Angustia Milena Bolaños Estudiante de Sociología
E
L PARO, el paro, el paro se ve, se lee y se vive desde varias historias diferentes. Esta es la mía. Nunca he sido una persona que logra llevar rigurosamente un diario, pero me da la impresión de que escribir ciertas cosas de mi vida es importante y, hasta cierto punto, terapéutico. El poder releer lo que pensaba sobre ciertos momentos o saber que sentía en un día específico es un ejercicio cautivador, porque lo escrito está impregnado para siempre (o hasta que algo le pase a ese diario). El punto es que durante los 12 días del paro solo una vez recurrí a mi diario. Estudio Sociología y me gusta pensar que como consecuencia mi círculo tiene bastante conciencia social y, por eso, salimos a marchar con regularidad. Cuando los estudiantes se levantaron fue algo que, por lo menos, yo nunca había visto. Por mi corta edad, claro está. Pero sabía que estaba con ellos y de acuerdo con lo que reclamaban. Nunca pude salir porque mi mamá no me dejó. Eso acarreó varios conflictos en mi casa que no vienen al caso.