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se puede decir que la mirada del autor reclama la necesidad de revisar los conceptos que sostienen el pensar sobre lo imaginario y la imaginación a partir del pensamiento heredado. Su propósito supone la no aceptación de lo ya dicho sobre lo imaginario y la imaginación y, a su vez, la invitación a una búsqueda particular del sentido de estas nociones. En efecto, el autor afirma que la imaginación, lo imaginario, la creación, han sido consideradas por el pensamiento heredado en referencia a teorías científicas o dentro del contexto lógico-formal. De esta forma, la tradición abordó el pensar sobre el hacer desde lo racional y lo técnico, lo que equivale a decir, desde lo ético y lo económico, como enunciados teóricos. Esta cuestión, desde Platón y Aristóteles conduce a considerar que el sentido de ser debe ser único, pues a partir de ello se concibe al ser como determinado, quedando afuera lo indeterminado, y, como consecuencia, lo histórico-social también quedaba sujeto a esta regla. Por tanto, para Castoriadis se trata de indagar “qué quiere decir hacer, cuál es el ser del hacer y qué es lo que el hacer hace ser”44, con lo que se gesta la posibilidad de proponer otro sentido de ser y demostrar que el hacer es incontenible dentro de lógicas-formales, por cuanto el hacer por sí mismo, se hace y se despliega en el devenir lo que de entrada hace imposible su determinación, pues se trata de la dinámica de la praxis social. Según el filósofo greco-francés, las respuestas de la teoría tradicional sobre lo histórico-social lo que ha hecho es tratar a la sociedad separada de la historia, así como la historia separada de la sociedad. El análisis fisicalista reduce a la sociedad y a la historia al simple mecanismo físico del hombre, a la naturaleza 44
Ibíd., p. 11.