COLUMNISTA INVITADO
Rich y Elisa Brown @richandlisa
Una ventaja ministerial CLESIASTÉS 4 DICE QUE DOS ES MEJOR QUE UNO, pero al investigar vimos evidencia que la opinión popular piensa que estar casado y ser líder es una complicación, no un complemento. Piensan que al trabajar juntos podría afectar el hogar, incluso dicen que hay versículos que apoyan la idea que solteros producen más (I Corintios 7:32-35), que el matrimonio puede ser una distracción al ministerio, y hay confusión de autoridad espiritual.
NOS TENEMOS QUE PREGUNTAR ENTONCES: ¿LIDERAR COMO MATRIMONIO ES MEJOR O NO?
1 Una pareja enamorada contagia. Cuando hay un ambiente de amor, todos sienten un ambiente más positivo y eso inspira a otros a duplicar esa actitud.
2 Hay un querer en ambos de “probar” que pueden trabajar
mejor juntos y producen más. Hasta se ha comprobado que una pareja enamorada tiene más satisfacción en su trabajo y hasta se enferma menos.
3 Los enamorados son más innovadores y creativos. La pareja
puede estar en la misma onda día y noche buscando “lluvia de ideas” para mejorar el ministerio y su trabajo. Buscan cómo complementarse.
4 Son buenos para solucionar conflictos. El amor trae transpa-
rencia y cooperación con otros. Crea un ambiente de confianza para expresar ideas, y aceptar críticas constructivas.
5 Hay mayor comunicación, trabajo en equipo y cooperación
cuando una pareja felizmente casada forma parte del equipo.
La clave es: matrimonio feliz. Los problemas en el matrimonio muchas veces anulan las ventajas de trabajar juntos. Algunas pautas para mantener un matrimonio feliz: 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7.
Tomen decisiones juntos. Sigan disfrutando la vida juntos. Mantengan un buen sentido de humor. Los dos necesitan amor y respeto. No dejen que una pelea se alargue. Anímense a crecer en la fe. Estudiar I Corintios 13;4-7 y vivirlo.
24 LiderJuvenil.com
Nosotros nos conocimos a los 17 años de edad en el último año del colegio. Ella no vio la luz para salir conmigo hasta tener 18 años de edad en la universidad. Antes de casarnos dijimos: “una cosa que no queremos hacer es trabajar con jóvenes”. Teníamos un llamado misionero pero no queríamos trabajar con un grupo tan conflictivo y difícil. Dos meses después de casarnos nos llamaron a ser pastores de jóvenes en una iglesia. Nos enamoramos del ministerio juvenil y empezamos a servir juntos. Tuvimos el privilegio de tener el tiempo y los recursos para hacer todo juntos. Vivimos el ministerio juvenil como parte de nuestra familia. Cuando nació Olivia, nuestra primera hija, el grupo de jóvenes se adueñó de ella. Cuando nació Michaela y Josiah en Perú, también los querían como parte de sus familias. Como “adicional” tuvimos a Alexa, la cual completó nuestro hogar, y añadió mucho a nuestro ministerio. Realmente nuestra familia fue una parte clave del ministerio. Cuando una de mis hijas era pequeña fuimos a un campamento. Yo dirigía todo el campamento pero tuvimos un descanso, y fui a cambiarle su pañal. Todas las chicas dijeron, “¡qué buen padre!” y los chicos dijeron “espero que nunca me pidan a mí hacer eso con mis hijos.” Ahora años después esos mismos chicos ya son grandes, ven la importancia de trabajar en equipo con sus esposas y, por supuesto, cambian los pañales de sus hijos. Para que una pareja sea ventaja en el ministerio tienen que ser felices los dos, con buena comunicación y mucho amor. Los roles deben ser claros. Tradicionalmente en cualquier ministerio se contrata una mujer o un hombre y el cónyuge viene como “bono”. El cónyuge puede participar de 3 diferentes formas en el ministerio. (Marilyn Moravec, M.A. )
El que se casó con la líder. El esposo no participa del ministerio. Puede animar a la líder y hasta dar sugerencias, pero no tiene contacto directo con el ministerio. La delineación entre familia y trabajo es muy clara y hay pocos conflictos, pues no hay expectativas escondidas. “El ministerio es tuyo y yo no me meto”. Esta forma es