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P. Rafael Gutiérrez Cuervo

+ Medellín, 18 de julio de 2013

Nació en Bogotá el 18 de febrero de 1951, en el hogar de Rafael Gutiérrez y Soledad Cuervo. Tuvo cuatro hermanos: Soledad, Ángela, Ricardo y Daniel. Estudió la primaria en el Colegio San Bartolomé La Merced y el bachillerato en la Apostólica de El Mortiño y en San Bartolomé La Merced. Ingresó a la Compañía de Jesús el 20 de enero de 1969 en el Noviciado de La Ceja. El Juniorado y la Filosofía los hizo en Bogotá, entre 1971 y 1975, para luego ser enviado a la etapa de Magisterio en el Colegio San Juan Berchmans de Cali en 1976. Terminó la Teología en la Javeriana en 1982, habiendo sido ordenado presbítero el 19 de octubre de 1979 en Bogotá. La Tercera Probación la hizo en Salamanca (España) entre 1983 y 1984, y haría los últimos votos en 1988. Posteriormente obtuvo un doctorado en Teología Moral en la Pontificia Universidad Gregoriana en Roma, en 1992.

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En Bogotá, se desempeñó como asesor espiritual de estudiantes en la Universidad Javeriana (1979). En 1982 fue profesor y acompañante espiritual en el Colegio San Ignacio de Medellín; dos años más tarde fue enviado al Colegio San Francisco Javier de Pasto, en donde fue director de estudios (1984). Regresó a la Facultad de Teología de la Universidad Javeriana en 1985, para desempeñarse como asesor espiritual de estudiantes y profesor de Ciencias Religiosas hasta 1998. Durante este mismo período también fue profesor de Teología Moral (1993-1998) y director del Departamento de Ciencias Religiosas (1995-1998). Después fue designado como ministro del Instituto Bíblico de Roma, cargo que desempeñó entre 1999 y 2005. Al respecto, recuerda el P. Hernando Silva, SJ, Rafael aceptó esta misión “con muy buena voluntad de servicio” y se destacó por una atención esmerada. Tomó un tiempo sabático en Madrid entre septiembre y diciembre

de 2005, para preparar sus clases de Teología Moral que impartiría en la Facultad de Teología de la Universidad Javeriana entre 2006 y 2011. Finalmente, fue capellán en la pastoral del Hospital San Ignacio (20112013). Falleció en Medellín, el 18 de junio de 2013.

El P. Rafael Gutiérrez Cuervo, SJ descansó en la paz del Señor

Por P. Víctor Marciano Martínez Morales, SJ

Al darle gracias a Dios por la vida de Rafael viene a mi memoria nuestro tiempo de convivencia en el Colegio Bellarmino, él hacía su doctorado en moral. Amable, sonriente, sabía llegar a las personas. De un especial cuidado en su presentación personal, hombre de porte y distinción. Sabía mantener conversaciones muy agradables sobre diferentes temas, así como de diversos hechos y acontecimientos que estuvieran sucediendo. Fue un caballero en su trato y de gusto en sus modales, un verdadero “cachaco”.

Lo consideré una persona directa al compartir sus pareceres sobre situaciones y personas, no entraba a polemizar ni participaba de momentos conflictivos, aunque su forma de pronunciarse suscitara por sus comentarios y posiciones reacciones contrarias. Amigo de la buena mesa y de disfrutar las cosas y los momentos de la vida. Considero que para algunos esta fue una de sus características más destacables. Gozar, disfrutar, sentir gusto en lo que realizaba.

Así se relacionaba con Dios, disfrutando sus encuentros con Él. Su manera de orar y de celebrar la eucaristía, así como el tiempo que apartaba para los ejercicios espirituales los vivía con una intensidad placentera. Gusto por la liturgia de las horas, agrado en descubrir a Dios en los detalles, como lo era un atardecer y, ante todo, el poderle ver detrás de cada rostro de las personas con quienes se relacionaba.

Los comentarios y pareceres de sus familiares, amigos, conocidos y destinatarios apostólicos tienen un denominador común en señalar en Rafael la persona cercana, amigable y servicial. Supo llegar al corazón de muchas personas por la forma afectiva de acogida y aceptación que establecía.

Rafael fue una persona de relaciones, sensible en los detalles y de hacerse presente ante sus amigos tanto en momentos de dificultad como en momentos de alegría y celebración. Servicial y discreto en poder ayudar y responder cuando se le solicitaba. Lo acompañó siempre el deseo de vivir más cercano a los pobres. Esto no fue para él algo del último tiempo de su vida, o algo fingido o artificial, como algunos lo pudieron haber pensado, por su buena vida y la búsqueda de comodidad y confort a la que en muchas ocasiones tendía. Ayudó de manera efectiva a muchas personas necesitadas que lo buscaban y a quienes no defraudó.

En los últimos años de su vida fui su superior, sin dejar de ser su hermano y amigo. Luego del diagnóstico de su enfermedad, de la cual Rafael era consciente, quiso redi-

mensionar su entrega y servicio. Sin embargo, la muerte de su madre para la Pascua del 2012 vino a significar para él una pérdida entrañable. Después de ello, lo abrasa un profundo dolor, se precipita el deterioro de su edad y se acelera en su organismo una descomposición sistemática irreversible. Sus defectos como sus cualidades Dios los sabrá acoger. Su sonrisa permanecerá en muchos de nosotros y los momentos donde transparentó el amor de Dios serán los que perduren en la memoria.

Referencia: Noticias de Provincia, N° 7, agosto 2013, pg. 8-10.

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