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El Callejón #8 recomienda: "Los libros y la noche", de Andrés Galindo.

El Callejón de las Once Esquinas

CAMINO DE LAS TORRES

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No niego que usted sea un buen lector. No niegue que yo pueda ser un buen libro.

El autor, seguro, nos negará a los dos.

La Tinta del Silencio (2017)

¿Cuántas veces te has preguntado qué esconde la noche?

El escritor mexicano Andrés Galindo nos propone en Los libros y la noche una recopilación de minificciones surgidas en la madrugada de sus desvelos. Sombras, fantasmas, culpas, nos retan y traspasan las páginas de esta obra breve, pero intensa en imaginación y zozobra.

Los libros iluminan esa oscuridad que rodea el pavor del alma para llevarnos hacia… ¿el sol?, ¿el infierno? No importa, una sombra pálida seguirá recorriendo la habitación.

«No dejes que me duerma». ¿Hay salvación? No la hubo para Alfonsina, colgada de sus alas de cera, ni para el hidalgo que prefirió vivir exiliado de la cordura.

El mal acecha en la penumbra de los sueños. Tal vez no somos más que seres salvajes de corazón y todo se reduzca a la búsqueda del amor, a la eterna pugna por vencer sobre nuestro miedo antes de que una sombra llame a la puerta y apriete el gatillo. «Otro día, otro mes, otro año, lo intentaremos una vez más».

Buenas noches, como diría un poeta ciego argentino que soñaba con molinos de viento mientras se refugiaba en los libros y la noche. ¿O lo dijo Andrés?

El autor fotografiado por la artista Flor Galván.

JUSTO POR PECADOR

«¡No dejes que me muera, papá, no dejes que me muera!», me gritaba mi hijo, apretando mi mano con sus deditos; a mí, que había dado muerte a tantos.

EN PEQUEÑAS DOSIS

Hace unos días —o semanas o meses o años— alguien me preguntó que por qué hablaba tanto sobre la muerte. Cada mañana me digo «la siguiente noche sí dormiré». Al caer la noche me acuesto y cierro los ojos, trato de dormir. Entonces una palabra me martillea la cabeza o un caos de luces y sombras me abre los ojos. Me incorporo, abandono la cama y escribo y disparo y escribo y disparo… Y así, de a poco, voy muriendo lentamente. La siguiente noche sí dormiré.

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