Albacete / Semana Santa 2020
Conservación del Patrimonio Cofrade: “BREVE PANORÁMICA SOBRE LAS ÚLTIMAS RESTAURACIONES EN LA IMAGINERÍA DE LA SEMANA SANTA DE ALBACETE” D. Álvaro Martínez Vázquez / Graduado en Historia del Arte por la UNED.
Qué bonito es estrenarme en este boletín, escribiendo de nuestro Patrimonio Artístico. Y qué bonito es hablar de restauraciones, una llama que comienza a avivarse en el trabajo de las Hermandades de Albacete, y que no es fácil. Desde la pasada Semana Santa, varias Imágenes procesionales han pasado por manos de restauradores. Por ello, con este artículo, pretendo cumplir con la divulgación que estos acontecimientos merecen, y que supone, por tanto, una valoración del esfuerzo de las Cofradías por garantizar la calidad y la belleza, en ocasiones pérdida, del Patrimonio escultórico y artístico que poseemos. Soledad, Macarena, Medinaceli, y Dolorosa: cuatro advocaciones de peso, que gozan de una notable historia vinculada a la ciudad, y portadoras de las más populares advocaciones de la España cofrade.
Hacia julio de 2019, la Imagen de la Soledad es retirada de culto, llevada al taller de D. Pablo Nieto. Una talla que, desde 1940 ha permanecido sin restauraciones previas, pero sí con ciertos retoques estructurales. José Díes concibe a la Soledad en su origen como una dolorosa con los brazos recogidos, como atestiguan algunas fotos de Archivo. Este gesto, del que además también era posible articular sus manos separadas, se vio posteriormente alterado por un ebanista, que lo retocaría con unas cuñas de madera en sus axilas, inmovilizando los codos, y reforzando el candelero, además de alterar su peana. Otras alteraciones más notables fueron la sustitución de las lágrimas de cristal originales, por otras perladas, así como las pestañas. De primorosa policromía valenciana, recibimos el pasado 14 de diciembre a una Soledad más fiel a su concepción original. Quisiera valorar la contundente intervención en sus manos, de exquisita calidad y dónde es innegable la impronta de José Díes López, con sus destacados grafismos y su concepción volumétrica, algo que se repite en muchas de sus obras, y que comparo directamente con las manos de la Macarena. Es bello ver, cómo de unas manos ajadas por el paso del tiempo, la abrasión de joyas y prácticas de “protección” poco ortodoxas y comunes entre la camarería albaceteña, ahora resurgen sutiles frescores y rubores, que avivan la piel morena de la Soledad. Carnaciones exquisitas, que Domingo Santaloria supo emanar de su paleta con gran detallismo y que ahora, por fin, relucen con todo su esplendor, sin alteraciones, sin oxidación ni suciedad superficial. Sin duda ha sido una restauración deseada, y es que, la Soledad cumple ochenta años recuperando su mejor versión, tal y como la concibió su escultor.
Imagen de la Soledad tras su restauración. Archivo fotográfico de la Cofradía.
Igual que las penas, cuando las alegrías llegan, no vienen solas. Justo un día después también se presenta la restauración de la Esperanza Macarena. Sin duda, una de esas intervenciones reveladoras. Tras décadas, el rostro de la Esperanza reluce con la calidad propia de su policromía original, en este caso
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