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Visiones
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Esparvero
—HOLA. ¿Te importa ponerte tú en la ventanilla? Me gusta mirar, pero al final me impone la altura y me siento inquieta.
—Tranquila, a mí me gusta. Te tengo vista por el MIT. ¿Vas a las conferencias?
—Sí, expongo un pequeño trabajo del proyecto EYE. ¿Y tú?
—Yo solo voy a oír y empaparme de sabiduría. Estoy en el proyecto PHOE- NIX, en el que por cierto usamos vuestros ojos Eye45. ¿Qué mejoras tenéis en proyecto? Lo que puedas contar, ya sé que lo financia el ejército y son muy suyos.
—Pues ya está en producción el Eye55 en SONY, y es público. La mejora principal es un nuevo sensor de infrarrojo térmico que va refrigerado.
—Muy bueno, pero el peso le quitará agilidad al ojo. ¿Los militares lo aceptan?
—Sí, pierde un poco para jugar al ping-pong y para artes marciales. Mi trabajo ha consistido en programarle una opción que lo convierte en un buen visor nocturno sin colores. Eso les compensa, parece ser.
—Pues si me puedes conseguir un par de ellos te lo agradeceré. Mira, me quito las gafas de sol.
—Vaya, los 45. Te quedan muy bien los verdes. Los 55 tienen lente de germanio, y todos son grises. Te darán un toque de seriedad y madurez. ¿De quién es tu mente? Solo sé de Phoenix que incorpora mentes humanas en cuerpos de robot. ¿Qué me puedes contar sobre ello? No os dais mucha publicidad.
—Ya, es que no va muy bien la cosa. La memoria que ya está organizada en cada cerebro se trasvasa muy bien en unos pocos días, pero el traspaso de lo que llamamos la mente es más duro, sobre todo porque no sabemos bien cómo funciona el cerebro. La copia trasvasada trabaja bien, el sujeto se reconoce en su cuerpo nuevo y quienes le conocían, también. Pero todos los sujetos al cabo de unos días informan de que se sienten raros y al final reconocen que «este no soy del todo yo». Lo aceptan, aunque les va creando una sensación de pérdida y angustia, y al final deciden apagarse, el equivalente al suicidio sin romper nada.
»Para estudiarlo desde otro ángulo se han programado algunos de estos mismos cuerpos robóticos con software sintético, similar al copiado de humanos para comprobar si les ocurre también. Estos androides tienen percepción clara de sí mismos pero no deberían tener la sensación de que les falta esa «alma» o identidad profunda que nunca han tenido. En ello trabajamos; yo soy uno de estos sujetos sintéticos. Me siento muy «yo», mi cuerpo y mi mente parecen bien acoplados, y trabajo muy bien con mis compañeros humanos, en el propio proyecto que me ha creado. Hay mucho que aprender y mucho trabajo por hacer. De momento no siento ninguna angustia existencial, más bien una agradable plenitud, no sé si llamarlo felicidad. Espero que todo siga así. Iré a tu charla y si quieres, cuando todo acabe, podemos salir a comer o a pasear si no te importa que te vean con un robot.
—Me lo he de pensar. He alabado el estilo de tus ojos y tú ni me has devuelto el cumplido.
—Vaya que poco considerado soy. Pues son muy vivos y de un hermoso gris profundo... ¡Turing me asista! ¡Son los nuevos Eye55!
Esparvero (España)