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María Cristina Conforti Rojas y Eduardo Díaz Amado
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SENTIDO Y PAPEL DEL PROFESOR UNIVERSITARIO
María Cristina Conforti Rojas y Eduardo Díaz Amado*
Las consideraciones sobre el sentido y papel del profesor universitario que surgieron en la discusión de las dos mesas que se ocuparon de este tema durante la pasada XII Jornada de Reflexión Universitaria, llevada a cabo en Melgar los pasados 14 a 16 de agosto del presente, pudimos evidenciar el ambiente de compromiso y colaboración que caracteriza a la comunidad javeriana. Entendemos que ser profesor tiene un sentido y puede ser visto como un privilegio, al igual que ser estudiante es también un privilegio, en particular de una excelente universidad como la Javeriana. Esto implica compromisos importantes. Por ejemplo, el integrar aún más los valores propios de nuestra comunidad, como la cura personalis, que puede ser de gran ayuda en la práctica pedagógica y vivencial de la universidad.
* Relatoría de las mesas de trabajo, presentada en la sesión posterior a la
XII Jornada de Reflexión Universitaria,
Bogotá, 26 de noviembre de 2019.
Durante la jornada y los encuentros se logró identificar retos, preocupaciones y posibilidades.
Retos
Los retos se podrían ubicar en diferentes campos o escenarios. En el campo de las relaciones humanas, en un mundo cada vez más “virtualizado” e interconectado a través de las modernas tecnologías de información, pero quizás menos comunicado, el profesor universitario debe ser capaz de “ver” a sus estudiantes, al tiempo que se permite “ser visto” por ellos. Construir verdaderas relaciones humanas, a partir del mutuo conocimiento y aceptación, es hoy una tarea urgente.
Así mismo, las necesidades de la época le plantean al profesor universitario una adecuada integración de las modernas tecnologías de comunicación, de tal manera que promuevan, en vez de que dañen, el proceso educativo, que debe apuntar
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no solo a la obtención de información y al desarrollo de ciertas habilidades, sino a la formación integral del ser humano. Orientar es una gran tarea para los profesores de hoy.
En lo personal, los profesores tienen hoy el gran reto de pensarse a sí mismos, en su ser y quehacer, de cara al futuro, teniendo como guía el papel de la vocación, la importancia del entusiasmo y la necesidad de diálogo.
En lo disciplinar, el gran reto es lograr un adecuado balance entre la flexibilidad que demandan los nuevos tiempos, en los currículos y syllabus, por un lado, y las especificidades que requieren los diversos ámbitos epistemológicos del saber. Es claro que no hay un solo modelo de profesor universitario. Esto plantea, a su vez, retos metodológicos, que se refieren a la revisión permanente del proceso enseñanza-aprendizaje como un continuum, enmarcado en los modos propios de la época.
Finalmente, está el reto que se refiere a lo político-administrativo. Más allá del aula de clase, el profesor tiene una función crítica y promotora de ciudadanía y de avance, tanto en la institución donde labora como en la sociedad a la que pertenece.
Propender a trabajar en la confianza, en lo que hacemos y somos. En la confianza de lo que es y hace la universidad como un institución de la sociedad que debe examinar su ser y actuar así como desarrollar una sensibilidad especial para entender cuál es el encargo que le hace la sociedad y trabajar por él.
Preocupaciones
Algunos de los elementos que se avizoran en el futuro pueden producir ciertas preocupaciones o tensiones entre los profesores, y por tanto es necesario reconocerlas y abordarlas. Por ejemplo, la sensación que desde la sociedad y las instituciones (empresas, organizaciones y entes gubernamentales) se le pide al profesor un cambio para el cual puede no estar preparado o cuyos alcances aún no comprende bien. El tipo de estudiante que ha comenzado a llegar a la universidad, que mantiene relaciones más profundas y permanentes con la tecnología, y que asume posturas y modelos de vida que pueden reñir con la idea tradicional de estudiante que tienen los profesores. Los desplazamientos y reacomodaciones en el rol del profesor universitario que obligan a un replanteamiento de su identidad. La adopción de nuevos modelos pedagógicos que exigen del profesor un cambio en sus modos de proceder. El temor por un futuro en el que la universidad se pueda ver cooptada predominantemente por lo tecnológico, comercial e impersonal; un asunto que generó gran debate entre los profesores.
Es claro que la tarea de ser profesor es en estos tiempos intimidante, pues la situación del país genera pesimismo, pero el trabajo con los jóvenes, el verlos llegar a la universidad y graduarse, además de jornadas como ésta en que en que están profesores y alumnos participando, brindan esperanza y hacen pensar que hay esperanza. Es necesario ser consciente del esfuerzo necesario para personalizar
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aún más la educación y la práctica pedagógica. Que como profesores podamos en realidad “ver” el sujeto, acompañar a los estudiantes; reconocerlos y apoyarlos. Y aunque no hay un perfil ideal del profesor, mediante el discernimiento será posible lograr encontrar en los diferentes estilos y énfasis una manera de ser “profesor javeriana” que responda a las necesidades de la sociedad y se alimente de los valores de nuestra universidad.
Posibilidades
Finalmente, tras identificar retos y preocupaciones, fue posible también descubrir posibilidades y oportunidades que se abren para los profesores en el contexto actual y de cara al camino que se abre ante nosotros. Con optimismo y confianza se aceptó que las modernas tecnologías de la información pueden promover nuevos desarrollos y pedagogías en el proceso de formación, educación y creación. Así mismo, se examinaron las ventajas implícitas en el carisma Ignaciano y las apuestas de la Compañía de Jesús para abordar los retos del futuro.
Mención aparte merece el que los estudiantes que participaron en la jornada enfatizaron la necesidad de contar con profesores entusiastas, expertos en sus áreas de saber, pero que asumen con responsabilidad la tarea de dar soporte y acompañamiento.
Se enfatizó en lo importante que resulta para la universidad el escuchar y el abrirse al mundo, a sus necesidades y requerimientos. Es fundamental articular aún más docencia e investigación. En cuanto al quehacer del profesor se subrayó la importancia de adoptar una actitud no dogmática, el adoptar una postura más horizontal con los estudiantes (que no ubique al profesor en un pedestal), y disponiéndose de la mejor manera a escucharlos. Además, el profesor tiene la posibilidad de convertirse en un modelo para sus estudiantes, tanto en su práctica pedagógica como investigativa, sin olvidar que desde el punto de vista personal el profesor puede encarnar valores importantes y necesarios para la construcción de una sociedad mejor.
Finalmente, es importante recalcar algunas de las cuestiones planteadas por los propios estudiantes en el encuentro. Entre ellas, están su demanda de más práctica frente a la teoría; el buscar mayor interacción entre la ciencia o el saber que enseñamos y los ideales de la universidad; tener más en cuenta el arte en el proceso de enseñanza; el preocuparse por conocer mejor a los estudiantes, ser más dinámicos; poner siempre primero a la persona; acentuar la comunicación, la creatividad y la innovación; y, finalmente, pensar y transformar la manera como se evalúa a los profesores.
Una de las experticias que solicitaron los estudiantes fue que sus profesores conozcan muy bien el lugar que ocupa la asignatura que imparten en el curriculum a fin de ayudar a orientar a los estudiantes y ayudarlos a comprender mejor su carrera.