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Orígenes de la fumada del tabaco en pipa
Wendell Rodríguez
Más de un escritor, a lo largo de la historia moderna, se ha embarcado en la complicada tarea de intentar fechar el origen de la fumada del tabaco en pipa, sólo para estrellarse de frente con la dura realidad de que resulta en todo caso, imposible; es como si se tratara de determinar el origen del calzado o del habla. Sólo se pueden tener periodos históricos en los que pudo haberse originado, basados en no demasiada evidencia, suposiciones y conjeturas. Sin embargo, no se puede establecer fecha exacta o quién los inventó. Lo mismo ocurre con la fumada en pipa.
No hay que escarbar demasiado en internet para encontrar datos que sitúan los orígenes de la fumada en pipa asociándola a la cultura olmeca, en lo que hoy día es México, datándola en el periodo comprendido entre 1200 y 900 aC, aunque estas afirmaciones, al momento de escribir estas líneas, ya han sido refutadas.
Otros autores aluden a fechas mucho más recientes; Richard C. Hacker en The Ultimate Pipe Book dice que “uno de los ejemplos documentados más antiguos que representan a un ser humano fumando una pipa es la estatua tallada de un sacerdote maya que fue descubierta por arqueólogos en un templo en Chiapas, México”. El autor afirma que esta estatua se ha fechado en algún momento alrededor del año 100 dC, señalando además que existe evidencia de que ya en el Imperio Romano se fumaba de alguna forma.
Es aquí donde surgen algunas dudas. Independientemente de la fecha y lugar en donde comenzó, pensar siquiera en un origen en alguna antigua civilización inevitablemente lleva a considerar dos cosas: primero, que se debe tener conocimiento del cultivo, elaboración, consumo y conserva de lo que hoy conocemos con fines recreativos como tabaco o alguna otra planta con propiedades similares (la lista es muy reducida).
Segundo, se debe tener conocimiento de las propiedades de cualquier material utilizado para hacer lo que hoy llamamos pipa (o cachimbo), específicamente propiedades de resistencia al calor, absorción de humedad y no toxicidad. Es la suma de estos factores lo que lleva a pensar que el origen de la fumada en pipa, consumiendo tabaco con fines recreativos (no rituales) no debe ser demasiado antiguo, aunque se conoce que el consumo de tabaco ya era una práctica generalizada en casi todas las civilizaciones prehispánicas en lo que hoy es el continente americano y el Caribe.
La inseparabilidad que fusiona el origen de la fumada en pipa se encuentra perfectamente ilustrada en el diario del mismísimo Cristóbal Colón, a quien bien pudiera atribuirse el nombre “Tabaco”. Sucede que durante su exploración en aguas del Caribe la expedición llegó a una isla (no especifica cuál), viendo que los habitantes usaban una caña hueca con punta a la que los nativos llamaban tobago, que se usaba para quemar cierta hierba y aspirar su humo (la descripción de una pipa). Colón, quizá por asociación llamó tobago a esta planta, que con el tiempo fue “españolizada” al llegar a Europa y llamada tabaco.
La fumada en pipa tiene una historia, un pasado fascinante que abarca muchos siglos y casi al mundo entero como acto social, religioso e incluso diplomático. Una dimensión diferente en consumo del tabaco, y cada fumada cuenta esta historia.