10 minute read
Jacobo Zabludovsky, el gran amigo de la casa
from El Taquito
240
Jacobo ZabluDovsky el gran amigo De la casa
Advertisement
En esta parte escribo, con mucho respeto, acerca de alguien a quien he admirado toda mi vida. Cuando nací o me vi por primera vez en el restaurante, Jacobo Zabludovsky ya llevaba más de treinta años de gran amistad con los Guillén.
Recordar miles de situaciones que la familia ha vivido con este gran hombre sería imposible, así que mejor voy a escribir acerca de lo que he escuchado de él, algunas veces directamente de la televisión, otras de la radio y unas más en la mesa, durante una rica comida, precisamente en El Taquito.
El licenciado siempre estuvo en nuestras reuniones más significativas, en las fiestas de cumpleaños de mi padre o en algún aniversario del restaurante. Pero también aparecía en cualquier momento, para probar el mole que aquí se prepara, que es uno de sus platillos favoritos.
Una de las ocasiones en que más me emocionó verlo, fue el 18 de enero de 1997, en la iglesia de El Carmen. Yo estaba bastante nervioso por dejar mi soltería, para unirme con mi querida Maricela.
Era el día de mi boda y tuve el privilegio de contar
Jacobo y su familia, festejan en El Taquito, su titulación como abogado en 1967
“El Taquito”: una historia que contar
241
El autor y Maricela, el día de su boda. Con ellos, Jacobo con su grata presencia y la de su esposa Sarita. Por cierto, en otro lugar, a esa misma hora, se celebraba el muy publicitado enlace eclesiástico de la cantante Lucerito.
En su lista de invitados -aseguraban los medios informativos-, destacaba Jacobo Zabludovsky.
Creí que por tal razón no estaría con nosotros. Sin embargo, como él dice: la amistad está primero, asistió complacido. Mil gracias por ello.
a Don Jacobo
un HomenaJe PermanenTe
Muchas veces los clientes que visitan el restaurante preguntan por qué hay tantas fotografías de Jacobo Zabludovsky. La respuesta
es simple: son muchas pero son diferentes. Lo mismo se le ve retratado con algún cliente que con un presidente, pasando por artistas, periodistas, deportistas o toreros.
Otra pregunta muy frecuente es por qué se refiería muy seguido a El Taquito. Bueno, aquí la respuesta, además de simple, es clara: por cariño. Por ser el testigo principal de la larga historia del restaurante que se encuentra enclavado en el barrio que lo vio nacer y evolucionar, primero como estudiante y luego como periodista.
Él vio también cómo este modesto negocio fue creciendo en manos de una familia sencilla y conoció perfectamente a los fundadores, a los papás de los sucesores, con quienes tuvo una estrecha amistad. Ser testigo de este desarrollo despertó una bonita relación, primero como cliente y luego como amigo. Él fue originario del barrio, no de El Carmen sino de La Merced. Vivió en la calle de Mesones número 62 y luego en San Jerónimo 134, donde tenía de vecino al periodista Felipe Ureña Uribe, corrector de pruebas de El Nacional.
242
“El Taquito”: una historia que contar
Fue en ese periódico, justamente, donde olió la tinta de las rotativas por vez primera. También nos contaba que estudió la primaria en la escuela República del Perú M2424, que colindaba con la Secundaria Número Uno, que actualmente se llama España.
De ahí se fue a la preparatoria y luego a la Facultad de Derecho en el Barrio Universitario, ubicado en las calles de San Ildefonso, Justo Sierra y Belisario Domínguez.
El paso obligado de los miembros de la Casa del Estudiante, ubicado frente al jardín de El Carmen, era por El Taquito: El Carmen esquina con República de Bolivia.
Además, su gran afición por los toros fue algo determinante, pues El Taquito era el único Jacobo presenta en su programa, una de las legendarias recetas de El Taquito. Con él, David Guillén
243
Alberto Pélaez, corresponsal de Televisa en Madrid, Rebeca de Alba, Sarita y Jacobo Zabludovsky, Kasia Wyderko y Rafael Guillén restaurante taurino de México y me imagino que cuando por primera vez entró a comer a este lugar, hubo mucha química. Como él dice, el toreo es una fiesta rodeada por una cultura que creó ella misma, pues la vemos en la literatura, en la música y la pintura.
Aquí podía apreciar los óleos de Pancho Flores y algunas esculturas de Humberto Peraza; en fin, todo gran conocedor y aficionado sabe que en El Taquito se refleja toda la fiesta.
En un programa que le hizo su hijo Abraham, le preguntó qué era para él la tauromaquia, y Jacobo respondió:
“La emoción de ver pasar un toro es el momento efímero en que el ser humano, con su inteligencia, se impone sobre la fiereza de una bestia y crea un instante plástico de belleza, donde todo se conjunta y es irrepetible y emocionante”.
una amisTaD De las buenas
El licenciado Jacobo asistió a El Taquito más de 65 años, que son los que tiene la Plaza México. Durante los diez que el restaurante mantuvo la sucursal frente a la Monumental,
244
“El Taquito”: una historia que contar
pasaba a comer sus quesadillas, costillas fritas y un buen pollo en mole poblano, antes de ir a los toros. Lo dijo muchas veces: “Por aquí no hay otro lugar como éste para venir antes o después de la corrida”.
Siempre estuvo con nosotros en momentos de alegría o de problemas, echándonos la mano para salir adelante. Me acuerdo mucho cuando íbamos a verlo a Televisa Chapultepec, a saludarlo o a platicar con él algunos minutos; siempre nos recibía con alegría y amabilidad.
Realizó con nosotros muchas fiestas y reuniones familiares o de trabajo. Los aniversarios de 24 Horas, entre otros, los festejaba aquí. Lo acompañaban todos sus colaboradores, entre ellos Joaquín López Dóriga, Lolita Ayala, Jorge Berry, Amador Narcia, Aurelio Pérez -su gran amigo, ya fallecido-, Fernando Alcalá, Félix Cortés Camarillo, Magdalena García de León y su hijo Abraham, heredero de su talento. Una tarde, por ejemplo, llegó inesperadamente con Rebeca de Alba, otras con sus corresponsales de Europa, como Alberto Peláez y su hermana Cayetana, también con el cantante Raphael. Asimismo ha llegado a comer con casi todos los presidentes de México y varios jefes de gobierno. ¿Con quién no?
En los años cincuenta, realizó un programa
en vivo desde este restaurante, que se llamó La hora cero, por eso se le puso ese nombre a uno de los salones. Además, el Salón Jacobo Zabludovsky está decorado con decenas de fotos del reconocido periodista.
Él decía que es muy importante conservar una amistad, antes que una noticia:
“Tengo muy clara la jerarquización de los valores: primero la amistad, que es un valor, y luego el ejercicio de una profesión, que se adquiere después. Primero naces hombre y luego adquieres un oficio. Soy periodista, lo he sido y lo seguiré siendo toda la vida hasta el final, pero nunca traiciono una amistad por una noticia”. Ése fue Jacobo Zabludovsky. Alguna Un cartel taurino con motivo del primer aniversario de 24 Horas
245
El festejo del XV aniversario de 24 Horas, como era ya costumbre, se realizó en El Taquito vez lo escuché diciendo: “Amigos, no tengo muchos, creo que los puedo contar con los dedos de una mano y quizá me sobren dedos. A estas alturas de la vida, uno no quiere más
Tangólogo De coraZón
amigos, sino no perder a los que tiene”.
Algo muy característico en él fue su buen gusto por la música. Decía que era tangólogo:
“El tango es una canción de Buenos Aires y Montevideo, no de Argentina; es la emoción que toda música buena te puede producir, es una historieta completa de alguna vivencia o experiencia con alguna mujer, no como el bolero que describe un sentimiento o un estado de ánimo”.
Sobre el tema del tango, en una ocasión Guillermo Ochoa le preguntó de dónde le había salido su afición por esta música, y él respondió: “Pues yo creo que también algunos vecinos le hacían al tango ahí donde yo vivía, y… me fui aficionando porque es una música que me gusta mucho. Está hecha por
246
“El Taquito”: una historia que contar
músicos magníficos que venían con una tradición musical desde Italia, de varias generaciones, se encontraban en Argentina con un surgimiento en el Buenos Aires de fin de siglo; coincidieron también con un grupo de poetas populares muy hábiles, que incorporaron a las letras de los tangos el lunfardo, que es una jerga o el caló de Buenos Aires, y han creado un tipo de música que dentro de sus alcances, sus limitaciones, es muy bueno.
“Por ejemplo, Viena tiene el vals y Buenos Aires el tango y no hay otra ciudad o país del mundo que tenga su propia música o que puedas identificarla con una ciudad, más que el tango o el vals, creo yo. Porque en México tenemos la música ranchera, pero es por regiones, no de una ciudad”.
24 Horas. una memorable DesPeDiDa
Cuando el dólar estuvo a 8.18 y faltaban 711 días para el año 2000, aproximadamente a las 11 de la mañana del 19 de enero de 1998, sonó el teléfono.
Era la señorita Lupita Garnica, su secretaria, quien luego de saludar me comunicó con el licenciado. Me dijo:
“Hola Rafa, ¿cómo les ha ido? Quiero que me prepares una cenita, algo ligero para esta noche, una taquiza estaría bueno, me despido del programa 24 Horas.
“Avísale a tu papá y a Marcos, nos vemos en la noche al terminar el programa, ¿está bien?”
Correcto, le contesté y de inmediato comencé a preparar el encuentro de su equipo noticioso en las instalaciones de El Taquito. Fue la última con sus colaboradores del noticiero y con los señores Azcárraga, Alemán, su familia con sus hijos, nietos y sus más entrañables amigos y un montón de invitados más que estuvieron presentes, como Alejandro Burillo, y Guillermo Ortega.
La reunión se prolongó hasta las dos de la mañana; fue una fiesta con sentimientos encontrados, triste pero al mismo tiempo alegre.
Al día siguiente, en todos los medios de comunicación se comentó el final del noticiero. Sus palabras fueron categóricas: -24 Horas termina hoy. Muchas gracias. Buenas noches.
Así fue reseñado el hecho en un diario:
“Hombre de ideas grandes y claras, un apasionado de la vida, los libros, el tango, los
247
toros y su oficio; el hombre de los audífonos gigantes y la corbata negra, serio pero ameno, amable por igual ya sea con el más importante de los ejecutivos o con el más humilde de los trabajadores; un hombre de buen humor, incluso en la despedida de lo que para él fue su vida durante 27 años en 24 Horas”.
Los ciclos terminan pero las personas continúan, y la siguiente pachanga estuvo de agasajo. Se inició una nueva etapa: le servimos una comida en sus nuevas instalaciones de Reforma, una oficina con una vista magnífica y tiempo después vino lo de la radio, en donde puntualmente, de una a tres, estuvimos pendientes de todo lo que Jacobo nos ha de informar.
248
En El Taquito, Antonio Mauri, Carla Alemán, Sarita Zabludovsky, Christian Martell, Jacobo, Marcos Guillén y Miguel Alemán, el día en que 24 horas concluyó su ciclo Jorge, Abraham y Jacobo Zabludovsky
con Rafael Guillén “El Taquito”: una historia que contar
Jacobo con su hijo Jorge y su esposa Sarita
249
250 Rafael Guillén acompañando a Jacobo al recibir la Medalla de la Orden de la Legión de Honor otorgada por el gobierno francés
Dos buenos aficionados, Marcos y Jacobo
Desde el balcón Jacobo Zabludovsky pendiente de El Taquito