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RECUERDO DE UN DOMINGO de Resurrección marcado por la lluvia

“Lamentablemente, debido a la previsión de lluvia durante todo el día, reunido el Gabinete de Emergencia, se ha decidido suspender la procesión de la Resurrección de Cristo”. Con estas palabras, sobre las 7:00 horas, se daba a conocer la decisión tomada sobre la no salida en procesión el Domingo de Resurrección de 2019. Una triste y dura decisión que tuvo que tomarse debido a la situación meteorológica.

Para los que hoy salimos en procesión, pocas son las ocasiones en que esto ha ocurrido, pero sin duda, son muy recordadas y dolorosas para todos. La ilusión de preparar durante meses, ensayar, entregar vestuario, arreglar tronos y enseres… tenerlo todo listo para que finalmente la lluvia decida no dejarnos salir en procesión, es algo que en ocasiones cuesta asimilar. “Desde que acaba la Navidad con el día de Reyes, para mí ya empieza la preparación de la procesión. Empezamos a ultimar detalles, revisar si hay algo que retocar del vestuario, pre-parar material, citaciones para las juntas de formación, los ensayos, etc. Son unas semanas de preparativos muy especiales y también de intenso trabajo, sobre todo cuando más se acerca el inicio de la Semana Santa”, asegura Paloma Pérez, de la Agrupación de la Aparición de Jesús a María Magdalena. Ella, implicada desde pequeña, asegura que todo se preparó por si “la previsión finalmente daba una tregua y unos rayos de sol nos dejaban sacar nuestra procesión a las calles”. Es por eso que, en el almacén de tronos, se pusieron plásticos y se preparó todo protegiendo el patrimonio. Por su parte, Carmelo Conesa, de Nuestro Padre Jesús Resucitado, afirma que la procesión del Domingo de Resurrec-ción “es todo un ritual, no solo para mí, es un ritual que vivimos en familia, tanto la más cercana como son mi mujer, mi hijo y sobrinos, pero también mi gran familia de procesión; estamos en con-tacto desde las vísperas comentando inquietudes, el típico nerviosismo previo a la salida, el recogimiento individual y el pequeño rezo de la mañana del domin-go. Las túnicas planchadas, el cíngulo y la medalla preparadas, todo está listo y comenzamos en familia a vestirnos para la ocasión, una ocasión que se repite año tras año y que no por repetitiva deja de ser emocionante”. Él también tenía es-peranzas de que la lluvia cesara, hasta que finalmente la Cofradía comunicó su decisión: “El sentimiento en un pri-mer momento fue de

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una gran tristeza y pesar, todo un año trabajando para este día y al final no se puede ver ese trabajo en la calle, pero después recapacitando y pensando con un poco de lógica y más pausado he de admitir que sentí alivio al no ver salir los tronos por las puertas de Santa María, pues como responsable de uno de ellos y del material de mi agrupación no me hubiera gustado ver la posibilidad de ningún percance ni para los hermanos ni para el patrimonio de la cofradía por causa de la lluvia y con todos los suelos mojados”.

Finalmente se decidió abrir las puertas de Santa María de Gracia, a donde por suerte, el Sábado Santo pudieron tras-ladarse los tronos y enseres, para que el pueblo de Cartagena pudiera visitar las imágenes que no pudieron salir en pro-cesión. Se rezó un via lucis y salieron a la calle las imágenes de Nuestro Padre Jesús Resucitado y la Santísima Virgen del Amor Hermoso, a quien se le cantó una emocionada Salve Cartagenera.

“Realizamos el traslado de tronos y material a la Iglesia, no en el horario habitual, ya que lo retrasamos hasta las primeras horas de la mañana del Sábado Santo, pero éramos conscientes de que la salida a la calle iba a estar muy difícil. Con la amenaza de lluvia, aunque las precipitaciones no hubieran sido tan abundantes como lo fueron la víspera del domingo, creo que nadie se hubiera atrevido a sacar la procesión a la calle. En esos momentos hay que tener la cabeza muy fría. Pensar ya no en salir, sino en las condiciones que se te pueden dar durante la procesión. Lo último que queremos son daños materiales y sobre todo humanos”, recuerda Domingo López, de la Agrupación de San Juan Evangelista. “El pueblo de Cartagena respondió muy bien a nuestra llamada para acompañarnos en estos momentos tristes. Sí que estás con los tuyos, ami-gos y familia, pero siempre te quedará la espina de que en 2019 no saliste a la calle. La iglesia abarrotada es símbolo de que la Semana Santa es la fiesta grande de Cartagena. Tanto es así, que no todo el mundo que quiso entrar pudo hacerlo. Se quedó muchísima gente fuera. Al final, te apoyas en los tuyos para sobre-llevar estos momentos para los que has trabajado todo el año. La tristeza, la impotencia son sentimientos que afloran en esos momentos”.

“Con profunda tristeza y un cúmulo de recuerdos de todo el trabajo realizado durante el año. El momento más difícil fue comunicarlo al resto de hermanos de la Agrupación. A pesar de las previsio-nes de lluvia, todos los preparativos siguieron su curso y estuvimos listos para salir a la calle, hasta el momento de la suspensión”, relata Javier Sánchez, del Sepulcro Vacío Mensaje del Ángel. “Fue triste por no poder salir y lucir la proce-sión. Pero a la vez un momento bonito y de unión cofrade”.

“Por suerte pudimos hacer un acto muy bonito, aunque breve, pero lo acontecido fue muy emotivo y maravilloso. Hicimos un pequeño pasacalle por la calle san Miguel, aun mojándonos por la lluvia, muy orgullosos y con nuestra cabeza bien alta, con esa marcialidad que nos hace brillar aunque con los ojos acristalados, hechos un mar de lágrimas y los nervios a flor de piel. Fue un día muy emotivo, a la vez triste, todos hechos un mar de lágrimas, temblando de la emoción, de los nervios, de la

frustra-ción por no poder procesionar ese día, fue un día gris, apagado pero a la vez lleno de luz y elegancia y arropados por tantísimos cartageneros que acudieron a nuestro encuentro”. Así lo recuerda Ángeles María Llorente, de la Agrupación de Escolta y Honores. “Aún recuerdo esa mañana, lo triste que estuve todo el día, pues soy una persona que vive la Semana Santa muy intensamente, que no se pierde una sola procesión o acto y a la vez soy muy emotiva. Me viene a la mente el recuerdo de poder ver pasar a la Virgen del Amor Hermoso, mi virgencita, tan cerca ante mis ojos y poder gritarle ‘Viva la Virgen del Amor Hermoso y viva la Virgen guapa’ con tanto entusiasmo, llorando a más no poder, con los nervios a flor de piel, un recuerdo muy bonito y que guardaré en mi corazón siempre. Recuerdo la iglesia repleta de gente arropando a nuestros hermanos resucitado y demás cofrades. Ese día sentí que todos los cofrades estábamos más unidos que nunca indistintamente de la cofradía a la que se perteneciese y eso es lo que considero que hace bonito y maravilloso nuestra Semana Santa”.

La portapasos de la Agrupación de la Aparición de Jesús a Santo Tomás, Caridad López, vive año tras año la Semana Santa de una forma muy especial, aunque el pasado 2019 la rabia, la impotencia y la tristeza le invadieron. “Aunque fue muy bonito no puede compararse con lo que sientes cuando haces tu procesión por las calles de Cartagena. Lo recuerdo con tristeza, sin más. Una vez ha pasado lo asumes y a trabajar para el próximo año. Deseo que no llueva y que podamos sacar el Resucitado a la calle”. Un deseo compartido por todos los hermanos blancos: “Del Domingo de Resurrección del año pasado lo que más recuerdo es el apoyo de la gente, en Cartagena la gente es procesionista independientemente de que salga en las procesiones o no, sienten la Semana Santa como algo muy suyo, y no po-derla despedir el año pasado como se merece nuestra semana grande, caló en los cartageneneros y así nos lo hicieron ver a todos los resucitados que veíamos pasar de largo la posibilidad de salir a pasear nuestro desfile por las calles de Cartagena. Mi deseo para este año es que Nuestro Padre Jesús Resucitado y la Santísima Virgen del Amor Hermo-so intercedan por nosotros y nos per-mitan disfrutar plenamente de nuestra semana grande, para poder, a través del buen hacer de todos mis hermanos re-sucitados y por extensión de todos los hermanos cofrades, ser testimonio del mensaje liberador de nuestro señor Je-sucristo”, desea Dulce Ruiz, de la Virgen del Amor Hermoso.

Un deseo compartido por todos y para todos: que la meteorología nos permita a Resucitados, Californios, Marrajos y del Socorro sacar a la calle nuestras procesiones de Semana Santa, catequesis viva y profesión eterna de fe.

Susana Mendoza Bernal

Mayordomo de Relaciones con los Medios de Comunicación de la Cofradía del Resucitado

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