me estaba olvidando del interior, de donde realmente nació este árbol. Mi árbol se alimenta de las raíces que cada integrante de la familia ha creado. ¿Serán raíces sanas? ¿Estarán podridas, secas, muertas? ¿Cuántas veces nos hemos encargado de revisar y cuidar esas raíces? Viene a mi cabeza una frase que me repetía mi madre:”- los trapos sucios se lavan en casa”, y la verdad es que me desagrada de sobremanera, sólo por una razón, no quiero que esa agua contaminada de malicia, misoginia, machismo, violencia; agresiones, costumbres absurdas, críticas, limitaciones, alimenten nuestras raíces, las raíces que nos sostienen, porque sí, las raíces también se podan. Al contrario, quiero que sea agua pura que nos nutra y cuide de adentro hacia afuera. Sí, decidí quién va a estar en mi árbol, pero también seré la responsable de arrancar cada raíz que no sea fructífera para las nuevas ramas que crecerán en este sauce llorón.
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