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1.4. Lope de Vega: El caballero de Olmedo
3.2. Préstamos del español
Los germanismos
Hacia el siglo V de nuestra era se produce la llegada a nuestras tierras de los visigodos, pueblo de origen germánico. Con este hecho, finaliza la época romana y se inicia la Edad Media. Los visigodos adoptaron rápidamente el latín, por lo que su influjo en la formación del español no es muy elevado; sin embargo, dejaron algunas palabras comunes (blanco, botar, falda, gualda, ropa…), algunos topónimos (nombres de lugar) y más antropónimos (nombres de persona: Ildefonso, Alfredo), así como los sufijos -oz, -ez, muy usuales en los apellidos: Muñoz, Pérez, González… También existen germanismos más recientes, incorporados a nuestro idioma en el siglo XX, en épocas de influjo alemán o para designar productos procedentes de este país: aspirina, blindar, barbitúrico, bíter, búnker o niqui presentan este origen. Este grupo de germanismos se suelen denominar alemanismos.
Los arabismos
El año 711 asiste a la llegada de los musulmanes a la Península. Comienza entonces un período caracterizado por un riquísimo intercambio cultural, que abarcará hasta 1492. El árabe deja en el castellano más de 4000 vocablos, por lo que suponen la segunda lengua en importancia en la configuración del léxico español. La gran mayoría de estos términos comienza por el prefijo al-, que corresponde con el artículo árabe. Y hay muchos más: albaricoque, alcachofa, alcohol, alfajor, alfombra, almena, almirez, alquiler, aceite, arroz, bellota, cenefa, gazpacho, limón, mequetrefe, noria, rincón, taza, zaguán…
Otros préstamos
Las culturas más influyentes en el mundo en cada época han dejado su huella en el idioma español: z Galicismos. Se trata de términos procedentes del francés. Este influjo es muy fuerte en dos momentos de nuestra historia: En época medieval, especialmente durante los siglos XIII y XIV. El Camino de Santiago es lugar por el que penetran diversos términos de procedencia francesa. Esta influencia se deja notar en el léxico, en la literatura (tanto el mester de juglaría como el de clerecía poseen rasgos de origen francés), en el arte (románico y gótico), etc. De esta época proceden palabras como banco, baluarte, coraje, estandarte, extranjero, inglés, joya, pastel, tinglado… Francia es el país más influyente de Europa durante el siglo XVIII. Tras la
Revolución francesa, el influjo se mantiene, y en el siglo XX, sobre todo en su primera mitad, sigue dejándose notar: ambigú, anécdota, banal, bombón, caché, colesterol, encuesta, higiene, institutriz, maquillar, sofá, tarot, tisú…
z Italianismos. La lengua italiana vive su momento de esplendor a finales de la
Edad Media. Los grandes escritores italianos del Trescientos (Dante, Petrarca, Bocaccio) son conocidos por toda Europa. Fruto de este esplendor, se incorpora en el siglo XV la mayoría de los italianismos al español: acuarela, belleza, carnaval, esbelto, escayola, festejar, góndola, grupo, medalla, payaso, ópera, salchicha, soneto, tráfico, tute… z Americanismos. Desde el descubrimiento de América en 1492 han sido numerosísimos los términos prehispánicos que hemos incorporado al español: canoa, aguacate, barbacoa, butaca, cacique, chapapote, cóndor, guasa, iguana, macuto, maíz, maraca, ñandú, patata, porro, tiza…
RECUERDA
Los extranjerismos
Existen términos que se usan habitualmente, pero que aún no han conseguido aclimatarse a nuestro idioma. Es el caso de los extranjerismos, xenismos o barbarismos. En el caso de que estas palabras finalmente se incorporen al diccionario, primero aparecerán en letra cursiva en el DLE «a modo de prueba». Si llegan a aclimatarse definitivamente, dejan de ser considerados extranjerismos y pasan a ser, simplemente, prés-
tamos.
