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TERCIO DE MUJERES EN LA SEMANA SANTA DE CARTAGENA: pasado y presente
Sin prisa pero sin pausa. Sin aceleraciones peligrosas, aunque sin adormecimientos, ni paso lento, surgieron en el panorama procesionil de la vieja Cartagena las mujeres y los hombres del Resucitado. Y así, con perseverante modestia y sin levan-tar polvarinas inútiles, se hicieron oír y ver intensamente dentro del ambiente religioso pregonero de la hermosa her-mandad”. Así empezaba nuestro bien recordado Agustín Diéguez González el libro: ‘Real e Ilustre cofradía de Nuestro Padre Jesús Resucitado’, con motivo del 50 aniversario de su fundación, efeméride celebrada en 1.993. Posteriormente comentaría: “Tras la procesión inaugural el 25 de abril 1.943, en la que solo se procesionaba la imagen del Cristo titular, ya se empezaba a ges-tionar la idea de procesionar a la Madre de Dios a través de una advocación que fuera sugerente y apropiada: de amor, de dolor casi olvidado, de contenida alegría y de especial belleza, acoplada a los cánones tradicionales de las mujeres de estas tierras”.
“Soy Madre de la sabiduría, Madre del Amor Hermoso, del conocimiento y de la Santa Esperanza y me doy a todos mis Hijos desde la eternidad, a los que por Él, han sido designados”. Quizá fueron estas hermosas palabras del Eclesiástico capítulo 24 versículos 17 y 18, de don-de salió el nombre que llevaría nuestra Madre; pues en junta general celebrada el 22 de abril de 1.945, el hermano mayor D. José Antonio Pérez González, informa sobre el proyecto de constitución de una nueva agrupación en el seno de la cofradía, bajo la denominación de Agrupación de la Santísima Virgen del Amor Hermoso, diciendo que estaba todavía en proceso de organización, pero lo que sí anunciaba es que el traje solo lo vestirían señoras y señoritas.
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¡Casi nada! Realmente, habría que retro-traerse a la mentalidad del año 1.945, (fecha en la que una mujer no podía ni firmar si no era con la autorización del marido o tutor). Lo cierto es que me hubiese gustado estar allí para poder ver la expresión de algunas caras… ¡Mujeres desfilando con la cara tapada en una Semana Santa que hasta entonces había sido solo cosa de hombres! ¡Realmente Impensable!
Se le encarga la imagen a Juan González Moreno, que realiza la talla en madera de pino policromada, a tamaño natural. Aproximadamente 160 cm. De altura, imagen de las llamadas ‘de vestir’. Se inspira el autor en las representaciones de
la Inmaculada, en las que la Virgen tiene la cabeza ligeramente inclinada hacia la izquierda, y con las manos juntas, en señal de pudor y de humildad. Por este bello trabajo, cobró su autor 5.000 pesetas. Según la opinión de D. Elías Fernández Albaladejo, en el libro “las cofradías pasio-narias de Cartagena”: la Virgen del Amor Hermoso, para la cofradía del Resucitado, tiene toda la espontánea frescura de un modelado natural, vitalista, que le aleja del prototipo almibarado de estas cando-rosas imágenes. La Virgen del Amor Hermoso es una Virgen real, no un arquetipo y ofrece la sensación de que aún no ha recibido la noticia de la Resurrección.
Se le encarga la labor de organizar la nueva agrupación a Doña Dolores Bo-nilla de Bretau, la cual además de pro-poner a la cofradía una directiva, se en-cargó junto con otras mujeres cofrades de la realización de todo el vestuario, tanto del tercio como de la Virgen.
Y así llegamos al domingo de Resurrec-ción de 1.946, concretamente el día 21 de abril, que como todo el mundo procesionista sabe, por lo mucho que se ha escrito, hubo una lluvia torrencial en Cartagena y no pudo salir la procesión a la calle. Según palabras de D. Agustín Diéguez en el libro mencionado anteriormente: “el sol se negaba a salir para no verse empalidecido por los misteriosos reflejos de una Virgen de bello rostro y dulce alegría, tallada para ser recepto-ra de amores y para vencer la tristeza”. Así que salió al día siguiente el Lunes de Pascua 22 de abril, precisamente el mismo día que un año antes se había aprobado en cabildo general la salida de la agrupación de la Santísima Virgen del Amor Hermoso.
Treinta y nueve mujeres, fueron las que acompañaron a nuestra Madre, en su primer paseo por las calles de Cartagena, tras un estandarte pintado al óleo sobre raso azul de bello dibujo realizado por el mayordomo de arte de la cofradía, Fer-nández Rochera. El vestuario era también de raso azul y llevaban en sus manos una vara rematada por el ‘Ave María’.
Este primer recorrido de la bellísima Madre acompañando al Hijo Resucita-do fue sencillamente apoteósico (según palabras de Agustín Diéguez). “Bien custodiada por su tercio femenino, (no-vedoso en Cartagena y generador de mucha curiosidad popular y hasta de cotilleo) desfilando y vistiendo impecablemente, enseguida las veladas críticas vertidas sobre la participación femenina, en los tercios encapuchados, se mutaron en alabanzas”.
No ha hablado mucho la prensa sobre esta primera salida, de cómo reaccionó el público ante el desfile de las féminas, lo cierto es que lo que más controver-sia suscitó fue que muchas ‘personas pudientes’, se sintieron incómodas por que la Virgen fuese bajo Palio, pues no podían admirar la imagen desde los miradores de sus casas.
Del desfile no se dijo nada especial en ‘El Noticiero’, hasta el lunes 18 de abril de 1.949, después de tres años. Lo que no sabemos, es si es que ese año las chicas lo hicieron mejor, o simplemente es que la mentalidad machista ya se estaba empezando a acostumbrar a la “intromisión” de la mujer, en un terreno tan masculino hasta entonces.
Lo que sí es cierto, es que se había dado un paso muy importante, después de aquellas 39 mujeres que iniciaron su singladura en 1.946, se le añadieron una gran cantidad de señoras, que hizo que se creara una larga lista de espera, para poder desfilar con nuestra querida Madre del Amor Hermoso y que afortunadamente se mantiene hasta nuestros días.
El 5 de abril de 1.953 la Virgen estrenó un manto de terciopelo azul de seda de Lyon, regalo de su camarera Dª Ampa-ro Gómez de Castro y confeccionado por la Señorita Anita Vivancos. Manto que ini-
ciaría su bordado con el anagrama de la agrupación en 1.959, y que se iría ampliando su bordado hasta su total terminación en 1.961, y confec-cionado por la mencionada Anita Vi-vancos, según diseño de D. Francisco Rambal Sánchez.
Corría ya el año 1.969, cuando se estrena el nuevo trono de la Virgen, elaborado por la Casa Orrico de Valencia, causando muchos comentarios elogiosos, y siendo muchas la felicitaciones recibidas.
En 1.970, ocurre un hecho muy im-portante y decisivo para años posterio-res, con relación a la mujer en nuestra Semana Santa, y es que aunque se cons-tituyó como agrupación en 1.943, La Verónica, era una agrupación masculi-na, pero en este año y con Dª Amalia Portela como presidenta, sale a la calle por primera vez como agrupación fe menina. Aunque aquí hay que hacer una pequeña salvedad y es que se ve que la cofradía no se fiaba de que llevase el sudario una chica, pues durante varios años, el único caballero entre las damas, era el sudarista: para más información D. Cristóbal García Araez. De todas formas, era un paso importantísimo, ya no estábamos solas.
Era tal la rivalidad, pero siempre afec-tiva, que en 1.974, decidieron ambas directivas jugar un partido de futbol, entre los equipos “VIAMHER 46” y “VERYFAZ 43”, los nombres sonaban bien, parecíamos equipos internacionales, pero lo cierto es que “Las Verónicas”, nos daban sopa con ondas, en lo que ju-gar al fútbol se refiere. Aunque un año, creo recordar que fue en 1.976, por fin conseguimos ganarles. Estos partidos se celebraron en el antiguo campo del Almarjal y en el Campo de los Juncos, en la mañana del Viernes de Dolores. Y la entrada costaba 50 pesetas. Así conseguíamos un dinerillo extra, para el mantenimiento de nuestras respectivas agrupaciones.
En 1.978, por fin las chicas californias, se animan; particularmente las perte-necientes a la agrupación de San Juan Evangelista, y salen a la calle con el Juicio de Jesús, una maravillosa obra de José Sánchez Lozano. ¡Y aquí sí que nos pusieron las pilas! Pues lo cierto, es que salieron con el paso lento, cadencioso y elegante del San Juan; y su desfile fue perfecto. Así que las veteranas aumentamos el tiempo y días de los ensayos, para no quedarnos a la zaga y poder seguir estando a la altura.
Ya había 3 agrupaciones en la calle, pero a partir de aquí, el sentimiento cofrade de la mujer, (que estaba, no dormido, pero sí un poco oculto por el machis-mo semanasantero imperante); empezó a relucir, cada vez con más fuerza; y casi cada año, una o varias agrupaciones se fundaban o abrían sus puertas, para re-cibir a las nuevas cofrades, que estaban deseando formar parte de la maravillosa Semana Santa, de la que disfruta nuestra querida trimilenaria.
Así en 1.973, el 21 de abril, sale a la calle el tercio de las Santas Mujeres, íntegra-mente femenino. Aunque esta agrupación y su filial la de los Estudiantes del Cristo de Medinaceli pasan a ser ambas de tercios mixtos desde el año 1.982.
En 1.979, se constituye la agrupación del Santo Sudario de Cristo, en la que se representa una copia realizada por la NASA, de la Sábana Santa de Turín, que fue también totalmente femenina y capitaneada por la incombustible Paquita Clemente Martínez. En 1.981, otra importante agrupación, filial del Santo Sepulcro, comienza su andadura por las calles de Cartagena, me refiero, naturalmente, al Expolio de Jesús, una bella imagen de Cristo, talla-da por Juan Abascal, que detalla el mo-mento en que Jesús, es despojado de sus vestiduras, cumpliendo así las escrituras: “Se repartieron mis ropas y echaron a suerte mi túnica”.
En 1.984, otra agrupación de gran rai-gambre en nuestra ciudad como es La Agonía, crea una filial: La condena de Je-sús e imposición de la Cruz, que salieron a la calle, capitaneadas por María Luisa Ramón Ballesta, que precisamente, tam-bién estuvo varios años al frente del tercio de la Virgen del Amor Hermoso.
En el año 1.989, una agrupación em-blemática y “mariana”, en Cartagena La Soledad de los Pobres, aunque constitui-da en 1.956, pasa a ser su tercio ínte-gra-
mente femenino, cosa que me alegra muchísimo, no solo porque otra Virgen sea custodiada por mujeres sino porque además es “hermana” de la mía. Y es que esta bella imagen, salió también de la ar tística gubia de Juan González Moreno.
En 1.991, las chicas “sampedristas”, también se suman a nuestra Semana Santa con El arrepentimiento de San Pedro.
Con el paso del tiempo han ido apareciendo también distintas filiales, sobre todo en la procesión del Viernes de Dolores, como las de la Oración del Huerto, con sus túnicas con cola y grandes cirios; El Prendimiento (que sale con el trono insignia de la Cofradía California). También en los marrajos pues el Jesús Nazareno, sacó al grupo de acompañamiento femenino. Y algunas más que seguramente me habré dejado en el tintero…
Llegamos al año 1.998; aquí sucede un hecho que pasará a los anales de la his-toria cofrade de Cartagena. Pues si en 1.946 se creó el primer tercio de peni-tentes femenino, en este año, se crea la primera agrupación, cuyo trono es portado a hombros por damas-portapasos, me refiero a La despedida de Jesús de la Santísima Virgen, filial del Ósculo. Sin duda, estas mujeres han sabido dar una lección de fuerza y pundonor, que algunas mentes arcaicas, aún no han podido asumir.
En 1.999, y con motivo de la tan esperada salida de Nuestro Padre Jesús Resucitado, de nuevo en procesión como titular de la Cofradía. El grupo escultórico del Santísimo Cristo de la Resurrección espectacular obra de Federico Collaut Valera, salió a la calle con un tercio formado por chicas. ¡Por fin éramos dos agrupaciones en nuestra cofradía! Aunque bien es cierto, que todas las agru-paciones “resucitadas” que vieron la luz en 1.982, eran todas mixtas, pero eso sí, con una gran mayoría de féminas.
En el año 2.002, las Santas Mujeres marrajas, se ponen las pilas y sacan a hombros sus veneradas imágenes; creándose el grupo de portapasos femeninos de la Santas Mujeres, dando también una lección de elegancia y buen hacer. Y hablando de dar lecciones… en el año 2.004, se crea la Asociación de Mujeres Cofrades de Cartagena, maravillosamente capitaneadas por Maria Victoria Botí Espinosa.
Como faltaba en nuestra Cofradía del Resucitado que un trono fuera portado a hombros por mujeres, en el año 2.009 las damas-portapasos de Santo Tomás, llevaron en volandas al discípulo de “La duda”. Aunque ellas jamás “dudaron” que serían capaces de lograrlo; y así lo siguen haciendo año tras año, demos-trando su valentía y pundonor.
También en los tercios de los Romanos y en las Escoltas y Honores, se ha podido ir verificando la presencia femenina. In-cluso en los piquetes tan emblemáticos, como Infantería de Marina o Artillería Antiaérea, la mujer ha seguido subiendo en el escalafón.
También en el año 2.016, ocurrió un hecho sin precedentes en nuestras procesiones. Y es que la agrupación de La Sentencia, por primera vez sacó su trono portado por hombres y mujeres. Al unísono, con el mismo batir del tam-bor; hombro con hombro; ilusión con ilusión; alma con alma. Con una fuerza que solo tenemos los hombres y mujeres de nuestra tierra, cuando se trata de defender lo que más amamos: Nuestra Semana Santa.
Como se ha podido demostrar en estas páginas, desde aquel lejano 1.946, la mujer ha ido haciéndose hueco en la Semana Santa cartagenera, no sin es-fuerzo, sino con trabajo, ilusión y lucha, para poderse mantener en el lugar que le corresponde por méritos propios.
Sería ilusa, si no supiese que quedan muchas murallas por derribar, muchos escalones por subir; y sobre todo… mu-chas zancadillas por recibir.
Pero, ahí seguiremos, al pie del cañón y espero que con el empuje que tienen los jóvenes actualmente en las agrupaciones pasionarias de nuestra ciudad, algún día, en un futuro, se pueda decir que hay alguna mujer en los puestos más al-tos de la Junta de Cofradías. Sé que yo no lo veré, pero espero que las futuras generaciones sí lo vean.
Ana Ros Serrano
Mayordomo de Culto de la Cofradía del Resucitado