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Fumando espero

El tango, fue otra de las expresiones populares que recogió imágenes vinculadas al vicio de fumar. Tal como apreciamos en la partitura musical, el cigarrillo remplaza a los afectos, es el compañero insustituible en el momento de abandono y soledad.

La lista de tangos alusivos al cigarrillo no solo es extensa en títulos, sino también en contenido: “Sobre el pucho”, “Tabaco”, “Fumando espero”, “Nubes de humo”, etc.

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El cigarrillo, en el tango, más que un compañero o un amigo, es también motivo de vehículo publicitario desprovisto de todo prejuicio y, tal como lo observamos en la publicidad gráfica de principio de siglo XX, en muchos casos carece del más elemental decoro.

Si bien la ética no era obviamente un problema que inquietara a quienes diseñaron la portada del tango “Carbonilla”, la situación que se plantea ante la utilización de criaturas, excede los límites de lo tolerable.

Teniendo en cuenta la nefasta influencia que ejerció sobre la niñez la publicidad desenfadada de niños fumando o estimulados y gratificados por sus padres, no se justifica la insistencia en mostrar a las criaturas con un cigarrillo en los labios, con una expresión entre pícara y placentera.

Es harto conocida la figura de Gardel con un cigarrillo en la mano, al punto que es posible observar en el monumento que corona su tumba en el cementerio de Chacarita, que más de una vez alquien coloca un cigarrillo entre los dedos de la estatua. Asimismo,

los cultores del género se han habituado a la imagen de conocidos fumadores que son fotografiados fumando.

Conocido el daño que produce, en este caso en el instrumento por antonomasia, la garganta, no se explica la porfía en su adicción. “Aprovechá la bolada!”, de F. Bohigas, es otro ejemplo de todo lo expuesto.

Un ejemplo de publicidad mal encaminada, que si bien no se refiere al cigarrillo, por sus características, es una prueba evidente de cómo se viola la ley impunemente, y se exceden todos los límites que establece la ética, es posible apreciarlo en un tango que el doctor Eduardo Franca, taumaturgo, tituló: “La Lugolina”. ¿Qué es la Lugolina?

“La Lugolina es un agua maravillosa que cura todas las enfermedades de la piel, eczemas, herpetes (Sic) y conserva la piel siempre fresca, etc. En venta en todas las droguerías y farmacias”. Este texto está inserto en el interior de la partitura.

La lista de mistificaciones es interminable y desnudar las falacias de estos “hacedores de milagros” es impostergable, porque entendemos que es preciso alertar a la población sobre los peligros que entraña el sucumbir ante cualquier propaganda advenediza.

Esta propaganda descarada de un producto “medicinal”, como dijimos, viola todas las leyes escritas y constituye una verdadera afrenta a los médicos (el autor se dice doctor) y a los desprevenidos creyentes de los beneficios que puede reportarle un producto de esta naturaleza.

Dedicado a los Sres. Alejandro Masssalin, José Celasco y Rafael Piccinni muy sinceramente (el resaltado es nuestro)

La Prensa (20 de junio de 1919)

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