ICONOS
En la imagen, Ron Galella, que falleció el pasado 30 de abril en su casa de Nueva Jersey (Estados Unidos)a los 91 años de edad.
RON GALELLA
EL LEGADO DEL GRAN PAPARAZZI SE HA IDO AL FIRMAMENTO DE LA FAMA MEDIÁTICA uno de sus más controvertidos precursores: un paparazzi ducho y tenaz que atrapó con su cámara durante décadas momentos privados de personajes públicos, estrellas del cine y del papel cuché, o iconos de los grandes creadores de moda: Greta Garbo, Liz Taylor, Andy Warhol, Bianca Jaeger… Sus portadas en Time, Life, Rolling Stone o The New York Times acreditan a Ron Galella (Nueva York, 1931-2022) como pionero del robado y precursor del street style. Si los fotógrafos, y los paparazzi en particular, han tenido un papel clave en la difusión de gustos y tendencias, sus instantáneas son, además de una crónica visual del éxito y la opulencia de una época dorada en EE. UU., historia de la moda y del glamur de sus celebridades ávidas de Balenciaga, Saint Laurent, Gucci... Apodado Paparazzo extraordinario por Newsweek, Galella no inventó el término –‘zumbido de mosquito’, en italiano–, pero lo encarnó. En Boxing with the stars, uno de sus libros, relató sus refriegas con Richard Burton, Marlon Brando o la princesa Diana huyendo de su objetivo. Alguna con secuelas, como la fractura de mandíbula que
Brando le deparó; ya repuesto, acudió a una rueda de prensa del actor con un casco de rugby... Pero nadie captó su atención como Jacqueline Kennedy Onassis. El New York Post tildó tal fijación como “la más codependiente de las relaciones entre celebridad y paparazzi jamás vista”. Quince años de acoso hasta que ordenó a su escolta que le impidiese fotografiarla. Su demanda contra él se convirtió en un intenso debate sobre la privacidad de los personajes públicos. En el biopic Smash his camera!, ¡Aplasta su cámara! –el grito de Jackie al agente Conally del servicio secreto−, galardonado en Sundance en 2010, Leon Gast mostró a un tipo tan seductor como los famosos que inmortalizó. En su guion reflexionaba sobre la fama, el trato entre celebridades y cronistas, y los límites entre privacidad y libertad de prensa. Con 77 años, Galella aún sorteaba barreras para obtener exclusivas... Y en el cuarto oscuro de su casa en New Jersey solía revelar las copias de su archivo personal −más de tres millones de negativos−, que expuso en el MoMa neoyorquino, la Tate Modern londinense o la Fundación Helmut Newton berlinesa. M. Bertojo
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