Revista CSS El Pino nº 20 - julio 2020

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Nยบ 20 julio 2020

Nuevos tiempos

EN EL PINO



SALUDA Han sido días intensos, llenos de temor e incertidumbre y aislamiento social a causa de la pandemia, pero igualmente han sido días de solidaridad, de entrega y de unión. Sin lugar a dudas, hemos vivido y aún estamos inmersos en una situación excepcional y desconocida a causa de la covid-19, donde las personas mayores, una vez más, nos han dado un ejemplo de saber estar, de saber vivir y de superación ante la adversidad. Siempre estaremos en deuda con ellos y su integridad debe ser nuestra guía. Aprovecho la ocasión que me brinda el Grupo ICOT desde esta revista para rendirles sincero homenaje por toda una vida de lucha y sacrificio y por su comportamiento ejemplar en los momentos más duros de esta crisis sanitaria. También quiero felicitar efusivamente a todo el personal de los centros sanitarios y sociosanitarios que desde el primer momento ha luchado sin descanso contra la covid-19 y que con su esfuerzo, dedicación, entrega, profesionalidad e infinita humanidad han logrado mantener a nuestros mayores libres de coronavirus, sin dejar de lado en ningún momento la cercanía y el carisma que les hace valedores de estas palabras.

Jorge D. Ramos Cabrera Director Gerente del Instituto Social y Sociosanitaria del Cabildo de Gran Canaria

Detrás de los buenos resultados conseguidos estos tres meses hay muchas horas de trabajo y sacrificio, así como un seguimiento riguroso de los protocolos y procedimientos que se iban marcando por Salud Pública según avanzaba la pandemia, sectorizando espacios, formando al personal sobre el uso de los medios de protección y las medidas de prevención, gestionando los contactos con las familias y tranquilizando a las personas residentes ante las noticias que a diario salían en los medios. Sin duda, su comportamiento es digno de los mayores elogios, siendo un ejemplo para todos.

Ahora tenemos por delante tiempos complejos donde habrá que convivir con el riesgo en la nueva normalidad, pero también son tiempos de esperanza y nuevas oportunidades donde, estoy completamente seguro, sabremos sacar lo mejor de cada uno de nosotros para vivir el presente y afrontar el futuro con nuestra mejor disposición, aunando esfuerzos e ilusión para conseguir una sociedad más justa y solidaria; en definitiva una sociedad mejor y más amable para todos y todas.

Es momento de no bajar la guardia, de sumar y trabajar todos con el mismo objetivo, que no es otro que mejorar la atención y el cuidado de las personas mayores y dependientes. Pero para ello es imprescindible que sigamos demostrando nuestro respeto y admiración por ellos. Se merecen lo mejor y juntos, lo conseguiremos.

Un recuerdo muy especial y sentido a todos los fallecidos y familiares del mundo y a las personas que contrajeron la enfermedad y la superaron. Siempre estarán en nuestra memoria.

Es necesario también aplaudir a las familias de nuestros mayores, que con su apoyo, cariño, paciencia y comprensión han hecho más fácil y llevadero el trabajo de todos.

Muchas gracias a todos, mucho ánimo e ilusión para el día a día y un fuerte abrazo.

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SUMARIO

Saluda: Jorge D. Ramos Cabrera

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En portada.

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El Pino en tiempos de COVID. Alejandro López

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Atención centrada en la persona, atención centrada en la vida. Francisco Couto

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Agradecimiento a las entidades y personas colaboradoras.

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Servicios generales del CSS El Pino: limpieza, cocina y mantenimiento. Ignacio Barreto

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Medidas en la recepción del CSS El Pino.

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Edadismo, conspiración del silencio y el rol de la enfermería. Antonio Ramírez

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Departamento de enfermería y gerocultor. Gabriela Agostini

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Cremalleras de piel. Departamento de psicología general sanitaria.

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Fisioterapia en tiempos de coronavirus. Elena Pérez, Edgar Vásquez y Raquel Pérez

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El departamento médico contra el virus. Lietzan Lavin

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Terapia ocupacional: recuperando lo perdido.

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Re-inventándonos. Departamento de animación sociocultural. Juan Yánez, Carlos Vega e Isabel Cabrera

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Trabajo social: nueva normalidad en el CSS El Pino. Rita Bello, Virginia Báez y Noelia Gutiérrez

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Mascarillas hechas con cariño y solidaridad.

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El trabajo de la farmacia del Pino para hacer del centro un lugar seguro. María Pérez y Kevin Melián.

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Gracias. Alejandro López

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Mini-residencia de salud mental. Las actividades de la vida diaria: taller de lavado de ropa y mantenimiento del hogar.

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Clínica dental Vidal y Cadiñanos

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En primera persona. Carmen Sueiro

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La voluntaria: Loly Marrero

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La empleada: Adela Saavedra

EQUIPO Cuéntanos tu idea a través de los buzones de sugerencias disponibles en cada planta o por email: revistacsselpino@grupoicot.es

Directora y redactora: Diana Jorge

Fotografía, diseño y maquetación: Ibán López. Aguaviva diseño y comunicación.

Coordinadora: Virginia Báez

Edición Grupo ICOT Impresión Gráficas Abemak


en portada Con el inicio de las visitas vivimos momentos muy emocionantes. El primer reencuentro fue entre madre e hija, ambas se llaman Estela y después de 12 semanas por fin pudieron volver a verse. Los reencuentros de los residentes con sus seres queridos llenan de emociones al Centro Sociosanitario El Pino. Por seguridad no hay abrazos, pero el cariño se transmite a raudales. Las visitas deben ser breves y previamente concertadas para organizar 40 al día, siempre con las máximas medidas de seguridad. Estela hija nos cuenta su experiencia sobre cómo ha vivido esta larga espera. Fotografía de portada: Ibán López (Aguaviva diseño y comunicación).

Juego ¿Quién es quién? Solución juego revista nº 19: De arriba a abajo: Daniel García (familiar de residente la planta 7), Elena Pérez (fisioterapeuta) y Manuel Santana (residente de la planta 6).

Centro Sociosanitario El Pino

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Avenida Juan XXIII, nº 13 35004, Las Palmas de G.C. Tel.: 928 292 545 | Fax: 928 246 240 www.grupoicot.es síguenos en: /grupoicot

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ElenPino tiempos de

COVID

Alejandro López Director del CSS el Pino Me enfrento a un folio en blanco después de casi tres meses de excepcionalidad. Una excepcionalidad llamada COVID que nos cambió totalmente la vida y nos metió el miedo en el cuerpo de un día para otro. Pero que también nos ha permitido sin duda evolucionar, crecer y mejorar como personas y como profesionales. Y es que estas crisis sacan lo que hay dentro de cada uno, lo bueno y lo malo. Afortunadamente, debo decir al respecto que los usuarios, el personal y los familiares de nuestro centro han dado con creces lo mejor de sí mimos con mucha generosidad. Puedo decir, sin miedo a equivocarme, que hemos estado a la altura, con nuestras dudas, con nuestros altibajos y con nuestros malos y buenos momentos, pero al final hemos llegado hasta aquí. Y no solamente el personal de nuestro centro, también todo el personal implicado desde el Instituto de Atención Social y Sociosanitaria del Cabildo de Gran Canaria, el Servicio Canario

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de Salud, técnicos y profesionales externos, así como proveedores, vecinos, cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado, voluntarios y todas aquellas personas y profesionales que, de manera abnegada, han contribuido a la contención del virus en los centros de mayores de las islas, no solo en el Pino. Recuerdo ya con lejanía, por la intensidad de los días vividos, aquellos últimos días de febrero cuando, con mi equipo directivo y técnico, nos planteábamos suspender los festejos del carnaval que año tras año celebramos en el centro… un virus raro salido de China ya había llegado a Italia y estaba haciendo estragos. A primeros de marzo decidimos suspender no solo las fiestas del carnaval, sino cualquier acto que implicara la aglomeración de personas. La cosa se iba poniendo cada vez más seria, hasta que el día 12 de marzo amanecimos con la noticia de la suspensión de las visitas en los centros sociosanitarios y de la actividad de los centros de día a nivel nacional. En otros lugares del Estado ya estaban en serios problemas, sobre todo en los centros de personas mayores.

Comenzamos a tomar medidas de precaución y sectorización hasta que, a tenor de las noticias que


Y es que el CSS El Pino no solamente tiene unos 450 usuarios (218 de mayores, 72 de salud mental, 118 de centro de día de mayores y 40 de centro de día de salud mental), sino que en el sociosanitario trabajan 325 profesionales… y aquí no termina la cosa: en la planta primera se encuentran las dependencias del Gobierno de Canarias de tramitación de la ley de dependencia, el centro base y los laboratorios del SCS. Por su parte, en la planta 9 se encuentra el centro de salud mental de Canalejas. Ambos servicios soportan un elevado tráfico diario de personas que, en total y junto con los usuarios y trabajadores del Pino, superan con creces las mil personas diarias en el edificio. Muchas oportunidades para el virus… Estos primeros días fueron de calma tensa, como una especie de “guerra fría” en la que esperábamos que algo pudiera suceder en cualquier momento. A esto se le une la escasez de material de protección en aquellos primeros momentos y las informaciones contradictorias acerca del uso del mismo: mascarilla sí, mascarilla no… había una situación de verdadero desabastecimiento. Desde el principio centramos todos nuestros esfuerzos en hacer acopio del material necesario: mascarillas, pantallas protectoras, gafas, guantes, batas. Teníamos claro que la protección de residentes y trabajadores era la clave del éxito.

También se tomó la decisión de aislar a los residentes de salud mental, habilitando un patio interior para poder fumar y tener algún desahogo, estableciendo una ruta interna completamente sectorizada con ascensor incluido y habilitando la cafetería del centro en la planta 0 para que pudiera desayunar, comer y cenar un grupo de ellos y minimizar la deambulación por el edificio. Eso fue el 16 de marzo. Aún no teníamos ningún caso positivo en el centro, pero la magnitud del edificio, 11 plantas, así como el enorme trasiego de personas que cada día entran y salen de él, me hicieron intuir que debía tomar las máximas precauciones para proteger no ya la salud, sino la vida de los residentes y de los trabajadores. Y no solo de los residentes mayores, 218, sino también de los residentes de salud mental, 72.

iban llegando de la península, en particular desde Madrid, tomé una de las decisiones más duras y difíciles como director y que nunca pensé que tendría que tomar: confinar a todos los usuarios del centro en sus habitaciones, de manera permanente hasta nueva orden. Debían hacer vida en ellas las 24 horas del día sin salir apenas en casos muy contados y a la puerta de sus habitaciones. El personal quedó también sectorizado en sus plantas y en una de las alas de las mismas. Las zonas comunes se convirtieron en salas fantasmas, vacías completamente y sin el habitual bullicio del que se llenaban día a día.

Y el virus entró. Sabíamos –yo estaba convencido– que eso podía pasar. La clave era que, una vez dentro, no causara estragos en forma de contagios y muertes en cadena. No era una fantasía macabra, ya estaba sucediendo y lo veíamos por la televisión a diario. Fue el 19 de marzo cuando nos confirmaron que sí, que el virus también podía causar cuadros atípicos más allá de los conocidos síntomas: fiebre, tos y dificultad respiratoria. Ese día nos confirmaron que una usuaria, derivada por la mañana al hospital, dio positivo en COVID-19. Después de toda una jornada de tensa espera, se confirmaron, en torno a las 23 horas, los peores presagios: positivo. En ese momento, todo cambió de verdad. Nos vimos obligados a mandar a casa para hacer cuarentena a nada menos que 47 trabajadores entre auxiliares, enfermeras, personal de limpieza, médicos y técnicos psicosociales. Además, era un momento aún de mucha incertidumbre, en el que el uso de pruebas no estaba todavía generalizado y los criterios no estaban tampoco del todo claros. La situación era crítica, sobre todo en el departamento médico, pues de una plantilla de seis, solo quedó uno en activo. Obviamente, se realizaron contrataciones y sustituciones, así como turnos ampliados para garantizar la continuidad del servicio. Todo ello en pleno shock psicológico, con la planta afectada aislada por completo y el miedo en el cuerpo de todo el mundo. Desde la dirección nos centramos en dar solución a los problemas detectando necesidades, y se tomaron varias medidas, entre ellas: •

Todo el personal que no fuera imprescindible su presencia fue enviado a casa a realizar tele-trabajo, en particular llamadas a los familiares y gestión administrativa. Para

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ello hubo que instalar todos los programas informáticos a distancia en sus casas, lo que implica un esfuerzo técnico y logístico al alcance de pocos. Nosotros lo conseguimos gracias a la profesionalidad y entrega de nuestro departamento informático, así como a la absoluta disposición de la empresa ICOT para que no faltara ningún medio.

frente al virus: aislamiento e higiene. Y les aseguro que lo cumplíamos a rajatabla, por lo que, aunque preocupados, nunca tuvimos una sensación de “pérdida de control”. Nuestros servicios de limpieza y mantenimiento realizaron en este sentido una labor encomiable con un plan especial para el interior y el exterior del centro que hiciera prácticamente imposible la supervivencia del virus fuera del cuerpo humano. Esto, unido al confinamiento en las habitaciones de los usuarios, minimizaba la propagación.

Se contactó con técnicos expertos externos para procurar asesoramiento a la dirección del centro y formación a todo el personal en materia de prevención y tratamiento del COVID.

Se estableció un comité de crisis con la coordinación de enfermería, los dos médicos operativos y dos técnicos expertos. Fueron días muy largos, con sus respectivas noches, en jornadas de lunes a domingo. Nadie descansaba.

Se formó en varias ocasiones a todo el personal, en especial a los trabajadores de la zona de aislamiento en medidas de prevención e higiene y uso de los EPI.

Se estableció una línea directa con Salud Pública y Atención Primaria para la realización de pruebas PCR en el personal y usuarios con síntomas sospechosos, así como para asesoramiento y ayuda en materia de COVID y epidemiología.

Como último evento reseñable de nuestra aventura con el COVID-19 en el CSS El Pino, debo destacar el cribado realizado por el SUC, Servicio de Urgencias Canario, realizando las pruebas serológicas y de PCR a todos los residentes y trabajadores del centro. En este cribado obtuvimos como resultado dos residentes positivos asintomáticos en PCR y cuatro en anticuerpos, así como un trabajador con anticuerpos.

La dirección del centro continuó centrada en la búsqueda y adquisición de material de protección, barriendo el mercado y solicitando préstamos a diferentes instituciones.

Se reforzó la plantilla y las operaciones de limpieza.

Se adquirieron cinco tabletas para realizar videollamadas entre los usuarios y sus familiares.

Todo parecía estable, al menos durante unos diez días, hasta que el 29 de marzo, recibimos la noticia del positivo de dos trabajadoras en activo. Otro mazazo que provocó en esta ocasión que 26 trabajadores más salieran de cuarentena. Sumados a los 47 anteriores, hacían un total de 73 trabajadores de baja por causa del COVID. A esto debemos sumar alguna baja más por otros motivos. Nos quedaron 6 enfermeros activos en esos momentos y había que aguantar hasta, al menos, el 6 de marzo para que se fueran incorporando los profesionales de la primera baja. Nuevamente volvimos a sustituir a todo el personal que se pudo y a ampliar turnos, garantizando la asistencia a todos los usuarios y cumpliendo estrictamente los protocolos de actuación frente al COVID. Fueron días intensos, de mucha alerta y poco dormir, con bastante tensión acumulada y siempre, aunque teníamos todo bastante controlado desde el punto de vista de los usuarios, con las luces encendidas por si había algún contagio.

No obstante, quiero destacar que los usuarios siempre estuvieron bien protegidos, ya que solamente hay dos vías actualmente para luchar

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Esto supuso tener que disponer de un personal que solamente podía trabajar en esa área y que, además, no podía tener contacto alguno con ningún otro residente o trabajador del centro, entrando, saliendo, duchándose y cambiándose por una ruta y dependencias específicas para ellos. Asimismo, realizaban turnos de tres horas y descansaban otras tres para optimizar la vida útil de los equipos de protección individual. Es decir, que en sus turnos de doce horas, trabajaban efectivamente seis.

Debo hacer un paréntesis para alabar la actitud ejemplar del “equipo COVID”, personal que fue entrenado de manera específica e intensiva para realizar el trabajo con la máxima seguridad para ellos y para los usuarios. Su entrega y profesionalidad fueron realmente encomiables.

Poco a poco, fuimos alcanzando, con mucho esfuerzo y trabajo, una estabilidad y poniendo en marcha una serie de procesos y protocolos que nos hicieron entrar en una “nueva normalidad”, aún de crisis. Muy pendientes asimismo del estado de salud de nuestra residente afectada, ingresada en el hospital. Hubo momentos delicados.

En este momento, con el asesoramiento de Atención Primaria, montamos una zona de aislamiento total en la denominada 4ª planta por dentro, con rutas propias de entrada y salida, separadas del resto del centro y con el máximo de medidas preventivas y de higiene posibles para continuar dando asistencia a los residentes que precisaban aislamiento, por PCR positiva o por anticuerpos.

Gracias a ellos y a nuestro médico coordinador de la emergencia COVID, se realizó un seguimiento diario exhaustivo, casi minuto a minuto de todos los pacientes de esa zona. A la dirección del centro le llegaba un informe diario pormenorizado con todas las incidencias en esa planta, así como en el resto de las plantas, al respecto de la aplicación de los protocolos de sanidad, dividiendo el nivel de riesgo en tres: • • •

Residentes en vigilancia activa. Residentes en aislamiento preventivo. Residentes en aislamiento total.

Poco a poco los residentes afectados fueron dando negativo en las pruebas y saliendo de la zona de aislamiento, regresando con otras medidas de seguridad a habitaciones en planta.


En la actualidad, estamos trabajando en una transición gradual hacia una nueva normalidad en el centro. Se han abierto las visitas cumpliendo con la “orden conjunta de 29 de mayo de 2020, por la que se establecen medidas para los centros y demás establecimientos residenciales de personas mayores y con discapacidad durante la situación de crisis sanitaria ocasionada por la pandemia derivada de la COVID-19 y sus consecuencias en la Comunidad Autónoma de Canarias”. Esta transición gradual y muy prudente establecerá una normalidad que no será en ningún caso la anterior a la pandemia. Se da la afortunada circunstancia de que en Canarias y, particularmente en Gran Canaria, la enfermedad no ha causado tantos estragos como en el resto del Estado, pero las autoridades sanitarias nos advierten y nos obligan, mediante distintas órdenes y decretos, a mantener de manera indefinida una serie de restricciones referidas sobre todo a: •

Las visitas de familiares: deben ser en un lugar común, sin transitar por el edificio, con distancia y cita previa. Con todas las medidas de seguridad.

El uso de zonas comunes por parte de los residentes: debe ser restringido a la distancia de seguridad, limitando el aforo de manera consecuente.

La salida de los residentes: no está permitida salvo circunstancias de fuerza mayor.

La actividad de los centros de día: a día hoy sigue suspendida y, cuando se reanude, será de forma también restringida y con menos aforo.

Y es que ahora viene, desde mi punto de vista, el principal de los retos, o más bien, un reto doble: Por un lado, no bajar la guardia a pesar de que la transmisibilidad del virus actualmente sea muy baja, ya que cualquier introducción en un centro como el nuestro, por aislada que sea, podría causar estragos si no estamos en constante alerta. Por otro lado, adaptarnos a la nueva normalidad, aceptando que “la vida sigue” y las necesidades de nuestros residentes y usuarios también. Es decir, además del COVID y su prevención, ellos siguen necesitando otros cuidados y atenciones médicas, rehabilitadoras, sociales y emocionales.

Es por ello que, a pesar de las restricciones y las medidas de higiene, todos los departamentos y profesionales del CSS El Pino, desde ya, están retomando su actividad dentro de la nueva normalidad y nos contarán, a lo largo de las páginas de este número, cómo se las han ingeniado en los peores momentos de la alerta sanitaria y cómo están desarrollando y desarrollarán su asistencia a nuestros residentes y usuarios en adelante.

Tras esta experiencia, se ha creado una zona de aislamiento en el centro totalmente independiente y equipada en la planta 5ª, donde se encontraba el despacho de dirección y las oficinas administrativas, las cuales han sido trasladadas a la planta 2. En caso de necesidad o rebrote de la pandemia, ya estaremos mucho más preparados.

Desde el equipo directivo del centro seguiremos velando sin descanso por la seguridad y el bienestar de tod@s: usuarios, trabajadores y familiares. Y es que, para que otros duerman, algunos deben estar muy despiertos. Dedicado a todos los trabajadores y trabajadoras del CSS El Pino, que han dado un ejemplo de profesionalidad y entrega superando el temor ante lo desconocido. Ellos y ellas también tienen familias. CENTRO SOCIOSANITARIO EL PINO - LA REVISTA 9


Atención centrada en la persona, atención centrada en la vida A finales de noviembre de 2019 varios miembros del equipo técnico del CSS El Pino presentamos en una mesa científica del XXXII Congreso de la Sociedad Canaria de Geriatría y Gerontología, celebrado en La Palma, el proyecto de Atención centrada en la persona, de descontención física y farmacológica, que se lleva desarrollando en el centro desde hace varios años. También presentamos la publicación internacional incluida en la revista científica dependiente de Cambridge.org: International Psychogeriatrics, sobre la utilización de los criterios Chrome para la reducción y optimización de psicofármacos en pacientes con demencia, que aumenta la calidad asistencial recibida por los residentes y que realizamos en el CSS El Pino. A principios de febrero de 2020 repetimos presentación y mesa científica en las XII Jornadas Consorcio de Neuropsicología y II Jornadas Canarias de Daño Cerebral, organizadas por el Grupo ICOT, explicando el Modelo de atención sociosanitaria en el daño cerebral. Antes de estas jornadas habíamos celebrado en el centro las fiestas navideñas, características de la vida de nuestro centro y que este año fueron especialmente entrañables, con la participación multitudinaria de niños y jóvenes, del voluntariado, de artistas y de familiares. Luego habíamos comenzado con los actos de carnaval, siendo estas fiestas también idiosincráticas de la vida de los residentes y usuarios del CSS El Pino. Tuvimos la oportunidad de celebrar la fiesta de los Indianos y la gala del rey y la reina del carnaval. Fue justo en ese momento donde todo cambió. Viendo el devenir de la situación, nos vimos obligados, en primer lugar, a suspender todos los actos del carnaval. Les confieso que desde que soy trabajador del centro jamás tuvimos un programa tan completo, fue una pena, otro año será. 10 CENTRO SOCIOSANITARIO EL PINO - LA REVISTA

Lamentablemente, fue sólo el principio de todas las medidas que tuvimos que tomar para salvaguardar la salud de todos. Tras eso, se suspendió la asistencia de los centros de día, las prácticas profesionales, el voluntariado directo, los programas intergeneracionales, los proyectos transversales, las salidas del centro, las visitas de familiares (con todo lo que ello suponía) y, por último, se suspendieron las actividades en planta, hasta llegar a la sectorización. La lucha por la atención centrada en la persona pasó a ser la lucha por la atención centrada en la vida. Hemos vivido momentos muy difíciles en el centro durante estos tres últimos meses, en ocasiones situaciones de extrema dificultad, donde se han puesto a prueba la toma de decisiones y los valores éticos, profesionales y humanos de todos los profesionales que conforman el CSS El Pino. Por todo ello, se pone aún más en valor la comprensión que hemos recibido por parte de los familiares de los residentes del Pino, así como el apoyo del Cabildo de Gran Canaria y de cientos de voluntarios que colaboraron con la donación de pantallas, mascarillas y batas.

Nos calaron hondo los mensajes de ánimo y los aplausos del barrio a las siete de la tarde. Cada gesto que recibimos fue para nosotros un tesoro, rayos de luz que iluminaron esos momentos de oscuridad, que nos ayudaron a continuar y a perseverar en nuestro esfuerzo.

Francisco Couto Coordinador técnico asistencial

Pero este esfuerzo por parte de todos está lejos de terminar, tenemos que ser cautos, manteniendo el compromiso con la seguridad de nuestros residentes, mientras caminamos con paso firme hacia la nueva normalidad.



Servicios generales del CSS El Pino: limpieza, cocina y mantenimiento. Ignacio Barreto Responsable de mantenimiento

Departamento de limpieza En el departamento de limpieza contamos con un desinfectante clorado de amplio espectro de eficacia, con certificado hospitalario, con hipoclorito sódico (lejía) en un 7% y con propiedades virucidas, bactericidas y fungicidas; cumpliendo las normativas UNE-EN 13697 y UNE-EN14476. El desinfectante lo aplicamos en elementos que normalmente no requerían de tal producto para su limpieza diaria, como interruptores, pasamanos, griferías, barandillas y paredes, aumentándose también el número de pasadas diarias en cada uno de estos elementos. Otra de las medidas que tomamos en el centro fue eliminar las rotaciones de planta de todo el personal. De este modo, en caso de producirse un positivo se tendría que confinar un menor número de trabajadores. A todos se les dotó de los EPI (mascarillas, pantallas y guantes), y se incrementó el número de cambios de guantes.

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Una vez implantada la zona de confinamiento en la 4ª planta para albergar los casos positivos, fijamos un grupo de limpiadoras dedicadas en exclusiva a esa zona, que fueron capaces de enfrentarse a la situación con valentía y profesionalidad.

Resaltamos nuestro agradecimiento a Arminda Melián, Elisabeth Pantoja y Angélica Rozas, siempre siguiendo las indicaciones de Crisanta González, supervisora del departamento de limpieza. Todas realizaron un gran trabajo, con una actitud ejemplar, manteniendo las zonas de confinamiento desinfectadas en todo momento.

Con la llegada del COVID-19, en los servicios generales del CSS El Pino (limpieza, cocina y mantenimiento) extremamos las precauciones para mantener a nuestros residentes totalmente asilados del virus. En este periodo de tiempo hemos tenido que conjugar una serie de prácticas higiénicas estrictas con la tensión sobrevenida de la posibilidad de contagio de nuestro personal.


Departamento de cocina

Otra medida que adoptamos fue la de fijar para planta siempre al mismo personal, al igual que hicimos con el departamento de limpieza, y pusimos en marcha un nuevo protocolo de limpieza para la entrada y salida de carros en cocina, pulverizando las ruedas y los soportes bajos de los carros con el desinfectante clorado, todo ello seguido bajo la atenta mirada de Mª Jesús García, supervisora de cocina.

La nueva normalidad de los servicios generales se traduce en no bajar la guardia, equipando al personal con los EPI reglamentarios y siguiendo las normas de higiene de una manera seria y estricta.

Nuestro personal de cocina ya estaba acostumbrado a usar mascarillas, gorros y batas, simplemente cambiamos el tipo de los EPI: de mascarillas de papel, pasamos a mascarillas quirúrgicas. Nos llevó tiempo acostumbrarnos a la mascarilla con menor grado de permeabilidad, ya que trabajamos a alta temperatura y los/las compañer@s, nos comentaron que la mascarilla quirúrgica les agobiaba.

Somos previsores, por lo que pudiera pasar en un futuro, para lo que hemos preparado grupos de limpieza para zonas confinadas, con previsión de stock de productos de higiene para los trabajadores del centro, ya sean guantes, geles hidroalcohólicos, desinfectantes clorados, etc., con el fin de estar prevenidos para un posible brote futuro.

Departamento de mantenimiento En el departamento de mantenimiento también fijamos al mismo personal por planta pero, teniendo en cuenta que solo hay dos personas por la mañana y una por la tarde, repartimos el edificio en tres partes: las plantas que van desde la 0 a la 4, de la 5 a la 7, 7 y 11, con un operario en cada grupo de plantas. Una medida muy importante que adoptamos fue la de fumigar todos los días con hipoclorito sódico mediante una bomba manual todos los exteriores y el pasillo de la planta baja, intentando mantener el centro siempre asilado del virus.

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Medidas en la

recepción del CSS El Pino El departamento de recepción lo integramos: Claudia, Silvia, Verónica, Marta, Rosi, Juan, Alicia y Plácido. Les vamos a contar cómo vivimos desde el departamento de recepción la situación generada por el Covid-19. Lo más destacado fue la ausencia de visitas por parte de los familiares. Para proteger a nuestros residentes hubo que tomar esta medida y durante el confinamiento los familiares sustituyeron las visitas por llamadas, interesados en contactar con trabajo social, el equipo médico o para realizar una videollamada con sus familiares que residen en el centro.

Ha sido duro para los familiares, y también para el personal el sentir sus inquietudes acerca del estado de sus seres queridos residentes.

Otro de los cambios más importantes que se produjo en nuestro departamento es el procedimiento de entrada al centro, consistente en: • • • • • •

Asegurar la distancia mínima de seguridad. Toma de temperatura. Limpieza de suelas del calzado. Depósito de bolsos y enseres en bolsas. Lavado de manos con gel hidroalcohólico. Uso de mascarilla en todo el centro.

Además, al inicio de cada turno, mediante la megafonía del recinto, ubicada en el cuarto de la centralita, reproducimos las distintas medidas de prevención y seguridad frente al Covid-19. En cuanto a la entrada al centro, queda restringido el acceso a las plantas 1 y 9 por nuestra recepción, siendo solamente accesible por el Paseo Tomás Morales. Por su parte, los proveedores que necesitan acceder a las instalaciones, dependiendo de la carga, pueden llevarlo a cabo por la recepción o por el muelle de carga, siguiendo el protocolo anteriormente descrito.

Y a todo lo anterior debemos sumarle el escaso tránsito del personal por la zona de recepción. Acostumbrados a tratar con el personal de otras plantas, la sectorización llevada a cabo en todo el centro hace que no se mezcle el personal de las distintas plantas para evitar la confluencia.

Hacemos uso de mascarillas que nos proporciona farmacia y hemos habilitado un cuarto donde almacenamos guantes, geles hidroalcohólicos, batas desechables, rociadores desinfectantes, etc. para el personal o departamento que lo necesite.

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Por otro lado, nuestro equipo ha notado la ausencia de ciertos servicios que normalmente nos suponen gestiones, como podología y peluquería.

Lo positivo en esta situación han sido los agradecimientos y muestras de cariño que han transmitido los familiares de los residentes por medio de recepción a todo el equipo del centro.


Edadismo,

conspiración del silencio y el rol de la enfermería.

Propuesta de línea de investigación.

Antonio Ramírez Enfermero

Existen opiniones dispares entre los profesionales acerca de si la incidencia del edadismo ha aumentado o disminuido, pero sí existe consenso en que los estereotipos que se presentan son, en su mayor parte, negativos y denigran a quienes sufren de sus efectos (Rello et al., 2018). Por su parte, la conspiración del silencio supone el acuerdo entre la familia, el entorno cercano y los profesionales al cuidado de un paciente para ocultar una parte o la totalidad de un diagnóstico o pronóstico a dicha persona. El objetivo de esta práctica podría ser el “proteger” a la persona de un mal pronóstico o el que las personas allegadas al paciente eviten enfrentarse a la verbalización de la situación real. Esta práctica supone un problema a la hora de afrontar un posible o inminente duelo y puede repercutir en la claudicación familiar al cuidado de una persona en una situación irreversible, ya sea crónica, de cuidados paliativos o terminal (Jiménez y Rosas, 2019).

En muchas ocasiones, debido a la infantilización o discriminación que se hace hacia las personas mayores, ambos problemas confluyen y hacen que se le oculte cierta información sobre diagnósticos, tratamientos o pronósticos sobre una enfermedad a la persona, lo cual choca frontalmente con la dignidad en los cuidados (Ques, 2015). En estas situaciones, la enfermería parte desde una posición ventajosa para luchar contra estos actos de discriminación, ya que se encuentra junto al paciente la mayor parte de sus días y es a partir de aquí de donde parte nuestro estudio.

Necesitamos saber más acerca de cómo podemos paliar esta situación para poder garantizar unos cuidados de calidad y con la dignidad que merecen nuestras personas mayores.

Se entiende por edadismo la discriminación o maltrato a una persona por razón de edad. Las personas mayores suponen un grupo especialmente vulnerable hacia el maltrato en las diversas formas en que se presenta, ya sea de un modo directo, física o psicológicamente, como indirecto, en forma de prejuicios, o de un edadismo implícito en el lenguaje, que se observa tanto a nivel social como en el ámbito profesional (Miranda, 2016).

Desde el CSS El Pino proponemos un estudio de campo sobre el impacto, tanto del edadismo como de casos de conspiración del silencio, así como los métodos más eficaces y efectivos para evitarlos. Para realizar este estudio de campo entrevistaríamos tanto a personas mayores como a familias y profesionales, con el objetivo de esclarecer estas situaciones. CENTRO SOCIOSANITARIO EL PINO - LA REVISTA 15


Departamento de

enfermería y gerocultores Gabriela Agostini Coordinadora de enfermería Hablo por ambos departamentos, y creo que no me equivoco, cuando digo que todos recordaremos estas fechas y época para toda la vida.

Al poco, hubo que mandar nuevamente a casa a otro gran grupo del personal, y creamos en una mañana una planta de aislamiento, con más de 20 cambios de residentes entre plantas.

Desde el 12 de marzo, que se cierran las visitas, nuestra vida dio un giro por completo. No nos había dado tiempo si quiera a plantearnos un nuevo modelo de trabajo cuando se les pidió a los trabajadores el 150%, y lo superaron con creces.

Recuerdo esas fechas y todavía me cuesta asimilar cómo cambió todo de la noche a la mañana, y lo que lograron estos dos grandes departamentos, que han estado en primera fila desde el primer momento. Todos los días se reunía al personal y se comunicaban las pautas a seguir para que no hubiese el mínimo descontrol en el estado de salud de los residentes.

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El sobreesfuerzo que han hecho, para que no se produjera un contagio masivo y hubiese a su vez calidad en los cuidados básicos, ha sido tremendo.

Nos vimos inmersos en esta nueva forma de trabajar, con mascarillas 24 horas, uso de pantallas y otros equipos de protección individual, además de tener que aumentar desde el 19 de marzo las jornadas de trabajo a 12-14 horas diarias, pues desde esa fecha se mandó a casa a un gran número de trabajadores, por prevención al haber estado en contacto con una residente positiva en COVID-19.


He visto cómo las personas que conforman el equipo de enfermería, en estas situaciones límite, han sacado pecho y han llevado el control del centro de una manera exquisita. Han mantenido una constancia, liderazgo y hasta sonrisas en momentos muy duros. No han tenido momentos para el descanso ni para el cansancio. Han priorizado la calidad de la atención a los mayores (ya que se había sacrificado una parte vital para ellos, como eran las visitas de sus familiares) y durante 2 meses han vivido más en el centro que con sus propias familias. Los gerocultores han sido clave en esta situación: habiendo menos enfermeros en el centro en ciertos momentos, ellos supieron continuar su trabajo y tomaron el control. Gracias a su buen trabajo y uso de medidas adoptadas, este virus no se ha propagado.

A pesar de que los técnicos se ocupaban de las videollamadas, en los ratos que podían también las realizaban ellos. Se paraban a escuchar a los mayores, y vi cómo han sido mimados más que nunca. Sabían que, en estos momentos de crisis sanitaria, ellos eran una parte fundamental para que El Pino y los residentes salieran lo menos perjudicados ante tantos cambios. Todos han dado un paso para adelante y han querido formar parte, cuidar y salvar a esta gran familia. En la presente nueva normalidad la situación ha mejorado, pero no nos relajamos, continuamos pidiendo a los equipos de trabajo el 100% para que siga saliendo todo igual de bien. A todos ellos les doy, y siempre les daré, gracias infinitas por el trabajo que hacen a diario, con tanta generosidad y buen hacer.

También ellos se han visto con muchísimo trabajo y, aun así, son los primeros que, viendo la situación que se vivía en España, se ofrecían a prolongar sus jornadas de trabajo. También en un grupo de ellos se tuvo que modificar sus horarios y todas las respuestas ante estos cambios eran de valentía y de querer aportar y ayudar a los compañeros.

He visto momentos impresionantes tanto en enfermería como en gerocultores. He observado cómo, a pesar de todo, se seguía manteniendo la atención centrada en la persona.

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CREMALLERAS

DE PIEL

Departamento de psicología general sanitaria Si tuviésemos que definir los efectos que el COVID 19 ha tenido en nuestro departamento, utilizaríamos las siguientes palabras: sorpresivo, arrasador, agotador, rápido y resbaladizo.

Nunca antes habíamos tenido que mantenernos a dos metros del dolor, del miedo, de la incertidumbre, de la preocupación; ni despojarnos de nuestra identidad tras una mascarilla.

Nos convertimos de repente en anónimas andantes, siempre alerta, silenciosas y preparadas para reaccionar ante los cambios drásticos de las normas sanitarias. Las psicólogas vimos venir en el horizonte una ola gigantesca que sin duda arrasaría nuestra forma de vivir y trabajar, pero de manera instantánea sacamos de nuestros desvanes subconscientes las herramientas personales, nuestras destrezas y nuestro potencial para luchar, nuestra capacidad de reacción y de adaptación.

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Nos despojamos de nuestra ropa habitual y, en cueros, abrimos las cremalleras de nuestra piel dejando al descubierto las dos herramientas más efectivas que pudimos utilizar: nuestros corazones y nuestras tripas, porque hay enemigos de los que no te protege ninguna armadura.

Se hizo visible un buen día, sin previo aviso. De ahora para después todo cambió. Las puertas de nuestro centro se cerraron y el resto del mundo quedó fuera. Los familiares ya no pudieron entrar y un muro de cristal quedó indefinidamente entre nosotros. Sus voces y las nuestras se oían lejos y la impotencia, la rabia y la desesperación se hicieron presentes. El centro se convirtió en una burbuja de la que, aún hoy, entras y sales entre geles hidroalcohólicos, bolsas de plástico, termómetros y mascarillas.

Desde el confinamiento y el teletrabajo sustituimos los abrazos y caricias por palabras dulces de ternura y de esperanza, y en la madrugada escribíamos cartas de amor que aliviaran y sostuviesen con fuerza nuestros corazones y los de los compañeros/as, aquellos que sí o sí tenían que saltarse los dos metros. Nos pusimos chubasqueros imaginarios para recibir el vómito emocional del miedo y la impotencia de los residentes, los familiares y los compañeros/as. Nos manteníamos firmes, siempre presentes, al otro lado del teléfono, sin importar la hora o el día de la semana y, al final de cada larga jornada, caíamos sobre el sofá, anónimas una vez más, y llorábamos para sacar algo del dolor que recogíamos a palas durante el día, dejando algo de espacio para el dolor propio y el agotamiento.


Vivir el COVID 19 entre demencias y patologías psiquiátricas no ha sido ni es fácil. Confinando a personas que no entienden que no les dejen salir a tomar un cafelito, a dar un pequeño paseo o a recibir el abrazo y los regalitos habituales; pequeñas grandes cosas sobre las que se fundamentaba toda su vida cotidiana. Las expresiones de tristeza de nuestros residentes cuando al llegar cada día pasaban las horas sin ver ni tocar a sus familiares, han tocado nuestros corazones. Todos nos convertimos en familiares, en conseguidores de pequeños placeres o chispas de felicidad.

Los aplausos han sido reconfortantes y el sonido gratificante, pero necesitamos aplausos diferentes: quisiéramos escuchar el dulce sonido de los recursos, sobre todo humanos. Nuevas manos y voces que nos ayuden a sostener la vida aunque vengan bichos malos.

En esta nueva etapa, la prioridad es la recuperación de los residentes y usuarios/as de geriatría y salud mental, para vencer los efectos psicológicos del confinamiento. Antes luchábamos por la vida, ahora toca recomponerla, en las áreas cognitiva, emocional, conductual, social y comunitaria; fundamental esta última, por el aumento del estigma, es decir, el rechazo social a las personas con estos trastornos.

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Fisioterapia en tiempos de coronavirus Elena Pérez, Edgar Vásquez y Raquel Pérez Fisioterapeutas El coronavirus entró en nuestras vidas a principios de año. El 12 de marzo se prohibieron las visitas y se cesó la actividad de los centros de día, procediendo al confinamiento y sectorización de los residentes en sus habitaciones desde el 16 de marzo y durante 3 meses. Las medidas de prevención dictadas desde la dirección del centro nos instaban a mantener un contacto físico mínimo con los residentes, lo que conllevó suspender los tratamientos individualizados de fisioterapia.

La seguridad de los residentes es primordial; de ahí que otra de nuestras funciones fue promover, tanto en ellos como entre los trabajadores, el uso adecuado de mascarillas, pantallas protectoras, guantes, medidas de higiene, distanciamiento, etc. Como los residentes no podían salir del centro, ni los familiares entrar, muchos se vieron limitados a la hora de conseguir diferentes cosas a las que estaban acostumbrados. Por lo tanto, también realizamos compras de manera semanal para cubrir sus necesidades. A día de hoy estamos poco a poco retomando nuestras funciones habituales, para convertirlo en nuestra “nueva normalidad”.

Los fisioterapeutas nos vimos forzados a reinventarnos, teniendo que realizar otras tareas que nunca antes habíamos hecho.

Actualmente ya hemos comenzado con las actividades de fisioterapia, tanto individuales como en pequeños grupos, teniendo en cuenta las medidas de prevención e higiene.

El objetivo principal era que todos los residentes se sintiesen cómodos, por lo que nos dedicamos a ser un canal de comunicación con el exterior. Diariamente realizamos videollamadas entre residentes y sus familiares, intentando que fuesen 2 llamadas semanales para cada uno.

Es ahora cuando nos damos cuenta del deterioro físico que se sufre al estar tanto tiempo sin actividad física, por lo que se convierte en un reto para nosotros rehabilitar y recuperar el estado de los residentes previo a esta pandemia.

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El departamento médico

contra el virus Se escuchaban noticias horripilantes desde península; compañeros médicos ya nos trasmitían su gran angustia al ver cómo se estaba clasificando a los pacientes en edades geriátricas por escasez de respiradores; cómo les daban la mano mientras se les ponía sedación y fallecían. Aún se planteaba la trasmisión mediante contactos extracomunitarios, no se hablaba en la isla de casos de contagios en la comunidad, mientras que en la planta 6ª del centro anidaba y avanzaba el primer caso de COVID. Tras un tratamiento que no surtía efecto en la paciente, el equipo médico decide derivarla al Hospital Negrín y 72 horas después comienza todo, surgiendo la necesidad inmediata de tomar medidas extremas que marcarían tanto a residentes como a trabajadores. Al confirmar este caso, todos los médicos que estuvieron en contacto con la paciente se fueron de cuarentena, por lo que nos quedamos con un servicio más que mínimo, con turnos de 12 horas; 12 horas que se convertían en 24, pues se comenzó a investigar y a tratar de identificar de forma rápida y por clínica todos aquellos casos que podían tener relación con la paciente cero del centro y aquellos que presentaban síntomas sospechosos. Todos sentíamos un doble miedo: el personal, al saber que podíamos enfermar en cualquier momento y llevar esto a nuestras familias en casa, y la gran responsabilidad que teníamos al tener que evitar un incidente sin precedentes en la historia y que ya iba haciendo estragos en península. El ingenio y la creatividad nunca nos faltó. El apoyo de la dirección

del centro, quien pone su entera confianza en el departamento médico, tampoco. Nos fuimos perfeccionando poco a poco, y sobre la marcha fuimos creando nuevas herramientas de trabajo, que hasta el momento eran inexistentes, fuimos siendo cada vez más desconfiados con este virus que podía buscar sus víctimas mortales entre nuestros residentes. De esta forma, creamos una planta COVID, o zona de aislamiento preventivo, para todos aquellos pacientes que presentaban síntomas sospechosos. Se formó a todo el personal, con la ayuda de Atención Primaria, sobre el uso de los medios de protección individual, y nos propusimos como meta que ninguno de nuestros residentes moriría sin el beneficio de una radiografía y una analítica que nos garantizara la estabilidad para estar en el centro.

Fueron días y noches de desvelo, de sobresalto en medio de la madrugada, de insomnio. En nuestras manos estaba la vida de cada uno de los abuelos que viven en nuestro centro.

Lietzan Lavin Director médico

Tal vez fue la suerte, tal vez fue el afán que pusimos o, simplemente, la conjugación de ambos, pero la realidad es que se pudo contener el resurgir de nuestro mayor enemigo. Sin que esto suene a victoria, aun sabemos que estamos amenazados, aún sentimos miedo, aún nos sentimos con muchísima responsabilidad. Que la memoria nos proteja.

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Terapia ocupacional: recuperando lo perdido

Departamentode terapia ocupacional del CSS El Pino

El terapeuta ocupacional es el responsable de fomentar la independencia y autonomía de los residentes, logrando así una mayor calidad de vida. A causa de la crisis sanitaria ocasionada por la COVID-19, se ha producido una deprivación sensorial que ha afectado tanto a las capacidades funcionales como a la calidad de vida y bienestar de los residentes.

Desde el departamento de terapia ocupacional nos proponemos como objetivo principal mantener las capacidades actuales y fomentar la mejoría de estas mediante intervenciones individualizadas y grupales.

El principal objetivo de la terapia ocupacional es capacitar a las personas para participar en las actividades de la vida diaria (las AVD), tales como: alimentación, vestido, aseo e higiene personal, baño, deambulación… y estas capacidades se han visto afectadas por el confinamiento en las habitaciones.

Al detenerse el servicio de centro de día, se reestructuró la asignación de terapeutas por plantas, quedando así: Santiago Olmedo (Planta 2), Ismael Ruano (Planta 3), Moneyba Vega (Planta 4), Inmaculada Gómez (Planta 6), Alba Acosta (Planta 7), Juan Abel (Planta 8), Sara Arribas (Planta 10).

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Además, tuvimos que modificar las funciones propias del terapeuta ocupacional, al igual que las del resto de técnicos, dando lugar a un servicio asistencial consistente en: videollamadas con familiares, gestión de material y almacenaje, supervisión de residentes, apoyo a auxiliares, así como vigilar el cumplimento de los protocolos de seguridad de forma estricta.

“La terapia ocupacional es una profesión que se ocupa de la promoción de la salud y el bienestar a través de la ocupación. “ Federación mundial de terapeutas ocupacionales (WFOT)

Los terapeutas ocupacionales logran este resultado mediante la intervención con las personas para realizar aquellas tareas que optimizarán su capacidad para participar, fomentar la participación o mediante la modificación del entorno para que éste refuerce dicha participación.

Los abordajes utilizados por los terapeutas ocupacionales son distintos en función de las necesidades, las dificultades y los objetivos a alcanzar: • • • • •

Reeducación y entrenamiento en la realización de las AVD. Entrenamiento en el uso de adaptaciones y productos de apoyo. Modificación del entorno. Rehabilitación física. Ocio y tiempo libre.

Dentro del CSS El Pino los objetivos establecidos son: 1. 2.

Las actividades son muy variadas y dependerán de los intereses del paciente y del análisis previo de la actividad realizado por el terapeuta ocupacional, para adecuarlas a las necesidades de cada persona.

4.

Y las áreas de despliegue son: 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8.

Valoración. Actividades de la vida diaria. Intervención. Descontención física. Administración y gestión. Formación. Proyectos y talleres. Familias.

La ocupación es salud, integración, diversión, autonomía, libertad, recreación, dignidad y fortaleza.

El terapeuta ocupacional trabaja con y desde la cotidianidad, para mejorar las dificultades en el día a día de quienes lo necesitan.

3.

Optimizar y gestionar recursos materiales. Mejorar, mantener y fomentar la independencia y la autonomía. Cohesionar y organizar la actividad asistencial de cada planta. Innovación y proyección social corporativa y de la disciplina. Desarrollo profesional del terapeuta.

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Re-inventándonos Departamento de animación sociocultural Juan Yánez TASOC Ahora, visto desde fuera, y una vez ha pasado el tiempo, parece que poco a poco volvemos a la normalidad. Me vuelve a emocionar recordar el principio de todo, de esta situación nunca antes vivida, por lo menos para mí. Venir al centro, ver las calles vacías, el no saber qué me iba a encontrar y, a veces, tener que superar el miedo poniendo una sonrisa, no sólo para los mayores, en este caso también para nuestros compañeros. Como dice la canción de Queen: “The show must go on” (el espectáculo debe continuar).

Desde el principio el departamento buscó nuevas iniciativas para no perder la esencia de nuestro centro, dinámico y abierto, pero esta vez desde las TIC (las nuevas tecnologías).

Se comenzó hablando con los diferentes colectivos que trabajan con nosotros de manera asidua desde hace años y la respuesta fue muy positiva; ahora no nos iban a dejar solos y además nos dijeron que contáramos con ellos para lo que necesitásemos: Iniciativas Humanas, colegio Claret, colegio Teresianas, I.E.S. Tomás Morales, I.E.S. Pablo Montesino, I.E.S. Pérez Galdós, I.E.S. Guía, Politécnico, Fundación La Caixa, Mémora y espero no dejarme a nadie atrás; incluso a título personal gente como Felipe González, que viene a cantar a los cumpleaños, y Rayco y Pedro de “Rayco y sus teclados” entre otros. El contacto con todos ellos era casi a diario, preguntándonos cómo íbamos y dándonos fuerzas con 24 CENTRO SOCIOSANITARIO EL PINO - LA REVISTA

escritos, audios, dibujos y todo aquello que se les ocurría, verdaderamente fue emocionante. Se siguió realizando un trabajo intergeneracional, ya que los diferentes centros seguían enviando cartas. También se añadieron centros de menores, contándonos sus casos e incluso llegando a tener cartas de la Península y de Ibiza, de personas que no conocíamos, pero se querían unir a la causa y apoyarnos. Los familiares fueron parte importante, el escuchar sus voces o ver sus videos de agradecimiento hacía que el personal, en ocasiones cansado, tirara para adelante, porque detrás de estos muros había muchas familias que confiaban en nosotros y que no iban a dejar que sucumbiéramos. En la planta 3ª aprovechamos mucho nuestra terraza. Se reproducía música casi a diario para animar a todo el centro, tanto por la mañana como por la tarde, creando además un vínculo con los vecinos de todas las edades. Era curioso ver a niños que nos saludaban, y entablamos conversaciones desde lejos cuando nos veían pasear por la terraza, agradecerles a ellos también esos aplausos. Ahora mismo el departamento estamos trabajando por plantas, debido a esta especial situación, pero al unísono, para que las actividades y grandes eventos que por ahora están suspendidos puedan realizarse en cada planta siguiendo las mismas pautas. Tenemos que trabajar de manera individual dentro de un conjunto al que pertenecemos.


Una nueva actividad consistirá en visitas virtuales, tanto a municipios como a museos o al lugar de origen de los residentes.

Seguiremos con las actividades intergeneracionales, en conexión con las clases de los colegios para realizar distintos talleres. Y también continuaremos con nuestro voluntariado, gracias a los nuevos recursos como las tablets, mediante las que realizaremos charlas, talleres… Trabajaremos en no perder la esencia que tiene nuestro centro. «Soy el loco que cree que la risa lo cura todo» (Patch Adams).

Carlos Vega TASOC

Actividades de animación en las plantas Desde el inicio del estado de alarma hemos visto reconvertidas muchas de nuestras funciones como técnicos, dejando a un lado temporalmente nuestro papel en el centro como animadores para ocuparnos de otras labores que requerían de una urgencia capital. Ya pasada la tormenta, y mientras va saliendo poco a poco el sol, toda esta coyuntura nos ha obligado a ver la animación desde otro punto de vista, siempre comenzando por el mantenimiento de las medidas de prevención y protección básicas ante el nuevo enemigo común.

El día anterior llenamos los pasillos y los salones con banderas canarias colgadas del techo, colocamos una recreación de la moyera a tamaño real y reprodujimos música de folclore canario desde primeras horas de la mañana. Todo esto fue una gran sorpresa para ellos, que no se esperaban tal despliegue cuando se despertaron. Una vez nos encontramos en los salones, y ataviados con la indumentaria propia de una romería, hicimos un ejercicio de reminiscencia recordando cómo celebraban este día en su juventud y cómo lo celebramos otros años en el centro.

Fue en ese momento cuando agarré la guitarra y empezamos a entonar algunas canciones tan típicas de una parranda como “Andrés, repásate el motor”, “Pobrecillo novio” o “Somos costeros”.

Fue una mañana muy emocionante que acabo de una forma muy agradable: disfrutando de un almuerzo típico, con pescado y mojo verde, papas arrugadas, gofio y queso, con un plátano de Canarias.

Isabel Cabrera TASOC

Videollamadas

Para empezar de nuevo con la animación nos vimos de entrada con las limitaciones de espacio y con la imposibilidad de poder hacer animación en grupo, pues los residentes se encontraban confinados en las habitaciones y era ese el único lugar donde poder llevarla a cabo.

Actividades de orientación a la realidad, juegos orales como adivinanzas, ejercicios de fluidez mental o juegos de mesa, fueron los primeros intentos de retomar la actividad.

Una vez bajó el nivel de confinamiento y los residentes pudieron hacer vida fuera de las habitaciones durante unas horas al día, comenzó el momento de restablecer las zonas comunes, delimitar los espacios y reducir los aforos hasta cumplir con las separaciones mínimas recomendadas. En las salas polivalentes el aforo se redujo a nueve personas y ya comenzamos con dinámicas en grupo, ejercicios de reminiscencia y actividades de ocio.

El día de Canarias en confinamiento No queríamos dejar pasar este día sin celebrarlo, así que tiramos de imaginación y buscamos la manera de poder disfrutar de las tradiciones canarias que tanto arraigo tienen en nuestros mayores.

Lo más emotivo del confinamiento han sido las videollamadas.

Residentes y familiares se volvían a encontrar y, hasta en los que por deterioros cognitivos graves no podían articular palabras, sus miradas lo decían todo.

Además, en cada habitación buscábamos los recursos de entretenimiento necesarios como televisión, radio, revistas, libros, periódicos, para hacerles pasar estos meses de una forma más llevadera y agradable.

Se realizaban dos veces por semana, así cada residente podía ver a sus familiares durante ese rato y sentirles un poco más cerca, aunque fuese a través de una pantalla. No había palabra para articular cada mirada, cada sensación y cada emoción que sentían los residentes al sentir tanto cariño de su familia. Sin duda, hemos superado con creces el dicho de “quien quiere, puede”. Hemos querido ver a nuestros mayores felices (dentro del confinamiento) y ¡lo hemos conseguido todos juntos!

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TRABAJO SOCIAL: nueva normalidad en el CSS El Pino Actualmente el departamento de trabajo social está formado por tres trabajadoras sociales que llevamos a cabo nuestras funciones en las distintas plantas del centro: • • •

Rita Bello Ponce: planta 7 (residencia) y planta 11 (centro de día). Virginia Báez Suárez: plantas 2, 3 y 6 (residencia). Noelia Gutiérrez Armas: planta 4 (residencia) y plantas 2 y 5 (centro de día).

El 12 de marzo de 2020, al iniciar nuestra jornada en el centro, la dirección nos comunicó que nos había llegado un aviso desde el Instituto de Atención Social y Sociosanitaria y del Gobierno de Canarias informándonos de la no apertura de los centros de día y de la restricción de las visitas de los familiares a los residentes. En ese momento pensamos: «la situación es complicada, tenemos que estar todos unidos para transmitir a las familias la situación actual en el centro, la dura noticia de no poder ver a su familiar y no poderles decir a partir de cuándo podrán visitarlos», al igual que con las familias de centro de día. El director, coordinadores y los equipos de plantas, reunidos en la recepción, fueron informando a los familiares que se acercaron al centro en horario de visitas. Llegaron las 11:00 de la mañana, comienzo del horario de visitas, y los familiares se encontraron con la nueva realidad del centro. A partir de este momento nuestra intervención profesional cambió, pasamos de una atención directa (física), tanto con el residente, usuario/a como con sus familias y equipos de planta, a un contacto únicamente telefónico. Trabajamos desde el despacho y cada una estuvo sectorizada en un pasillo de una planta. Salíamos de los despachos y permanecíamos en la planta de referencia para acompañar a nuestros mayores y apoyar al personal auxiliar y técnicos de planta en lo que pudieran necesitar, para que hubiera el menor movimiento posible en la planta; comenzaba la sectorización. 26 CENTRO SOCIOSANITARIO EL PINO - LA REVISTA

En esos meses de incertidumbre valoramos mucho las palabras cálidas transmitiendo fuerza, agradecimiento, ánimo y apoyo.

Rita Bello, Virginia Báez y Noelia Gutiérrez Trabajadoras sociales

Una semana después de la sectorización aparece el primer caso. Se informó a todos los familiares del centro y la dirección consideró que lo más conveniente era seguir trabajando desde casa. En teletrabajo seguíamos remando para mantener el contacto diario y/o semanal tanto con las familias como con los residentes y los compañeros/as que permanecían en el centro o en el domicilio. Esta situación nos llevó a buscar otras vías de comunicación a través de las cuales podíamos mantener el vínculo residente-familiar y trabajador-familiar. Las videollamadas se convirtieron en una nueva forma de recibir al familiar en el centro. La solución a la carencia de la cercanía física con el familiar fue la realización de las llamadas de teléfono. En especial la palabra como bálsamo ante la frustración, la impotencia y el silencio; y la escucha como vía de desahogo familiar. Siempre estuvimos al otro lado del teléfono. Éramos su fuente de calma y seguridad. A través de esta vía compartíamos la preocupación que sentían las familias por su ser querido; nos convertimos en una extensión de las familias. Hemos ido caminando juntos, cogidos de la mano, profesionales y familias, en todo el proceso vivido, con un objetivo común: nuestros mayores. La mayor satisfacción que hemos sentido ha sido comunicarles a las familias que llegó el día que todos estábamos esperando, ¡el gran momento! el inicio de las visitas de los familiares, reencuentros tan esperados y necesarios que se iniciaron el 8 de junio de 2020. Gracias, una vez más, a los familiares, residentes y compañeros por el apoyo y el trabajo diario realizado estos meses.


Mascarillas hechas con cariño y solidaridad Queremos agradecer la extraordinaria respuesta que tuvo nuestro llamamiento solicitando mascarillas de tela. Fueron momentos difíciles, pero también de esperanza y unión. Muchas gracias a todas las personas que colaboraron desinteresadamente elaborando mascarillas de tela para nuestro personal del Centro Sociosanitario El Pino. Este tipo de mascarillas no están homologadas para evitar contagios o protegerse en el contacto con una persona enferma, pero fueron una solución transitoria de alcance limitado para afrontar el periodo desabastecimiento general que existía en el país. Fue tal la cantidad de particulares y profesionales que nos aportaron mascarillas, que superó nuestra demanda, por lo que hicimos la labor de centro de distribución para otros centros de la isla que las necesitaban. Vamos a intentar nombrar a todas las personas que colaboraron, pero son tantas que sentimos si se nos queda alguna atrás:

¡GRACIAS! Elena, Loli Arbelo, Mari, Nazaret, Carmelo, Carmen Peña, Salvador, Teresa Herrero, Marina, Dunia, Elena, Marisa García, Alexis, Carmen Valiente, Margó, Feliciana, Emilia, Elisa Torres, Soledad, Alejandra, Samal, Pedro, Alicia Barber, Isabelona, Pascale, Mercedes, Pino, Cristina, Auri, Souleymane Magassouba, Eva, Mari Cruz, Mirita, Miriam, Luisa, Ana, Pilar González, Margarita, anónimas de Firgas, Janel, Rosa María, Obdulia, Luna, Eva, Laura, Ofelia, Carlota, Macarena, Arubi, Roser. Juan Antonio Cabrera Goméz, nieto de María Gómez, residente del centro, nos donó 150 mascarillas quirúrgicas y realizó la labor de recoger las mascarillas en los domicilios de cada persona que nos donó.

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El trabajo de la farmacia del Pino para hacer del centro un lugar seguro Departamento de farmacia del CSS El Pino A raíz del primer caso en La Gomera y seguidamente el hotel aislado en la isla vecina Tenerife, comenzamos a ver que el coronavirus está cerca y debemos prepararnos para lo que puede avecinarse en el caso de que llegue al Centro.

El departamento de farmacia necesita abastecerse del material sanitario que permite cubrir los equipos de protección individual de los trabajadores.

Es por ello que, en colaboración directa con el departamento de administración y contabilidad, empezamos a hacer un estudio de los productos sanitarios y los costes de los mismos, así como reuniones con el departamento médico acerca de los protocolos de actuación que debemos llevar a cabo con el fin de poder calcular la cantidad necesaria para hacernos con un stock de seguridad, cubriendo todas las necesidades de nuestros usuarios y trabajadores en función de los cambios que estimen oportunos. Acto seguido, se crea el grupo de whatsapp “Coronavirus”, donde la responsable de farmacia está en línea directa con el coordinador técnico asistencial y el director del centro las 24 horas del día, informando de los materiales con que contamos, las necesidades, y la problemática que surja entre medias. Se comenta la realidad de un posible desabastecimiento de material, ya que al tantear precios entre los distintos proveedores nos comunican la carencia generalizada de los mismos, y las existencias que tienen están a precios hasta 3 veces mayor. 28 CENTRO SOCIOSANITARIO EL PINO - LA REVISTA

El mensaje es claro: no podemos escatimar en gastos, nuestros usuarios y trabajadores están por encima de todo. Ante esta necesidad, y la realidad conocida por todos del desabastecimiento de los productos de primera necesidad: batas impermeables, mascarillas quirúrgicas, FFP2, FFP3, etc., nos vemos obligados a buscar alternativas que cubran nuestras necesidades de protección para garantizar el estado de salud de los residentes y la prevención de los propios trabajadores. Desde salud pública, un compañero farmacéutico y técnico inspector nos aconseja en todo momento acerca de las alternativas posibles ante la falta de mascarillas FFP3, FFP2 y quirúrgicas, así como la escasez de gel hidroalcohólico. El alcohol 70º y el agua oxigenada se convierten en nuestros grandes aliados cuando el gel hidroalcohólico era el “oro líquido” de la pandemia. La sociedad se vuelca donando mascarillas de tela, empresas externas con las que no trabajamos donan voluntariamente garrafas de gel hidroalcohólico, alcohol de 96º, guantes y mascarillas, además de pantallas protectoras faciales, geles de clorhexidina, gorros, delantales plásticos y calzas. Desde el Cabildo nos ofrecen material como centro dependiente del Instituto AS. Gracias a todas esas entidades, particulares anónimos y al gran trabajo en equipo de todos los trabajadores del centro, así como a la concienciación de estos de cuidar el material facilitado y hacer buen uso del mismo, nos podemos considerar afortunados por no habernos visto en ningún momento sin los medios de protección necesarios. Diariamente, el departamento de farmacia reparte por todas las plantas mascarillas a los trabajadores y usuarios que las necesiten, así como pantallas protectoras y gel hidroalcohólico. Tenemos en stock equipos de protección individual para cubrir un posible rebrote, haciendo del Centro Sociosanitario El Pino un lugar seguro y de confort, cubriendo toda la horquilla de protección.


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Las actividades de la vida diaria:

taller de lavado de ropa y mantenimiento del hogar En las mini-residencias de salud mental del CSS El Pino

El taller de lavado de ropa y el taller de mantenimiento del hogar se incluyen dentro del programa de actividades de la vida diaria. Estos dos talleres están dirigidos a fomentar la autonomía de los residentes en el cuidado de su casa. Dentro del taller de mantenimiento del hogar se busca que los usuarios adquieran las habilidades necesarias para mantener una higiene adecuada en su espacio, realizando diferentes tareas: la limpieza y orden de la habitación, la adecuada realización de la cama, el cambio de sábanas, el almacenamiento y cuidado de productos personales, el cuidado de la ropa y el orden en el armario. Además, dentro de este taller se encuentra también el taller de lavado de ropa. A través de él se proporciona a los usuarios la oportunidad de adquirir responsabilidad sobre el cuidado y lavado de su ropa. Se realiza un entrenamiento sobre el funcionamiento de la lavadora, cómo se deben lavar las diferentes prendas, la compra de los productos necesarios, así como buscar la creación de una rutina y unos hábitos relacionados con la higiene y el cuidado personal.

El taller de lavado de ropa es muy valorado por los usuarios de la mini-residencia, ya que se les ofrece la oportunidad de responsabilizarse de sus propias tareas, reforzando el nivel de autoeficiencia, y con ello su autoestima.

M.R. nos cuenta que: “Tener nuestra propia lavandería me parece muy importante para la autonomía. Con este taller he aprendido a manejar una lavadora, comprar los productos que me hacen falta para cuidar mi ropa y hacerme cargo de mis cosas. En el taller de mantenimiento del hogar he aprendido cómo mantener mejor ordenada mi habitación y los beneficios que eso tiene. Gracias a este taller siempre puedo tener la ropa ordenada y limpia, y saber si necesito comprar o renovar algo. Además, revisar la ropa me permite llevar una vestimenta más arreglada y mejor cuidada. Me siento muy satisfecho de haber aprendido estas tareas que nunca había hecho antes y me hace sentir bien no tener que depender de otra persona para hacerlo. La labor de los cuidadores y terapeutas me parece muy importante, porque son ellos los que nos enseñan y nos orientan para aprender a ser responsables de nuestras actividades”.

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E.M. comenta que: “Me parece muy beneficioso poder ocuparme de mi ropa y ser yo la responsable del cuidado de mis cosas, aunque es verdad que necesito un poco de ayuda de las cuidadoras. El taller de mantenimiento del hogar me parece muy necesario, así yo siempre tengo mi armario ordenado y puedo saber lo que tengo y también las cosas que me puedan hacer falta”. R.C. por su parte, explica que: “Tener aquí la lavandería me produce seguridad porque así puedo cuidar mis cosas, me aseguro que la ropa se quede como a mí me gusta y además no se me pierda nada. Ser responsable de mis cosas me hace sentir bien”. Por último, A.J. añade que: “Me gusta el taller de ropa porque me recuerda a mi niñez, cuando trabajaba con ella. Mi padre me enseñó a doblar la ropa, en fin, a ser responsable sobre mis tareas. Aunque ahora necesite la ayuda de las cuidadoras para ocuparme de mis tareas, este taller me hace sentir más responsable y útil. Valoro mucho que los cuidadores me ayuden, ya que sin ellos no podría realizar estas tareas yo sola. Me gustaría seguir pudiendo colaborar en el orden de mi armario y que se siga teniendo en cuenta mi opinión, mis preferencias y mis gustos. Siempre que puedo me gusta ayudar en todo lo que pueda en el orden y la limpieza de mi habitación y colaborar con los cuidadores.”. A través de este taller hemos podido comprobar cómo la implicación de los usuarios en las actividades dirigidas al cuidado de su hogar va aumentando de manera progresiva. En un principio resultaba habitual que los usuarios fueran reticentes a la hora de querer participar, debido a la responsabilidad que el propio taller implica. Con el paso del tiempo y el adecuado acompañamiento de los profesionales, los usuarios han ganado seguridad en la tarea, sintiéndose cada vez más capaces. También han podido descubrir los beneficios de hacerse cargo de su ropa y de su habitación. Resulta especialmente destacable el aumento en su implicación y motivación con respecto a las tareas del taller.

Desde las plantas 8 y 10 seguiremos trabajando día a día para mejorar poco a poco nuestra autonomía en todas las actividades de la vida diaria.


Clínica dental Vidal y Cadiñanos La clínica dental Vidal y Cadiñanos colabora con el Centro Sociosanitario El Pino, atendiendo a los residentes siempre que lo necesitan. Les ofrecen una atención muy profesional, honrada, con la valoración gratuita y siempre acuden con rapidez a nuestra llamada. Como agradecimiento por su trato inmejorable, queremos dedicarles este espacio. El equipo de la clínica dental Vidal y Cadiñanos queremos expresar nuestra gratitud a todos los trabajadores y residentes del Centro Sociosanitario El Pino. GRACIAS por vuestra labor como profesionales de la sanidad, GRACIAS por el calor humano que nos hacéis sentir tanto trabajadores como residentes, GRACIAS por enseñarnos el camino, por ayudarnos a comprender y a poner todo nuestro empeño en una atención humana y de calidad que parece que hoy en día comienza a ser poco común en nuestro sector.

Todo esto ha afianzado nuestro compromiso de seguir aportando en la actualidad y en el futuro nuestro granito de arena por quienes en su día lo dieron todo por nosotros: nuestros mayores.

Nuestra asistencia en el CSS El Pino, así como la asistencia de residentes en nuestra clínica, situada en Tomas Morales 15, cuenta con un estricto protocolo de seguridad para garantizar la salud de nuestros pacientes en estos duros momentos que estamos viviendo.

GRACIAS!!!JUNTOS VENCEREMOS!!

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En primera

persona Carmen Sueiro TASOC En el CSS El Pino se realizan diferentes actuaciones de voluntariado y servicios sociales durante todo el año. Entre ellas destacan: •

El voluntariado de Iniciativas Humanas: que se encarga principalmente del acompañamiento a nuestros mayores. A veces por medio de alguna actividad, como el taller de costura, “buchito de café”, o “la cuarta y amigos”.

El voluntariado adolescente de diferentes centros escolares: o Los colegios Claret y Teresianas están encargados del acompañamiento a través de actividades lúdicas, como los juegos de mesa, dinámicas de grupo o talleres manuales. o El alumnado del IES Politécnico y del colegio Claret participa con nuestros mayores en diferentes actividades intergeneracionales, como fiestas y celebraciones, manualidades o excursiones, siempre enmarcadas dentro del proyecto de atención integral centrada en la persona.

El punto de encuentro entre generaciones favorece el desarrollo de valores de respeto y aumenta la integración.

La aportación de los jóvenes a nuestros mayores no queda solo en la interacción comunicativa durante las actividades, sino que se concreta en talleres específicos en los que los jóvenes desarrollan conceptos actuales y novedosos para los mayores. La comunicación entre generaciones se presenta como una oportunidad para anular los estereotipos y nos permite tener una visión centrada en la persona, alejada del distanciamiento de la edad. Nuestros mayores realizan estas actividades “en primera persona”, es decir, transmiten directamente a los niños y adolescentes sus propias vivencias y experiencias. Tomamos como base la historia de vida del residente o usuario, a través de la tradición que mejor conocen y manejan nuestros mayores: la transmisión oral, la conversación.

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Las nuevas generaciones muestran mucha curiosidad por saber cosas de nuestros mayores: cómo vivieron la guerra, cuáles eran los juegos infantiles hace años, en qué se entretenían cuándo eran jóvenes, cómo se vestían y muchas otras curiosidades. Nuestros mayores les responden de forma amable y con mucha paciencia, además de aprovechar para lanzarles algún “consejo de abuelo”. Este tipo de actividades son muy valiosas para nuestros mayores porque les hace sentirse muy útiles, les hace sentirse protagonistas y el centro de atención de nuevas generaciones.


En definitiva, las actividades “en primera persona” son actividades muy enriquecedoras de una forma bidireccional. Las dos generaciones se enriquecen mutuamente por medio del diálogo, de la cercanía, de la solidaridad y del cariño.

Colegio Teresianas

Aprendizaje y servicio en el Centro Sociosanitario El Pino

IES Politécnico Las Palmas

Proyecto intergeneracional “Memorias del 36”, con alumnos de 1º de bachillerato. Cassandra Rodríguez Profesora de geografía e historia En octubre de 2018 iniciamos el proyecto de aprendizaje/servicio “Memorias del 36”, que desde un primer momento contó con el apoyo del equipo directivo de nuestro instituto y encajó muy bien con la filosofía del Centro Sociosanitario el Pino, ya que ambas instituciones tienen como objetivos fomentar vínculos y abrir los centros al entorno en el que se encuentran.

A nuestro alumnado, participar en este proyecto le aporta el desarrollo de valores, el respeto y cuidado a los mayores y poder conocer todo su bagaje vital, que es muy rico y variado.

Tenemos muchas anécdotas, pero quizás destacaría “momentos mágicos” que se producen cuando los alumnos logran arrancar una sonrisa a los mayores o viceversa, cuando se hacen confidencias, cuando juegan todos como niños o, simplemente, al decir lo que piensan.

Hola, soy Carla, una estudiante de 1º de bachillerato del colegio de Las Teresianas, y colaboro todos los jueves en el Centro Sociosanitario El Pino. Desde la asignatura de religión se nos ofrece la oportunidad de realizar un APS (aprendizaje y servicio), donde aprendemos haciendo un servicio a la comunidad. Es un proyecto que no solo mejora nuestros conocimientos, sino también nuestras habilidades, valores, experiencias... Vamos cada semana al Pino un grupo de varios compañeros, con el fin de entretener y acompañar a los mayores. Buscamos distintas actividades que realizar con ellos (bingo, dominó…), e intentamos ir descubriendo qué es lo que más les gusta, para así tenerlo en cuenta para las futuras actividades. Este proyecto es muy bonito, ya que se nota que los ancianos valoran que estemos allí, conversando y realizando actividades. Para nosotros también es un placer estar con ellos y escuchar sus anécdotas de cuando eran jóvenes, sus pasiones, etc. Por ejemplo, una señora me contó su pasión por la costura; desde pequeña su madre le enseñó a coser y ella hizo lo mismo con sus hijas. Hoy en día continúa cosiendo y le regala a sus hijas y nietas todo lo que hace. Considero que es un proyecto que une mucho y del cual te llevas muchas experiencias, como el trabajar con personas con distintas necesidades.

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El voluntariado de Iniciativas Humanas en el CSS El Pino

14 años como voluntaria

de Iniciativas Humanas Cada martes por la tarde, junto a un grupo de voluntarias, acudo al Centro Sociosanitario El Pino, desde que se abrió hace 12 años, para acompañar a las personas allí acogidas. Sobre esta labor, me inicié formando parte de la Asociación Iniciativas Humanas hace ya unos quince años. La verdad es que la idea de ser voluntaria me llegó a través de unas amigas y me entusiasmó desde el primer momento. En un principio acudía a la Clínica Cajal a visitar a personas que estaban en su mayoría encamadas, siendo una labor muy grata ante el agradecimiento que nos daban por las visitas que les hacíamos.

Voluntaria de la ONG Iniciativas Humanas en el CSS El Pino

¿Quieres formar parte del grupo de voluntarias/os? Solicita información en el CSS El Pino, en la recepción o por teléfono: 928 292 545.

No hay que olvidar que lo que hoy hacemos por los demás, mañana se puede tornar y quizás seamos nosotros quienes lo necesitemos.

Loly Marrero Domínguez

El voluntariado fue calando de forma honda en mí y cuando la anterior presidenta de la Asociación, Lucía Llorens, me comentó que se iba a suscribir un convenio con el Cabildo Insular para que los integrantes de la ONG fuéramos a visitar a los primeros acogidos en El Pino, no dudé en ningún momento en incorporarme a este nuevo centro, y aquí seguimos con el mismo entusiasmo desde hace 12 años.

Las personas mayores son muy agradecidas por esta acogida que les prestamos de pasar unas dos horas semanales en su compañía. Tratamos de animarlas para que no estén solas, forman parte casi de nuestra familia, y si en alguna ocasión llegamos al Pino desanimados, solo con las sonrisas de estos acogidos se nos levanta el ánimo, volviendo a casa reconfortados. Aunque suponga esfuerzo, vale la pena, también porque lo hacemos en grupo con otras compañeras y eso ayuda. Hay que tener en cuenta que cada semana acudimos a este centro de mayores cerca de medio centenar, en diferentes días para hablar con ellos. Siempre están esperándonos y si algún día por alguna causa no pudimos acudir a la cita, nos echan de menos. Pienso que una forma de dar nuestro tiempo a las personas mayores es integrarse en Iniciativas Humanas como voluntaria. Les aseguro que no se arrepentirán, porque esta labor es muy gratificante, ya que el usuario nos entrega más de lo que nosotros podemos darle y vuelves a casa muy satisfecha. Termino resaltando que esta actividad llena una parte importante de tu vida, sobre todo cuando se alcanza la jubilación y en muchas ocasiones no sabes cómo emplear tu tiempo: vale la pena entregar parte de tu vida por acompañar a los demás, es reconfortante.

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La empleada

Adela Saavedra

¡Hola a todos y a todas! Mi nombre es Adela Saavedra Padrón, tengo 61 años y vivo en Santa María de Guía, de la cual tengo que decir que es una ciudad estupenda para residir, sobre todo por su tranquilidad. Como aficiones, me gusta mucho leer, viajar (a pesar de mi miedo a los aviones) e ir a la playa. Pero lo que más me gusta es pasar el mayor tiempo posible con mi familia. Llegué a ICOT hace veinte años, de los cuales doce trabajé como auxiliar de rehabilitación en uno de los centros del grupo. Allí viví momentos muy satisfactorios cuando veía que muchos de los pacientes se recuperaban de sus dolencias. Entonces llegó la gran crisis del 2008 y, como les pasó a tantos trabajadores, me vi abocada a dejar el centro. Pero no todo fueron malas noticias, la empresa me dio la oportunidad de venir al Centro Sociosanitario El Pino. Aquí llevo ocho años, en el departamento de limpieza, donde realizo mi trabajo con seriedad y responsabilidad (o, por lo menos, eso creo). Ahora nos ha tocado vivir una época muy dura por culpa del coronavirus (COVID-19), una situación que nos tiene a todos en vilo. Tengo que reconocer que al principio de la pandemia venía a trabajar con mucho miedo, pero en vista de cómo se tomaron las medidas necesarias para prevenir los contagios, me fui tranquilizando. Hoy por hoy está todo controlado, sin bajar la guardia en ningún momento, poco a poco vamos volviendo a la normalidad, gracias, en buena parte, al trabajo realizado por el equipo de limpieza. Y concluyo deseando que sigamos en esta línea por el bienestar de los residentes y, por extensión, por el bienestar de todos y todas.

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