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ECOS de Semanas Santas

Ϯ Iglesia de Santa María de Gracia. Lunes Santo, 6 de abril de 2020.

Han pasado tres años de aquella madrugada de Viernes Santo, de aquellas primeras horas del 19 de abril de 2019, cuando la Dolorosa se recogía de manera apresurada en medio de la lluvia que le acompañaba en su caminar finalizado el Encuentro. La lluvia que de nuevo “quería ser marraja”. Tres años trascurridos del regreso de la Madre en aquellas horas al Templo de la Semana Santa para que, después de darle refugio, Santa María de Gracia cerrara sus puertas definitivamente a la celebración pasionaria en Cartagena. Para que no volviera desde aquel día a pasar bajo su dintel ni atravesar su umbral desfile procesional alguno con la intención de realizar sincera manifestación de fe y afirmación de su Credo por las calles de nuestra ciudad.

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Semana Santa de 2019 de los marrajos que el temporal de lluvia truncó de forma abrupta, impidiendo culminar la Pasión y Muerte de Jesucristo en la noche del Viernes Santo con su Santo Entierro, y en la tarde del Sábado Santo con la Vera Cruz y la Soledad de la Virgen a la espera de su Resurrección.

En la confianza de sobreponernos como tantas veces a una desgracia reconocible y casi familiar, en la confianza de volver a culminar un año de Hermandad y Cofradía echando a la calle nuestras procesiones al llegar la primavera, la pandemia declarada de la COVID 19 con origen en el virus SARS-CoV-2 asolaba el mundo desde el mes de marzo de 2020 en vísperas de la anhelada Semana Santa y transformaba nuestras vidas. Las crisis sanitaria y social, la enfermedad y el dolor, golpeaban con fuerza y marcaba el devenir de la Cofradía Marraja como el de la sociedad, en sus múltiples aspectos, realidades, y circunstancias, de la que formamos parte.

Dos semanas santas más llegaron en este tiempo, después de la suspendida obligados por la lluvia. Y dos años celebrando la Pasión, Muerte, y Resurrección de Cristo de forma muy distinta a como imaginábamos y deseábamos los cofrades marrajos y los procesionistas de nuestra ciudad. El estado de alarma y el confinamiento decretados por las

autoridades públicas en el 2020 ante el colosal estallido de la pandemia, cuando nos encontrábamos en plena Cuaresma y a pocas fechas del inicio de la semana pasionaria, nos condujo a la Semana Santa sin duda más difícil, extraña, triste, y desconsolada posible de nuestra historia reciente sin considerar el periodo 1936-1939 y el impacto infinitamente mayor que supuso la desgracia de nuestra Guerra Civil.

Y por otra parte conscientes del enorme problema sanitario afrontado a partir de ese mes de marzo de 2020, responsabilizados en la lucha por hacer frente a la pandemia y aliviar las desgracias sociales y económicas que nos invadieron, y sin superar todavía la enorme conmoción de ese primer año con la irrupción del problema pandémico de una forma tan brutal como descontrolada, los procesionistas marrajos asumíamos la suspensión de la Semana Santa de 2021. Para vivir la Cuaresma y la celebración pasionaria, de nuevo sin procesiones, a través de las liturgias y los cultos oficiados que nos mostraran, desde la fe, el sentido último de la manifestación pública de nuestro Credo que habríamos llevado a cabo en cortejos pasionales inigualables.

Porque la Cofradía Marraja celebraba en esos dos años la Pasión, Muerte, y Resurrección de Jesucristo. Y aún sin procesiones, llegaba a la hermandad morada la Semana Santa para, como cristianos, unirnos la Iglesia en la conmemoración del Misterio de la Salvación. En cualquier caso los marrajos escribimos a lo largo de todo el año, y en cada uno de ellos, un nuevo capítulo de nuestra historia. Abarcando, en sus páginas, todo cuanto tiene que ver con el quehacer en el día a día de una cofradía pasionaria constituida como “asociación pública de fieles laicos cauce de convivencia y participación cristiana de sus hermanos”. Han sido así dos años, como sabemos, condicionados enormemente en su actividad por la situación pandémica pero en los que, asumiendo las limitaciones y las circunstancias que nos han afectado, la Cofradía continuaba con su labor. Y aspirando a cumplir en este 2022 con nuestro fin primordial de procesionar la Pasión y la Muerte del Señor, quedan en la memoria de todo este tiempo y estos años los hitos más

Ϯ Callejón de Bretau. Madrugada del Viernes Santo, 10 de abril de 2020.

Ϯ Plaza de la Merced y esquina del Palacio de Aguirre. Madrugada del Viernes Santo, 10 de abril de 2020.

Ϯ Puerta del Nazareno, Pescadería.

Madrugada del Viernes Santo, 10 de abril de 2020.

señalados de su escritura. Y los “ecos de semanas santas” que han jalonado el acontecer, proceloso y complicado, de un bienio que nunca olvidaremos.

Uno de los acontecimientos fundamentales para esa historia de la Cofradía Marraja que se traza, y que tiene que ver con su extraordinario conjunto patrimonial, sería la llegada de la nueva imagen de la mujer Verónica destinada a completar el retablo de la Capilla y el discurso iconográfico alrededor del Nazareno que desde 1732, cuando culminara su construcción y fuera entronizada la imagen del Titular, ofrece la joya barroca de la Cofradía y de Cartagena. La talla de la Verónica que se incorporaba al patrimonio de los marrajos, una imagen de vestir, se debía al escultor malagueño José María Ruiz Montes quien recibía el encargo en el mes de febrero de 2017. Dos años más tarde, el 6 de diciembre de 2019, entregaba la obra que era bendecida en la Capilla la mañana de ese día. Más de ochenta años después de los sucesos de la Guerra Civil y la destrucción y pérdida de imágenes y tallas de nuestro patrimonio, entre ellas la de la Verónica, la Cofradía cumplía un anhelo largamente ansiado. Y la representación de la mujer valiente que en el pasaje de la Calle de la Amargura limpia el sudor y la sangre del rostro de Jesús, volvía a ocupar su lugar en el retablo y lucia espléndida en su hornacina.

En un 2020 difícil de olvidar en la historia de la Cofradía Marraja, dos efemérides, dos aniversarios con enorme significación de nuestro pasado reciente, tenían lugar. Por un lado conmemorábamos el 25 aniversario de la Coronación Canónica de la Santísima Virgen de la Soledad. La recordada tarde del 7 de mayo de 1995, siendo Hermano Mayor de la Cofradía Pedro Ferrández Flores y Capellán D. Francisco Montesinos PérezChirinos, el obispo de la Diócesis de Cartagena D. Javier Azagra Labiano coronaba canónicamente a la Madre de los Marrajos en la plaza de los Héroes de Cavite en el transcurso de la Santa Misa que tuvo lugar para que en ella recibiera la Soledad su preciado reconocimiento y su homenaje. Momento de emoción indescriptible al recibir en su sien la corona, y las miradas fijas en Ella de cientos, de miles de personas, las miradas del pueblo de Cartagena que aquella tarde llenaba el emblemático lugar de la ciudad para rendir tributo de devoción a la Virgen de la Soledad. Y una fecha grabada ya para siempre con letras de oro en nuestra historia. La Virgen de la Soledad era así la primera Titular de las cofradías de nuestra Semana Santa, y la segunda advocación mariana de la Virgen en Cartagena después de que en 1923 recibiera su corona la Virgen de la Caridad, cuyo arraigo, historia, y el profundo fervor de los fieles, procesionistas de toda condición y cartageneros en general, consideraba la Iglesia méritos suficientes para distinguirla de esta manera y con este honor, y que tuviera su canónica coronación en aquel glorioso día del mes de mayo de 1995 del que se cumplían veinticinco años.

La pandemia declarada y las normas adoptadas por las autoridades que llevaría al estado de alarma y el confinamiento, la suspensión de todos los actos cuaresmales a partir del 11de marzo de 2020, y la decisión de la Junta de

Cofradía el 14 de marzo de suspender igualmente las procesiones, impidieron conmemorar la efemérides como la Cofradía hubiera deseado. Y el 3 de mayo de 2020, coincidiendo con el primer domingo de mayo y Día de la Madre, se celebraba la solemne eucaristía conmemorativa del XXV aniversario de la Coronación Canónica de la Virgen de la Soledad con la Santa Misa que tenía lugar en la Capilla del Santísimo de la iglesia de Santo Domingo a las 11,00 horas de ese día. Misa oficiada por el Capellán de la Cofradía D. Fernando Gutiérrez Reche ante la imagen de la Soledad, la Madre de los marrajos, que presidía la ceremonia en su retablo donde recibe culto todo el año adornada de flor. La eucaristía, sin asistencia de público y acompañado el Capellán por el Comisario de Liturgia José Truque Guijarro, fue retransmitida por TeleCartagena a través de su canal de YouTube y contó con el acompañamiento musical al órgano de Iban Huertas San Millán. Una salve íntima cantada a la Santísima Virgen de la Soledad concluía la celebración.

Como segundo hito del año 2020, y uno más de los ecos de semanas santas que nos dejaban este tiempo de triste memoria para los procesionistas marrajos, se celebraba el 75 aniversario de la llegada a la Cofradía y a Cartagena de la imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno que José Capuz entrega a la Hermandad en 1945. Dentro de los enormes daños ocasionados al patrimonio de las cofradías de Cartagena por los desgraciados sucesos de la Guerra Civil (1936-1939), los marrajos sufrimos la desaparición, junto a otras, de las dos imágenes del Nazareno que poseíamos, la antigua imagen fundacional y la talla del Titular que Capuz realiza en el año 1931. Para reponer las imágenes desaparecidas, la Cofradía recurría de nuevo al genial escultor que en esa década de los años cuarenta del siglo XX contribuye con su trabajo a reconstruir nuestro patrimonio con las nuevas tallas que lleva a cabo en 1943 de San Juan y la Soledad, para sustituir a las igualmente desaparecidas en la Guerra Civil. Siguiendo con este necesario impulso renovador se encargaría una nueva imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno a José Capuz que el “escultor de los marrajos” realiza en 1945, imagen sufragada y donada a la Cofradía por el Pósito de Pescadores de Santa Lucía. La talla del Nazareno llegaba a Cartagena el 9 de marzo de 1945 y se exponía en el local social de la Cofradía, para que el 15 de marzo tuviera lugar su bendición en la iglesia de Santiago Apóstol de Santa Lucía por el Arcipreste de Cartagena D. Tomás Collados. Finalmente el 18 de marzo de 1945 una procesión desde el barrio de Santa Lucía conducía la nueva imagen del Titular y recorría las calles de la ciudad hasta la iglesia de Santo Domingo, donde tendría lugar la entrega oficial por el Pósito de Pescadores a la Cofradía Marraja. Y Nuestro Padre Jesús Nazareno llegaba ese día a su Capilla y a su Casa.

Pero 2020 fue ante todo el primer año del último siglo de nuestra historia, después del referido periodo de la Guerra Civil, donde las procesiones no se echaron a la calle en Cartagena al llegar la primavera y conmemorar así la Pasión, Muerte y Resurrección. Donde Santa María de Gracia no se llenó de su Semana Santa para alumbrarla cada noche, cada madrugada, cada tarde y cada mañana de cortejo pasionario. Esa celebración “difícil, extraña, triste, y desconsolada” fue lo que nos dejó, recluidos en nuestras casas, el año de pandemia, de sufrimiento y de dolor.

Pero estábamos en Semana Santa, y sin la narración evangélica de los días que corresponde procesionar a los marrajos, la Cofradía celebraba la Pasión y Muerte redentora del Señor, y la apoteosis previa del fervor y la promesa siguiendo a La Piedad, en las liturgias que tuvieron lugar el Lunes, Viernes, y Sábado San-

Ϯ Calle del Carmen. Noche del Viernes Santo, 10 de abril de 2020.

Ϯ Altar del Miserere, viernes 5 de marzo de 2021.

to de la semana pasionaria de 2020. Es así que en la tarde del Lunes Santo, 6 de abril de 2020, cuando la Virgen debería haber salido al encuentro con el pueblo de Cartagena embarcada en un mar de promesas, el Capellán de la Cofradía D. Fernando Gutiérrez Reche, auxiliado y con la sola compañía del Comisario de Liturgia José Truque Guijarro oficiaba en su Capilla de Santa María de Gracia, a los pies de la imagen en ese lugar entronizada, la Santa Misa en Honor a la Stma. Virgen de la Piedad. Eucaristía íntima y emotiva, sin otra presencia que los oficiantes, retransmitida y seguida en directo gracias a la emisión realizada por TeleCartagena, y a través de sus canales de TV y Youtube. Al finalizar la misa el gran cantaor Antonio Ayala el “Rampa” acompañado al tambor por Luis Tebas ofrecería una saeta dedicada a la Virgen de la Piedad. Para que a su conclusión tuviera lugar el Canto de la Salve de ese día dedicado con inmenso cariño por toda Cartagena a la Madre Piadosa del Lunes Santo.

Como sucediera con el primer “día marrajo” que nos tocó vivir en una Semana Santa muy distinta a la que todos hubiéramos deseado, llegado que fue el Viernes Santo a la ciudad y a los marrajos, y privada inevitablemente Cartagena de su bendita Madrugada y del esplendor del Santo Entierro en la noche del día más importante de su Pasionaria, la Cofradía quiso celebrar la Pasión del Señor honrando al Nazareno y a nuestra Madre la Virgen de la Soledad. Y en la mañana de este viernes singular se emitía a través de las redes sociales la grabación del rezo del Vía Crucis realizado por el Capellán D. Fernando Gutierréz Reche y José Truque Guijarro, Comisario de Liturgia, en la Capilla Marraja y delante de la imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno. Teniendo lugar a su conclusión el canto de la salve a la Virgen Dolorosa, la Virgen de la Madrugada, frente a su imagen en el retablo, y la saeta al Nazareno cantada por el saetero José Cayuela.

Ya por la tarde de este Viernes Santo 10 de abril de 2020, los marrajos y la Cofradía rendíamos homenaje a la Virgen de la Soledad que en la noche debería haber acompañado y seguir en el cortejo a su Hijo, el Cristo Yacente que reposa en el Sepulcro, cuya maravillosa escena y su inmensa soledad no vieron las calles de Cartagena en este 2020. Organizado por la agrupación de la Virgen de la Soledad y su Junta de Damas tendría lugar a las 19,00 horas el rezo del Santo Rosario, y a su conclusión el Capellán de la Cofradía D. Fernando Gutiérrez Reche elevaría su oración a la Virgen en nombre de toda la Cofradía y de los marrajos en su capilla del Santísimo de la iglesia de Santo Domingo, y cantaría la salve a la Santísima Virgen de la Soledad que esa noche permanecía en su retablo y no era llevada a hombros en el altar de su trono en procesión. El saetero José Cayuela cerraría este homenaje y rezo a la Virgen con el canto emocionado de una saeta a la Madre de los marrajos. Canto de la salve que fue retransmitido por Cartagena Cofrade por medio de canal de YouTube.

Finalmente el Sábado Santo, 11 de abril de 2020, la agrupación de la Santísima Virgen de la Soledad con la participación principal de su Junta de Damas celebraba el Canto de “Los Siete Dolores de la Virgen”, rezo y oración dirigido en la capilla del Santísimo y ante la imagen de la Soledad en su retablo por el párroco de la iglesia castrense de Santo Domingo D.

Ϯ Miserere, viernes 5 de marzo de 2021

Francisco Muñoz Moreno. Un acto emotivo y entrañable que tenía lugar a partir de las 12,15 horas de este día y que se pudo seguir a través de la web y redes sociales de la Cofradía.

Los ecos de la Semana Santa de 2021 vinieron marcados por la lucha contra la pandemia en el país y la necesidad de tomar medidas para combatirla. En especial las limitaciones a las reuniones sociales adoptadas desde marzo del año anterior, los aforos limitados en actos, eventos, y encuentros, y por lo mismo una actividad muy reducida de la vida cofrade. Y aún esperanzados en volver a procesionar, la realidad se impuso frente a la ilusión y a esa esperanza. Para que los ecos de semanas pasionarias con siglos de historia y de tradición que recogemos nos condujeran al mes de febrero del pasado año y al acuerdo de la Delegación Diocesana de Hermandades y Cofradía, a partir de la “prudencia y el sentido común” al que exhortaba en aquellos días nuestro obispo D. José Manuel Lorca Planes, por el que se decidía, y así se hacía público el 2 de febrero, suspender y no organizar los desfiles y procesiones de la Semana Santa de 2021. Sin embargo llegaba de la misma manera el eco de la conmemoración de la Pasión, Muerte, y Resurrección de Jesucristo a la Cofradía del Nazareno. Y llegaba la previa celebración de la Cuaresma y de los cultos solemnes en honor al Titular, Nuestro Padre Jesús Nazareno, que en el año 2020 no se pudo completar por la irrupción de la pandemia y las medidas adoptadas, siendo así que solo el Vía Crucis que abre la semana de cultos y los dos primeros días del Triduo tuvieron lugar. En este de 2021, con las limitaciones de aforo establecidas y las normas sanitarias y de precaución que se adoptaron, la Cofradía Marraja pudo culminar todos sus actos cuaresmales. Y celebrar el 5 de marzo de 2021 un Miserere, obligado por todas las circunstancias, novedoso y diferente a su habitual configuración y desarrollo. Sin la procesión de alumbrantes que acompañan la entrada de la Cofradía desde su Capilla al templo dominico siguiendo al sudario, que iluminan ocupando todo el presbiterio el oficio de la solemne ceremonia, y con la novedad de no interpretarse el Miserere de Orlando di Lasso que desde 1967 entonan las voces de la Masa Coral Tomás Luis de Victoria. En su lugar, al no requerir un conjunto coral y cumplir de este modo las medidas sanitarias, se escuchó la composición, para solista y tres voces, que el maestro lorquino Pedro José Jiménez Puertas compuso expresamente para la Cofradía en el año 1933 basada en el salmo 50 del salterio o libro de los salmos del Antiguo Testamento, una obra que estuvo presente en el Miserere marrajo hasta ese 1967. La “Capilla de Música de Cartagena”, con la dirección de Iban Huertas San Millán, también en el órgano, el barítono Pablo Cano Rojas, y la soprano Rocío Martínez de Salazar Arboleas, fueron los encargados de su interpretación y de recuperar más de medio siglo después esta obra compuesta para los marrajos y su culto más importante al Titular.

La celebración de la Semana Santa por los marrajos en el año 2021, de nuevo sin procesiones, giraría alrededor de las diferentes liturgias preparadas para el Lunes Santo, con las eucaristías y demás actos programados en honor de la Santísima Virgen de la Piedad en su jornada de fervor y promesas, y las funciones religiosos que acogió la iglesia de Santo Domingo en el Viernes y el Sábado Santo.

Ϯ Vía Crucis en la mañana del Viernes Santo, 2 de abril de 2021.

Así, los marrajos celebrábamos un Vía Crucis, el “Camino de la Cruz en tiempo de pandemia”, que tenía lugar el Viernes Santo de abril de 2021 en la iglesia castrense a las 7,00 horas. Al despertar la mañana, dentro de un ambiente de recogimiento y solemnidad con presencia limitada de hermanos cofrades y presidiendo la imagen del Nazareno la celebración, los marrajos rezábamos bajo la dirección espiritual de nuestro Capellán D. Fernando Gutiérrez Reche la Vía Dolorosa. Y rememorábamos, cuando la procesión del Encuentro debería estar recogiéndose, el Vía Crucis de la “madrugada más hermosa de Cartagena” al recorrer sus calles, en esas horas, la maravillosa “procesión de procesiones” que envuelve al Hijo al encuentro de su Madre. Vía Crucis, que pudo ser seguido en directo por el canal de televisión 7 Región de Murcia que lo retransmitió y por redes sociales, que quizás por primera vez en ese día, a esa hora, y en ese lugar, celebraba la Cofradía a lo largo de su historia. Concluyendo, al regresar la procesión claustral a la Capilla, con el canto de una emotiva salve a la Virgen Dolorosa cuya imagen se encontraba junto a la reja del recinto marrajo. Se ponía fin de este modo a un Vía Crucis para el recuerdo y la historia de nuestra Hermandad, mientras se escuchaban con emoción las notas de la marcha Nuestro Padre Jesús Nazareno interpretada al órgano por Iban Huertas San Millán.

Viernes Santo de los marrajos de 2021 culminado en la noche de este día con la Solemne Celebración del Santo Entierro de Cristo y el oficio religioso de las “Lamentaciones de Jeremías”. Liturgia de la Iglesia en tiempo de Semana Santa que por primera vez se oficiaba en la Cofradía, presidida por el Obispo de la Diócesis de Cartagena D. José Manuel Lorca Planes, y que constituía la segunda función preparada para conmemorar la Pasión y Muerte de Jesucristo en el Viernes Santo. Esperado acto en la noche del día más importante de la Semana de Pasión que comenzaba a las 20,00 horas de nuevo en el marco de la iglesia de Santo Domingo con la imagen del Cristo Yacente, sobre un lecho de terciopelo adornado de bordados, un centro de rosas rojas, y con la guirnalda que los amorcillos portan en el trono, en un sobrio altar en el centro de la iglesia a los pies del altar mayor. La ceremonia religiosa se iniciaba con la procesión claustral encabezada por la Cruz Sudario del tercio del Santo Sepulcro, y tras ella el sudario de la Cofradía que precedía al Obispo de Cartagena D. José Manuel Lorca Planes que ofició la liturgia, acompañado por el arzobispo emérito de Burgos D. Francisco Gil Hellín, el Vicario de Cartagena D. José Abellán Ibáñez, el Capellán de la Cofradía D. Fernando Gutiérrez Reche, el párroco castrense de Santo Domingo D. Francisco Muñoz Moreno, y D. Maximiliano Caballero Caballero, que le auxiliaron en el acto.

Emoción contenida en un ambiente de profundo recogimiento, y una homilía reconfortante invitando a la reflexión en las palabras de nuestro obispo, que al terminar nos decía cómo en esos momentos estaría esperando para salir en la procesión del Santo Entierro acompañando al Yacente, algo que llevaba tres años sin suceder. Y por ello quería tener un recuerdo especial para la Cofradía que venía ofreciendo todo este tiempo ese sacrificio al Señor, y deseaba con cariño que con ello los marrajos tuviéramos “un purgatorio corto”.

Ϯ Altar del Yacente. Liturgia de Las Lamentaciones de Jeremías.

Viernes Santo, 2 de abril de 2021.

Escuchándose en la ceremonia que nos reunía en Santo Domingo la noche del Viernes Santo el canto de la obra “El Lamento de Jeremías” compuesta en 1866 por el músico Cosme José de Benito (1829-1888) basada en una de las cinco lamentaciones del libro de Jeremías. Composición, para una sola voz y acompañamiento de órgano, interpretada por la “Capilla de Música de Cartagena”, con la mezzosoprano Inmaculada Sánchez López y el maestro Iban Huertas San Millán en la dirección y el órgano. Música celestial en un ambiente de enorme solemnidad que sonó y llenó esa noche la iglesia dominica, envolviéndola en una atmósfera especial invitándonos a meditar sobre las palabras de D. José Manuel Lorca Planes y a contemplar la impresionante imagen del Yacente de Capuz, el Cristo vencedor de la muerte del que nos hablara el Obispo de Cartagena en sus palabras. Para terminar con la procesión de regreso a la Capilla Marraja mientras se escuchaba el órgano de Iban Huertas San Millán, y Francisco Domené López al violín interpretando las notas de “In Memoriám”, la marcha compuesta por el músico Agustín Coll Agulló en 1921 que adaptada a conjunto de cuerdas acompaña la salida procesional del Cristo Yacente cada noche de Viernes Santo. Y concluía así una maravillosa liturgia religiosa realizada por primera en el seno de la Cofradía que ponía punto final a la jornada de este viernes singular llamado a escribir una brillante página en la celebración de la Semana Santa y en la historia de los marrajos.

El último de los “ecos de semanas santas” huérfanas de desfiles y cortejos pasionarios, el postrer eco de este tiempo que vivimos los cofrades marrajos, se alumbraba y recogía en la mañana del Sábado Santo 3 de abril de 2021 cuando la iglesia de Santo Domingo abría sus puertas de nuevo a la Hermandad del Nazareno. Y ofrecía la misma familiar hospitalidad desde que la Orden de Predicadores quisiera en un lejano siglo XVII que su templo fuera siempre nuestra casa. Función final de la celebración pasionaria del pasado año que la Cofradía dedicaba a la Santísima Virgen de la Soledad, la Madre de los Marrajos, con la liturgia de “La Virgen María en sus Siete Dolores” bajo la dirección espiritual de nuestro Capellán D. Fernando Gutiérrez Reche. La oración y el silencio en un día de duelo, las reflexiones ante cada uno de los dolores de la Virgen profundizando en su significado, especialmente en medio de la situación y de los momentos complicados que vivíamos a causa de la pandemia, estuvieron acompañados para ayudar a la meditación propuesta de la música ofrecida por la “Capilla de Música de Cartagena” con Iban Huertas San Millán, dirección y órgano, la mezzosoprano Inmaculada Sánchez Alcaraz, y Francisco Domené López en el violín, interpretando la obra “Coplas a los 7 dolores de la Santísima Virgen” que el músico Francisco Laporta y Mercader compusiera en 1892.

En la Soledad de la Virgen, contemplando su dolor por el Hijo muerto, y en la esperanza en la Resurrección salvadora que habría de llegar a nuestra Semana Santa en la mañana del día siguiente, la Cofradía Marraja dejaba escrita la página con la que cerraba un capítulo de su historia.

Pedro María Ferrández García. Cronista de la Cofradía Marraja.

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