TERCERA ÉPOCA | Número. 5

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ABRIL 2022 | NÚMERO 5

Ser el gato de Sartre y llamarse nada

Al enterarme, recordé el IX canto de la Odisea, precisamente donde el cíclope Polifemo es burlado por Nadie (Ulises), al encarnar su lanza en el ojo ebrio, y hacerlo aullar: “¡Nadie me ha herido!”. Ahora sé que el gato de Jean-Paul Sartre se llamaba Nada (en griego: oυτις, un nombre que se traduce como “Ningún hombre”), así como el monstruo de su Ser, el puntilloso tratado de ontología fenomenológica que ofrece vigencia, como filosofía de la calle, del café y de los tejados, al existencialismo

Cuando Sartre, el bienamado de la juventud francesa, publicaba en 1943 L’être et le néant, Albert Camus apenas emborronaba lo siguiente para un proyecto de novela que todavía carecía de nombre y que luego, pasados algunos años, en 1957, titularía como La peste: «El pelo blanco y bien peinado, derecho y severo en su traje de corte militar, llamaba a los gatos con un “minino, minino” dulce y distante a un tiempo. Los gatos levantaban los ojos, pálidos de sueño, sin decidirse a moverse. Él rompía pedacitos de papel sobre la calle y los animales, atraídos por esta lluvia de mariposas blancas, avanzaban hasta el centro de la calzada, alargando la pata titubeante hacia los últimos trozos de papel. El viejecito entonces escupía sobre los gatos con fuerza y precisión. Si uno de sus escupitajos daba en el blanco, reía». La imagen socarrona me recuerda la risa de Sartre, que en ese tiempo aún convivía con el hombre de la gabardina, quien reducía el drama de la existencia —en contra de su propia naturaleza— a un absurdo.

Este número de Palabra —sin pretender ser un homenaje, mucho menos un panegírico— abre sus páginas iniciales debatiendo su actualidad: su vigencia nos obliga. (R.S.)

Director General Arturo López Juan

Gerente Administrativo Alfredo Tapia Burgoin

Director Editorial Gerardo Sánchez García

Coordinadora de Publicidad Ma. Del Socorro Encarnación Osuna

Coordinadora de El Vigía Digital Sandra Ibarra Anaya

Editor PALABRA Rael Salvador Correctores Manuel Quintero José Barbosa

Vigencia de Sartre:

Filosofía a puerta cerrada / Cony Sigüenza pág. 3 y 4

El último monstruo del siglo XX / Rael Salvador pág. 5 Heidegger: en busca del ser olvidado / Carlos Mongar 6 y 7 Problemas de autoridad / Sergio Gómez Montero pág. 8, 9 y 10 De la broma y la extensión / José Barbosa pág. 10

La finura y prestigio de la lengua escrita / Iliana Hernández pág. 11

Cuando la guerra se vuelve literatura / Daniel Salinas Basave pág. 12 y 13

La sacralización de la Champions League / Santiago M. Zarria pág. 13

La poeta de la sonrisa (triste) / Rael Salvador pág. 14 y 15

La obra de arte como forma de conocimiento / Manuel Quintero pág. 16 y 17 Fenómenos urbanos / Mezli Vega Osorno y Enrique Botello pág. 18 y 19

He sido un buen pecador / Fernando Reyes Trinid pág 20 Casa futura / Miguel Lozano pág. 21

Dalí a mis pies / Enrique Botello pág. 21

Del espacio vital al espacio amoroso / Francisco Moreno pág. 22 Karl Marx en la sociedad moderna / Fernando Mancillas pág. 23

Palabra no responde a colaboraciones no solicitadas ni asume como propias las opiniones de sus colunistas y comentaristas. La opinión de la revista literaria se encuentra reflejada en su editorial.

Todas las imágenes y fotografías que aparecen en la presente edición son utilizadas con fines informativos. El equipo editorial se ha dado a la tarea de indagar los derechos de autor correspondientes o su procedencia, consciente de su obligada autoría En caso de omitir algún crédito, ofrecemos una disculpa y agradeceremos la información brindada para incluirla en una posterior edición.

raelart@hotmail.com / palabra@elvigia.net

Diseño Editorial Arturo Corpus Fotograf ía Enrique Botello

Colaboradores

Carlos Mongar, Sergio Gómez Montero, Gabriel Trujillo Muñoz, Federico Campbell (†), Daniel Salinas Basave, Leobardo Sarabia Quiroz, Santiago M. Zarria, Arnulfo Estrada Ramírez, Manuel Quintero, Enrique Botello, Héctor García Mejía, Óscar Ángeles Reyes, José Barbosa, Fernando Mancillas Treviño, Benjamín Pacheco López, Iliana Hernández Partida, Olga Aragón, Cony Mollet-Sigüenza, Ruth Gámez, Jazmín Félix, Herandy Rojas, Antonio Flores Schroeder, Francisco Moreno, Fernando Reyes Trinid, Alfonso Lorenzana, Joatam de Basabe, Iván Gutiérrez, Rubén Rivera, Lauro Acevedo, Miguel Lozano, Leobardo Sarabia, Jorge Calderón y Mezli Vega Osorno.

Corresponsales en el extranjero

Ferdinando Scianna (Italia); Cony Mollet-Sigüenza (Francia); Ramón Ángel Acevedo, “Rakar” (Chile); Patrick Liotta (Argentina); Héctor García Mejía (Los Ángeles).

Corresponsal en Tijuana

Enrique A. Velasco Santana

Dirección: Av. López Mateos, No. 1875. Ensenada, Baja California. México. Teléfonos para publicidad: 120.55.55, extensión 1023.

2 Abril 2022 /
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Número

FILOSOFÍA A

PUERTA CERR ADA

Hace un tiempo vi un documental del año 2013 de Wilfried Hauke, titulado Kierkegaard: pensamientos subversivos, en el bicentenario del nacimiento del filósofo. En la sinopsis que una revista de televisión hace del documental, se nos dice que “el padre del existencialismo, el filósofo danés Søren Kierkegaard (1813-1855), aborda en su obra temas que, en la era del individualismo y de los medios todopoderosos son, más que nunca, de actualidad” Google copia esta sinopsis agregando como temas de actualidad “la identidad, la angustia, el amor, la fe y la duda, pero, sobre todo, la libertad y la responsabilidad individual” Es un documental de ficción, aunque basado en hechos reales de la vida de este teólogo y filósofo, que rompió el compromiso matrimonial con la mujer que amaba para dedicarse a la filosofía porque, ya sabemos, son dos cosas incompatibles.

El documental es de ficción porque Kierkegaard viaja en el tiempo y se da cuenta de que «sus ideas “subversivas” centradas en la subjetividad, han sido pervertidas por la ideología de masas», agrega la revista de televisión. “No me sorprende”, podría decir Michel Onfray quien en sus conferencias dedicadas a Simone de Beauvoir en la Universidad Popular de Caen nos habla sobre ese problema de popularización del existencialismo. Allí nos dice que “el existencialismo estuvo verdaderamente de moda en París, en Saint Germain des Prés”, y que “la moda es una maldición en filosofía, porque el malentendido impera y sólo un puñado de lectores son capaces de entender el verdadero fondo de la filosofía”. Añade que “el existencialismo ha sido, evidentemente, caricaturizado, pero que es una filosofía extremadamente interesante, pues es una filosofía digna de ese nombre aunque se hayan dicho muchas tonterías sobre ella”.

Dijo Jean-Paul Sartre en 1947, en la conferencia El existencialismo es un humanismo que el existencialismo es para especialistas: «La mayor parte de personas que utilizan esta palabra (existencialismo) se verían en problemas para expli-

carla, ya que, ahora que está de moda, se puede llamar existencialista a un músico o a un pintor; el columnista del periódico Clarté firma “el existencialista”; y en el fondo, la palabra a adquirido tal amplitud y tal extensión que ya no significa nada. Parece que, a falta de doctrina de vanguardia análoga al Surrealismo, la gente ávida de escándalo y de movimiento, se dirigen a esta filosofía que, por cierto, no puede aportarles nada en este terreno; en realidad, es la doctrina menos escandalosa, la más austera y está estrictamente destinada a los técnicos y a los filósofos»

Eso explicaría, en parte, por qué cada vez que intento leer las obras de Sartre , no me seducen. La otra parte la explica mi poco interés en esta filosofía. He leído casi toda la obra de Simone de Beauvoir, pero nunca me he puesto a analizar el fondo existencialista que, según los expertos, sus novelas tienen. Siempre me distraigo tratando de identificar a los personajes y sus chismorreos, ya que están casi todos basados en personas reales y las historias que cuenta tienen mucho de realidad, lo cual, por cierto, le fue reprochado por algunos de los involucrados.

Cuando googleé “existentialisme” y “Sartre” como temas de actualidad en Francia, encontré que la pieza A puerta cerrada estaba siendo presentada en el Teatro de l’Atelier en París; dice Anthony Palou, en Le Figaro, que es una pieza que, desde que fue escrita, es raro no encontrarla en escena en alguna parte. Probablemente no iré a verla, todavía me causa claustrofobia entrar en los vagones del metro durante los diez minutos que toman mis viajes dentro de Ruán. No puedo ni pensar en pasar más de una hora en el tren para ir a París con el tapabocas puesto y luego apretujarme en las entrañas del metro para, finalmente, pasar aún más tiempo sentada entre desconocidos que estornudan y tosen alrededor mío. Espero que la transmitan por la televisión de Estado, como hacen con algunas piezas populares, aunque no estoy segura de que sea ésta considerada una pieza popular.

A puerta cerrada, considerada como una obra existencialista, tampoco se ha salvado de los malentendidos —sobre toda la famosa frase “el infierno son los otros”—. Sartre en 1964, nos decía —nos dice aún, con su voz gangosa en una gra-

bación disponible en CD— que cuando escribió la pieza entre 1943-44: «Quise decir “el infierno son los otros”. Pero la frase “el infierno son los otros” siempre fue mal comprendida. Se creyó que quería decir con ella que nuestras relaciones con los otros estaban siempre envenenadas, que eran siempre infernales. Sin embargo, lo que yo quiero decir es algo completamente diferente. Quiero decir que las relaciones con los otros son siempre torcidas, viciadas, por eso, el otro sólo puede ser el infierno. ¿Por qué? porque los otros son, en el fondo, lo más importante de nosotros mismos, para el conocimiento de nosotros mismos. Cuando pensamos sobre nosotros, cuando intentamos conocernos, en el fondo, usamos el conocimiento que los otros tienen ya sobre nosotros: nos observamos con los medios que los otros poseen —y nos dan— para juzgarnos. El juicio del otro entra siempre en lo que sea que yo diga sobre mí y en lo que yo sienta sobre mí. Lo que quiere decir que, si mis relaciones son malas, me instalo en una total dependencia del otro y entonces, en efecto, estoy en el infierno. Existen muchas personas en el mundo que están en el infierno porque dependen demasiado del juicio del otro. Pero eso no quiere decir, en absoluto, que no se puedan tener otras relaciones con los otros; esto marca, simplemente, la importancia capital de todos los otros para cada uno de nosotros»

3 VIGENCIA DE SARTRE
«Cuando googleé “existentialisme” y “Sartre” como temas de actualidad en Francia, encontré que la pieza A puerta cerrada estaba siendo presentada en el Teatro de l’Atelier en Pa rís».

Continúa, refiriéndose a los personajes de la obra: «(…) estas personas no son como nosotros. Las tres personas en A puerta cerrada no se nos parecen porque nosotros estamos vivos y ellos están muertos. Desde luego, aquí “muerto” significa algo. Lo que yo quise indicar es que mucha gente está anquilosada en una serie de hábitos, de costumbres, que cargan con juicios que los hacen sufrir, pero ni siquiera intentan cambiar y que esas personas están como muertas, en el sentido de que no pueden romper el esquema de sus inquietudes, de sus preocupaciones y de sus costumbres y que, con frecuencia, es así como continúan siendo víctimas de los juicios que les han cargado a la espalda.

»A partir de esto, es bien evidente que son cobardes o malvados. Por ejemplo, si han comenzado a ser cobardes, no hay nada que logre cambiar que fueron cobardes. Por eso están muertos, por eso. Es una manera de decir que se es un “muerto viviente” cuando se está rodeado por la inquietud perpetua de los juicios y acciones que no quiere uno cambiar

»De suerte que, en realidad, como estamos vivos, quise mostrar por medio del absurdo, la importancia, en nosotros, de la libertad. Es decir, la importancia de cambiar unos actos por otros. Sin importar en qué círculo del infierno vivamos, pienso que somos libres de romper ese círculo. Y si la gente no lo rompe, se queda allí libremente, de suerte que, entra libremente en el infierno.

»Vean, entonces, que “relación con los otros”, “anquilosamiento” y “libertad” —libertad como la otra cara apenas sugerida— son los tres temas de la pieza. Quisiera que se acordaran de esto cuando escuchen decir “el infierno son los otros”»

Entonces, A puerta cerrada está en este momento en el teatro y las revistas que reseñan las obras teatrales hablan de ella de manera positiva, y es que —pesar de la edad de la pieza— Sartre sigue siendo fuerte en el mundo intelectual. Anthony Palou de Le Figaro dice que la pieza está un poco oxidada, pasada de moda, que es excéntrica, pero que no importa y que la verá cada

vez que tenga oportunidad. Les Echos, comenta que “gracias a sus poderosas palabras sobre la responsabilidad individual, su construcción directa y sus réplicas dinámicas, resiste al tiempo”. “Responsabilidad individual” es algo que comprendo, a pesar de no ser experta filósofa.

En Telerama, que es una revista cultural de Le Monde, la periodista pregunta a la actriz que hace el papel de Inés, Marianne Basler: “¿Por qué poner en escena un texto de Sartre hoy?”. La primera parte de la respuesta no me sorprende: “Cuando comencé a actuar a principio de los años 80, Sartre no me hacía ilusión. Pertenecía a otro mundo”. Pero luego expone por qué ella piensa que una pieza de teatro puede seguir siendo de actualidad 80 años luego de haber sido escrita. Nos dice que “fue creada en 1944, cuando el mundo contaba sus muertos” —los de la Segunda Guerra Mundial— y que, con la pandemia “hace ya dos años que nosotros también contamos nuestros muertos. Además, la intención de Sartre sigue siendo pertinente: no estamos determinados por nuestros oríge-

nes, sino por lo que hacemos de nuestras vidas” O eso quisiéramos creer, diría yo acerca de esta última frase. Pero estoy con ella cuando dice, con otras palabras, que la filosofía puede ayudarnos a afrontar la muerte como parte de la vida.

Es común la discusión en el sentido de si la filosofía debe hacerse para ser leída sólo por filósofos, hecha de tal manera que sólo pueda ser entendida por filósofos especialistas, “para técnicos y filósofos”, como refirió Sartre; o sólo para generar conceptos, a decir de Deleuze. Así como hay divulgadores de ciencia que explican a los legos los descubrimientos científicos con términos entendibles, hay gente como Michel Onfray que hacen la filosofía accesible. Y me identifico con él cuando dice que, si la filosofía sólo es para especialistas o para impresionar, no sirve de mucho: la filosofía debe ser para ayudarnos a buscar una vida mejor, lo que él llama “una vida filosófica”

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siguenza2@yahoo.com
*Corresponsal de Palabra en Francia y traductora de Michel Onfray al castellano
“Es común la discusión en el sentido de si la filosofía debe hacerse para ser leída sólo por filósofos”
Fo tos: Daniel Simon

EL ÚLTIMO MONSTRUO DEL SIGLO XX

El solo hecho de observar la imagen de Sartre en actitud beligerante es para mí un signo alentador Digo, en el buen sentido intelectual, “beligerante”, no ya como el soñador de una época que confundió el desencanto con la verdad —la de su militancia comunista—, y que del “técnico del saber práctico” pasó al “nuevo intelectual” que niega en sí mismo “lo intelectual” y busca universalizar el compromiso humano estrechando la cercanía con la multitud.

En el existencialismo ateo, sartreano, sí, cabe el vacío de una moda (que no requiere explicación, mucho menos expiación, como el existencialismo cristiano de Gabriel Marcel); movilización producto del horror de la Segunda Guerra Mundial —el absurdo fundamental, sucedáneo de toda “culpa”—, obliga al hombre de izquierda, ontólogo de la fenomenología, bajar a la calle y ofrecer al desencanto deshumanizado la posibilidad de una “libertad”, entendida —inventada— como escape a la “mala fe”, a la inautenticidad (y que no especularé sobre ello en este momento, sólo invitaré a los interesados —si los hay, en esta “vigencia de Sartre”— a la lectura de El existencialismo es un humanismo, conferencia trascrita para esclarecer el existencialismo).

Una época

Cuando en los años 60 y 70 los policías del sistema levantaban de los mítines políticos al agitador filosófico Jean-Paul Sartre (arengando, como le observamos en portada), Charles de Gaulle, aún presidente de Francia haciendo gala de la humilde lección de tolerancia aprendida de Demetrio, “Asediador de ciudades”, que de seguro leyó en Plinio o en Reflexiones de una Venus marina, de un popular Lawrence Durrell ya traducido al galo—, rinde homenaje al coloso de El ser y la nada, al declarar: “¡No se puede encarcelar a Voltaire!”.

Vaya manera de engrandecer el espíritu de una época. No dijo Sartre, sino… ¡Voltaire!

En su fulgurante prefacio a Los condenados de la Tierra, de Frantz Fanon, Sartre escribe: «Hay que dejarlos gritar, eso los calma: perro que ladra no muerde», cuando él mismo ladra a los cuatro puntos cardinales “todos los anticomunistas son

perros” Ladra bien, no gime… como los “intelectuales” de ahora, que lo hacen con descortés melancolía, estéril amargura y nauseabundo pesimismo.

Él, que desde Las palabras sabe lo que es ser un “perro sabio”

Se vive, es todo

El 15 de abril de 1980, los noticieros internacionales dan a conocer la muerte de Sartre (nacido en París, el año de 1905): las pantallas de televisión exhiben una larga procesión de fieles y existencialistas, gente que sabía de él —que, gracias a su “visibilidad comprometida”, lo admiraba y respetaba—, universitarios, pensadores de la época, camaradas maoístas, oponentes políticos; se habla de 50 mil personas en las calles quienes, en un silencioso andar de murmullos tristes que dificulta el avance de la carroza , homenajeaba al filósofo más grande del siglo XX —el más importante es Heidegger—, al hombre de acción, al dramaturgo, al escritor, al “último monstruo de la inteligencia”.

En esa conmovedora “ceremonia del adiós”, Simone de Beauvoir su compañera de toda la vida encabeza el cortejo fúnebre, después de abrazar largo tiempo el frío cadáver del viejo mandarín, de 74 años, autor de Los caminos de la libertad, La náusea, El muro, La crítica de la

razón dialéctica, entre muchas otras obras. Se está vivo un segundo antes de morir, y Sartre, ciego una ruina gangrenada , aún reverencial, alcanza a decir: “Le quiero mucho, amado Castor…” (Su acostumbrado “Bièvre” Castor por Beauvoir, que sonoriza su vínculo). Entonces ella, quien tanto lo amó, escribe: «He aquí el primero de mis libros* sin duda el único que usted no habrá leído antes de ser impreso. Le está enteramente consagrado pero ya no le atañe.

» [En él] hablo algo de mí, porque el testigo forma parte de su testimonio, pero lo hago lo menos posible. En primer lugar porque no es mi propósito y, además, como ya señalé respondiendo a los amigos que me preguntaban cómo tomaba su muerte: “Eso no puede decirse, no puede escribirse, no puede pensarse; se vive, es todo”».

Sí, a Sartre hay que leerlo de cualquier manera y en cualquier circunstancia. Negar a Sartre y al existencialismo sólo sería “inexistencialismo sartreano” raelart@hotmail.com

*Prefacio de La ceremonia des adieux (Editions Gallimard, 1981).

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VIGENCIA DE SARTRE
Más de 50 mil personas en las calles en el funeral de Jean-Paul Sartre

HEIDEGGER: en busca

¿Cómo pensar en un pensador que dedicó toda su vida a pensar, y pensaba que ese pensar que se constituía en su filosofar, se situaba fuera de lo que se ha considerado hasta hoy como filosofía?

Martin Heidegger es, sin lugar a duda, un filósofo/poeta que generó enconadas controversias filosóficas y sigue provocando ásperas polémicas sobre su breve participación en los inicios del régimen Nacionalsocialista. Mas es innegable que, Heidegger, es el pensador que con su filosofar ha marcado e influido en casi todos los ámbitos del pensamiento crítico contemporáneo en general y la reflexión filosófica en particular. Emprendió un caminar que a la vez es un pensar y una aventura cuya meta prácticamente es inalcanzable, dado que el ser de su búsqueda es, para señalarlo de alguna manera, una firme presencia ausente que lo impulsa a abrir, en forma permanente, nuevos caminos volviendo a pensar lo impensable: el ser (Sein); o, mejor dicho, restaurar la pregunta por el ser (Sein).

Echarnos a andar es hacer camino o caminar por sendas trazadas por otro pensar. El camino es una invitación a la acción, a potenciar mi voluntad de vida, a hacer de mi existencia una aventura de autenticidad o inautenticidad. Heidegger sabía lo que hacía y por qué lo hacía al escribir como epígrafe en la nota de aceptación de la publicación de sus obras completas por la editorial Klostermann: “Wege… nicht Werke (Caminos… no obras)”.

El camino es la existencia inmersa en lo posible. El camino es tiempo. Es la flor heideggeriana de tres pétalos que se abre en el mismo instante al presente, pasado y futuro. El Dasein (ser-ahí, el ser humano) es el camino y el tiempo: vive viviendo el instante primero y último de la existencia, flanqueado por el pasado a la par que con el futuro, lo sepa o lo ignore. Echarnos a andar es emprender un caminar que a su vez es una aventura, la cual, casi siempre, no sabemos a dónde nos llevará. Caminar es vivir, y en ese

instante de nuestro andar, “nos adentramos en lo que es pensar apunta Heidegger cuando pensamos nosotros mismos”. Caminar es ejercicio de la libertad y el pensamiento. “La tarea que enfrenta el pensamiento hoy día, de algún modo, no tiene precedente señala Heidegger—. Y, exige una forma totalmente nueva de pensar Este nuevo modo de pensar es más sencillo que la filosofía convencional, pero también más difícil porque requiere un uso más cuidadoso de la lengua”. Caminar y pensar es fuente inagotable de visiones, percepciones, ensoñaciones, encuentros inauditos y sorpresas prodigiosas que nos obligan a repensar y extasiarnos con la maravilla que es el ser (Sein) permanentemente en “fuga”; o, cambiar de ruta y encontrar nuevos senderos en el bosque, en la playa, en el desierto, en la tundra; y acaso, sólo sean sendas perdidas que conducen, finalmente, al encuentro con uno mismo.

«La filosofía “sirve” para seguir siendo nosotros mismos, para responder sobre los misterios más profundos de la condición humana»

Si nos echamos a andar para encontrar el ser (Sein) oculto, velado, casi siempre confundido con el ente, ¿quién nos dirá o qué nos indicará que el ser (Sein) “está” presente? La evidencia, si se me permite, será como de soslayo; sesgada, como el instante en que el relámpago ilumina la innominada noche de la nada, donde resplandece el ser (Sein) para que podamos descubrir qué es eso que nos constituye como seres humanos; y mediante esa

iluminación resplandeciente quede expuesto lo propio de la esencia que ya siempre somos; y, así, percibiremos que sólo hay ser donde hay ser humano, único ente que se pregunta por el ser (Sein).

Para comunicar su filosofar, Martin Heidegger señaló su camino al habla, un nuevo lenguaje-camino, complejo y difícil; no pocas veces “oscuro”, emparentado a los presocráticos Heráclito y Parménides. Esta praxis comunicativa se originó en la insuficiencia del lenguaje tradicional “lineal” que le impedía comunicar lo hasta entonces innombrado o aún no pensado; esto incitó por necesidad a Heidegger ha romper con dicho lenguaje en favor del “mis-

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il iiól di td tl A Wanderlust, hasta la muerte

del ser olvidado

terioso” lenguaje de los poetas como Hölderlin, Trakl y Rilke. Encontró en el lenguaje poético la libertad expresiva que le permitió sacar del ocultamiento los entes y lo que no son entes. El lenguaje poético muestra las cosas en su ser con una luminosidad que va más allá de cualquier clase de reificación.

En un recodo del camino tropezamos con la pregunta: ¿Cuál es la utilidad de la filosofía? Sabemos y conocemos las condiciones de opresión, manipulación, explotación, degradación en todos los sentidos, entre otros muchos males que afligen y flagelan a la sociedad humana a nivel planetario; será acertado, oportuno, preguntar: ¿Cuál es la tarea de la filosofía como

factor de cambio en la sociedad? En términos generales, cuando se habla de filosofía todos parecemos estar de acuerdo de lo que se habla, es decir, al hablar de filosofía sabemos de qué va Y como sabemos de qué va, consideramos apropiado interrogar a la filosofía sobre su utilidad y su misión en el proceso de transformación de la sociedad.

fa so n to ta q sa q ap u m si u te ac es ri S ci q ta ac d

El saber propio de la filosofía no necesita por lo pronto de una explicación in extenso. Nuestro saber acerca de la filosofía, está en relación directa con nuestra experiencia de la filosofía. Será determinante el sentido que revista nuestra experiencia con la filosofía, ya que de ello dependerá tanto su valor como el tipo de acción o no acción que hayamos de asignarle. Y, esta es la directriz que apertura nuestra decisión y acción real y posible, según Heidegger, para poder comprender lo que la filosofía misma es, dado que la filosofía es lo que verdaderamente somos nosotros hic et nunc, según nuestra autenticidad o falsedad, según la toma de posición que tengamos ante el mundo.

En su “Introducción a la filosofía”, Heidegger, comenta: «Pero no estamos en absoluto fuera de la filosofía, y ello no porque acaso contemos ya con ciertos conocimientos de filosofía, Aun cuando no sepamos nada de filosofía, porque la filosofía está en nosotros y nos pertenece y, por cierto, en el sentido de que filosofamos ya siempre. Filosofamos incluso cuando no tenemos ni idea de

ello, incluso cuando “no hacemos” filosofía. No es que filosofemos en este momento o en aquel, sino que filosofamos constantemente y necesariamente en cuanto que existimos como hombres. Existir como hombres, ser ahí como hombre, da sein como hombres, significa filosofar».

Al parecer estamos ante una contradicción. Si ejercemos la filosofía y permanentemente filosofamos, nada justifica que nos cuestionemos por su utilidad y por el tipo de misión que realizamos desde nuestra experiencia. Se justificaría, quizá, si se tuviera que corregir algo, de enmendar una determinada dirección o aplicación en la que ya desde antes nos movemos. Si fuese así, carecería de sentido nuestra pregunta, dado que en todo caso, tendríamos que preguntar por el valor del servicio o por la validez del objetivo, no por el objetivo mismo, ni por la posibilidad de utilizar para algo la filosofía.

Así que, la pregunta ¿Para qué sirve la filosofía? Se responde por sí misma: “¡para nada!”, porque si sirviera para algo no preguntaríamos por su utilidad.

«El que surja hoy de nuevo la pregunta por la utilidad de la filosofía afirma el filósofo Guillermo Betancourt no es sino la confirmación de que filosóficamente nos movemos todavía y hemos de movernos así por un tiempo aún muy largo en la determinación aristotélica del filosofar, según la cual la filosofía es la forma más alta de toda “praxis”, pero, precisamente por ello, “es inútil”»

A pesar de todo, el que esto escribe, fiel a la tradición de: “Traduttore, traditore (Traductor, traidor)”, y como humilde traductor del mundo donde vive, considera que la filosofía “sirve” para seguir siendo nosotros mismos, para responder y esclarecer, en la medida de nuestras capacidades, los misterios más profundos de la condición humana y, por si fuera poco, como guía para la acción transformadora de este mundo en ruinas donde se sigue escuchando el grito de Nietzsche: “El desierto crece: ¡hay de aquel que esconde desiertos!”.

mongar66@hotmail.com

*Poeta y ensayista, autor de Fragmentos sin fondo

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Problemas

de autoridad

Notas primeras

Con él, con don Jesús Reyes Heroles, cuando llegó a ocupar el cargo de secretario de Educación Pública, me tocó escuchar varias veces una consigna y un consejo que tengo profundamente grabado desde entonces (cuarenta años atrás): la política, sin cultura no existe, de ahí la importancia de hermanar la una con la otra casi como obligación si se quiere ejercer el gobierno de una manera correcta. Puede ser que en aquel entonces todavía Zygmunt Bauman aún no fuera muy conocido (en lo particular no recuerdo) y por lo tanto el manejo que él hace del concepto cultura aún no se aplicara en tanto fuerza energetizante social, pero ello no hacía falta en las pláticas de Reyes Heroles con Jorge Bustamante un poco antes de crearse el Colegio de la Frontera Norte (Colef) o con Guillermo Bonfil Batalla en Tijuana cuando de nueva cuenta la relación entre cultura y política surgía al hablar del México profundo, pues para el primero era importante poner énfasis en la cultura en la región de la frontera para paliar así los efectos negativos –decía él– de la “maquilización” de la zona, uno de cuyos efectos había sido precisamente desdibujar a nuestro México profundo, por lo que entonces se crea, en su secretaría, el Programa Cultural de las Fronteras para llevar a la práctica sus ideas.

Pero es obvio que esa relación entre cultura y política Reyes Heroles la consideraba primordial no sólo para llevarla a la práctica en la frontera, sino que esa relación era vital en toda la vida social del país para lograr así salir adelante, como nación, en todos los aspectos de la vida social diaria —esa lección le tocó impartirla desde cuando estuvo a su cargo la Secretaría de Gobernación—. ¿Qué tanto, lo así concebido por Reyes Heroles se mantiene, tiene hoy vigencia?

Es difícil establecerlo, pero el que esa relación entre cultura y política subsiste, es innegable, como podrá percibirse al leer las anotaciones en que se basa el texto siguiente.

En el camino de la cultura Acabo de ver la extraordinaria película de Chloé Zhao, Nomadland, sobre cómo, después de 2008, muchos en Estados Unidos se vieron precisados a vivir sobre ruedas y rodar por caminos trazados entre desiertos y llanuras infinitos tanto por la costa oeste como por el centro del país vecino, en recorridos donde, al llegar a las ciudades, buscan algún trabajo, asentándose allí por temporadas, pero sin que su seguridad (paz y tranquilidad) se vea perturbada, pues lo que allí predomina —tanto en caminos como en ciudades— es la autoridad. Recorridos de miles y miles de millas donde sólo de manera eventual se cruzan con patrullas policiacas.

A diferencia, acá, he vivido por estos días la experiencia desde el vuelo, hasta el viaje por carretera para llegar a donde voy, y todo el trayecto lo haces con el Jesús en la boca, pues la inseguridad es manifiesta, ya que el principio de autoridad —autoridad: el que más sabe, si nos atenemos a la etimología de la palabra— se encuentra totalmente desvanecido, lo mismo en el centro del país, que no se diga en algunas regiones como Zacatecas, Guanajuato, Veracruz, Sinaloa, por mencionar algunas. ¿Por qué ese desvanecimiento de la autoridad? ¿Dónde está el que más sabe y por eso se le respeta?

Históricamente, el desvanecimiento mencionado tiene vinculaciones estrechas con el predominio de lo militar en diversas etapas de nuestra vida pasada: desde el siglo XIX, luego de la Independencia, los regímenes militares llenaron de zozobra la vida diaria, ya que sólo el poder de las armas a la vez que acallaba las rebeliones y las invasiones, atraía, contradictoriamente, los inestables estados de paz y tranquilidad —¿de allí deviene nuestra herencia patriarcal tan

arraigada?—. La ley, por eso, era y es aún hoy letra vacua. Esa manera ficticia de autoridad, así, hasta hoy, predomina y desplaza de tal forma al acuerdo ciudadano como base primordial de la autoridad: si no hay principio de fuerza parece no haber paz en el país.

Hoy, cuando tal paradigma se quiere romper, las resistencias se hacen múltiples, en particular por parte de uno de los poderes fácticos más poderosos de hoy: el narcotráfico que, como herencia maldita del neoliberalismo, nos ha sido dejado a todos los habitantes del país y es el que más se resiste a que sea el acuerdo ciudadano como principio de autoridad el que predomine en el país, en vez del principio de fuerza (el poder militar versus el poder del narcotráfico) que durante tantos años ha sido, sobre todo en épocas recientes, se insiste, el dominante en el país (relaciones, muchas veces, no de enfrentamiento entre uno y otro —poder militar versus poder del narcotráfico— sino de extraña complicidad —la Operación Cóndor allá por los ochenta—).

Es decir, pacificar el país no es nada fácil, pues la subsistencia de la contradicción acuerdo ciudadano sometido al principio de fuerza que ha caracterizado al país desde muchísimo tiempo atrás —principios del XIX hasta hoy— ha impedido durante todo ese tiempo que en el país predomine un clima de paz y tranquilidad basado en un principio de autoridad sustentado en el acuerdo ciudadano —donde se supone radica la sabiduría social primordial—.

Romper ese patrón cultural, entre otros varios,

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ENTRETELONES

es sin duda uno de los retos sociales más arduos que se vislumbran para el presente y el futuro entre nosotros. Y, lo más importante, comenzar a darnos cuenta de que ello hay que analizarlo precisamente en términos culturales y no sólo de estrategia militar, como aquí se ha intentado plantear En otras palabras, tal como se establece en Nomadland, la autoridad es más que nada cultura y no poder militar como falsamente, durante dos siglos, lo ha considerado el Estado en México.

Administración y política

Hasta hoy, por lo hasta aquí por mí investigado, poco se ha estudiado sobre el porqué, desde mediados del XIX al Estado en —su faceta de administración pública— le ha tocado la tarea, en México, de cobijar en su seno a muchos intelectuales y creadores artísticos. Ellos, desde aquellas épocas, ocuparon diversos cargos públicos Guillermo Prieto, Payno, Altamirano, Riva Palacio, varios otros— que no sabemos qué tanto esta condición les permitió apoyar o no su obra de creación o de indagación intelectual. Como sea, pero desde entonces existe, en México, la tendencia a que es el Estado quien debe dar protección y sustento a quienes dedican una buena parte de su tiempo disponible a obras de creación. Esta tendencia se fortaleció, directa e indirectamente, después de la Revolución, pues desde entonces el Estado favoreció con becas y estímulos diversos a quienes se dedicaban a la creación artística o tareas propias de la intelectualidad.

En mucho opuestos a los simbolistas —quienes, con su espíritu anárquico, poco o nada tenían que ver con el Estado–, muchos de los in-

telectuales y creadores artísticos del país desde mediados del XIX, como se mencionaba, han sido proclives a estar vinculados con el Estado, porque saben que él, virtualmente, es quien mayores recursos económicos aporta y destina a la promoción de las artes y la investigación científica (hoy con becas y estímulos y, de manera ocasional, todavía con puestos como en el servicio exterior) y de ahí esa vinculación tan estrecha —enfermiza, quizá, como cuando Echeverría— entre intelectuales diversos y Estado en el país. Fuente ello, entre otras cosas, del nacionalismo revolucionario en las artes. Por eso hoy, cuando el Estado se ha vuelto austero de diferentes maneras y tiende a ser así un Estado disminuido (ya no el capo de épocas pasadas) uno, sin querer, se pregunta: ¿qué tanto esa austeridad va a modificar las relaciones entre Estado e intelectuales y creadores?, ¿qué harán estos segundos ante cambio tan brusco de las reglas del juego, si su relación con el Estado se modifica impactará en algo a las cuestiones políticas del país?

Tal triunfo de la administración sobre la política, que ha generado al Estado disminuido de hoy, se inscribe en los cambios, más amplios (rompimiento con ciertos sectores de la burguesía), que desde tiempo atrás el régimen de la denominada 4T considera como válidos, coyunturalmente, para la actual etapa histórica por la que atraviesa el país, al margen de que ello implique reducir así el universo poblacional con el cual llegó al poder y que en términos numéricos, esos sectores, hasta hoy, poco representan —según lo considera la 4T y más que nada

el caudillo—. ¿Esa pérdida cuantitativa cómo se va a traducir en lo cualitativo?, es una pregunta cuya respuesta hasta ahora no es clara, pues los sectores afectados no tienen acceso a medios de comunicación amplios y su presencia en las redes, si bien es más sensible hasta hoy ha tenido repercusiones escasas y dispersas. ¿Serán pues, así, sectores —el de los artistas y creadores intelectuales— que no tienen mayor importancia política? Si eso no es tal, ¿ese menosprecio de esos sectores tendrá su reflejo a la hora de futuras votaciones nacionales?

¿Por qué las preguntas anteriores? Porque un Estado disminuido representa también una disminución de la autoridad entendida como la experiencia y sabiduría que le dan presencia social al Estado, y ése sí es un problema que hay que discutir a fondo: ¿austeridad o preservación de la autoridad? Es, sí, un problema cultural en verdad complejo.

Como sea, la existencia del Estado disminuido —hasta aquí apenas esbozada— es significativa por ser ella, como sea, un cambio estratégico en el papel que el Estado había venido jugando desde tiempo atrás en nuestro país y que aún no se sabe qué repercusiones políticas y administrativas—vendrán con ello. Pronto, debe considerarse, se tendrá conocimiento de lo anterior con los sucesos por venir

El Estado disminuido

“La política, sin cultura no existe, de ahí la importancia de hermanar la una con la otra casi como obligación si se quiere ejercer el gobierno de una manera correcta”

Termina aquí esta serie de reflexiones sobre la autoridad y el Estado, insistiendo en que este segundo, sin la primera —que es saber y experiencia, insisto—, virtualmente es nada o no tiene razón de ser, por eso, ¿es el actual un Estado carente de saber, desde el momento en que hasta hoy —entre otras cosas del mismo tenor— ha sido incapaz de construir un partido político que conduzca, con coherencia, el proyecto de cambio político que se enarbola? ¿Es sólo un Estado disminuido, sin autoridad, si se toma en cuenta lo siguiente? Surgido, en efecto, el gobierno actual de un arcoíris amplísimo de población de todos los colores y creencias políticas, ha considerado que ese amorfo frente amplio que le dio el triunfo debe seguir así hasta el infinito, considerando que ésa es la mejor manera de preservar la continuidad no del gobierno sino del proyecto político en que éste se sustenta.

¿Falsa o verdadera esa creencia? Por ende, ¿falso o verdadero el régimen de gobierno actual? ¿Tiene posibilidades de continuar como proyecto de largo alcance—?

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Imagen de la película Nomadland

No es fácil bordar, escribiendo, sobre el dilema antedicho, aunque sí es fácil decir que la asociación de cuates que hoy le da vida a Morena, que se supone es el partido que le da sustento al actual régimen de gobierno ha logrado con facilidad relativa —sustentado en la figura aún paradigmática de AMLO— triunfar venciendo diferentes escollos —que se concretan en una oposición muy disminuida, pues ésta, desde 2018, quedó muy debilitada— en las contiendas electorales más representativas en las que ha participado, llevando al triunfo a candidatos básicamente de dulce (cercanos y genuflexos ante el Jefe Máximo, pero carentes de una ideología cercana al cambio social) que gobiernan sin ninguna definición ideológica y enfrentando, no resolviendo, como Dios les da a entender los agudos problemas sociales heredados por más de 30 años de un neoliberalismo depredador que dejó en ruinas a todo el cuerpo social del país.

Carente de un diagnóstico riguroso y, por ende, sin un plan puntual para enfrentar los gravísimos problemas sociales heredados, ello obligó a que la atención del gobierno se centrara en lo inmediato (las “mañaneras”), sin que a lo estratégico, hasta ahorita, se le haya puesto atención, lo cual, en un futuro próximo, puede deparar sorpresas amargas, tal y como ha sucedido ya a otros regímenes similares —Lula, Correa, Evo, en lo más inmediato; Alvarado, Arbenz, en un pasado más lejano—. Esa pérdida de autoridad (de saber) se concreta en que centra su atención en lo inmediato —en términos de tiempo y de espacio— como eje de gobierno, sin darse cuenta de que más allá de todo radican precisamente las cuestiones estratégicas que, entre otras cosas, permiten consolidar no al gobierno que se preside, sino al proyecto de cambio social que se enarbola, sin negarle importancia a ninguno de los dos —ni a lo inmediato ni a lo estratégico—. Y es allí donde, también en lo inmediato, ocupa un lugar central la construcción del partido como base de proyección del proyecto social en ciernes, el que nunca termina de madurar dado que él, al menos hasta hoy, no es una cuestión inmediata, dado que, hasta hoy, se insiste, ese remedo de partido que existe —y que no es partido, sino un amorfo frente amplio— ha sido más que suficiente, así lo consideran los seguidores del caudillo, para resolver las contiendas electorales inmediatas, lo que es su única y primordial preocupación partidaria.

Esa visión fácil de las cosas por parte de quienes son los responsables del proyecto de gobierno actual, configura en la práctica al Estado debilitado que hoy existe, cuya sabiduría y experiencia son escasas y que sólo con muchas dificultades podrán lograr proyectarse con la fortaleza debida a mediano y largo plazo, no como gobierno sino como nuevo proyecto de organización social, que logre sacar al país del estado de indefensión en que lo dejaron los gobiernos del neoliberalismo.

¿Habrá oportunidad de tener, lo más pronto posible, un Estado mucho más fortalecido que el actual? Esa pregunta habría que planteársela a Reyes Heroles —no queda hoy sino leerlo o recordar sus pláticas y discursos sobre la materia— para que él la conteste en términos de las complejas relaciones que se establecen entre cultura y política, pues es allí donde está el meollo de la cuestión aquí planteada: ¿cómo construir la autoridad en la época actual en un país como el nuestro?

gomeboka@yahoo.com.mx

*Sólo estructurador de historias cotidianas. Profesor jubilado de la UPN/Ensenada

LETRA

LÍQUIDA

De la broma y la extensión

POR JOSÉ BARBOSA*

De los cambios que acontecen poco a poco en el habla cotidiana de la gente está ese fenómeno léxico semántico que se denomina extensión de significado. En las extensiones de significado de las palabras hay mucho de compartir rasgos, y así ocurre en figuras de traslación como la metáfora, por ejemplo, y otras figuras retóricas de las que se hace uso apenas sin pensarlo. Es decir, donde haya rasgos de semejanza que permitan hacer las comparaciones de las que mucho se necesita para hacer el juego, la broma y el escarnio de los otros. “Vamos a comer gente, dicen”.

La gente de mar, por ejemplo, conoce a ese molusco con forma de gusano que se llama broma o teredo. El sustantivo viene del griego brôma que a su vez tiene su origen en bibroskein, “comer con avidez”. Y así hacía este pequeño molusco marino cuyos caparazones como quijadas operan para taladrar las galerías de los barcos antiguos y nutrir de este modo su magro cuerpo con la celulosa de la madera. Eran un peligro, pues se instalaban para vivir a perpetuidad en una profundidad de unas tres decenas de centímetros en el cuerpo del navío.

Hay quienes afirman que la palabra broma ya se utilizaba de este modo en la lengua castellana en el siglo XVI y a finales de esa centuria ya se la tenía por “incómoda, molesta, fastidiosa” o pesada por la pesadez de las embarcaciones atestadas de la broma. Ya en el siglo XVIII significaba burla o chanza, en el XIX, diversión o fiesta. Ahora la tenemos por guasa, pulla, mofa, chiste, jocosidad y un extenso etcétera, como extendido ha quedado, ya se ve, el significado del diminuto pero nunca inofensivo molusco en forma de gusano, que hacía palidecer a los marinos de siglos pasados.

Jorge Luis Borges (1899-1986) lo hizo en ese poema pesado, comelón, burlón, lleno de escarnio, al poeta de uno de los siglos de oro español llamado Baltasar

Gracián (1601-1658). Y lo hizo desde esta forma laboriosa, donosa y descarnada de la broma: “Laberintos, retruécanos, emblemas/ helada y laboriosa nadería,/ fue para este jesuita la poesía,/ reducida por él a estratagemas./ No lo movió la antigua voz de Homero/ ni ésa, de plata y luna, de Virgilio;/ no vio al fatal Edipo en el exilio/ ni a Cristo que se muere en un madero.// A las claras estrellas orientales/ que palidecen en la vasta aurora,/ apodó con palabra pecadora/gallinas de los campos celestiales.// Tan ignorante del amor divino/ como del otro que en las bocas arde,/ lo sorprendió la Pálida una tarde/ leyendo las estrofas del Marino.//  Su destino ulterior no está en la historia;/ librado a las mudanzas de la impura/ tumba el polvo que ayer fue su figura,/ el alma de Gracián entró en la gloria.// ¿Qué habrá sentido al contemplar de frente/ los Arquetipos y los Esplendores?/ quizá lloró y se dijo: Vanamente/ busqué alimento en sombras y en errores.// ¿Qué sucedió cuando el inexorable sol de Dios, La Verdad, mostró su fuego?/ Quizá la luz de Dios lo dejó ciego/ en mitad de la gloria interminable// Sé de otra conclusión. Dado a sus temas/ minúsculos, Gracián no vio la gloria/ y sigue resolviendo en la memoria/laberintos, retruécanos y emblemas”.

jruiz_barbosa@hotmail.com

*Estudió Lenguas y Literaturas Hispánicas

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Jorge Luis Borges

La nura y prestigio de la lengua escrita

Sin duda, es magia y asombro ver reflejado lo que se piensa en un soporte que bien puede ser papel, tierra, cemento o medio electrónico. Aquella ocurrencia, poema, idea brillante o reflexión no se perderá; seremos recordados por esas letras escritas, de muchas maneras. Se hace invaluable la lengua escrita por razones de concepto de autoría, la posesión de un “pensamiento original” o el registro de los hechos por aquél que se erige dueño de sus palabras.

Aprender una lengua, dominarla hasta cierto punto y luego tener la habilidad de plasmarla de manera escrita se aprecia como un proceso complejo en comparación con la producción del texto oral. Ferreiro (2002) anota: “La escritura es un lenguaje sacado del tiempo de la enunciación, que hace simultáneo lo sucesivo y permite comparaciones nuevas. Permite, de hecho, otras formas de análisis. Al hacerse escritura, el lenguaje se convierte en un nuevo tipo de objeto con otras propiedades. Estas nuevas propiedades son las que, a su vez, van a contribuir a generar nuevos observables”, ante estas afirmaciones de Ferreiro también cabe preguntarse por las propiedades latentes de la lengua oral y su posibilidad de aportar nuevas visiones de la realidad.

Ya que establecemos, siguiendo a Ferreiro, la noción de hablar bien como correspondencia de escribir “bien” hay que reconocer que la escritura da de por sí una estructura que se contiene a sí misma pero también encuadra fríamente lo que decimos y hacemos. ¿Condiciona nuestro hacer o permea nuestro proceso creativo sólo lo que puede plasmarse con la palabra escrita?

observadores de reglas ortográficas y cierto conocimiento de la gramática, estamos ante un dispositivo artificial que al adquirirlo será valorado constantemente. Ahora mismo, esta escritura será evaluada como convincente o no de acuerdo a mi destreza en acomodar y combinar ítems gramaticales de acuerdo con una sintaxis que alcance una coherente argumentación del tema.

“Las maneras de la oralidad en diferentes escenarios circunscriben los actos del habla de los usuarios también como los de la lengua escrita”

Si partimos de que la lengua escrita no nos ha sido dada de manera natural, sino que entramos a ella a través de una iniciación metodológica plagada de reglas y debe ser la aspiración de llegar a ser buenos escritores y por lo tanto buenos

De igual manera y en relación a la lengua escrita creo que puede acusarse a la oralidad de no cubrir las necesidades de los hablantes según se condicione el idioma, por ejemplo, al ser el español una lengua hegemónica y de prestigio en México, vital en el ámbito jurídico, medios de comunicación, libros de texto, publicaciones de libros y revistas e imperante en medios electrónicos; somete a otras lenguas minoritarias como el mè’phàà a usarse en ámbitos de ritualidad o espacios domésticos; a esto el poeta Hubert Matiúwaà dice: “Los mè’phàà nos ahogamos en el español”, porque no hay maneras exactas de representar el mismo tiempo, de contar lo cotidiano en términos que sean significativos o que transporten una misma carga simbólica en ambas lenguas.

Las maneras de la oralidad en diferentes escenarios circunscriben los actos del habla de los usuarios también como los de la lengua escrita.

Reflexiono que un gran valor que se le adjudica a la lengua escrita es su materialidad, su manera de presentarse ante nosotros: una fisicalidad de la que carece la lengua oral, en tanto la escrita puede contenerse en un libro que ofrece al lector la oportunidad de repasar caracteres y grabarlos en la memoria o conversar con ellos. Creo que hay un rasgo muy importante de fisicalidad es atributo de la lengua oral al lograr cosas cuando se le convoca; un texto oral como una orden, regaño, mensaje amoroso pueden tener su representación al manifestarse en el otro como una reacción a él.

Ferreiro ataca el argumento de que “la escritura refleja las ´intuiciones´ de los hablantes, no se trata de las intuiciones de los alfabetizados de hoy, sino de las intuiciones de los creadores, intuiciones que hay que tratar de reconstruir precisamente a través de esa misma escritura”. Es decir, que no son los ciudadanos comunes quienes han iniciado esa reflexión metalingüística basada en sus propias “intuiciones” sino que han aceptado, como un contrato lingüístico social el aprendizaje de fórmulas, alfabetos y reglas gramaticales impuesta desde las instituciones y el Estado. La gran pregunta es y será siempre si el condicionamiento de esas formas que llegan por medio de la escritura, determinan la manera en la que resolvemos los problemas del mundo o simplemente nos despojan de otra humanidad, que podría ser más acorde a la naturaleza y menos sometida a la angustia de la corrección y necesidad del registro escrito.

¿Son nuestras las palabras con las que interpelamos al mundo y a los que nos rodean o las esgrimimos en defensa y como escudo contra la fragmentada realidad en la que sobrevivimos?

Ferreiro, E. (2002) Relaciones de (in) dependencia entre oralidad y escritura. Gedisa.

premoniciones@hotmail.com

*Es docente y traductora. Escribe artículos, ensayos, cuentos y poesía

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Cuando la guerra se vuelve literatura

La guerra es mucho más antigua que la palabra escrita. Muchos milenios antes de las tablillas de Sumeria y el alfabeto fenicio, el Homo sapiens sabía guerrear, comer, matar, fornicar, sobrevivir. Durante miles de años no hicimos otra cosa. Si es verdad que el primer gran genocidio fue el cometido por los sapiens contra los neandertales, la única certidumbre es que no hubo palabra escrita para narrarlo.

Después inventamos la poesía y lo primero que hicimos fue cantar a la guerra: “Canta, oh musa, la cólera del Pélida Aquiles; cólera funesta que causó infinitos males a los aqueos y precipitó al Hades muchas almas valerosas de héroes, a quienes hizo presa de perros y pasto de aves” Gracias a la Ilíada sabemos que hace más de tres milenios Troya fue asediada y masacrada como hoy lo está siendo Ucrania. Tal vez no sea para enorgullecernos, pero la guerra ha inspirado algunas de las mejores páginas de la literatura universal. Hoy les comparto esta personalísima lista con las obras que como lector me han dejado una huella más profunda.

Ilíada- Por supuesto, debemos comenzar con la madre de todas las epopeyas. En 24 rapsodias y 15 mil 693 versos, Homero (cuya autoría y existencia aún son discutidas) nos narra el drama del último año de la guerra de Troya. La rabia de Aquiles, los celos de Agamenón, el honor de Héctor, el amor paternal de Príamo. Uno de los pilares de nuestra cultura que tres milenios después nos sigue conmoviendo.

El arte de la guerra- La matriz de la que amamanta la táctica y la estrategia bélica a través de los milenios.

Escrita por el maestro militar chino Sun-Tzu en el Siglo a.C., pero publicada en Europa hasta el siglo XVIII, estos trece capítulos han inspirado lo mismo a estrategas militares de todo el mundo que modernos empresarios y tiburones financieros.

litar lo V urorado a tibuuerra l tema por los ra gran primera rimera Guerra Mundial, donde herido

Comentarios de la Guerr de las Galias- Llegué al gracias a mi añeja afición por los cómics de Astérix. Primera obra testimonial escrita de primer mano por un señor de la guerra. En ella, Cayo Julio César narra en tercera persona y con elevadas dosis de egocentrismo ocho años de campaña militar romana en lo que hoy son territorios de Francia, Bélgica y Suiza.

Historia verdadera de la conquista de la Nueva España- Pese a que el Zeitgeist actual la ha puesto en duda y la ha sentado en el banquillo de los acusados, la de Bernal Díaz del Castillo sigue siendo la obra fundamental para entender y dimensionar la Conquista de México. El choque de dos culturas narrado por un lector del Amadís de Gaula. Imprescindible leer también las Cartas de relación de Hernán Cortés.

Guerra y paz- El gran mural de una época, la novela total por excelencia en la que León Tolstói narra medio siglo de historia rusa con epicentro en la invasión napoleónica a Moscú extendiéndose hasta la revuelta Decembrista y las primeras tentativas revolucionarias. Del campo de batalla a las intrigas palaciegas y la revuelta callejera, Tolstói fue el gran muralista narrativo de su siglo.

undial, fue catorce veces. Acaso la primera gran narrativa vivencial de un combatiente de bajo rango desde el horror del campo de batalla. Señalado por glorificar la guerra, su contraparte es Sin novedad en el frente de su compatriota Erich María Remarque, donde se narra el horror de la guerra sin pizca de heroísmo y desde una visión antibelicista.

decadencia de la División del te. La primera obra de guerra escrita por una mumexicana.

opa vieja- El llamado novelista del soldado, FranL. Urquizo, narra esta desde la mirada de Espiridión Sifuentes, un forzado del ejército federal porque debe combatir a la revolución maderista. En lo permi novela favorita de la Revolución, si bien el gran clásico imperdible es Los de abajo, donde el médico militar Mariano Azuela da cuenta de las andanzas del campesino zacatecano Demetrio Macías. Imperdible también Se llevaron el cañón para Bachimba de Rafael F. Muñoz, legado literario de la rebelión orozquista.

“Gracias a la Ilíada sabemos que hace más de tres milenios Troya fue asediada y masacrada como hoy lo está siendo Ucrania”

Adiós a las armas- La gran novela de amor y guerra con elevados tintes autobiográficos donde Ernest Hemingway plasma sus vivencias como conductor de una ambulancia en la Italia de la Primera Guerra Mundial, inmortalizando el romance entre el soldado Frederick Henry con la enfermera Catherine Barkley. Un extraordinario complemento del mismo autor es Por quién doblan las campanas donde Hemingway refiere el horror de la guerra civil española donde fungió corresponsal.

Dios en la tierra- Uno de mis cuentos favoritos de todos los tiempos. Un desgarro ontológico y un derroche de fuerza prosística con que José Revueltas narra el odio ciego de la Guerra Cristera como si se tratara de un relato del Antiguo Testamento.

El diario de Ana Frank- El drama y el infierno del holocausto contado a través de los ojos de una niña judía de Ámsterdam que permaneció oculta dos años y medio y acabó muriendo en el campo de concentración de Bergen-Belsen. Mi hijo Iker la está leyendo como parte de su materia de lectura en sexto de primaria y al ver sus emociones y su reacción, compruebo la vigencia e inmortalidad de este diario.

Tempestades de acero- El testimonio del soldado raso alemán Ernst Jünger desde las trincheras de la

Cartucho. Relatos de la lucha en el norte de México- La tormenta revolucionaria villista en Chihuahua y Durango, narrada desde la mirada de una joven con un lenguaje franco y sencillo. No es una novela, sino un conjunto de pequeños relatos y anécdotas breves donde se plasma la

El violonchelista de SarajevoMe confieso un apasionado del tema de la Guerra de los Balcanes y acaso una de las mayores herencias literarias que nos ha legado el conflicto es esta novela donde Steven Galloway narra la supervivencia de la belleza, el arte y la dignidad en medio de la catástrofe en la persona

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decaden Nort guerr jer me Trop novelis cisco L novela d de iriano qu

de un chelista que toca en las calles de una ciudad asediada por los francotiradores. Imperdibles también El ministerio del dolor de Dubravka Ugrešic o Como si yo no estuviera de Slavenka Drakulic, ambas croatas, que refieren el dolor del exilio balcánico, la maternidad de las refugiadas de guerra y la omnipresencia de los traumas. Muy recomendable también Andjela de Vladimir Arsenijevic.

Soldados de Salamina- La historia de lo que pudo haber sido, las infinitas posibilidades del hubiera en ese gran tornado de almas que es la guerra. Javier Cercas traza la definición de dos caminos de vida, dos destinos encarnados a perpetuidad por un fusilamiento fallido, un instante de duda y titubeo al fragor de la batalla en la guerra civil española. El pasado bélico es el presente y nunca deja de mutar y rescribirse.

La guerra no tiene rostro de mujer- En esta obra coral y polifónica, la Nobel bielorrusa Svetlana Alexiévich da voz a decenas de mujeres sobrevivientes de la Segunda Guerra Mundial y las invasiones del Ejército Rojo en las antiguas repúblicas soviéticas. Narrativa oral donde sencillas mujeres de pueblo comparten su testimonio de fortaleza e integridad en medio del infierno.

Como toda lista, la que aquí comparto con ustedes adolece de una terrible subjetividad y obvia decir que faltan muchísimas obras que merecen la pena ser leídas, como sin duda merecerá la pena leer la literatura que el conflicto en Ucrania nos legará en el futuro mediano o inmediato, pues la guerra, por desgracia, parece ser un lastre eterno, pero este lastre suele heredar inspiración y algunos libros inmortales.

LA SACRALIZACIÓN DE LA CHAMPIONS LEAGUE

¿En qué se parece el fútbol a Dios?, pregunta Galeano en El futbol a sol y sombra. Y responde: «En la desconfianza que le tienen muchos intelectuales y en la devoción que le tienen muchos creyentes». El futbol es la religión oficial de millones de personas, por lo menos durante noventa minutos, aunque a veces el calvario se extiende y la agonía termina en penitencia. Doce pasos. Un milagro. El gol y la gloria. «Una religión sin ateos» que está a punto de cerrar su ciclo litúrgico y como todos los años lo hace con uno de sus símbolos a la cabeza: Sadoc, el Sacerdote. El himno de la Champions.

Gadamer en Verdad y método dice que «el verdadero drama ocurre solamente cuando se juega y la música resuena» Pero no cualquier música, sino uno de los Himnos que Händel compuso para la coronación del Rey Jorge II en 1727 y al que llamó Sadoc, el Sacerdote Lo interesante de esta composición es lo que sucedió casi doscientos años después. En 1922 se encargó a Britten que realizará los arreglos de lo que terminaría convirtiéndose en el himno oficial de la Champions, sin embargo, lo que nos interesa ahora es hablar sobre el salto de lo sagrado a lo profano, de la secularización de ciertos contenidos teológicos que se han utilizado para consagrar la Champions como uno de los torneos más prestigioso a nivel mundial. ¿Cómo se produjo este proceso desacralizador?

lidad, aunque como dice Frazer, de una realidad que corresponde «al período más primitivo de la historia religiosa».

“El futbol no sólo es una religión de masas que tiene gusto por las cosas mundanas, sino también un apetito desmedido por las cuestiones sagradas”

Expropiado el bien eclesiástico se produce el segundo evento. Se legitima e institucionaliza a Sadoc como el himno de la Champions. Al ponerle esa música y con el trasfondo sagrado que le antecede, el torneo dejó de ser un evento cotidiano para transformarse en un acto excepcional. Entonces, cuando Britten hace los arreglos no solo tiene en mente la estructura original del torneo; es decir, la reunión exclusiva de los campeones de sus respectivas ligas, sino que además lo convierte en el acontecimiento anual más esperado y tremendamente codiciado por los grandes beneficios económicos que genera. El futbol es una religión altamente rentable.

danibasave@hotmail.com

*Escritor y periodista. Reside en Tijuana desde 1999. Autor de Juglares del bardo, El lobo en su hora, Bajo la luz de una estrella muerta

El primer evento de la fase expropiadora de los bienes eclesiásticos comenzó con la adaptación que Händel realizó de 1 Reyes 1: 38-40, texto bíblico que habla sobre la consagración de Salomón como rey de Israel. Lo que hizo Händel fue tr ansferir simbólicamente el sentido teológico de ese acto a la coronación del Rey Jorge II de Inglaterra. Que Händel haya utilizado el texto de Reyes para componer Sadoc y que se haya tocado en el momento de la unción de Jorge II como rey no es casualidad. El significado es poderoso porque al utilizar la figura de Salomón, lo que está haciendo en realidad es restituir simbólicamente el carácter sagrado de los reyes y perpetuar la creencia de que hay seres humanos dotados de poderes divinos. Idea ridícula, sin duda, pero que también forma parte de nuestras visiones de la rea-

Desde esta perspectiva, el futbol no sólo es una religión de masas que tiene gusto por las cosas mundanas, sino también un apetito desmedido por las cuestiones sagradas. Por esta razón, lo que antecede al juego es el Himno y al hacer esto se dota a cada encuentro de un aura de solemnidad en donde la competencia en sí misma ya es un acto de coronación. Y esto no es un hecho vacío, sino determinante porque para eso peregrinan los fieles a la catedral. Todo acto de coronación es una fiesta y la Champions resignificó el sentido religioso de la coronación por el de competición y premiación. Derramó la unción salomónica sobre el torneo y se apropió del sentido sagrado. Un evento que desacraliza a otro para elevarse a la misma categoría que ese no es más que el resultado de la «estupidez de los tiempos modernos».

*Filósofo y catedrático universitario

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esía
Imagen: Cort

El Nembutal, combinado con Fenitoína, deja de ser un sedante hipnótico y pasa a convertirse en la principal herramienta de la eutanasia animal.

En una suma de 40 ó 50 píldoras —gusanos que todavía alimentan a Hollywood—, las consecuencias forenses son extraídas de sales irrastreables: en el cuerpo de la mujer de 36 años no hay restos de cristales refractarios por ningún lado, ni en estómago ni en el espíritu.

Ese domingo 5 de agosto de 1962, la ciudad de Los Ángeles recibe la noticia de la sobredosis platino. Los pastos caseros de toda una nación se dejan mecer por el éxito del momento, Roses are red (My love), interpretada por Bobby Vinton: “Las rosas son rojas, mi amor./ Las violetas son azules./ El azúcar es dulce, amor mío./ Pero no tan dulces como tú”

Los únicos “cristales”, un frasco de Nembutal y otro de Hidrato de cloral, son los testigos que velan una teoría no resuelta y exponen una mano extendida a un teléfono que nadie responde…

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Ernesto Cardenal —“franciscano”, igual que Jim Morrison, no desconocía que “todos los poemas llevan un lobo dentro”— ha escrito una de las plegarias más significativas en la poesía de nuestro tiempo: “Oración a Marilyn Monroe”, versos que ofrecen la radiografía psíquica en la noche de los demonios y mantienen el fuego húmedo de algunos deseos:

“Señor/ recibe a esta muchacha conocida en toda la tierra con el nombre de Marilyn Monroe/ aunque ése no era su verdadero nombre/ (pero Tú conoces su verdadero nombre, el de la huerfanita violada a los 9 años y la empleadita de tienda que a los 16 se había querido matar)/ y ahora se presenta ante Ti sin ningún maquillaje/ sin su Agente de Prensa/ sin fotógrafos y sin firmar autógrafos sola como un astronauta frente a la noche espacial./ Ella soñó cuando niña que estaba desnuda en una iglesia/ (según cuenta el Time)/ ante una multitud postrada, con las cabezas en el suelo/ y tenía que caminar en puntillas para no pisar las cabezas./ Tú conoces nuestros sueños mejor que los psiquiatras./ Iglesia, casa, cueva, son la seguridad del seno materno/ pero también más que eso.../ Las cabezas son los admiradores, es claro/ (la masa de cabezas en la oscuridad bajo el chorro de luz)./ Pero el templo no son los estudios de la 20th Century-Fox./ El templo —de mármol y oro— es el templo de su cuerpo en el que está el Hijo del Hombre con un látigo en la mano expulsando a los mercaderes de la 20th Century-Fox 25 que hicieron de Tu casa de oración una cueva de ladrones.//

Señor/ en este mundo contaminado de pecados y radioactividad/ Tú no culparás tan sólo a una empleadita de tienda./ Que como toda empleadita de tienda soñó ser estrella de cine./ Y su sueño fue realidad (pero como la realidad del tecnicolor)./ Ella no hizo sino actuar según el script que le dimos./ —El de nuestras propias vidas—./ Y era un script absurdo./ Perdónala Señor y perdónanos a nosotros/ por nuestra 20th Century/ por esta Colosal Super-Producción en que todos hemos trabajado./ Ella tenía hambre de amor y le ofrecimos tranquilizantes./ Para la tristeza de no ser santos/ se le recomendó el Psicoanálisis./ Recuerda, Señor su creciente pavor a la cámara/ y el odio al maquillaje —insistiendo en maquillarse en cada escena—/ Y cómo se fue haciendo mayor el horror/ y mayor la impuntualidad a los estudios.//

«Los únicos “cristales”, un frasco de Nembutal y otro de Hidrato de cloral, son los testigo que velan una teoría no resuelta y exponen una mano extendida a un teléfono que nadie responde…»

Como toda empleada de tienda/ soñó ser estrella de cine./ Y su vida fue irreal como un sueño que un psiquiatra interpreta y archiva./ Sus romances fueron un beso con los ojos cerrados/ que cuando se abren los ojos/ se descubre que fue bajo reflectores/ ¡y apagan los reflectores!/ Y desmontan las dos paredes del aposento (era un set cinematográfico)/ mientras el Director se aleja con su libreta/ porque la escena ya fue tomada./ O como un viaje en yate, un beso en Singapur, un baile en Río,/ la recepción en la mansión del Duque y la Duquesa de Windsor/ vistos en la salita del apartamento miserable./ La película terminó sin el beso final./ La hallaron muerta en su cama con la mano en el teléfono./ Y los detectives no supieron a quién iba a llamar./ Fue/ como alguien que ha marcado el número de la única voz amiga/ y oye tan sólo la voz de un disco que le dice: WRONG NUMBER./ O como alguien que herido por los gángsters/ alarga la mano a un teléfono desconectado.//

Señor/ quienquiera que haya sido el que ella iba a llamar/ y no llamó (y tal vez no era nadie/ o era Alguien cuyo número no está en el Directorio de Los Ángeles)/ ¡contesta Tú el teléfono!”

No estoy obligado a citar de profundis, lo sé. Pero considero que la totalidad del la plegaria de Cardenal nos planta en la cadencia, como una presa paralizada entre los dientes, como un vestido caliente untado en la piel, como la

picadura

pesadillas…

Repaso alguna monografía de M-M y termino contemplando un cuadro que, por las paredes, hace tiempo me acompaña. Busco a mi Marilyn en internet y el algoritmo me planta una imagen, conocida ya, la cual me regala nuevamente aires de hojas frescas en una primavera clara: ella, Norma Jeane Bake, lee y se nota que lee…

¿Para salvarse de sus pensamientos?

No, no lo creo. Más bien considero que si no lo era para abastecerse del combustible flamígero de la inteligencia, la poesía y la resurrección, sí lo fue para terminar de hacer de ella algo más que una cuestionable dama ilustre: una belleza que emana, como Venus de las bibliotecas, a la nobleza de espíritu, en tiempos bellezas diezmadas, como no ha dejado se suscitarse desde entonces.

La fotografía corresponde a su temporada en el paraíso con el escritor y dramaturgo Arthur Miller, quien más que nadie, a partir de la lectura y el amor, la valoró e intentó salvarla de su cada vez más aguda depresión.

La consideraba la “poeta de la sonrisa” (triste).

Cuando ella fallece, en las trágicas circunstancias que todos conocemos, con el dolor de una justicia valiente, él declara: “Ella hubiera querido recitar sus versos a una multitud, pero esa multitud sólo estaba interesada en arrancarle la ropa”.

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de un amanecer al interior de todas las
raelart@hotmail.com *Escritor y editor
“Ella hubiera querido recitar sus versos a una mul tud, pero esa mul tud sólo estaba interesada en arrancarle la ropa”, declaró A Miller.

LA OBRA DE ARTE COMO

“Como imagen simbiótica de otras imágenes, lo pictórico es una constelatoria crítica del mundo aparente y una constelatoria poética hacia otro mundo distinto”, Heriberto Yépez (1974), escritor, ensayista, poeta y traductor

“(La Trienal de Tijuana) es un dispositivo en curso, cuyos impactos no podremos valorar del todo sino hasta el paso de los años”, Álvaro Blancarte (1934, 2021), artista plástico

Concebida a partir de una idea y concepto del artista plástico Álvaro Blancarte (Culiacán, Sinaloa, 1934, Tecate, Baja California, 2021) para promover y conocer nuevas formas de aproximación a la pintura, la Trienal de Tijuana I. Internacional Pictórica, una celebración en torno al arte desde lo pictórico, reúne desde el 8 de octubre de 2021 y hasta de mayo de 2022 la obra de 145 artistas de 14 países en cinco salas y tres espacios públicos del Centro Cultural Tijuana (Cecut).

El maestro Blancarte, bajo la anuencia y apoyo institucional del Cecut, propuso un certamen que se celebrara cada tres años para reunir lo mejor de la pintura a nivel mundial y exhortar a la comunidad artística

regional a reflexionar sobre su obra, explorar nuevas vertientes y trabajar con artistas de otras latitudes.

A partir de dicho detonante, el equipo del centro se comprometió con el proyecto y emitió una convocatoria en 2020, a la que respondieron artistas de 23 países con 547 obras creadas entre 2017–2020, de las que se seleccionaron 145 provenientes de Argentina, Brasil, Colombia, Chile, Ecuador, Venezuela, España, Italia, Países Bajos, Reino Unidos, Estados Unidos, Canadá, Corea del Sur y México.

Convocatoria, selección y premiación

La convocatoria fue organizada por la Secretaría de Cultura, a través del Cecut y con la colaboración del Comité Organizador, integrado por Roberto Rosique (investigador), Heriberto Yépez (conceptualizador), Carmen Hernández (curadora en jefe) y Alessandra López Moctezuma (curadora invitada).

Entre las bases de la misma se establecían los objetivos de reflejar el estado actual e innovación de lo pictórico, así como la diversidad técnica y temática; exponer las nuevas formas de aproxi-

TRIENAL DE TIJUANA I. INTERNACIONAL PICTÓRICA
EN UNA CELEBRACIÓN EN TORNO AL ARTE DESDE LO PICTÓRICO, ARTISTAS DE 14 PAÍSES EXPONEN 145 OBRAS EN EL CENTRO CULTURAL TIJUANA (CECUT)
Fo
Vanity, 2020, de Ángela González (Piedad, Michoacán, 1953)
togr a as: Manuel Quin te ro
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“El espíritu de la Trienal de Tijuana es organizar la exposición de obras pictóricas de disrupción, innovación, densidad y relevancia (…) (donde) el contexto y el espectador comienzan a ser protagonistas”, Carmen Hernández (Chile-Venezuela), curadora, académica y crítica de arte

“Para la Trienal el espectro de lo pictórico es amplio, como una forma de especular, como una postura visual, táctil, auditiva y dinámica en constante transformación; admite que puede construirse (…) desde la disidencia para no conformarse y menos convertirse en postulado inamovible”, Roberto Rosique (1956), artista plásticovisual, investigador, escritor y curador.

mación a la disciplina por parte de las y los artistas de todo el mundo como invitación a re-pensar las posibilidades y potencialidades de la pintura como medio creativo y comunicativo; así como posicionar a Tijuana como un escenario donde el arte se encuentra en constante debate, réplica, reflexión y evolución; demostrando el carácter adaptable e innovador de la región.

Además, expresa el énfasis en fortalecer la capacidad crítica, comunicativa y dinámica de lo pictórico en diálogo con imaginarios colectivos, permitiendo que la imagen visual active múltiples relaciones simbólicas y expresivas (para facilitar el diálogo interpretativo) entre la mirada que crea y la mirada que decodifica.

En palabras de Hernández, la selección ofreció una diversidad de propuestas (individuales o colectivas) que le toman el pulso a la actualidad en materia artística y c ultural por medio de la recreación de lo pictórico en ensamblajes, instalaciones, video, performance y pintura expandida, en variados formatos y materiales.

“Obedeció al sentido ampliado de lo pictórico. Postura no lineal que reconoce su carácter metamórfico, recursivo, polémico, experimen-

tal, resurgente, irresuelto, (in)tenso, ultra-dialéctico y además, interdisciplinario”.

Según la curadora chilena-venezolana, una vez realizada la selección y para el montaje de la exposición, se asumieron siete ejes temáticos contextuales complementarios, que permiten dilucidar intensidades simbólicas, siendo: territorio y espacio; códigos del arte; lo social y sus imaginarios; naturaleza y medio ambiente; lo histórico y sus relatos; cuerpo; identidad y memoria; y lo lúdico y sus sentidos.

Para la premiación se apeló a una decisión tripartita en la que votaron artistas, público en general y curaduría (a través de un sistema de votación por internet), siendo el primer lugar, En blanco, pintura en el campo expandido, de la serie Del silencio a la denuncia, de Belén Basombrio de Argentina.

También hubo dos menciones honoríficas para La pelea / The Fight de la serie Panorámicos, de Salvador Díaz, de México, y Línea fronteriza, de Sofía Saavedra, de Venezuela.

La Trienal de Tijuana I. Internacional Pictórica, una celebración en torno al arte desde lo pictórico estará disponible en las instalaciones del Cecut y de El Cubo hasta el próximo mayo, una oportunidad para conocer y apreciar las posibilidades que nos presenta la pintura y las potencialidades de una obra pictórica en su condición comunicativa.

*Periodista cultural, productor audiovisual y músico manoqui.mx@gmail.com

Fuentes informativas: Cédulas en exposición y documentos disponibles en cecut.gob.mx.

TRIENAL DE TIJUANA I. INTERNACIONAL PICTÓRICA

-En exhibición hasta mayo de 2022 -Miércoles a domingo de 12:00 a 19:00 horas

-Domingos entrada libre -Cecut: Paseo de los Héroes No. 9350, Zona Río. Tijuana, BC, México -Teléfonos: (664) 687-9600, 9650 y 9684

ENLACES DE INTERÉS: trienal.cecut.gob.mx

Para ver todas las obras de la exposición: https://trienalvotacion.mx

Línea fronteriza, 2020-2021, de So a Saavedra (Caracas, Venezuela, 1979) Corazón de girasol, 2020, de Gloria Estudillo (Tijuana, B.C., 1942) Paisajes posibles Puesta de sol al final del día 956-M, 2020, de Le cia Herrera (Tijuana, B.C., 1984)
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FENÓMENOS UR BANOS

Aprincipios de abril de 2021, cuando se cumplía un año de pandemia, recibí un mensaje: “No sé si te acuerdes de mí, era tu alumna en el CETYS en 1990” Era Mezli Vega, vagamente la reconocí. Estaba de vuelta en Ensenada por una temporada, ya que su residencia regular es Francia.

Acordamos vernos. Ella tenía interés en dar un taller de fotografía y leyendo su currículum me enteré de que había egresado de la Ecole Supérieure des Beaux-Arts de Marseille y que finalmente se doctoró en la reconocida escuela de fotografía de Arles.

Charlamos un buen rato, nos coordinamos para realizar el taller. Se llevó a cabo y con los resultados se hizo una

exposición en Galería 184, con participantes locales y de otras ciudades del estado.

Durante nuestro primer rencuentro, Mezli me confió que cuando fui su maestro en la preparatoria, le sembré el interés por el arte, de ahí su decisión de profesionalizarse en esta difícil carrera —eso como educador de arte me llena de emoción—.

Terminó su estancia en México y se fue de regreso a Marsella; desde allá continúa con su labor de socializar la imagen a partir de trabajos comunitarios.

A partir de ahora, desde el viejo continente, será colaboradora regular de Palabra (Enrique Botello).

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MEZLI VEGA OSORNO*: Ensenada-bado. Mezli Vega, ar sta / inves gadora Palmeta ar ficial Vista de monte-Ensenada Honojo silvestre. Ensenada-playa Puente-carretera

Comentario:

La obra de Mezli Vega Osorno se enfoca en los fenómenos urbanos mundiales y sus consecuencias sociales y económicas. Su investigación fotográfica se lleva a cabo en México, Estados Unidos y Francia proponiendo aprehender las negociaciones entre las personas y su entorno. El enfoque en los elementos de construcción esclarece la relación compleja entre la ocupa-

ción de un territorio, su modificación y su posible obsolescencia.

Estas fotografías fueron tomadas del 2009 hasta el 2021 en Ensenada y sus alrededores, haciendo resaltar los cambios arquitectónicos y la mutación de los espacios que todavía quedan relativamente vírgenes, ahí la lente se enfoca en las plantas, los arboles, todo un ecosistema que pronto desaparecerá para ser remplazado por otras infraestructuras.

Datos biográficos:

Egresada de la Ecole Supérieure de BeauxArts de Marseille en 2007, obtiene su doctorado teórico-práctico con especialidad en fotografía de l’ENSP y Aix-Marseille Université en 2021. En su trabajo desarrolla las relaciones entre aspectos socio-económicos y la construcción de representaciones del paisaje. En 2008 recibe una beca de ayuda para la creación en México y en 2011 realiza una residencia artística en Marsella en el Atelier National, en ambos casos con apoyo del Fondo Nacional para la Cultura y las Ar-

tes (México). Ese mismo año, recibe el premio de fotografía La Maison Blanche #1 y en 2014 el premio de la Quinzaine Photographique Nantaise. Su obra se ha mostrado en países tales como Francia, Alemania, Serbia, Holanda, México y Tailandia. Actualmente colabora con diferentes asociaciones en el acompañamiento de artistas en residencia y participa en exposiciones y coloquios con el propósito de compartir los frutos de su investigación fotográfica.

Artista/investigadora. Mezli Vega Osorno vive y trabaja entre México y Francia.

mezli.vega@gmail.com www.mezli.be vega_mez https://pics-ci.com.mx/profile/Mezli_Vega_Osorno.php

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*
Ensenada-baldío-árbol. Tierra-Ensenada-árbol Ensenada-árbol Ensenada-cerro. Contenedores

He sido un buen pecador

I Soberbia

e considero un buen pecador, al modo de San Agustín o el propio Evagrio Póntico –el primero en crear la lista de los pecados capitales– cuya ciudad Constantinopla fue siempre para él un contexto ideal para ejercer los “pensamientos malignos” debido a las tentaciones de su vida mundana y sociedad disipada hacia el siglo IV, al grado de emigrar a Jerusalén luego a Egipto. Yo no he tenido que irme de mi ciudad y al lugar que fuera llevo mi costal pecaminoso a cuestas.

Comienzo por la soberbia –que otros llaman también orgullo–, considerada como el pecado del cual se derivan todos los demás, en tanto que se confunde las más de las veces con el ánima o motor de nuestro ser Los que saben lo envisten con las siguientes características: vanagloria, vanidad, fastuosidad, altanería, desdén, ambición, hipocresía, presunción, desobediencia y pertinencia. Esta última característica tiene como conceptos sinonímicos: tozudez, terquedad, necedad, obstinación, testarudez, tenacidad, porfía y otros que impiden, como terrible paradoja, la conciencia de las mismas. Mi soberbia me impidió por mucho tiempo desapegarme de mis propios juicios, creyendo tener siempre la razón y haciendo hasta lo imposible para imponer mi voluntad, mis deseos o caprichos, con el fin de ocupar una posición de aparente superioridad sobre los demás. En tanto que se confunden

“El pecado de la lujuria puede extenderse a experiencias, historias reales y de ficción, y conductas inimaginables, pues la amplia gama de prácticas sexuales en la humanidad da para todo”

Mcon un legítimo interés personal, individualidad, identidad incluso amor propio, la soberbia es el más difícil de erradicar de los defectos de carácter, pues funciona como un caparazón, escudo o mecanismo de defensa para ocultar lo que hay verdaderamente detrás de ésta: un sentimiento de inferioridad o herida del pasado provocada por abuso, maltrato, traición, humillación o abandono. El soberbio busca desaforadamente como armas (letal y paulatinamente suicidas) el poder económico, la acumulación de bienes materiales, la belleza o apariencia física y, como fue mi caso, el desaforado cúmulo de conocimientos especializados o de toda índole. La contraparte del pecado, desde Aristóteles a Santo Tomás, se conoce como virtud. Y en el caso de la soberbia u orgullo, la humildad es la antítesis, camino y salvación para quienes buscan obsesivamente el reconocimiento de los demás, la aprobación del otro, el halago y aplauso social. El orgullo se relaciona con la avaricia, lujuria y la gula en tanto se genera una especie de competencia por demostrar a sí y a los demás la supremacía, el poder adquisitivo, un vasto conocimiento y habilidades superiores, siempre llegando hasta el exceso, el cansancio y el vacío. Aquí entra por consecuencia la envidia al estar siempre comparándose, la ira porque puedo ser desplazado y la pereza por el enfermizo esfuerzo. Nuestros tiempos son la plataforma tristemente idónea para la pasarela de los egos y el escaparate del individualismo egoísta. Mirar al otro como otro cada vez se nos dificulta más, si no es para resumir, competir y ganar. Algunos han llamado a Linkedin la red

social de la soberbia. En tanto se va disminuyendo la necesidad de aprobación, aplauso y admiración externa, la soberbia disminuye proporcionalmente. Cuando se trabajan las heridas y la sensación de minusvalía, ya no serán necesarias armas, escudos o mecanismos de defensa; el orgullo, por lo tanto, no sale a relucir en su acostumbrada e inconsciente exhibición y el equilibrio emocional toma conciencia como el adulto/a que empezamos a ser.

II Lujuria

Las monjitas, monjes y sacerdotes le entraban a todo en las celdas y abadías y ni gestos le hacían, tal como lo documenta Berceo en Milagros de Nuestra Señora, o Bocaccio en su Decameron La monja poeta de Nepantla sabía bien que prohibitio causa delecti est, pues ella misma vivió su feminidad entre las pasiones de cortesanas y virreinas, como lo muestran sus sonetos para Leonora Carreto y Lysi. Santa Teresa, por su parte, llegaba al éxtasis en nombre de Cristo, como muchas otras monjas arrobadas, tal como bien las pinta Enrique Serna en su Ángeles del abismo. El pecado de la lujuria puede extenderse a experiencias, historias reales y de ficción, y conductas inimaginables, pues la amplia gama de prácticas sexuales en la humanidad da para todo. Y en tanto que la lujuria tiene como principal característica todo lo que no tenga que ver con el amor a Dios y sus fines reproductivos, entonces cualquier manifestación que nos lleve al gozo corporal será objeto de desobediencia divina, desacato moral y, por tanto, estigma y punición, miedo y culpa. Padre de la Iglesia,

Julien Casiano (¡la ironía de su nombre!) fue quien propagó, con base en tales conclusiones, la idea de que todos somos pecadores, pues el pecado de la lujuria era corporal en su origen y había que “arrancarlo como un árbol gigante que extiende su sombra a lo lejos” Ha sido tan fuerte el peso del dogma que incluso la Real Academia de la Lengua Española la define como “deseo excesivo del placer sexual”, extendiéndose latu sensu: “exceso o demasía en algunas cosas”.

Y como la lujuria se expande incluso al nivel cognitivo, intelectual o imaginativo, yo soy el gran pecador en tanto lector de George Bataille, Marqués de Sade, Bukowsky, Henry Miller, Anaïs Nin, Lola Beccaria, Los Beatnik o incluso La Onda. Ya no hablo del Kamasutra, Las mil y una noches o el Cantar de los cantares, ni de los poemas de Catulo, Ovidio, Petronio o Apuleyo. Todo me lleva al pecado y, por tanto moriré al lado de Aquiles, Cleopatra, Helena, Paolo y Francesca, como en el Canto V, “nel quale mostra del secondo cerchio de l’inferno, e tratta de la pena del vizio de la lussuria”.

He sido un buen pecador, pues además de lector, tuve hijos fuera del matrimonio y jamás recé la oración de mis abuelos, en la oscuridad y entre sábanas con sendos orificios: “No es por vicio ni por fornicio, es por hacer un hijo en tu santo servicio” Ni puse un letrerito afuera de mi recámara para avisar que pecaba pero con permiso: Fornication Under Consent of the King, FUCK.

ferreyes2004@yahoo.com.mx

*Docente, estudió Letras Hispánicas y Psicología

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LITERATURA DE MENTE

CasaFutura, el primer colectivo de NFTs en México

CasaFutura es la primera galería mexicana enfocada exclusivamente al arte NFT. Fue iniciada en 2021 por el artista tijuanense Truenoire. Las siglas NFT significan non-fungible token y representan una de las tendencias más nuevas, crecientes y controversiales dentro del arte. Desde mi punto de vista podría compararlo con certificados digitales de propiedad de arte, que se apoyan en la tecnología blockchain, también utilizada para criptomonedas y activos digitales.

Es posible que estas tecnologías sean desconocidas para ustedes.

Pues, aunque surgieron por primera vez en 2009, con la invención de la primera criptomoneda de nombre Bitcoin, el camino para su difusión y aceptación ha sido muy largo. Incluso en 2022 muchas personas no las conocen, o ven aún estas propuestas con recelo y desconfianza. Por esto mismo Truenoire, pseudónimo de Gustavo Vázquez, planeó el proyecto de su galería CasaFutura, para informar y difundir estas nuevas posibilidades que ofrece esta tecnología.

Aunque empezó de manera individual, pronto se le unieron otros artistas tijuanenses y CasaFutura se transformó en un colectivo que tiene el propósito de difundir obras de artistas de todo el mundo. Entre los participantes se encuentran Alberto Concilco, Marisol Hurtado, Pablo Echánove, Gabriela C. Walther, entre otros. Aunque ellos forman parte del colectivo, las obras que muestra la galería son de artistas internacionales.

Se pueden observar las obras promocionadas por CasaFutura a través de su cuenta de Instagram, y también dentro de una pantalla dentro del café Brewja en Tijuana. Esta pantalla muestra las obras y

sus respectivos costos. Sin embargo, al ser una plataforma descentralizada, los clientes compran las obras directamente del artista, sin necesidad de intermediarios, de tal forma que es más una plataforma de promoción que una galería en el sentido tradicional.

Truenoire se interesó por los NFTs en febrero de 2021. Entró en este mundo “con mucha emoción y con mucha ignorancia”, como él mismo afirma. Entre las ventajas que Truenoire vio en los NFTs fue la posibilidad de que un artista pudiera vender su arte directamente con un público internacional sin necesidad de intermediarios, con la posibilidad de obtener regalías de cada una de las ventas de su obra.

Todo en sentido contrario de lo que sucede con el mercado del arte tradicional, donde el artista vende una pieza, y ésta se puede revender muchísimas veces casi siempre a precios superiores al original, sin que el artista reciba compensación alguna.

Cabe destacar que esta nueva tecnología también tiene sus detractores. Algunos críticos se quejan de la calidad y superficialidad de la mayoría de los NFTs, aunque pienso que ésa no es tanto una crítica a la tecnología y se podría aplicar a otros tipos de arte. También se ha cuestionado el alto consumo de energía para mantener funcionando este sistema. Sin embargo, hay alternativas y parece que esto disminuirá con el tiempo.

Aún así, CasaFutura es una interesante propuesta, novedosa en el panorama mexicano, y que pretende apoyar a artistas que quieren incursionar en este mundo.

badbit@disroot.org

*Escritor y docente de la Facultad de Artes de la UABC. Es autor de los libros Sombreros blancos y Fuera de la caja

MI MUSEO FAVORITO

Dalí a mis pies

POR ENRIQUE BOTELLO*

Sobre la calle Coral hay un puesto de tacos de pescado. Se puede decir que son los mejores de la ciudad pues la harina les queda crujiente, seca, y usan la tradicional manteca de puerco para freírlos. Era viernes y la descarga de Raúl se hace junto al puesto de tacos. No acostumbro ir al momento que llega la mercancía pues una vorágine de personas se arrebata y acapara todo de una manera insana, prefiero esperar ya que la gran mayoría de lo que compro no interesa a los otros.

Ese día encontré a Laura, una colega globera que busca zapatos y ropa de mujer para su negocio. Ella de manera regular encuentra cosas y me llama, tiene buen ojo. Platicamos un poco mientras caminábamos por los dos pasillos del pequeño local y encontré una cartera Salvatore Ferragamo de piel en color rojo, en su caja original, impecable, soberbia. Nos despedimos y nos fuimos por caminos contrarios.

Raúl, atiende su local junto con su esposa Rosy y siempre se acompañan de sus dos hijas. La descarga que él trae es muy solicitada. Lo interesante es que cada semana vacía el local y lo rellena nuevamente, práctica que permite encontrar cosas novedosas cada vez. Su mercancía es una miscelánea, es decir, trae de todo lo que te puedes imaginar que hay en una casa, así que tiene artículos para todos los gustos a precios muy accesibles casi siempre.

Ese día decidí recorrer pasillos que no frecuento. Nunca busco algo en particular. Me detuve en un local que tenía cosas sobre el corredor y otras tantas colgadas del techo, vi un casco para motociclista, me llamó la atención, me lo puse, era de mi medida. Le pregunté al dueño si tenía un espejo para mirarme. El tipo, un hombre tranquilo de ojos tristes, alto y corpulento me dio indicaciones, y pasé al fondo, me vi y luego empecé a sacármelo de la cabeza. En es momento bajé la mirada y mis ojos tropezaron con una figura extraña, la cogí con la mano para levantarla y se resistió por el peso, el interés aumentó. Finalmente la saqué, era una figura estilizada de una mujer, reconocí que era de bronce sobre una base cuadrada de metal con pintura

negra, pregunté el precio y en la negociación logré ahorrarme 20 pesos. El casco quedó en el olvido, la pesca del día había terminado. Busqué mi Bajaj Chetak, réplica de la Vespa pero de cuatro tiempos, chula y poderosa; monté la figura en la raca, la amarré con ligas y me fui.

De paso a mi estudio llegué con Loaiza un lugar donde enmarcan, saludé a X y le pedí que saliera a ver lo que traía en la moto, al verla me dice: “Esa pieza la conozco, es de Dalí” Me sorprendí. La pieza me gustó por su manufactura, por su forma y su peso, no sabía que era una escultura de Salvador Dalí.

Monté la moto de nuevo y fui a mi estudio. Ya le había mandado fotos a Rael Salvador y al llegar ya me esperaba. Confirmamos, era un Dalí. La pieza es Mujer con cabeza de rosas, escultura basada en una pintura que el mismo pintor y escultor catalán realizó en 1935. Mide aproximadamente 30 centímetros y pesa unos tres kilos, está fechada en 1981, tiempo que corresponde a la producción que tuvo el artista de piezas de bronce, además trae la firma grabada.

La noticia se hizo viral y trascendió la ciudad. Algunos medios de la vecina California me buscaron para confirmar el hallazgo, después hubo mucha agitación en mi museo favorito. Muchos pensaron que los precios iban a subir, que no era bueno para el mercado, pero no fue así.

La cartera Ferragamo, la Bajaj y la Mujer con cabeza de rosas, al tiempo las cambié por algo tan común como es el dinero; las dos últimas las disfruté mucho, pero sin duda extraño más la Scooter.

y docente de la Facultad de Artes (UABC)

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chocorrol_@hotmail.com
*Fotógrafo

Para entrar hay que abrir un hueco donde no lo hay, para lograrlo usas la habilidad corporal, la maña del deslizamiento para lo cual empujas, metes el codo, adelantas una pierna, calibras el nivel de aguante de tu caja torácica, cuidas la cartera y el celular, los genitales se quedan a expensas de su suerte y, finalmente, estás en el filo de la entrada, justo para cuando las puertas cierren, ya que éstas sirvan de cremallera como cuando cierras las maletas con sobre carga: a presión. En un vagón del metro caben 40 personas sentadas y 130 paradas, según datos “oficiales” La realidad es que en el vagón que usé hoy íbamos más de 200 humanos. Una enorme lata de sardinas. Ya adentro, el vagón avanza y a los dos minutos se detiene a la mitad del túnel, los ventiladores giran pero no expiden aire alguno, con suerte estás agarrado de uno de los tubos metálicos resbaladizos, donde se libra otra batalla mano a mano, literal, eso sin contar con aquéllos que los abrazan y no te dejan de dónde agarrarte. Pero como no te tocó un asidero tubular, estás en el hueco entre ambas puertas donde llegan a juntarse más de 50 sujetos. Tu soporte es el cuerpo del otro, esa manada está pegada unos a otros, panza contra espalda, glúteos que rozan tus muslos o tu vientre, según la altura del otro; axilas humeantes que, como cámara de gases, no tienes escapatoria, rostros a escasos ocho centímetros del tuyo y, con mala suerte, te toca la abundante mata de un joven que se te pega en la nariz; haces lentas contorsiones para hallar una posición más o menos cómoda, sólo esperas que el vagón se mueva y nadie se mira a los ojos, todos con la cabeza baja están atentos de su celular, y con verdadero malabarismo se entretienen con jueguitos; ven pelis, series, revisan su FB, y los más avezados mandan mensaje por Watts Algunos entornan los ojos si van escuchando música, y los que van acompañados charlan como

si estuvieran en un café, con desenfado y buen tono. Los olores van del óxido azufroso, al Ralph Lauren genérico, el Obao intenso, pachuli vintage, y agua de colonia Sanborns. Pero no faltan los aromas que provienen de las entrañas, esas expulsiones anónimas que suben y penetran tus sentidos hasta la náusea. Sólo uno que otro individuo afortunado que está sentado, como especie en extinción, va leyendo un libro.

Para hacer más placentero el viaje, te preguntas quién habrá decidido que los asientos fueran de color verde pistache, como los baños de los balnearios populares, pero también te preguntas quién decidió que el techo de los vagones fueran de color amarillo huevo. Esta mezcla cromática sólo promueve la náusea y te confirma que la ciudad tiene una alegre decoración kitsch, muy chilanga, muy urbana.

“Tu soporte es el cuerpo del otro, esa manada está pegada unos a otros, panza contra espalda, glúteos que rozan tus muslos o tu vientre”

Llegas a la estación de transbordo en Balderas a hora pico y tratas de acercarte a la puerta, imposible. Y como manada enjaulada y en la desesperación por liberarse, te preparas para el combate por salir, mientras los de afuera batallan por entrar Es como un partido de rugby fugaz, cuerpo a cuerpo, fuerza y maña, los más débiles nunca salen, son arrastrados por los animales fuertes que entran como reses.

Así, una tarde de martes a las 7:30 en el metro. Y después de 40 minutos llegas a casa impregnado de una amplia gama de olores, con miles de alientos pegados en la nuca, con el cuerpo manoseado, unas veces en el descuido involuntario, y otras con el matiz de la intensión sensual ajena. El espacio vital es la distancia que remite a la cercanía del otro respecto al nuestro, es un halo en el cual nos sentimos seguros y cómodos. Trasgredir esa distancia, que varía según los síntomas y estados emocionales de cada uno, nos puede generar ansiedad, repulsión, incomodidad, sensación de violencia, intromisión extrema y hasta brotes psicóticos.

En México esta teoría de que somos seres superiores, no se aplica. La superamos, e inventamos el espacio amorosamente involuntario, el hacinamiento colectivo, nos amamos tanto los mexicanos que nos fascina viajar con cuerpos pegados a nuestro lado. Es el mayor abrazo urbano. Llevo 40 años de usar el metro y hoy me subí en la estación Sevilla para dirigirme a la estación Miguel Ángel de Quevedo, previo transbordo en la famosa estación Balderas. Está de más señalar que la división de géneros por vagones provoca aglomeraciones excesivas en la sección de hombres. Cada día el metro traslada una cuarta parte de la población de la Zona Metropolitana, somos una exquisita barbarie chilanga.

franciscomorenovaluador@gmail.com

*Crítico

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POR FRANCISCO

Karl Marx en la sociedad moderna

De brillante e indispensable se podría calificar la aparición de esta nueva biografía de un hombre universal, que revolucionó el mundo moderno, nació en Tréveris Alemania un 5 de mayo de 1818, y se llamó Karl Heinrich Marx.

Desde un inicio se observa su vocación desacralizadora al subrayar claramente la posición antilaudatoria de su biografiado en su propia correspondencia: “Por ejemplo, los encargados de la enciclopedia Meyers Konversationslexicon hace tiempo me pidieron por escrito mi biografía. No se la he entregado, ni siquiera he contestado su carta” Y más adelante señala: “La popularidad no me interesa lo más mínimo, como demuestra el hecho de que, debido a la renuencia que me inspira el culto a la personalidad, hiciera caso omiso de las diversas maniobras de reconocimiento y respeto con las que me importunaron en diversos países en tiempos de la Internacional (Asociación Internacional de Trabajadores, AIT,1864-1876). Nunca les respondía, exceptuando algún varapalo que di aquí o allá” Además, a diferencia de otras biografías, el enfoque no es estrictamente humanístico literario, sino de carácter científico —superando la recopilación de anécdotas, bien escritas, pero sin comprobación alguna—, a través de fuentes bien documentadas, constatadas e interpretadas de manera crítica, donde se examina el desarrollo de un individuo como parte de un proceso sociohistórico determinado. Como señalara Johann Wolfgang von Goethe en Memorias de mi vida: poesía verdad: “La tarea principal de la biografía es representar las personas inmersas en las relaciones de su época, explicando hasta qué punto éstas les favorecen o les perjudican, cómo se forman una idea del mundo y de la humanidad y cómo reflejan todo esto los artistas, poetas y escritores”.

Una biografía sin verificación rigurosa de la información en las fuentes lleva a imprecisiones y, más grave aún, a tergiversaciones. Desde una perspectiva distinta a las habituales, presas de una rígida evolución unilineal, el autor observa el carácter autocrítico y dialéctico de su biografiado: “Las condiciones de vida de Marx y su capacidad para influir en la ciencia y la política variaron radicalmente a lo largo de su vida. Reaccionaba ante estas circunstancias variables con una enorme disposición al estudio y una gran capacidad para poner en tela de juicio las concepciones que había ido haciendo suyas”.

Si bien, desde su juventud hasta su madurez, M arx siempre fue un férreo militante comprometido con las causa sociales, en organizaciones como La liga de los

Justos (1836-1847), la Primera Internacional, o la Asociación Internacional de Trabajadores (1864-1876) de la cual fue fundador—, la trascendencia de su figura y estatura intelectual, con todos sus cambios, aparece plenamente en su obra, como apunta Michael Heinrich: “El contenido de sus escritos tuvo un significado decisivo en la vida de Marx: era bastante frecuente que se distanciara de viejos amigos y buscara nuevas alianzas cuando adoptaba nuevas ideas. Sin analizar la evolución de su obra sencillamente no se entienden muchos aspectos de su vida, y, viceversa, los frecuentes hiatos y nuevas redacciones que se aprecian en sus obras no se entienden bien sin tener presentes los giros que dio a su vida”

Vida y obra, obra y vida. Sin comprender la profunda significación de su obra no se explican cabalmente las decisiones y compromisos tomados en su vida. Sin entender las complejidades de su existencia no se vislumbra y aquilata todo el alcance de su obra. Heinrich recupera la visión de Wilhem Dilthey sobre el oficio del biógrafo al comprender la “conexión dinámica” entre el individuo y el mundo histórico donde viven, se imbrican e influyen recíprocamente. Así se evitan los mecánicos determinismos de la estructura sobre el individuo y la arbitrariedad del libre albedrío sobre el mundo social.

En los estudios biográficos es menester una perspectiva histórico-situacional, no desde una postura supuestamente “objetiva”, antiséptica, “imparcial”, sino una descripción perspectivista que reflexione sobre el punto de vista político —que siempre existe— del biógrafo de manera puntualmente consciente.

En ese tenor, el intérprete de la biografía histórica debe reconocer los prejuicios sustentados en una tradición, como señala Hans-Georg Gadamer en Verdad y método: «La anticipación de sentido que guía nuestra comprensión de un texto no es un acto subjetivo, ya que se determina a partir de la comunalidad que nos vincula a la tradición. “Pero ni esta ‘comunalidad’ ni la ‘tradición’ son algo estático o dado: mutan necesariamente dependiendo de cómo nos relacionemos con ellas” “No son meras premisas, sino condiciones que planteamos nosotros mismos en cuanto entendemos que formamos parte del proceso de transmisión de la tradición, y que, por lo tanto, participamos en su reconfiguración”. “No podemos sustraernos a la tradición, pero sí modificarla, creando así nuevas condiciones para la comprensión futura”». Así en la reinterpretación configurativa, como señala Gadamer: “El ser que puede ser comprendido es lenguaje”

El aprendizaje en la vida de Marx fue permanente. Nunca se conformó con todo el conocimiento adquirido, por más abundante y profundo que fuera. Sus estudios abarcaron la economía, etnografía, filosofía,

derecho, ciencias naturales, lingüística, matemáticas avanzadas, teoría política, historia e idiomas. Por ejemplo, con más de cincuenta años aprendió ruso para estudiar textos de economía política escritos en ruso. Esta diversidad epistemológica, con un extraordinario rigor en el análisis, se puede observar en sus innumerables escritos periodísticos, así como en el conjunto de su obra.

El proceso formativo de Marx comprendió toda su vida, y nunca se desarrolló de forma lineal. Ello lo condujo, destaca el autor, a callejones sin salida, a ensayar nuevos conceptos y a indagar las maneras de asimilar transformativamente las nuevas experiencias políticas y sociales acontecidas.

Michael Heinrich nacido en Heidelberg, Alemania, en 1957, politólogo, es uno de los más prestigiados investigadores a nivel internacional de la obra de Marx. Es catedrático de la Universidad de Ciencias Aplicadas de Berlín. Éste es el primer tomo, ya traducido a varios idiomas, de la biografía histórico-intelectual más acuciosa y omnicomprensiva que se ha publicado en la historia, en cuatro volúmenes. El segundo volumen se espera que aparezca publicado en 2022.

Michael Heinrich, Karl Marx y el nacimiento de la sociedad moderna. Biografía y desarrollo de su obra. Volumen 1: 1818-1841, Madrid, Akal, 2021, 446 páginas.

*Profesor-Investigador de la Universidad de Sonora

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fernamancillas@yahoo.com
CULTURA Secretaría de Cultura

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