12 minute read
LA CONCEPCIÓN DE UNA ESTÉTICA ÚNICA PARA LA PROCESIÓN de Cristo Resucitado
La Real e Ilustre Cofradía de Nuestro Padre Jesús Resucitado nace en unas circunstancias muy complicadas, ya que, a los diversos daños materiales y humanos ocasionados durante la fatídica Guerra Civil, había que sumar la gran precariedad social en la que quedó sumida la población, la cual apenas lograba sobrevivir. Es el momento de las cartillas de racionamiento. Estos fueron unos tiempos muy difíciles para las cofradías pasionarias de la ciudad, las cuales debieron hacer frente a la reconstrucción, casi totalitaria, de su patrimonio1 .
Serán los años posteriores a la guerra, especialmente en la década de 1940, cuando se va a dar un momento propicio en el que se va a configurar una nueva línea estética dentro del patrimonio cofrade de la ciudad. Serán tiempos de grandes objetivos, para los cuales se realizaban proyectos a medio y largo plazo buscando siempre un resultado de máxi-ma calidad. Para esta renovación estética se va a apostar por los mejores escultores a nivel nacional, como ya ocurriera en el siglo XVIII con Francisco Salzillo y su escuela, ahora los valencianos Mariano Benlliure y José Capuz2. A pesar de que ambos escultores se ocuparan de la recomposición de las cofradías del Prendimiento y del Nazareno, también se va a producir la irrupción de otros artistas, que en este caso serán continuadores de la estética barroca de Salzillo, como José Sánchez Lozano y Juan González Moreno, aunque este último va a mostrar una clara influencia de los valencianos ya mencionados, pues será aquí, en Cartagena, donde se inicie una relación entre la obra de ambos artistas. La escultura de estos tres artistas estará en cierto modo alejada de los cánones de la obra anterior, destruida el fatídico 26 de julio de 1936, pues ahora se potenciará una
Advertisement
1. Pérez Madrid, J. (2017). La Agrupación Marraja de N.P. Jesús Resucitado (1939-1943). Cartagena: Real e Ilustre Cofradía de Nuestro Padre Jesús (Marrajos). 2. Hay que reseñar que José Capuz ya había establecido relación con la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno (Marrajos), ya que estos le habrían confiado con anterioridad a la contienda la realización de una Virgen de la Soledad (1924), de la Virgen de la Piedad (1925), del Cristo Yacente (1926), del Descen-dimiento de Cristo (1930) y de un Jesús Nazareno (1931). Desgraciadamente las imágenes de la Virgen de la Soledad y del Nazareno se perdieron durante los sucesos de 1936.
obra de proporciones mayores, de rasgos más duros, menos dulcificados, donde el estofado y el enlienzado de las obras pierde importancia frente a la atomización de estas. Se produce una doble concepción por parte del artista, puede debe trabajar con la idea de obra de arte e imagen devocional3 .
Si bien, acabamos de señalar la importancia que van a tener estos tres escultores tras la Guerra civil, a los que posteriormente se le añadirán otros imagineros como Federico Coullaut-Valera o José Antonio Hernández Navarro, ahora debemos señalar la importancia Balbino de la Cerra Barceló y Miguel Fernández Rochera en el diseño de nuevos elementos textiles con los que se exornaran las imágenes titulares de agrupaciones, y los diversos elementos que compondrán los cortejos procesionales, prueba de ello serán los mantos de la Santísima Virgen del Primer Dolor (1960), de Balbino de la Cerra, o los de la Virgen de la Esperanza (1953) y la Dolorosa (1966/67), del citado Fernández Rochera.
Este sería el contexto en el que se iban a desarrollar las nuevas agrupaciones de nuestra Semana Santa, un contexto necesario para entender la fundación y posterior configuración estética de la Real e Ilustre Cofradía de Nuestro Pa-dre Jesús Resucitado. La hermandad nace en el seno de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno (Marrajos), como una agrupación más dentro de la misma, promovida por la inquietud de un nutrido grupo de entusiastas, que veían incompleta la Semana Santa cartagenera sin la procesión del Domingo de Resurrección4. Tras la constitución de aquella agrupación de Nuestro Padre Jesús Resucitado, comenzaba un largo y complejo camino, para el cual los inte-grantes de esta tendrían que hacer frente a importantes decisiones como quién sería el encargado de realizar la imagen de Nuestro Padre Jesús Resucitado, cómo sería el hábito de los penitentes, que portarían en sus manos o incluso quién y en qué material se elaboraría el sudario que abriría el cortejo. Tras la consecución de importantes logros, 25 de abril de 1943 recorrería por primera vez las calles de la ciudad de las cinco colinas la imagen del Resucitado5 .
Esta primera etapa será fundamental para la futura imagen propia que se configuraría entorno a la recién creada cofradía, ya que en este momento se producen dos contactos artísticos fundamentales, el primero de ellos sería con el escultor e imaginero murciano Juan Gonzáles Moreno, a quien todavía bajo el amparo marrajo se le encargará la realización de la imagen de Jesús Resucitado, dándole así mismo total libertad para la concepción de esta6 . Tras diversos proyecto y bocetos, el estudio económico permitió la realización de la imagen de Cristo, quedando pendiente la culminación de un grupo escultórico en años sucesivos. Finalmente, dicho grupo escultórico quedaría en el cajón y no se llegaría a realizar, pero afortunadamente, la imagen de Nuestro Padre Jesús Resucitado llego a Cartagena días antes de la Semana Santa de aquel año, una imagen completamente innovadora, pues la imagen de Cristo se alza, levitando sobre una nube, generando una hélice, hoy distorsionada por la introducción de un elemento añadido, como es banderín que alude a la resurrección. Una imagen que debemos señalar que respeta por completo la tradición barroca murciana, pero en la que González Moreno ya manifiesta su carácter personal y único, debido principalmente a la in-fluencia artística de Capuz, especialmen-te de obras como el Descendimiento. Dicha imagen no fue bien recibida por la sociedad cartagenera ni por la curia local, llegando incluso a ser objeto de burlas y comparaciones malintencionadas. Lo cierto es que en esos momentos va a
3. Ortiz Martínez, D. (2009). La Semana Santa de Cartagena en la Transición Democrática (1975-1982). Cartagena Histórica, 4-21. 4. Sera el 12 de abril de 1940 cuando se reúne por primera vez de forma oficial aquella agrupación del Resucitado, sería en los salones que poseía por aquel entonces, la
Cofradía de NPJ Nazareno, en la calle Adarve. En dicha reunión solicitaban la integración de esta agrupación en dicha cofradía. Petición aprobada días más tarde. 5. Paradójicamente la procesión de 1943 sería la primera y la última procesión de la agrupación de Jesús Resucitado organizada por la cofradía Marraja, pues el 29 de diciembre de ese mismo año, y tras diversas desavenencias desde prácticamente sus inicios con la cofradía, el obispo de la diócesis de Cartagena, D. Miguel de los Santos, autorizaría la creación de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Resucitado, erigiéndola canónicamente en la parroquial de Santa María de Gracia. 6. D. Juan González Moreno ya había realizado para Cartagena las imágenes de Nuestro Padre Jesús de Medinaceli (1941), para la Asociación Piadosa de Nuestro Padre
Jesús de Medinaceli, y un San Francisco de Asís (1942), para la iglesia del Carmen.
existir muy buena relación entre González Moreno y los dirigentes de la nueva cofradía, llegando incluso el escultor a ser uno de los primeros en felicitar a la hermandad por su constitución como tal. Lo cierto es que, tras el encargo del Resucitado, y aun sin haber realizado el grupo escultórico proyectado, González Moreno recibiría el encargo de tallar la imagen de la Virgen del Amor Hermoso, para la cual se abstraería totalmente del estilo barroco imperante en la zona, creando un modelo dulce y delicado, de ojos abultados, que reflejan aun el sufrimiento de una madre, pero a su vez la dota de una dulzura y una delicadeza muy especial, que acompañados de su tez tostado, hicieron que las criticas fueran totalmente contrarias a las que recibió el escultor tras la realización de Cristo7 .
Vemos, por tanto, como aquel encargo en el seno de la hermandad morada se convertiría, tan solo en un precedente de la imaginería “blanca”. Algo igual su-cedería con otra figura muy importante para los blancos, pero esta vez, se trataría de uno de aquellos entusiastas marrajos que se implicarían en la fundación de la agrupación. Este personaje sería Miguel Fernández Rochera, a quien se van a deber infinidad de proyectos, que irán destinados a dotar de un estilo personal y único a esta cofradía, prueba de ello son los sudarios fundacionales de la agrupaciones de la Santísima Virgen del Amor Hermoso (1946) y de la Aparición de Jesús a María Magdalena (1948), los cuales siguen perfectamente la línea del que pintara en 1943 Vicente Ros para la agrupación del Resucitado, así pues podemos apreciar grandes similitudes en los trazos, con cierta inspiración modernista8. A su trazo también debemos la ejecución de la viga del tercio de Soldados Romanos, agrupación para la cual creó una estética novedosa, completamente alejada de los tercios de “armaos” o “judíos” que per-tenecían a las otras dos cofradías cartage-neras. Otra de las grandes aportaciones de Fernández Rochera a la cofradía sería el trazo del trono típico resucitado, este seguirá un esquema totalmente alejado al trono típico cartagenero, pues al estar concebido para una procesión diurna, la peana o cajón ganará una gran altura y sobre esta se colocarán directamente las imágenes, rodeadas de flor diversa, aportando una nota alegre al conjunto. Así mismo, hay que destacar su contribución a la idea de que la madre resucitada pro-cesionara bajo palio, generando así una estampa única en la ciudad9 .
Si las aportaciones mencionadas con anterioridad denotan la importancia que Migue Fernández Rochera tuvo para la cofradía en la que fue Comisario de Arte, más importantes van a ser las aportaciones simbólicas que va a comenzar a introducir y que posteriormente serán aprovechadas por otros artistas para aumentar el patrimonio de nuevas agrupaciones. Estos símbolos dotarán de un mensaje culto a la procesión. Este es el caso del Ave Fénix, pensado para la Agrupación de la Aparición de Jesús a María Magdalena, este ser mitológico simboliza la resurrección de la vida sobre la muerte, entorno a él hay numerosas leyendas entorno a su muerte y su vuelta a la vida, pero desde las civilizaciones de Mesopotamia o Egipto se ha vinculado a ese mensaje, por lo que en el momento en el que lo introduce en el escudo de la agrupación, está haciendo alusión directa a la resurrección, algo que podría quedar ambiguo, por lo que se acompaña de las letras griegas OXOYC, que hacen referencia a algu-nos símbolos que eran utilizados por los primeros cristianos en las catacumbas, en concreto está vinculado con el mensaje de Jesucristo Hombre Salvador. Por tanto, el escudo alude directamente a la Resurrección de Cristo. Caso similar al del escudo de la Aparición a la Magdalena ocurrirá con el casco del vestuario del tercio de romanos, donde volvería a introducir un ser mitológico con mensaje oculto, en este caso sería el dragón, el cual se puede asociar con la guarda de la sabiduría. Establece por tanto otro mensaje culto, que a simple vista vuelve a pasar desapercibido para el espectador, los romanos están guardando el cuerpo de Cristo en el sepulcro, para evitar que roben su cadáver, por lo que al igual que el dragón están guardando la sabiduría, están guardando a Cristo10 .
Tras la desaparición de Fernández Ro-chera apenas se va a continuar trabajan-do en esta línea, es cierto que abría que señalar algunas intervenciones como las de Ángel Joaquín García Bravo, quien podríamos decir que continuó la labor pictórica iniciada por Vicente Ros y continuada por Fernández Rochera, en este caso interviniendo en frisos y medallones de tronos, como el del Santísimo Cristo de la Resurrección o incluso en galas, como las de la Aparición a la Magdalena. Será también García Bravo quien volverá su mirada a la mitología a la hora de diseñar el nuevo hachote de la Agrupación de la Aparición de Jesús a los Apóstoles en Emaús, en el que al igual que el ave fénix o el dragón anteriormente citados, va a introducir la figura de un pelícano, rasgándose el pecho y alimentando a sus crías; la leyenda asociada a este ser nos habla del sacrificio del padre por sus hijos, un sacrificio que está plenamente relacionado con el momento bíblico que representa la citada agrupación, pues Je-sús, sentado a la mesa con los discípulos de Emaús, parte el pan, rememorando la Institución de la Sagrada Eucaristía, es decir, está recordando la redención del cordero pascual, que precisamente figura delante del grupo escultórico11 .
Por tanto, podemos ver cómo, salvando algunas excepciones, Miguel Fernández Rochera va a crear un estilo propio, completamente alejado al corte clasicista renovado de las dos grandes cofradías de la ciudad, para quienes incluso trabajaba, adaptándose en todo momento al estilo propio de cada una de ellas. Dicho estilo resucitado se mantuvo más o menos inal-terado hasta la década de 1980, momento en el que la cofradía va a aumentar su cortejo12. Precisamente esta penúltima ampliación coincide con un pedido a partir del cual se comienza a dejar de lado el interés por el mantenimiento de una estética propia en cada una de nuestras cofradías, en parte, esto va a venir provocado por el aumento del capital de agru-paciones o cofradías, las cuales tendrán a partir de ahora mayores facilidades para ampliar y mejorar su patrimonio, y no se verán sujetas a planes a medio y largo plazo, los cuales debían de estar muy pen-sados y estudiados. Esto no quiere decir que la Semana Grande de Cartagena de hoy sea peor que la de aquellos años, pero sí que debe hacernos reflexionar acerca de la unidad estética y la puesta en escena que cada cortejo debe de poseer.
7. Ortiz Martínez, D. (2014). Amor Hermoso Coronada. Cartagena: Agrupación de la Santísima Virgen del Amor Hermoso. 8. Miguel Fernández Rochera sería el encargado de pintar estos dos sudarios, por lo que a él no solo se le debe el diseño, sino también su ejecución. 9. Ortiz Martínez, D. (2017). La Cofradía de Nuestro Padre Jesús Resucitado de Cartagena, 75 años de Historia. Cartagena: Real e Ilustre Cofradía de Nuestro Padre Jesús
Resucitado. 10. Ortiz Martínez, D. (2017). La Cofradía de Nuestro Padre Jesús Resucitado de Cartagena, 75 años de Historia. Cartagena: Real e Ilustre Cofradía de Nuestro Padre
Jesús Resucitado. 11. Muñoz Robles, J. (200). 50 aniversario fundacional de la Agrupación “Aparición de Jesús a los discípulos de Emaús” de la Real e Ilustre Cofradía de Nuestro Padre Jesús Resucitado. Cartagena: Agrupación de Aparición de Jesús a los discípulos de Emaús. 12. El Domingo de Resurrección de 1983 se incorporarán a la Procesión de la Resurrección el tercio y trono del Santo Ángel de la Cruz Triunfante, la agru-pación del Sepulcro Vacío Mensaje del Ángel y la agrupación de la Aparición de Jesús a los Apóstoles en el lago de Tiberíades.