Democracia cristiana, una idea o una suposición 1958-1967
fiebre de la juventud lo que mantiene al resto del mundo a la temperatura normal”, para explicar lo que ocurría con la generación del propio Hugo en Acción Nacional. Nuevo liderazgo Ningún titubeo, ninguna duda, así es la actuación de los jóvenes de Acción Nacional. En aquella segunda jomada de la Reunión Nacional Juvenil, el domingo 4, donde la energía de la juventud panista se había volcado en debates y discusiones sobre una serie de temas planteados, se alcanzó el punto culminante cuando Jesús Hernández Díaz, con la representación personal del Jefe del Partido, Lic. José González Torres, anunció el nombramiento que ya la víspera se había expresado abrumadoramente en votación mayoritaria a favor de Manuel Rodríguez Lapuente. Porras y aplausos recibieron el anuncio de Hernández Díaz y con ello el paso pausado del hombre de la muleta hacia la tribuna para pronunciar su primer discurso como tal. “Dirigir a los jóvenes de Acción Nacional constituye uno de los honores más altos que puedan alcanzarse en México, dijo con voz llena de emoción Rodríguez Lapuente, y continuó, pero al propio tiempo es una de las responsabilidades más grandes que puedan recaer sobre alguien. En estos momentos, la tarea es especialmente difícil, pero por ello mismo puede llegar a ser especialmente fecunda si formamos un grupo unido y perfectamente identificado en sus ideales”. En el corazón mismo de la confusión provocada en México y en el mundo por el choque entre el capitalismo y el comunismo que se disputan el dominio y la dirección de los pueblos, el sucesor de Hugo Gutiérrez Vega reafirmó: “la primacía del espíritu”, condenando por igual aquellos dos sistemas materialistas. “En México –dijo– la lucha entre las dos tendencias se agrava y se complica por la supervivencia de un espirita capitalista que trata de perpetuar formas económicas y sociales que deben considerarse ya definitivamente superadas. Esta complicación –provino– puedo ser peligrosa si permitimos 134