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Las inmortales figuras del arte y los espectáculos
from El Taquito
La época de oro del cine mexicano estuvo bien representado en las figuras de Emilio El Indio Fernández, sin duda uno de los mejores directores y Gabriel Figueroa, cinefotógrafo genial, quien incursionó en Hollywood y a él se le deben cintas tan exitosas como Allá en el Rancho Grande, Flor Silvestre y María Candelaria, entre muchas otras.
Joaquín Pardavé, los hermanos Soler, Jorge Negrete, Dolores del Río, María Félix y Arturo de Córdova, fueron algunas de las luminarias más destacadas que nos visitaron.
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Figuró también el internacional Pedro Armendáriz, actor de gran personalidad que filmó varias películas en la meca del cine.
El notable actor -que alcanzó la cumbre con María Candelaria, al lado de Dolores del Río, quien también trabajó en el cine de Hollywood bajo las órdenes de realizadores talentosos y destacados como John Ford, John Huston o Michael Curtiz-, era un parroquiano que disfrutaba mucho estar en El Taquito, donde no le hacía el feo a ninguno de los platillos de su amplio menú. Fue todo un personaje que sabía llamar la atención y le gustaba estar bajo los reflectores. En corto, sin embargo, también era una persona muy humana y sensible, que irradiaba simpatía a borbotones.
Muy próxima a El Taquito, en la Plaza del Estudiante, se encontraba la Primera Delegación, donde tenía su sede la Dirección General de Policía y Tránsito.
Por esos rumbos, Pedro Infante filmó algunas películas y, en sus descansos, sólo caminaba una calle y llegaba a nuestro restaurante. Se sentaba a comer en su mesa favorita, que daba hacia el balcón.
Con su gran personalidad, el inolvidable actor y cantante saboreaba la sopa de médula o un exquisito caldo tlalpeño, un buen mole poblano y en su mesa no podía faltar la jarra de tepache bien fría.
Después venía la sobremesa, en la cual el ídolo -fallecido trágicamente en un accidente de
“El Taquito”: una historia que contar
aviación en Mérida, el 15 de abril de 1957-, intercambiaba anécdotas con los hermanos Guillén.
Durante los recesos de la filmación de A toda máquina, llegó a comer en varias ocasiones, acompañado por Luis Aguilar y todo el elenco de actores. También con él, la gentil actriz española Carmen Sevilla, celebró aquí uno de sus cumpleaños.
En el trajinar cotidiano, han llegado a desaparecer, algunas fotografías y documentos originales.
Tal es el caso de una de las imágenes del ídolo, que fue autografiada durante una de sus visitas, y de la cual sólo conservamos una copia, precisamente a bordo de la motocicleta que usó en A toda máquina y que ampliada, repondremos en nuestra galería.
Por El Taquito han desfilado también personalidades de la talla de los inmortales muralistas Diego Rivera, José Clemente Orozco y David Alfaro Siqueiros, el mimo Mario Moreno Cantinflas, la siempre bellísima Elsa
Aguirre, Ernesto Alonso, Miguel Alemán Velasco y su guapa esposa Christian Martell, ex Miss Universo 1953.
Tuvimos asimismo la ocasión de agasajar a figuras inmortales como Miroslava Stern, Tito Guízar, Dolores del Río, talentosa y elegante; Yolanda Montes Tongolele -quien cuando nos visitaba comía de todo y hasta hoy mantiene su escultural figura-; Rosita Arenas, la más hermosa Reina de la Primavera de la Ciudad de México, quien festejó su coronación en uno de nuestros salones, con más de 150 personas. De allí saltó a la pantalla grande, y filmó más de 40 películas.
agusTín lara el músico PoeTa
Entre esas figuras no podría faltar Agustín Lara, el bardo y músico romántico por excelencia, que marcó una época en la cultura mexicana, con sus piezas poéticas y líricas tan apreciadas.
El músico poeta, que presumía de ser veracruzano pero al parecer nació en la ciudad de México, y vivió en el callejón de Girón, muy cerca de El Carmen, la sede de El Taquito.
Era un comensal asiduo, siempre acompañado de una dama, invariablemente sen-
Agustín Lara durante una de sus vistas a El Taquito. Con él, David Guillén
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sual, que hacían contraste -como la noche con el día-, con la poca gracia física de este hombre, a quien sin embargo nadie regateaba su innato talento para componer melodías que calaban muy dentro del alma popular mexicana.
Quienes lo rodeaban -fueran hombres o mujeres- se veían embelesados por su plática, pues seguramente les recitaba o tarareaba alguna de sus últimas composiciones.
El autor de Granada y María Bonita alguna vez también fue acompañado por ésta última, quien a pesar de ser una mujer de belleza impresionante, no le robaba cámara al Flaco de oro.
El inolvidable Pedro Vargas, que cautivó al público por más de medio siglo fue muy amigo de mi padre y mis tíos. Sin duda, fue uno de los personajes de gratos recuerdos.
Con su corpulenta figura, irradiaba siempre simpatía y era como un imán que atraía las miradas. Nacido en San Miguel de Allende el 29 de abril de 1906 y muerto en la Ciudad de México el 30 de octubre de 1989, fue uno de lo principales intérpretes de Agustín Lara.
Su voz le ganó el reconocimiento internacional y ser conocido como El tenor continental. Intervino en más de 70 películas de la llamada Época de Oro del cine mexicano. Se mostraba, Los hermanos Rafael y David, departen con Pedro Vargas, el Tenor continental, quien siempre se mostró “muy agradecido” por la atención recibida como solía decir, muy agradecido, muy agradecido, muy agradecido, con meseros y con todo el personal de El Taquito, que se desvivía en atender sus peticiones. Siempre acompañaba sus platillos con una bebida adecuada, aunque
no era un hombre de excesos, a pesar de su
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Entre la galería de buenos amigos y personajes que han desfilado por El Taquito en el curso de su dilatada existencia no puede faltar Mario Moreno Cantinflas, quien hasta su fallecimiento en 1993, era un visitante asiduo del restaurante. Don Mario, como le llamaban sus amigos, acostumbraba ocupar uno de los salones privados, al que más tarde, en su honor, decidimos llamar Salón Cantinflas.
Gran aficionado a la fiesta brava -incluso en su juventud fue un torero bufo-, solía visitarnos acompañado de familiares y amigos, entre ellos, el actor hispano Ángel Garasa, con quien mantenía una estrecha amistad, y lo acompañó en la mayoría de sus películas como actor de soporte. Él gustaba de nuestros chiles en nogada.
A pesar de su fama e influencia, pues contaba entre sus amistades a grandes personajes de la vida política del país, don Mario siempre conservó la sencillez y modestia, porque como siempre repetía, yo soy pueblo.
A diferencia del carácter locuaz que exhibía en todos sus filmes, el hombre que se enreda en sus palabras causando la hilaridad de todos, en el trato cotidiano don Mario era
una persona muy seria y reservada, que infundía un gran respeto y a quien todo el mundo trataba con mucha deferencia, como por supuesto en El Taquito solemos tratar a todos nuestros comensales. Era además una persona “de buen diente” y un gourmet de la comida mexicana, por lo que nuestro lugar fue uno de sus sitios favoritos para relajarse en medio de sus agitadas actividades como actor y empresario.
La sencillez y modestia siempre fueron el distintivo de don Mario Moreno Cantinflas. Un salón se inauguró con su nombre en El Taquito. A la izquierda, muy joven, con David Guillén. Arriba, con don Rafael, en una imagen de los años 80
kaTy JuraDo y gary cooPer HomenaJe a Dos asTros Del cine munDial
En nuestro restaurante tuvimos el gusto de agasajar a Katy Jurado, una de las actrices mexicanas más hermosas, además de toda una diva que triunfara en Hollywood al lado de actores como Marlon Brando, Tony Curtis, Burt Lancaster, Spencer Tracy, Elvis Presley y, claro, Gary Cooper. Fue precisamente con él, con quien llegó a comer a El Taquito, en 1952, después de la filmación del multipremiado western A la hora señalada (High Noon)
Ganadora de más de 200 premios a lo largo de su carrera, entre los que destaca el Globo de Oro por su actuación en A la hora señalada, así como cuatro Arieles, Katy fue la primera actriz mexicana en ser nominada al Oscar. Perteneciente a una familia acomodada, Katy llamó la atención de varios productores por su belleza de rasgos moros, herencia de su abuelo, aunque tuvo que luchar contra la oposición de sus padres, quienes no querían que se dedicara al cine.
De innegable talento y personalidad, se casó con el actor Ernest Borgnine, con quien formó una de las parejas más explosivas de Hollywood debido al fuerte carácter de ambos. A pesar de su fama, La Chula, como la bautizara su amigo Elvis Presley, continuó visitando El Taquito hasta su muerte, en 2002, donde siempre fue recibida como una reina.
Katy Jurado y su gran amigo Gary Cooper, durante el festejo en El Taquito, con motivo de su triunfo en Hollywood con la película “A la hora señalada”. Con ellos David Guillén y Jorge “El gordo” Vidal
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los Tres granDes y el arTe Del buen comer. anguiano y cuevas oTros asiDuos comensales
Los más conocidos representantes de la pintura en México, también forman parte de la historia del restaurante. Los denominados Tres Grandes -Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros y José Clemente Orozco-, fueron nuestros comensales.
El imponente guanajuatense Diego Rivera, era un consumidor voraz. Cuando se trataba de degustar los antojitos mexicanos, su apetito no tenía límites. Aunque solía decir en medio de su mitomanía que había comido carne de niños, en realidad le gustaba más engullirse un buen mole o unos romeritos.
Era ateo y partidario del comunismo, pero en El Taquito se reunía con todo tipo de personajes, que le rendían tributo a pesar de ser un hombre de ideas radicales.
No pocas veces se le veía acompañado de guapas mujeres, que le suplicaban que las pintara desnudas y solían presumir de haber tenido una aventura con él. David Alfaro Siqueiros, ex preso político en Lecumberri, hombre de carácter hosco, ex combatiente en la guerra civil española,
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A la izquierda, el maestro David Alfaro Siqueiros. En la página de la derecha, en una fotografía de los años 50, Diego Rivera, Emilio “El Indio” Fernández, José Clemente Orozco y Ruth Rivera, durante un festejo en El Taquito.
el llamado Coronelazo no se hacía del rogar ante un buen plato de costillitas y nopales.
A pesar de su seriedad y de su talante algo taciturno, era amable y cortés, y solía mostrarse inclusive cordial después de algunos aperitivos. Era una figura de polémica y un hombre al que le gustaban las discusiones acaloradas, pero nunca provocó escándalos ni generó ninguna riña.
Parece que en nuestro establecimiento se sentía como en un refugio seguro, al margen de sus fobias y sus filias.
Al tercero de los grandes del muralismo, José Clemente Orozco -nativo de Ciudad Guzmán, Jalisco-, le agradaban los tacos, los frijoles negros con epazote y el chicharrón en salsa verde.
Solía permanecer largas temporadas fuera del país, donde era muy solicitado para realizar murales, pero una vez en México asistía a comer a El Taquito.
Fue un hombre notable que tenía un estilo pictórico más alejado del nacionalismo y más cercano a lo universal, del trío formado con Rivera y Siqueiros.
Otro de los connotados integrantes de la corriente del muralismo, el desaparecido maestro Raúl Anguiano, recordaba a su natal Jalisco cuando acudía a nuestros restaurante
El por muchos años “enfant terrible” de la pintura mexicana, José Luis Cuevas, acompañado por don Rafael Guillén en El Taquito de El Carmen
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para probar un pozole al estilo de su tierra.
Algunas veces con su tradicional camisa a cuadros, y otras impecablemente vestido de traje, trasponía las escaleras y llegaba, atento y caballeroso a ocupar una de las mesas.
Durante una temporada acudió casi a diario a comer, mientras realizaba un mural muy cerca de las instalaciones de la Secretaría de Educación Pública.
De entrada, un tequila y una cerveza, para hacerle los honores a las quesadillas y machitos como aperitivos, acompañado en ocasiones por su esposa Brigita, quien disfrutaba de nuestras inigualables banderillas de fuego. Al paso del tiempo, la pareja nos visitó, trayendo consigo a su perro Tajín.
Por muchos años considerado el enfant terrible de la pintura mexicana, José Luis Cuevas, frecuentó también nuestra sede de El Carmen.
Pese a su juventud y por su atrevimiento para encarar a los mitos vivientes como Siqueiros o Rivera, se le miraba con respeto.
Amante de la buena mesa, bien parecido, el maestro nos visitaba inicialmente en compañía de Bertha, amigos o admiradores.
En años recientes, de la mano de Beatriz del Carmen, con quien contrajo matrimonio en 2003, visitó varias veces la sucursal de Holbein. El maestro Raúl Anguiano y su esposa Brigita. La pareja gustaba del pozole y las “banderillas de fuego” del restaurante. Con ellos “Tajín”, su famoso perro xoloescuintle
los aZcárraga una DinasTía amiga
Don Emilio Azcárraga Vidaurreta fue un gran amigo y comensal. Como empresario de la radiodifusión fue vital para México.
Él era dueño del cine Acapulco, ubicado a unas calles del restaurante, que contaba con unos pequeños locales a su alrededor. Mi familia rentaba uno de ellos, donde se instaló La Carmelita, un pequeño comedero. Posteriormente, este terreno sirvió para la construcción de casas para los damnificados del sismo de 1985.
Don Emilio creó también la XEW, la radiodifusora más importante del país, que difundía los valores artísticos e intelectuales de México.
Incluso, en los años cincuenta, desde uno de los salones de El Taquito se transmitía en vivo La hora cero, un programa dirigido por Jacobo Zabludovsky y Severo Mirón, en el cual presentaban un sin número de artistas.
La W transmitía también La hora azul, conducida por Pedro de Lille, en la que participaron connotados valores como Agustín Lara, Pedro Vargas, Toña La Negra, Pedro Infante, Jorge Negrete, Francisco Gabilondo Soler, Cri Cri y Chava Flores, además de otras figuras como Juan Arvizu. Prácticamente todos eran clientes asiduos, que llegaban a saborear la sopa de migas, que es la de la casa.
Don Emilio organizaba muchas comidas en nuestro restaurante, acompañado por Othón Vélez, gerente de la XEW y Alonso Sordo Noriega, el primer gran locutor
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de México y fundador de la XEX. Ellos han quedado inmortalizados en los recuerdos de los colaboradores más antiguos de El Taquito, en las fotografías que adornan las paredes del restaurante o en los álbumes personales de David y Rafael Guillén.
El León era un hombre sagaz y buen conversador, con una habilidad innata para los negocios que legó a su hijo Emilio El Tigre Azcárraga Milmo, quien a su vez la transmitió a su nieto Emilio Azcárraga Jean, tanto por la vía de los genes como por la de las enseñanzas de padre a hijo.
El Tigre y el actual dueño de Televisa, en algunos de los salones de nuestro restaurante, también siguieron la tradición de disfrutar una buena comida y seguramente cerrar alguna buena transacción o fraguar algún plan para expandir su empresa.
La familia Azcárraga ha estado presente a lo largo de estas tres generaciones en los salones de El Taquito, como parte de la variopinta galería de personajes de la vida de México que han brindado un gran aporte a la cultura, el arte, los espectáculos y la economía del país.
Gratos recuerdos también para Amalia Gómez Zepeda, secretaria de don Emilio Azcárraga Vidaurreta, mujer poderosa, muy querida y siempre destilando amabilidad.
El archivo iconográfico que resguarda el restaurante, y que se enriquece día a día, es un incalculable tesoro. Documenta una larga tradición culinaria, histórica y cultural de México, y estimo que en muy pocos lugares puede existir una colección tan vasta y significativa, que conjunte a tantos personajes representativos de México y el mundo.
Tres generaciones de Emilios. Arriba, “El León”, Azcárrraga Vidaurreta. En la página de la izquierda, arriba, Azcárraga Milmo, “El Tigre”. Abajo, Rafael Guillén Jr., con Azcárraga Jean
De izquierda a derecha, Antonio Badú, Esther Fernández, Josefina Leiner y Elsa Aguirre sensualiDaD, belleZa, TalenTo e insPiración en el TaquiTo
El Taquito admiró la sensualidad y belleza de las rumberas por excelencia, Ninón Sevilla y María Antonieta Pons; de la española Sonia Furió y nuestra Elsa Aguirre, la única diva que nos queda; la versátil Gloria Marín, la queridísima Silvia Pinal, una institución del espectáculo de México; María Victoria, quien en los años setenta trabajaba en El Blanquita y varias veces, por la cercanía con el restaurante, venía a comer o cenar.
Josefina Leiner, (Josefina Noguera Escobar), hermana de mi madre, también fue una de las asiduas concurrentes al restaurante. Ella filmó varias películas durante el tiempo en que abrazó la actividad artística.
Trabajó al lado de Pedro Infante e Irasema Dilián, en Pablo y Carolina, una de las últimas cintas del ídolo mexicano. Por igual, actuó en Un minuto de bondad, dirigida por Emilio Gómez Muriel y Quiéreme porque me muero, de Chano Urueta, al lado de Abel Salazar, Martha Roth y Andrés Soler, quienes también nos distinguieron con su presencia.
Cuando Antonio Badú se casó con Esther Fernández, la inolvidable Crucita de Allá en el Rancho Grande, hicieron una fiesta previa aquí. Ana Bertha Lepe nos visitó el mismo año que ganó el cuarto lugar en Miss Univer-
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so; Carmen Sevilla, vino a celebrar con Pedro Infante uno de sus cumpleaños.
Don Fernando Soler, gran actor de carácter, originario de Coahuila -quien con sus hermanos Domingo y Andrés conformaron un pilar indiscutible del cine mexicano de la Belle époque-, era un degustador de la buena mesa y un sibarita exquisito que no desperdiciaba la ocasión de comer lo mejor de la cocina de nuestro restaurante.
Fueron numerosas las incursiones que realizó en El Taquito, donde se rinde culto a lo mejor de los platillos y también tuvo la gentileza y el noble gesto de dedicarnos un dibujo a lápiz cuando era todavía buen mozo y sus cabellos no mostraban el paso del tiempo.
El inolvidable actor dedicó una ilustración en la que se lee: “Para El Taquito. Recuerdo de su amigo Fernando Soler”
Tin Tan, José alfreDo JiméneZ, cuco sáncHeZ y miguel aceves meJía en su resTauranTe PreferiDo
El querido Germán Valdés Tin Tan, inolvidable actor del cine mexicano y su partner y carnal Marcelo Chávez, también engrosan nuestra lista de comensales distinguidos. El Pachuco no deperdiciaba oportunidad y continuamente se le veía acompañado por hermosas mujeres. En más de un par de ocasiones arribó del brazo de la bellísima Ana Bertha Lepe, ex señorita México -ganadora del cuarto sitio en el concurso Miss Universo 1953-, quien fue su coestrella en varias películas, entre ellas El Vizconde de Montecristo y El tesoro del Rey Salomón. Su gracia natural además de voz y talento, lo convirtieron en un ídolo tanto en el cine, como en el teatro y la radio. Filmó numerosas películas que pusieron de manifiesto su gran versatilidad. Nacido en pleno Centro de la ciudad, donde actualmente se levanta el Hotel de Cortés, Tin Tan fue el mexicano escogido por Los Beatles para aparecer en la portada del disco Sargento Pimienta, sin embargo, él no aceptó ese honor y en su lugar solicitó ser reemplazado por un árbol típico de México.
Y de compositores, ni más ni menos que José Alfredo Jiménez, quien
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Tin Tan, del brazo de Aurora Segura y Ana Bertha Lepe, durante una comida en El Taquito. Página anterior, arriba, Cuco Sánchez y Miguel Aceves Mejía, con Rafael Guillén. A la izquierda, abajo, el genial compositor José Alfredo Jiménez 91
concibió más de una canción en los gabinetes del Salón Hora Cero, entre otras: Paloma querida, y algún fragmento de El perro negro.
El nativo de Dolores Hidalgo, muerto prematuramente a los 47 años, autor entre otras de El Rey, Ella y Amanecí en tus brazos -verdaderos himnos para el común de los mexicanos-, desbordaba nostalgia y alegría cuando llegaba a El Taquito, donde no pocos se le acercaban a pedirle un autógrafo o tarareaban sus canciones. Era hombre de apetito refinado, al que le fascinaba la buena bebida. Toda una leyenda que engalanó a nuestro restaurante.
Además, estuvieron Miguel Aceves Mejía, a quien le encantaba amenizar sus comidas con el mariachi y Tomás Méndez, autor de Cucurrucucú paloma, quien por su carácter tan ameno, hacía de las comidas una gran fiesta.
José del Refugio Sánchez Saldaña -mejor conocido como Cuco Sánchez, autor de Anillo de compromiso y La cama de piedra, entre algunas de las más de 200 canciones que compuso-, se reunía de cuando en cuando con sus amigos en El Taquito. Pasó largas horas degustando la comida preparada en nuestra cocina y tan a gusto se sentía, como si estuviera toc ando su guitarra o componiendo alguna pieza.
El inolvidable actor Pedro Armendáriz fue uno de los mejores amigos de la casa. En la gráfica, con su esposa Carmelita Bohr, acompañado por Rafael y David Guillén
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anTHony quinn nos llevó a HollywooD con “sanTos el magnífico”
Anthony Quinn, el gran actor mexicano triunfador de Hollywood, venía muy seguido a comer con toda su familia, lo mismo que el inmortal Tarzán, Johnny Weismüller, medallista de oro en los Juegos Olímpicos de París y Amsterdam en la década de los años 20 y quien hasta su muerte, en 1984, residió en Acapulco, luego de retirarse del cine.
En 1954, mientras se filmaba en México la película estadounidense Santos el magnífico (The Magnificent Matador) -dirigida por Budd Boetticher y encabezada por el propio Quinn y Maureen O´Hara-, en los Estudios Churubusco se reprodujo uno de los salones de El Taquito.
Para ello se prestaron muebles, fotografías y cuadros del restaurante, de tal manera que incluso mi padre y mi tío David realmente
creían estar en él.
La cinta, una historia de amor y heroísmo, trataba de la vida del incipiente torero Luis Santos, interpretado por el destacado astro chihuahuense, cuyo verdadero nombre era Antonio Rodolfo Quinn Oaxaca y quien en su juventud, antes de incursionar en la actuación, fue jornalero, lavaplatos, dibujante y boxeador.
En la gráfica, los actores y equipo de producción. Con ellos, Carlos Arruza, David Guillén y sus hijas Conchita y Carmelita.
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una PléyaDe De acTores, comPosiTores e inTérPreTes enTre nosoTros
A lo largo de más de 100 años de vida, nos han distinguido con su presencia una pléyade de connotados actores, cantantes, periodistas, intelectuales y deportistas. Algunos de ellos, desgraciadamente han partido, pero otros, para nuestra fortuna, siguen activos y más vigentes que nunca.
Con afecto recordamos a Roberto Cañedo, oriundo de Guadalajara, gran actor de teatro, cine y televisión y cuya poco conocida faceta de inventor, lo llevó a desarrollar muchos artilugios.
Era todo un caballero que nos distinguió con su amistad hasta su fallecimiento el 16 de junio de 1998.
Entre los grandes actores que fueron clientes distinguidos de El Taquito, se cuentan Ramón Gay, que pereció trágicamente a los 43 años; don Miguel Manzano, reconocido actor de drama y comedia y Manolo Fábregas, exitoso director y productor teatral, que montó en México las mejores obras internacionales de su tiempo.
De la época dorada de la radio, tuvimos la suerte de acoger a Elvira Ríos, magnífica cantante, a Vicente Garrido, pianista y compositor y a las Hermanas Águila, quienes hicieron toda una época en la XEW.
Lola Flores La Faraona, bailaora y actriz española, quien aseguraba que venir a El Taquito era visita de rigor, cuando hacía temporadas en México, no dejaba de visitarnos, y tenía razón: nuestros platillos siempre han sido de lo mejor.
En ello coincidía plenamente su sobrina, la barcelonesa Carmen Amaya La Capitana una de las grandes glorias del baile flamenco, que sorprendía a los espectadores por su innata y “salvaje impetuosidad de bailaora de casta”, como apuntaban los criticos de la época.
Durante su permanencia en México, en su larga gira por varios países de América, presentó su espectáculo en los más prestigiados centros nocturnos, entre ellos El Patio, y realizó muchas incursiones al restaurante, en compañía de su hermana Leonor. Una foto de ellas, donde aparece con mi tío David Guillén cuelga en nuestras paredes.
Por el prestigio logrado a pulso en nuestra cocina, contábamos asimismo con la presencia de la bella jalisciense Silvia Derbez -ganadora del segundo lugar en el concurso Señorita México, en el cual resultó electa Ana Bertha Lepe-, y Flor Silvestre, estrella de la canción ranchera, quien muy joven se casó con Paco Malgesto y luego encontró el amor con Antonio Aguilar.
Carmen Amaya “La Capitana” y su hermana Leonor, con David Guillén en El Taquito
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Sin duda dos de las más grandes estrellas del cine mexicano han sido Gloria Marín y Elsa Aguirre, a quienes tuvimos la oportunidad de atender en nuestro restaurante.
Las dos llevaban una buena relación, a pesar de que según los rumores de su época, ambas fueron objeto de interés por parte de Jorge Negrete.
Según señalan los periodistas de antaño, Elsa sostuvo un breve romance con Jorge -quien le llevaba 20 años de diferencia-, cuando filmaron Lluvia roja, en 1949, lo que aparentemente provocó la ruptura con Gloria Marín, pareja sentimental del famoso actor e intérprete.
Según confesó Elsa posteriormente, Negrete carecía de habilidad para el galanteo, porque “era muy exigente y poco romántico. En vez de flores o chocolates, me regalaba libros y, la verdad, yo estaba muy chamaca. Lo que yo quería eran besos y que me dijera que me quería, pero él nunca fue así. Además, todos decían que el verdadero amor de su vida siempre fue Gloria Marín”.
Gloria, considerada el gran amor del Charro Cantor, inició su carrera desde los 6 años de edad en una compañía de teatro infantil y protagonizó más de 200 películas, hasta su muerte, ocurrida en 1983.
A los 15 años se casó por primera vez y posteriormente vivió romances con personajes como Fernando Fernández, Abel Salazar y Carlos Denegri, además de protagonizar su propia historia de amor con Jorge Negrete, con quien vivió 11 años en unión libre.
Por su parte, Elsa Aguirre -a quien en la época dorada del cine nacional, cronistas de espectáculos y directores de cine llegaron a calificarla, junto con María Félix, como la actriz más bella de la industria fílmica-, ha recibido muchos títulos por su belleza.
La actriz, quien debutó en 1945, dijo que su incursión se dio de manera incidental.
“Tenía 15 años y estaba por entrar a la secundaria , yo era muy tímida. Apoyada por Ema, mi madre, mi hermana Alma Rosa me insistió para que nos inscribiéramos en un concurso de belleza patrocinado por la productora cinematográfica Clasa Films, en el que resultamos seleccionadas y nos escogieron para hacer pequeños papeles en la película El sexo fuerte, que dirigió Emilio Gómez Muriel y estelarizó Mapy Cortés, al lado de destacadas figuras como Rafael Baledón, Emperatriz Carvajal, Pedro de Aguillón, Ángel Garasa y Delia Magaña, entre otros.
En esa época, antes de la filmación, yo todavía no quería ser artista, pero una vez que probé, me gustó”, expresó.
Las bellas Gloria Marín y Elsa Aguirre connotadas actrices del cine nacional, coincidieron en los años 70, en su restaurante favorito
Jesús Martínez Palillo, uno de los más grandes comediantes de México -quien en la década de los 40 alcanzó renombre como carpero con sus cuadros actorales de corte político-, su mujer Guadalupe y su hija Ana Martín, se hacían presentes cada vez que tenían oportunidad, sobre todo cuando se llevaba a cabo algún festejo especial.
Una de las últimas ocasiones que nos visitó,
El periodista J. H. Tamez y Jesús Martínez “Palillo” fue durante el homenaje con motivo de los 65 años de trabajo, del afamado escritor y periodista J. H. Tamez, quien durante muchos años fue corresponsal en México de la Asociación de Editores de los Estados.
A la lista de notables se suma la presencia de don Ignacio López Tarso, el inolvidable Macario y actor de primera línea de teatro y televisión. Considerado uno de los grandes histriones de la escena mexicana, en privado irradia una gran modestia y sencillez. De ahí que siempre que nos visita, se le recibe con gusto en nuestro restaurante.
Mauricio Garcés, el inmortal Don Juan del cine mexicano y creador del galán maduro y seductor -cuya simpatía le cosechó enorme popularidad-, igualmente acostumbraba comer con nosotros acompañado de Antonio Badú, con quien compartía una sólida amistad, además de su origen libanés.
Wolf Ruvinskis, el reconocido actor y luchador de origen letón -famoso por su caracterización de Bobby Galeana en la película Pepe el Toro-, era un feligrés que conquistaba a todos con su galantería y caballerosidad, muy alejado de su habitual papel de villano en las películas.
De gratos recuerdos para nosotros fue el actor cómico Adalberto Martínez Resortes, a quien le encantaba participar en las noches
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domingueras en El Taquito de Holbein, junto al queridísimo Eulalio González Piporro, locutor, compositor e intérprete norteño, que marcó un estilo muy particular.
El Piporro era todo un personaje cuya gracia le valió el reconocimiento del público. Famoso por sus frases de ¡Ajúa! y ¡Qué pasó raza!, acostumbraba visitarnos, primero en El Carmen, acompañando algunas veces a David Reynoso, El Mayor del cine mexicano, para probar la sopa de médula, que era su favorita, así como el cabrito al horno.
Aunque la recia personalidad de los dos siempre imponía, ambos se comportaban de manera sencilla y aceptaban gustosos las peticiones de sus admiradores.
En sus últimos años, antes de fallecer en septiembre del 2003, don Eulalio, nos visitaba en la sucursal de Holbein, y para agarrar fuerzas se comía una milanesa con un par de huevos
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Imagen superior, don Rafael Guillén y el gran actor Ignacio López Tarso. A la izquierda, Marco Antonio Muñiz, Adalberto Martínez “Resortes”, Jessica Muñiz y Marcos Guillén
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El carismático Wolf Ruvinskis con Marcos, Rafael Jr., y don Rafael Guillén, en El Taquito
estrellados y todavía se animaba a bailar en el tablao con las muchachas del grupo flamenco. Todo un espectáculo.
Raphael, el divo español, solía recalar con frecuencia en nuestro restaurante. La primera vez lo hizo, en los años 70, en uno de sus primeros viajes a México, acompañado por Jacobo Zabludovsky.
En una entrevista que le hizo la revista Interviú, aseguró que nunca olvidaría los machitos de carnero que le servimos en esa ocasión.
El llamado Ruiseñor de Linares, fue uno de los primeros cantantes españoles en internacionalizarse. Luego de 50 años de carrera, continúa vigente conservando la voz que lo hiciera famoso.
Por igual nos han visitado Marco Antonio Muñiz, uno de los venerados intérpretes mexicanos y su hijo Coque, a quien le hemos servido algunos banquetes en el Rancho del Charro de Constituyentes.
Julio Alemán y Joaquín Cordero, dos galanes del cine nacional, además de ser grandes actores, compartían una profunda amistad. Cuando en sus años mozos llegaban a visitarnos a El Taquito, armaban un verdadero revuelo entre las damas debido a su apostura y carisma.
Rubén Zepeda Novelo, Jorge Labardini y León Michel, instauraron una verdadera escuela dentro de la locución en el México de los años 60. El también compositor y cantante yucateco, esposo de María Victoria, solía compartir tardes de bohemia con los tríos que tenía a su alcance.
En alguna oportunidad llegó en compañía de nuestra amiga, la bella Verónica Castro El Rostro de El Heraldo de México 1970 y María Elena Velasco La india María, y de ese momento queda
Página siguiente, imagen superior, Verónica Castro, Rafael Guillén, María Elena Velasco “La india María”, David Guillén y Rubén Zepeda Novelo. Abajo, Raphael, el divo español, con Rafael Guillén. Los acompañan Sarita Zabludovsky y su pequeña hija Diana
una imagen testimonial. Vale la pena destacar la circunspección de María Elena fuera de la pantalla, pese a su gran capacidad ante las cámaras para hacer reír a todo mundo. Coincidentemente su esposo, Julián de Meriche, falleció el mismo año que Zepeda Novelo.
Irán Eory, la rubia actriz llegó a México, para quedarse, y desde los años 70 fue una de las habituales a nuestro restaurante donde primero solía acudir del brazo de Cantinflas, con quien se
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104 asegura mantuvo una larga relación. La distinguía su belleza y trato con el personal. Gustaba probar un buen filete de res a la pimienta, y esporádicamente mole poblano servido con arroz a la mexicana. En los últimos años, llegaba acompañada por su pareja, el destacado actor Carlos Monden.
Manuel, El Loco Valdés y don Ramón -hermanos de Tin Tan-, Héctor Lechuga y Chucho Salinas, también estuvieron con nosotros. Ni qué decir del ambiente que armaban.
Yolanda Montes, Tongolele, nacida en Washington, Estados Unidos y radicada en México desde los 15 años, alcanzó gran éxito por su exótica belleza y singular estilo de bailar. Siempre la hemos considerado una clienta muy distinguida.
Lucha Villa, una de las cantantes consentidas del público mexicano gracias a su talento y personalidad, solía acompañar al inolvidable José Alfredo Jiménez, de quien fue una de sus más reconocidas intérpretes. En una ocasión estuvo largo tiempo cantando con Paquita la del Barrio, en compañía de los connotados maestros Roberto Cantoral y Tomás Méndez, ya fallecidos.
Por cierto, Cantoral, autor de El Reloj y uno de los más famosos compositores mexicanos, era también ejemplo de sencillez. Comenzó a
Arriba a la izquierda, Julio Alemán y la dinastía Guillén. A la izquierda, la inolvidable Irán Eory y Carlos Monden, en compañía de Rafael Guillén
“El Taquito”: una historia que contar
visitarnos desde que formaba parte del trío Los Tres Caballeros y posteriormente, como presidente de la Sociedad de Autores y Compositores de México, daba pie a largas tertulias a las que sumaban Massías y Felipe Gil, entre otros trovadores de altos vuelos.
De la misma forma nos ha correspondido con su preferencia Chamín Correa -gran guitarrista, compañero de Cantoral y fundador del trío que los hizo famosos-; Mario Molina Montes, fino amigo y estupenda persona; el michoacano Martín Urieta, compositor de Acá entre nos, Mujeres divinas y Urge, y el inmortal bardo oaxaqueño Álvaro Carrillo, quien abandonó la carrera de ingeniero agrónomo para dedicarse a la música. Ahí alcanzó gran éxito con sus sentidas composiciones Sabrá Dios, El andariego, Amor mío, Sabor a mí y La mentira, que le solicitaban interpretara acompañado de los músicos del restaurante.
A nuestra sucursal de Holbein, durante el tiempo que se mantuvo en activo, llegó a visitarnos Aleks Syntek, un versátil músico y joven compositor, que ha sabido mantenerse en el gusto del público, a quien esperamos atender algún día en El Carmen.
Otro significativo comensal ha sido Gonzalo Vega. El magnífico actor, compañero de primaria de Plácido Domingo, soñó algún día en convertirse en matador. Como novillero, inRoberto Cantoral, uno de los más famosos compositores mexicanos, durante una tertulia en El Taquito, acompañado de Massías y Felipe Gil, entre otros destacados trovadores
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106 cluso alternó en plazas de provincia con Manolo Martínez. En una ocasión montó una obra en el Teatro del Pueblo, en las calles de República de Venezuela. Al término de las funciones, acudía con algunos de sus compañeros al restaurante. De trato gentil, se le estimó y apreció su fidelidad a nuestra casa.
Cuando don Enrique Gómez Corchado fungía como presidente de la Unión de Voceadores y Expendedores de Periódicos, el gremio le ofreció una comida en nuestras instalaciones a la polifacética Carmen Salinas, quien acudió con varios amigos y su representante El Chato Cejudo.
La recibieron con nutridos aplausos que ella agradeció muy emocionada. Después de la comida, amenizó la reunión un conjunto norteño y en el restaurante se improvisó una pista de baile, para disfrutar de melodías como El circo y El chubasco.
La tuvimos nuevamente entre nosotros, durante los recesos de la filmación de la película ¡Que viva Tepito!, producida por don Antonio Aguilar, quien elogiaba nuestros platillos. Por aquí se aparecieron también David Reynoso, Sergio Ramos El Comanche, Delia Casanova, Roberto Cobo, Ernesto Gómez Cruz, Delia Magaña, Manuel Ojeda, Alma Muriel y muchos otros miembros del elenco.
Don Rafael Guillén, con Gonzalo Vega (arriba) y “El Mayor” David Reynoso (izquierda)
Isela Vega, Irma Dorantes, Blanca Sánchez, César Costa, Dulce, Silvia Pasquel, Napoleón, Talina Fernández, Blanca Guerra, Lyn May, Vicente Fernández, Rosa Gloria Chagoyán, Maty Huitrón -quien amablemente nos solicita taquizas para la casa de asistencia que dirige-, Lila Deneken, Faride Casanova, Hugo Stiglitz, Pedrito Fernández, Luz Elena González, Alfredo Adame, Ernesto Laguardia, Leticia Perdigón y el recordado Valentín Trujillo -quien al final de la grabación de sus películas nos solicitaba algún banquete-, son otros nombres que recordamos como dilectos comensales de El Taquito.
Entre los populares comediantes podemos contar al fallecido Enrique Cuenca, nacido en el barrio bravo de Santa Julia, quien en compañía de Eduardo Manzano alcanzaron la fama como Los Polivoces. Era un hombre amable sencillo, muy alegre y buen amigo, que por un grave padecimiento, al final tuvo que someterse a una dieta rigurosa.
De las viejas glorias de la comicidad y la carpa mexicana, tuvimos el orgullo de atender en El Carmen, a Fernando Soto Mantequilla, Manuel Medel, Los Xochimilcas, Manuel Espino Clavillazo, Armando Soto La Marina El Chicote y a René Ruiz, Tun Tun, quien trabajó no sólo con El Pachuco, sino también con su hermano Manuel El Loco Valdez, en varios filmes.
Arriba, Isela Vega, don Rafael Guillén y Carmen Salinas. En medio, Isabel Lascurain, del grupo Pandora y Rafael Guillén Abajo, Aleks Syntek “El Taquito”: una historia que contar
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Con Irma Dorantes Antonio Aguilar, Rafael Guillén y Sergio Ramos, “El Comanche”
Paquita la del Barrio, Martín Urieta, Lucha Villa, Mario Molina Montes y Marcos Guillén
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Martell
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Arriba, Christian Martell, Miguel Alemán Velasco y Chamín Correa. Abajo, Paco Stanley con el staff de El Taquito
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Asimismo contamos con la presencia de Guillermo Rivas El Borras, Arturo El Bigotón Castro, Viruta y Capulina, Joaquín García Borolas, Alfonso Pompín Iglesias y Beto El Boticario.
De los contemporáneos, han llegado alguna vez Alberto Rojas El Caballo, Alfonso Zayas, Flavio -el cómico de la libreta con mil chistes-, y Carlos Ignacio, quien debutó en el programa La cosquilla, del inolvidable Raúl Astor, quien a su llegada recibía especial atención de la familia.
Se suman a esta interminable lista la siempre guapa Thelma Tixou -triunfadora por mucho tiempo en El Capri- y Paco Stanley, quien presidió varias comidas con el elenco de sus programas de mediodía.
Además hemos tenido oportunidad de admirar en algún festejo de cumpleaños, a las guapísimas Olivia Collins y Maribel Guardia, y a nuestras queridas amigas Isabel, Mayté y Fernanda, del grupo Pandora.
Igualmente nos ha seguido visitando Carla Estrada, productora de telenovelas, que por lo visto heredó el buen gusto de su padre Carlos Estrada Lang. Desde muy pequeña ella lo acompañaba al restaurante.
Don Rodrigo Vidal creador de muy buenas telenovelas y su nieto, del mismo nombre, también forman parte de nuestro grupo de amigos.
Ofelia Medina, la guapa actriz y activis-
Imagen superior, el comediante Flavio y don Rafael Guillén. En medio, Carlos Ignacio. Abajo, con el “Polivoz” Enrique Cuenca
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Arriba a la izquierda, don Rafael Guillén y Carla Estrada. A la derecha, el matador César Pastor, Rafael Guillén y Napoleón. Abajo a la izquierda,Leticia Perdigón. Arriba César Costa y Rocío Yaber
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112 ta social, ha sido otra de nuestras estimadas comensales. Con una larga trayectoria en el teatro, el cine y la televisión, producto de su aprendizaje en los más importantes estudios, la talentosa yucateca ha dominado todos los géneros interpretativos. La película Patsy mi amor, la dio a conocer y se consagró el filme de Paul Leduc, Frida, naturaleza viva.
Andrés García, el famoso y bien parecido Chanoc, quien ha hecho pareja con las mujeres más hermosas, es otro consentido de la casa.
Toda proporción guardada, Laura León La Tesorito -quien se unió a un cumpleaños de la familia y formó un gran ambiente-, y la tapatía Jacqueline Arroyo, son algunas de las féminas más bellas y exuberantes que han desfilado por nuestros salones.
La versátil Macaria, quien debutó en telenovelas de la mano de Ernesto Alonso, otro gran amigo ya fallecido, ha celebrado con nosotros algunos de sus aniversarios. Cómo olvidar su debut teatral al lado de Mauricio Garcés en Vidita Negra.
Edith González -muy jovencita en ese entonces-, asistió a nuestro aniversario número 60. Ya convertida en gran actriz,volvió en más de una ocasión con nosotros, en compañía de varios amigos, entre ellos Luis Felipe Tovar.
Arriba, Teodoro Aceves, gerente del restaurante y Delia Casanova, con Marcos Guillén. Abajo, con Ofelia Medina
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Arriba, a la izquierda, Laura León “La tesorito”, con Marcos Guillén y Marcelo Bouquet. A la derecha Lin May con don Rafael. Abajo a la izquierda, Jacqueline Arroyo y Rafael Jr. Arriba, Telma Tixou en El Taquito
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Lupita Olaiz, la recordada conductora y animadora de radio y televisión, colaboradora de Raúl Velasco -quien en El Carmen gustaba sólo de los platillos con vegetales-, nos visitó cotidianamente en El Taquito de Holbein.
El restaurante ha acogido también a muchos de los elementos que han conformado los principales grupos musicales. Recordamos al destacado Dámaso Pérez Prado, todo un caballero en su trato.
Y si de grupos musicales hablamos, los integrantes de las más famosas sonoras -cuando el trabajo y las giras se los permitían, en grupo o cada quien por su lado-, llegaban hasta El
Arriba izquierda, Silvia Pasquel, con los hermanos Guillén. En medio, Verónica Macías. Abajo, Rafael Baledón y su esposa Lilia Michel, con don Rafael. Foto superior, Andrés García
Taquito para disfrutar un buen platillo y de las buenas bebidas.
Se recuerda a Carlos Colorado, fundador de La Santanera y a los miembros de La Matancera, de la que alguna vez formó parte el propio Pérez Prado. ¡Qué decir de Rigo Tovar! El líder del grupo Costa Azul, nos visitó de manera intermitente en sus buenos tiempos. En una ocasión vino a comer al restaurante y en medio de la bohemia y los palomazos, no soltó al grupo norteño de Lupe Barajas, sino hasta 5 o 6 horas después.
Yolanda Montes “Tongolele”, imagen de arriba. Abajo, el compositor Tomás Méndez “El Taquito”: una historia que contar
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