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El hacer tiende a desplegarse en un proyecto que es incierto, porque el proyecto no responde a conceptos, teorías, sino al orden y al desorden, al sentido y sinsentido88. El hacer implica la creación de infinitas posibilidades de relaciones y conexiones donde la actividad humana tiene la posibilidad de realizarse en su máxima expresión: la invención novedosa proveniente de la acción. “La praxis es, ciertamente, una actividad consciente y no puede existir más que en la lucidez; pero es algo del todo distinto a la aplicación de un saber previo (y no puede justificarse por la aplicación de semejante saber –lo cual no quiere decir que no puede justificarse). Se apoya sobre un Saber, pero éste es siempre fragmentario y provisional. Es fragmentario, porque no puede haber una teoría exhaustiva del hombre y de la historia; y es provisional, porque la praxis misma hace surgir constantemente un nuevo saber, pues hace hablar al mundo en un lenguaje a la vez singular y universal. Es por ello por lo que sus relaciones con la teoría, la verdadera teoría correctamente concebida, son infinitamente más íntimas y más profundas que las de cualquier técnica o práctica “rigurosamente racional” para la que la teoría no es más que un código de prescripciones muertas 89 que no puede jamás encontrarse, en lo que maneja, con el sentido” .
De estas palabras se desprende cómo el filósofo greco-francés superpone la acción como práctica de vida sobre la teoría distanciándose de la concepción del pensamiento heredado. La atmósfera de la acción es distinta a la de la teoría. La praxis social incluye la actividad humana como un saber práctico y no como una teoría abstracta. La praxis es una actividad que se genera en la creación, le interesa la transformación de lo dado y no responde a ninguna teoría formal previa. Incluye el saber práctico, el que se produce en la experiencia, en las prácticas de vida, como significaciones que se modifican en la misma medida que las acciones cambian las relaciones dadas en el trascurso del vivir. La praxis refiere a la experiencia, lo real efectivo social, la actividad humana en permanente dinamismo, lo imaginario, no a la teoría formal-científica. La praxis en la relación padre e hijo donde el padre educa al hijo y a la vez el hijo educa al padre. La que se forma entre el médico y el paciente, donde en la relación de ambos, el médico 88 “racional y no racional están constantemente cruzados en la realidad histórica y social y este cruce es precisamente la condición de la acción”. Ibíd., p. 136. 89 Ibíd., pp. 130 y 131.