad del delito de trata es muy alto y las personas detenidas por este

Personas condenadas en el mundo por tráfico de personas En porcentaje, por sexo, 2014 (a años más recientes)

Hombres 63%

Mujeres 37%

Fuente: Informe global sobre el tráfico de personas. Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), 2016.

crimen son muy pocas. y garantizar la prohibición y eliminación de las peores formas de trabajo infantil. Enfrentar un crimen tan complejo requiere cambios culturales de fondo que incluyan educación para la igualdad y la no discriminación. Además, se necesitan políticas de Estado enérgicas para eliminar la complicidad del funcionariado con los perpetradores y garantizar la reducción de la impunidad; apoyar a las mujeres y niñas que son víctimas de trata y garantizar su autonomía económica y su acceso a todos los derechos. Otro aspecto crucial para prevenir y eliminar la trata es la transformación del modelo económico actual, que sumerge en la pobreza extrema a millones de personas. El impacto de las políticas neoliberales en la región ha aumentado las desigualdades de todo tipo y la han convertido en la más desigual e injusta del planeta.


58

el Atlas de la revolución de las mujeres

Trabajo sexual, el debate

Nora Pulido

Si la prostitución es o no un trabajo es un debate aún no resuelto. Desde hace varios siglos, las activistas abolicionistas cuestionan el trabajo sexual por su relación con la explotación y la trata de mujeres, dos crímenes consentidos por el sistema patriarcal.

A

lo largo del siglo XIX, y como consecuencia del proceso de industrialización, comenzó a aumentar la concentración de la población en las ciudades. La desocupación y el desarraigo de muchas mujeres, junto a la creciente demanda de los varones, llevó a un incremento de la prostitución. Los Estados intervinieron con medidas prohibicionistas o reglamentaristas, y en ambos casos el peso recayó sobre las mujeres: los varones, que usufructuaban los cuerpos de las mujeres y sostenían con su demanda el sistema prostibulario, estaban excluidos de cualquier tipo de penalización. Además, las migraciones internacionales de los siglos XIX y principios del XX, mayoritariamente compuestas por hombres, fueron acompañadas por diversos sistemas de trata de mujeres −denominada en esos años “trata de blancas”− con la finalidad de abastecer el mercado de la prostitución en los nuevos mundos, a partir de la premisa de que los hombres solos necesitan mujeres públicas para satisfacer sus impulsos sexuales. En este contexto, miles de mujeres fueron víctimas de estas redes de trata y en muchos países receptores la prostitución fue regulada, lo que dio lugar a negocios exitosos basados en la explotación del cuerpo de las mujeres: el cabaret, el prostíbulo, la habitación y la calle fueron los diferentes modos en que se organizaba el negocio, en donde el proxeneta actuaba como el garante, el intermediario en las transacciones y el dueño de los cuerpos. Las políticas estatales de reglamentación de la prostitución se justificaron bajo el paradigma higienista y de control sociopenal, y se implementaron a través de un conjunto de normas que establecían prácticas médicas intrusivas en los cuerpos de las mujeres y sanciones penales que incluían la cárcel, al tiempo que aseguraban la protección de la salud de los varones. Así, los controles se centraron en la inspección sanitaria del cuerpo de las mujeres en prostitución, considerándolas difusoras de enfermedades contagiosas y culpables de los males sociales ocasionados por el contagio de los “padres de

familia” y sus consecuencias en la salud pública. Esta nueva concepción higienista profundizó el estigma moralizante de “mala mujer” asignado históricamente a las prostitutas. El feminismo anarquista y socialista identificó tempranamente las formas de encierro patriarcal que la sociedad burguesa instituía para las mujeres a través de sus dos instituciones: el matrimonio y la prostitución. A comienzos del siglo XX, tanto la escritora feminista Emma Goldman como la activista rusa Alexandra Kollontai centraron sus escritos y su militancia en la denuncia de ambas insti-

Los varones que sostenían con su demanda el sistema prostibulario estaban excluidos de cualquier tipo de penalización. tuciones, creadas para cercenar la libertad sexual de las mujeres y someterlas a los designios masculinos. Proponían, desde esta perspectiva feminista, el amor libre, sin leyes burguesas que lo regulen, sin frenos normativos, sin trabas morales que lo sujeten a prejuicios religiosos, sin coacción, sin sumisión, sin violencia. La sexualidad y el amor libre debían ser la nueva forma superadora de las relaciones humanas. En Inglaterra, la reformista británica Josephine Buttler también denunció las políticas discriminatorias e intrusivas de regulación de la prostitución y creó la Asociación Nacional de Mujeres, y posteriormente la Confederación Internacional Abolicionista, que inició un camino de combate a la trata. Esto permitió introducir el tema en diversas conferencias internacionales, de las que surgieron convenios que comprometen a los Estados firmantes a la persecución de ese delito y la protección de las víctimas. Este proceso de compromisos interna-


2. Presas en sus propios cuerpos

59

Marco legal de la prostitución

Grados de regulación de la actividad en el mundo

Nevada

Es legal y está regulada Es tolerada, es legal pero sin regulación Es ilegal Faltan datos 50º 60º

70º

40º 30º

20º 80º

Islas Malvinas (Arg.).

1 0º

70º

90º

1 00º

1 0º 1 1 0º

20º

80º

1 20º

30º

1 30º 0

250

500 km

Fuente: United Explanations.

cionales culminó en las Naciones Unidas con la firma del Convenio para la Represión de la Trata de Personas y de la Explotación de la Prostitución Ajena en 1949.

A la sombra de las políticas neoliberales

A pesar del nuevo marco normativo internacional, la prostitución no disminuyó. La segunda ola del feminismo consideró a la prostitución como una institución sostén del patriarcado, como una práctica cultural nociva, resabio del pasado, un “fósil viviente”, como la denominó Kate Millet en los 70, que tenía que desaparecer a medida que avanzara la liberación femenina. Sin embargo, en las últimas décadas la prostitución asumió nuevas características, por lo que fue necesario construir nuevas herramientas de análisis para interpretar las transformaciones económicas, sociales y culturales que le dieron sostén. La globalización fue acompañada por transformaciones en las grandes ciudades que generaron circuitos lucrativos a la sombra de los grandes negocios productivos y financieros. Los servicios que sostienen y abastecen a las megaciudades se nutren fundamentalmente de mano de obra migrante y en buena medida femenina. Se trata de un efecto secundario de los procesos de globalización y de las crisis económicas que se producen en muchos países de la periferia, donde se llevan adelante políticas neoliberales y de ajuste estructural. En un contexto de feminización de la pobreza, muchas mujeres migrantes ilegales son actualmente traficadas para la prostitución. Los beneficios económicos que generan vuelven en forma de remesas, que en muchos casos representan un importante porcentaje del PIB

de los países no centrales que “exportan” mujeres. La prostitución se globalizó y, en el camino, se convirtió en “industria del sexo y entretenimiento”. A la sombra de las políticas neoliberales y bajo la idea de “libertad sexual”, comenzó un proceso para que los propietarios de prostíbulos y traficantes se convirtieran en parte del mercado formal que posibilita el blanqueo de los capitales generados con la trata y explotación del cuerpo de mujeres y niñas. De este modo, algunos países legalizaron y regularon el negocio prostibulario, como Filipinas, Japón, China, Australia, Nueva Zelanda y Nueva Guinea. La prostitución también es legal en Alemania, Dinamarca y Holanda, que lidera ese modelo desde 2001. Sin embargo, esto no ha detenido sino incrementado la trata de mujeres: la principal forma de explotación de las víctimas de trata es la sexual (según un informe de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito de 2011, el 53% de las víctimas de trata tiene como destino la explotación sexual y el 51% de las víctimas son mujeres), al tiempo que la “condición laboral” de las mujeres no ha mejorado sustancialmente. Suecia es desde 1999 el primer país que ha profundizado el modelo abolicionista a través de la penalización de los clientes, considerando que si disminuye la demanda, disminuirá la oferta. Se considera a la prostitución como una de las formas de violencia hacia las mujeres y una muestra de la desigualdad de género. El abolicionismo, siguiendo el modelo sueco, avanza en países como Islandia, Canadá, Singapur, Sudáfrica y Corea del Sur. Bélgica, Irlanda y Escocia debaten en la actualidad reformas similares.


el Atlas de la revolución de las mujeres

Trabajo sexual, el debate

Georgina Orellano

La postura no abolicionista sobre la prostitución descriminaliza esta actividad y le exige al Estado que le sean otorgados los mismos derechos laborales que a otros trabajadores para evitar así tanto la clandestinidad de su trabajo como los abusos policiales y la violencia institucional.

E

El trabajo sexual organizado

Estas organizaciones se crearon para defender los derechos laborales de las trabajadoras sexuales y protegerse de la violencia institucional. Las 14 organizaciones forman parte de la Red de Mujeres Trabajadoras Sexuales de Latinoamérica y el Caribe (RedTraSex). Guatemala (Mujeres en Superación) Honduras (Red de Mujeres Unidas por Nuestros Derechos) México El Salvador (Orquídeas del Mar)

Nicaragua (Asociación de Mujeres Trabajadoras Sexuales Girasoles) Costa Rica (Asociación La Sala)

R. Dominicana (Organización de Trabajadoras Sexuales) Colombia (Asociación de Mujeres Buscando Libertad) Bolivia (Organización Nacional de Activistas por la Emancipación de la Mujer)

Panamá (Mujeres con Dignidad y Derecho de Panamá) Perú (RedTraSex Perú) Chile (Fundación Margen)

Paraguay (Unidas en la Esperanza) 50º

60º

70º

Islas Malvinas (Arg.)

40º

30º

20º 80º

1 0º

º 70

º 90

l trabajo sexual, al igual que cualquier labor en el sistema capitalista, es el intercambio de dinero por la prestación de un servicio. Quienes se dedican a la actividad son personas mayores de 18 años que ofertan servicios sexuales para su sustento económico. En algunos países está reconocido legalmente, con acceso a derechos laborales. En otros se estableció una prohibición total de la actividad, mientras que en la mayoría carece de un marco legal y, por ende, queda relegado a la clandestinidad. En Argentina, las trabajadoras y los trabajadores sexuales no tienen reconocimiento estatal. La política que regula la actividad es abolicionista y considera a las trabajadoras sexuales víctimas, a las que debe rescatar y ofrecer otra alternativa laboral. El abolicionismo no criminaliza a las trabajadoras sexuales pero sí a terceros que se apropian de parte de las ganancias y, en algunos casos, a los clientes, como sucede en Suecia y Francia. Otros modelos que regulan la prostitución son el prohibicionismo, que criminaliza todo el comercio sexual (a la trabajadora sexual, al cliente, a un tercero) como sucede en Estados Unidos (salvo en el estado de Nevada); y el reglamentarismo, que no criminaliza el trabajo sexual pero ejerce un control espacial y sanitario de las trabajadoras sexuales, es decir que crea zonas rojas y exige una libreta sanitaria, como en Holanda y Alemania. Un cuarto modelo de regulación, diseñado e impulsado por el movimiento de trabajadoras sexuales, es el de descriminalización del trabajo sexual y reconocimiento de los derechos laborales. El ejemplo de regulación es el de Nueva Zelanda, que no delimita un espacio ni ejerce un control higienista, sino que permite a las trabajadoras sexuales ejercer su labor donde se sientan cómodas y garantiza el acceso a obra social, jubilación, crédito y vivienda.

1 00º

1 0º 1 1 0º

1 20º

20º

80º

60

30º

1 30º 0

Fuente: RedTraSex.

250

500 km

Argentina (Asociación de Mujeres Meretrices de la Argentina)


2. Presas en sus propios cuerpos

Más allá de que en Argentina la política asumida por el Estado sea de carácter abolicionista, es importante mencionar que siguen vigentes códigos contravencionales y de faltas que penalizan el uso del espacio público, permitiendo que las trabajadoras sexuales puedan ser detenidas hasta por 60 días si ofrecen sus servicios en la vía pública. Sumándose a estas normativas, a partir del año 2008 se llevaron a cabo políticas antitrata que criminalizan diversas formas de trabajo sexual, como ejercer en establecimientos cerrados o la publicación de la oferta de servicios en los clasificados. En Argentina ejercer el trabajo sexual de manera autónoma no está tipificado como delito en el Código Penal, pero todos los lugares donde se pueden ofertar los servicios están criminalizados: la calle, las whiskerías, los cabarets, los clubes nocturnos, los anuncios. En distintas provincias los hoteles alojamiento también han prohibido el ingreso de trabajadoras sexuales.

“No somos víctimas, somos trabajadoras”

La política abolicionista en Argentina, promovida por la corriente feminista que se identifica de esta forma, confunde trata con trabajo sexual, desencadenando la vulneración de derechos de las trabajadoras sexuales. La modificación de la ley de trata sancionada en 2012 eliminó la posibilidad de que se pueda prestar consentimiento para dedicarse al trabajo sexual y anuló las voces de las trabajadoras sexuales. A partir de ese año, se desplegaron distintas normativas a nivel provincial y municipal para prohibir los lugares donde se puede ejercer el trabajo sexual con el argumento de combatir la trata de personas. Esta ley también amplió el ámbito de las conductas criminalizables, lo que hizo que se penalizara inclusive la más mínima organización para el desarrollo del trabajo sexual. El movimiento de trabajadoras sexuales viene denunciando los impactos de estas normativas y cuestionando el uso de un sistema penal caracterizado como machista, clasista, selectivo y patriarcal. Muestra de ello es el alto porcentaje de mujeres pobres y migrantes procesadas y acusadas de explotación y trata cuando en realidad se limitan a organizar el trabajo sexual. Los resultados están a la vista. En 2016, el 90% de las trabajadoras sexuales que ejercen en la calle sufrieron algún tipo de violencia policial: hostigamiento, cobro de coimas, favores sexuales, labrado de actas contravencionales, razzias, detenciones arbitrarias, insultos. En 2015, el 76% de las denuncias de trabajadoras sexuales recibidas por la Asociación de Mujeres Meretrices de la Argentina (AMMAR) también estuvieron vinculadas a algún tipo de violencia policial. Desde el movimiento de trabajadoras sexuales se reclama la derogación de estos códigos y el reconocimiento de este trabajo, de modo tal de poder acceder a derechos laborales, obra social y jubilación. El Estado debe legislar para garantizar sus derechos y también para posibilitar alternativas laborales a las personas que no quieran seguir ejerciendo la actividad. Una política no invalida a la otra.

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Estigma y discriminación

Según el censo realizado por AMMAR y el Ministerio de Salud de la Nación en 2009, en Argentina ejercen el trabajo sexual alrededor de 80.000 mujeres, 20.000 en el espacio público y el resto en lugares privados. El 86% de quienes se dedican a la actividad son madres jefas de hogar y tienen entre uno y siete hijos. El discurso instalado socialmente sobre la prostitución es un discurso victimizante que refuerza el estigma y la discriminación. Parte de la sociedad que juzga y cuestiona las decisiones de las trabajadoras sexuales, anulando su autonomía y acallando sus voces. En realidad, lxs trabajadorxs sexuales son explotadxs como el resto de los trabajadores, a quienes sin embargo no se les niega el reconocimiento de derechos ni se les cuestiona su organización sindical. En el sistema capitalista todos son explotados. Las trabajadoras sexuales no son las únicas que no eligen libremente, sino que son parte de una clase que termina optando por este tipo de trabajo dentro de las pocas opciones de las que disponen los sectores populares. Debe recordarse que hace ya 23 años que las trabajadoras sexuales argentinas están organizadas sindicalmente. Por eso AMMAR exige al Estado el reconocimiento que la cabe a cualquier trabajador. El debate no debe centrarse en si éste es o no trabajo. Las trabajadoras sexuales existen y la discusión debe ser si se les continúa negando derechos −empujando a todo un sector de trabajadorxs a la clandestinidad y exponiéndolxs a abusos policiales y violencia institucional− o si se les otorga un marco legal para que sus derechos no sigan siendo vulnerados.

Glosario Modelo reglamentarista El reglamentarismo (mediados del siglo XIX) fue un modelo fundamentalmente higienista: las mujeres que ejercían la prostitución eran obligadas a efectuarse exámenes médicos periódicos y a tener una libreta sanitaria.

Modelo regulacionista El regulacionismo (década de 1980) propuso un modelo de derechos que exige la intervención del Estado para el reconocimiento de derechos laborales y de seguridad social de quienes ejercen el trabajo sexual libremente.

Modelo abolicionista El abolicionismo no trata de prohibir la prostitución pero sí reconoce que la misma expone a la persona a una situación de extrema vulnerabilidad, y que, por lo tanto, el Estado debería dar garantías de tener alternativas de vida, sin criminalizar a las mujeres que la ejercen.

Modelo prohibicionista El prohibicionismo plantea prohibir la prostitución y la considera un delito. De esta manera, criminaliza a la persona que ejerce la actividad. Esta política implicaría el paso a la clandestinidad de aquellas personas que ofrezcan servicios sexuales.


el Atlas de la revolución de las mujeres

Narcotráfico

Ileana Arduino

Las mujeres son el eslabón más débil en la comercialización de las drogas, en un mercado que, al igual que otros, se organiza con una marcada verticalidad de género. El mayor crecimiento de la encarcelación femenina comparada con la de los hombres pone en evidencia esta tendencia.

L

Cadena de vulnerabilidades

Las mujeres son el eslabón más dependiente dentro de la estructura de producción y comercialización de las drogas, en un mercado que, al igual que los considerados legales, se organiza con una marcada segmentación vertical en razón de género. En este sentido, las mujeres suelen quedar relegadas a posiciones subalternas, más expuestas a las políticas de persecución conocidas como “duro con los débiles”, que se contentan con la detección policial de drogas en las fronteras o con la detención de expresiones minoristas de la comercialización en zonas vulnerables, antes que con desmontar las estructuras nodales del mercado de drogas. En este mercado, como en muchos otros, la mano de obra femenina es muy precarizada, fácilmente reemplazable y se encuentra doblemente condicionada: las

Mujeres encarceladas por delitos de drogas en países de América Latina

México 26.098 (2013)

Venezuela 12.482 (2014)

Costa Rica 4.645 (dic. 2011) Ecuador 4.156 (2015)

Colombia 23.141 (2014)

Perú 19.329 (jul. 2014)

Brasil 146.276 (2013)

Bolivia 3.939 (2013)

Uruguay 1.265 (2013) 50º 60º

70º

Islas Malvinas (Arg.).

40º 30º

20º

Argentina 6.979 (2013)

80º

1 0º

70º

90º

as políticas de persecución al narcotráfico que responden al paradigma prohibicionista no han sido eficaces frente a las organizaciones criminales y han traído desastrosas consecuencias en materia de derechos humanos. Una de las más notorias y constatable en cualquier parte del mundo que haya seguido estos lineamientos es el crecimiento exponencial de la población carcelaria, conocido como “encarcelamiento masivo”, con sobrerrepresentación femenina. Al analizar las políticas penales frente a la cuestión de las drogas desde una perspectiva de género, se comprueba su deficiente efectividad: éstas suelen enfocarse en el micro tráfico y en los consumidores antes que en las dimensiones más complejas de la criminalidad organizada transnacional y, en tal sentido, afectan particularmente a las mujeres, que ocupan los eslabones más débiles de la cadena. Por primera vez en la historia mundial, durante las dos últimas décadas el encarcelamiento de mujeres creció mucho más aceleradamente que el de varones. Según un informe de la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA) y Open Society Foundations, en América Latina la población femenina total encarcelada aumentó un 51,6% entre los años 2000 y 2015, mientras que la población masculina, aunque también aumentó, lo hizo en un 20%.

1 00º

1 0º 1 1 0º

1 20º

20º

80º

62

30º

1 30º 0

250

500 km

Fuente: Luciana Boiteaux, Mujeres y encarcelamiento por delitos de drogas, Colectivo de Estudios Drogas y Derechos (CEDD), 2016.

mujeres están a merced de quienes dominan el negocio y a merced de políticas estatales puramente punitivas. Las cifras muestran que las políticas penales de corte prohibicionista se descargan estructuralmente sobre mujeres, travestis y personas trans. Todos estos grupos, a su vez, suelen compartir ciertas características: son migrantes, pobres y ocupan la posición de proveedores con personas a su cuidado. Otro factor que contribuye a la vulnerabilidad de las mujeres en la cadena del tráfico es la subordinación de género por razones familiares o protecciones afectivas, que muchas veces las conducen a la asunción de responsabilidad ante el sistema penal, aun cuando no estuvieran involucradas con altos niveles de responsabilidad. El punitivismo, como casi todas las políticas de drogas, invisibiliza el entramado de conflictos previos y desencadena muchos otros. Las mujeres se endeudan, pierden vínculos afectivos, quedan detenidas a miles de kilómetros de sus lugares de origen, se enferman y son alojadas


2. Presas en sus propios cuerpos

en unidades carcelarias sin servicios médicos mínimos, entre otras consecuencias directas.

Medidas alternativas

La feminización del encierro también recae sobre otras personas bajo su cuidado. La cuestión de la maternidad y las tareas de cuidado de los hijos ocupan gran parte de la atención académica, del activismo e incluso del ámbito jurídico local, regional e internacional. El impacto global de esta problemática ha sido de tal magnitud que, en 2010, se aprobaron las Reglas de Bangkok en el ámbito de las Naciones Unidas con el fin de regular las condiciones de detención de las mujeres. Las reglas recomiendan a los Estados parte, entre otras cosas, la adopción de medidas que acorten las distancias con sus lugares de origen, que cuiden la pervivencia de los vínculos familiares y que promuevan medidas alternativas para quienes sean madres. Reclaman también la necesidad de considerar los historiales previos de abuso y violencias. Para dimensionar la importancia de este último punto, se puede recurrir a datos del Departamento de Justicia de Estados Unidos de 2012, que muestran que un 86% de las mujeres encarceladas había experimentado abusos sexuales, un 77% violencia por parte de sus compañeros y un 60% de sus cuidadores. Aunque la mayoría de los países aún no abandonan esta senda, se ha comenzado a debatir la necesidad de terminar con el paradigma prohibicionista construido desde una concepción securitaria, para adoptar una perspectiva de derechos humanos, privilegiando el derecho a la salud en particular. En tal sentido, urgen medidas como la diversificación de respuestas alternativas a la

Perfil de las mujeres detenidas en Argentina

85%

63,5% Declararon ser principal sostén

económico al momento de ser detenidas y 4 de cada 10 siguieron siendo el principal sustento estando presas.

36% Concluyó estudios

secundarios (entre las argentinas).

Fuente: Mujeres en prisión: los alcances del castigo, compilado por CELS, Ministerio Público de la Defensa, Procuración Penitenciaria de la Nación, Siglo Veintiuno Editores, Buenos Aires, 2011.

prisión, la despenalización de algunas conductas, tales como la tenencia y los micro tráficos, y la consideración de políticas que atiendan a las condiciones de vulnerabilidad que propician la selectividad de mujeres, travestis y personas trans por parte del mercado criminal, en lugar de profundizarlas con represión estatal.

Mujeres en prisión en América Latina Población total de mujeres en prisión

205.400 (2013)

Porcentaje de mujeres en relación al total 35.218 (2013)

9,3% (2013)

13.395 (2015)

8,6% (2015) 7,0% (2014) 6,3% (2013)

7,15% (2014)

6,7% (2015)

6,0% (2015)

8.379 (2014)

5,7% (2014)

4.396 (2015) 2.942 (2014) 1.636 (2015)

EE.UU.

México

Perú

Uruguay

Venezuela

645 (2013)

Ecuador

Colombia

Brasil

Bolivia

Costa Rica

2.346 (2014)

1.195 (2015)

Argentina

6,6% (2013)

5,2% (2015)

4,42% (2013) 2.839 (2013)

5,2 - 12,5% (2002/2014)

55,6 - 64,6% (2001/2013)

7,1 - 21,6% (2001/2015)

7,8 - 14,1% (2001/2015)

7,3 - 17,5% (1999/2014)

3,7 - 9,5% (2001/2014)

Aumento de la tasa de encarcelamiento cada 100.000 mujeres 6,4 - 6,8% (2003/2013)

16,2 - 12,9% (2000/2011)

5,8 - 17,5% (2000/2013)

Fuente: www.drogasyderechos.org

7,8 - 16,5% (2000/2015)

10,8 - 20,4% (2003/2014)

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