1 minute read
El secreto de Blancanieves
El secreto de Blancanieves
Advertisement
Juana María Igarreta
EL CORAZÓN de Blancanieves ya tenía dueño antes de caer dormida bajo el efecto narcotizante de la manzana. El afortunado era uno de los enanitos, el llamado Sabio. Blancanieves nunca había conocido a nadie como él, alguien con respuesta para todo. Ella lo admiraba profundamente y se quedaba todas las noches embelesada escuchando sus apasionantes relatos. Sabio solía decir que ya nada le sorprendía, porque era conocedor de todos los secretos. Blancanieves, que por el contrario se admiraba por todo, quedó hechizada por aquel ser tan erudito desde el primer momento. Pero ella, sabiéndose muy querida también por los otros enanitos, no encontraba la ocasión para declarar su amor al elegido. Y mantuvo en riguroso secreto sus sentimientos durante mucho tiempo.
Y fue aquel día, en el que Blancanieves despertó del eterno sueño con el apasionado beso del apuesto príncipe, cuando entreabriendo sus hermosos luceros negros y ante el asombro de todos, exclamó: «Sabio, ¿quién te enseñó a besar?».
Ante estas palabras, viendo que Blancanieves solo tenía ojos para aquel pequeño ser, el príncipe se marchó desconcertado. Sabio, que pensaba haber perdido para siempre la capacidad de asombro, comprendió, perplejo y ruborizado, que del amor lo ignoraba todo.
Juana María Igarreta Egúzquiza (España) Blog: palabrasquedanjuego.blogspot.com.es