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LA CLÍNICA DÍA A DÍA

Insuficiencia cardiaca congestiva (y IV):

la importancia de la comunicación con el propietario En los capítulos anteriores hemos aprendido qué es la ICC, cómo funcionan los mecanismos de compensación y el eje RAA, por qué son tan peligrosos y qué medicamentos se utilizan para tratarla. Hoy terminamos esta serie haciendo hincapié en la importancia de la comunicación con los propietarios. ¿Qué saben los propietarios sobre los problemas de salud que pueden afectar a sus perros? Su nivel de conocimiento depende de su entusiasmo y de las campañas informativas que se hayan hecho en su clínica. Por ejemplo, casi todo el mundo sabe que un perro necesita vacunas anuales. Algunos saben también que es importante lavarles los dientes. Hay quien conoce lo que es una pseudogestación. Pero cuando ya entramos en temas de cardiología, la realidad es que los propietarios suelen tener poca o ninguna idea.

Adelantarse a los problemas: informar, prevenir, vigilar ¿Qué debemos hacer al respecto? Como todo en esta vida, la mejor solución es la prevención: no es lo mismo encontrarte con una ICC en sus primeras fases que con un globo de agua renqueante con el corazón del tamaño de una sandía. Cuanto antes se detecte mejor es el pronóstico. Por eso es fundamental hacer campañas de información y promover la práctica de revisiones geriátricas. • Hay que informar sobre la predisposición de ciertas razas a padecer determinadas cardiopatías. Por ejemplo, el propietario de un perro de raza enana tiene que estar atento a los síntomas de endocardiosis valvular crónica a partir de los 7-8 años de edad (si tiene

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Laura Gonzalo Responsable de Formación y Marketing de Cardiovet lauragonzalo@cardiovet.es www.cardiovet.org www.facebook.com/cardiovetinfo @cardiovet_info

un Cavalier King Charles, incluso antes). En cambio, el propietario de un perro de raza gigante debería hacer chequeos para controlar posibles cardiomiopatías dilatadas ya a partir de los 5-6 años. • Es necesario concienciar sobre los factores que aumentan la probabilidad de padecer cardiopatías, como la obesidad. Ese dueño que dice, divertido, que su perro está de buen año, debe entender que si su perro no baja de peso se expone a problemas de salud que pueden ser muy graves. Debemos acabar con la idea de que un perro gordito es “gracioso”. Un perro obeso es un candidato a ser un perro enfermo.

Afrontar el diagnóstico: implicar al propietario En el tratamiento de una ICC es especialmente importante la colaboración de los propietarios. Tienen que tener muy claro que se trata de una situación grave cuyo pronóstico mejora si hacen los deberes. Además del control del peso y la posibilidad de tener que cambiar de dieta, es de vital importancia que el tratamiento médico se administre religiosamente. Mientras que los diuréticos se prescribirán puntualmente, los inhibidores de la enzima de conversión de la angiotensina (iECA) y la espironolactona son medicamentos que se instauran para toda la vida. En el momento en que dejan de darse vuelve a activarse el eje del mal y vuelve a empeorar el paciente. Por tanto, aunque el perro sea un animal testarudo que se revuelva cada vez que vea una pastilla, ¡no hay excusas para saltarse las tomas! Su calidad de vida depende de ello. ¿Te perdiste los capítulos anteriores? ¿Quieres saber más sobre diuréticos y otros temas relacionados? Entra en http://cardiovet.org/blog/

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