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“El acto instituye la conciencia”. Nanterre “La imaginación no es un don sino el objeto de conquista por excelencia (André Bretón)”. Condorcet “Agitación permanente”. Sorbona
Finalmente se puede decir que el movimiento estudiantil-obrero de mayo del 68 contribuyó a lograr ciertos cambios dentro de la estructura establecida, pero no logró la autotransformación de la sociedad por la sociedad misma. En otras palabras, no consiguió que el movimiento fuese una actividad política instituyente. En el movimiento se dio una fraternidad, cooperación activa entre los individuos y el colectivo que se pudo apreciar en las manifestaciones y en las discusiones donde intervinieron estudiantes, docentes, médicos, enfermeros, obreros, ingenieros, capataces, ejecutivos. Una cooperación activa que coincidió en el rechazo de lo establecido y a buscar, encontrar otros sentidos de vida que incluyeran la libertad, la justicia, la comunidad, la verdad. Una minoría en relación a la totalidad de la sociedad francesa de esa época, que pudo imponerse por un breve tiempo con la bandera del cambio, la transformación. A pesar de este impulso, todo terminó una vez que el orden fue restablecido, ciertos cambios se dieron y todo volvió a la normalidad. El mayor enemigo de la lucha por la transformación en pro de la libertad, la autonomía, la justicia, es la comodidad y la satisfacción de las necesidades de los individuos y el colectivo. “Si se quiere comprender dónde se hallaba el ‘individualismo’ en Mayo del 68, Castoriadis propone que se reflexione sobre lo que selló la caída del movimiento: el reaprovisionamiento de las estaciones de servicio. El orden fue restablecido definitivamente cuando el francés medio pudo dirigirse, nuevamente, en su automóvil y con su familia, a su casa de fin de semana o a su lugar