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SALUDA Junta de Cofradías

En esta cuarta edición de la revista que gestiona la Junta de Cofradías de la Semana Santa de Cartagena, tras dos años consecutivos sin procesiones de Semana Santa a consecuencia del COVID-19 que estamos padeciendo, como Hermano Mayor Californio, me acerco a mis hermanos encarnados, así como a los de las otras Cofradías Pasionarias, con el deseo y la ilusión de haceros participes del contenido que, dentro de dicha publicación, tenemos asignados los californios.

A través de la presente publicación, pretendemos divulgar aspectos destacables de la actividad que desarrollan nuestras Agrupaciones y Cofradías a lo largo de todo el año, en particular, en esta edición, queremos recoger los californios una breve historia sobre los diversos avatares por los que, desde su creación, ha pasado la procesión california del Jueves Santo, conocida popularmente como “Procesión del Silencio”.

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Como cada año, en estos días comenzamos el periodo litúrgico de la Cuaresma, tiempo de preparación hacia la Pascua de Resurrección. Periodo que se inicia con el Miércoles de Ceniza y finaliza el Jueves Santo, y tiene una duración de cuarenta días previo a la Pascua. Cifra que, tiene un importante simbolismo de acuerdo a los distintos fragmentos de la Biblia: Así, el retiro de Jesús en el desierto durante un periodo de cuarenta días, el tiempo de retiro que llevo a cabo Moisés y Elías en las montañas, periodo que duró el diluvio universal y la marcha del pueblo judío por el desierto durante cuarenta años.

Para la Iglesia Católica, la Cuaresma es un tiempo de expiación por las faltas cometidas, tiempo de arrepentimiento y conversión a la que estamos llamados todos los cristianos, con la finalidad de encarnar más intensa y concretamente el misterio pascual en la vida personal, familiar y social, en particular, mediante el ayuno, la oración y la limosna. Tiempo que sirve, también, a los cristianos para reforzar la fe y confianza en Cristo a través de actos de reflexión y penitencia. Que este tiempo de Cuaresma, en el que los cofrades llevamos a cabo una intensa actividad preparatoria de nuestras procesiones, y que a través de las cuales conmemoramos, de una manera plástica, la Pasión, Muerte y Resurrección de nuestro Señor Jesucristo, nos sirva, además de sentirnos miembros activos de una Cofradía o Hermandad religiosa, que, con nuestro esfuerzo contribuimos, como en muchas ocasiones os he puesto de manifiesto, “al acto social, cultural y religioso más importante de nuestra ciudad, como es su Semana Santa” sintamos en nuestros corazones que tenemos la responsabilidad y el compromiso de plasmar con nuestras procesiones un Misterio de fe, que a través de las distintas imágenes que procesionamos, y más aún, con nuestro testimonio manifestado, no solo con palabras sino sobre todo con acciones, podamos despertar en muchas de las personas que contemplan nuestros desfiles, sentimientos religiosos dormidos, u olvidados, dándoles la oportunidad de explicar a sus hijos o nietos, quien es la persona que se ve atada a una columna y azotada por unos hombres; quien es el hombre que está clavado en una cruz o aparece saliendo de su sepultura.

Queridos hermanos cofrades, os animo a que sigáis trabajando por vuestras Agrupaciones o Cofradías, dando con ello atestación de lo que deben ser las Cofradías de las que formáis parte, dejándoos llevar, al mismo tiempo, por la luz de Cristo, pues en palabras de Monseñor Lorca Planes, recogidas en su Plan Pastoral, nos dice “que seamos capaces de dejar a Cristo entrar en nuestra vida y en la de nuestras parroquias y comunidades, para seguir iluminando el camino de la santidad, regalo del Bautismo” Y nos propone “como pedagogía para todos, la que nos enseña San Pablo: Ya que habéis aceptado a Cristo Jesús, el Señor, proceded unidos a Él, arraigados y edificados en Él, afianzados en la fe (Col 2,7)”.

Por último, sin olvidar los momentos que estamos viviendo, a consecuencia de la pandemia, roguemos a nuestro Padre Jesús Prendido que acoja en su seno a todas aquellas personas que han fallecido a consecuencia o no del COVID-19, dé consuelo y fortaleza a sus familiares, a las personas hospitalizadas, así como a aquellas que sufren las consecuencias de esta pandemia (han perdido su puesto de trabajo, empresas en quiebra y un largo etcétera). Pidamos con fe que, con todos los instrumentos que Él utiliza -personal sanitario, científicos, investigadores, servicios de seguridad, aprovisionamiento, transportes, distribución, religiosos, militares etc.- nos ayuden a superar la situación que estamos padeciendo.

Recibid un cordial y fraternal abrazo.

Juan Carlos de la Cerra Martínez

Presidente de la Junta de Cofradías. Hermano Mayor de la Pontificia, Real e Ilustre Cofradía de Nuestro Padre Jesús en el Doloroso Paso del Prendimiento y Esperanza de la Salvación de la Almas (Californios)

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